· · ·
Abrazo
· · ·
Un suave y exquisito aroma comenzaba a emanar de la cocina. Rei, el responsable de ello con la preparación de la cena, sonrió complacido mientras reducía la llama de la estufa y dejaba cocinando a fuego lento un último platillo.
La tranquilidad del lugar concluyó con el ruido de la puerta al abrirse, anunciando la llegada del otro habitante.
De inmediato, Rei fue al encuentro de su amado.
—Kai, ¿cómo te…?
Detuvo su pregunta en cuanto vio la molestia endureciendo ese bonito rostro que tanto fascinaba a muchos, pero que sólo él tenía derecho de tocar y besar. Y aprovechando ese derecho… Puso su diestra sobre una de las níveas mejillas, dejando suaves caricias en un intento de calmar el evidente enojo. Consiguió un pequeño cambio, pese al cual aún podía percibir aspereza en las pupilas escarlatas.
—Son muy incompetentes.
Kai soltó el comentario con brusquedad y un hartazgo que no se molestó en disimular. Estaba en su hogar y en compañía del amor de su vida, así que no tenía motivos para disimular lo inconforme que se encontraba con los trabajadores de la compañía Hiwatari, a quienes no sabía si quería despedir o enterrar en los patios de la empresa.
—Es complicado seguir tu ritmo, cariño.
Hizo una pequeña mueca de significado indescifrable, porque ni él mismo sabría decir qué quiso transmitir. ¿Desacuerdo? No podía negar firmemente a las palabras de su novio. ¿Reproche? Quizás, ya que hubo una risilla oculta tras el comentario.
Antes de añadir un nuevo insulto o crítica, envolvió el cuerpo de Rei entre sus brazos.
Su compañero de vida era siempre quien le ayudaba a evitar que la frustración o el enojo lo dominaran por completo. Era la sinceridad en su mirada, la ternura de sus toques y la calidez de su ser lo que se llevaba sus molestias y tristezas.
—Los odio.
Susurró un poco cansado, hundiendo su rostro en la curvatura del cuello, aspirando el delicioso aroma a naturaleza que su amigo y amante desprendía.
—Tú odias a todos.
Rei ni siquiera hizo el intento de ocultar la diversión con la cual dijo esas palabras.
—A ti no. A ti te amo.
Kai fue honesto, pero especialmente… cariñoso, ganándose con ello que su pareja estrechara más el abrazo, como si no quisiera soltarlo, y dado que él tampoco quería dejarlo ir, lo apretó un poco más entre sus brazos.
—Te amo, Kai —acarició la espalda de su novio, sin aflojar el agarre en ningún momento—. No quiero moverme, pero… La cena está casi lista.
—¿En cuánto tiempo?
—Diez minutos.
—Bien.
—Bien.
Sólo porque Kai no quería arruinar el esfuerzo de su amado felino, lo dejaría libre en diez minutos. Y sólo porque Rei amaba demasiado a su exigente bicolor, mintió para tenerlo entre sus brazos unos minutos más de los que en realidad tenía.
***
· · ·
***
¡Hey! Éstas son notas de autor que pueden ignorar, simplemente las pongo porque este capítulo no llegó al mínimo de palabras requeridas y pues la página no me lo quería publicar.
Pido perdón si fue muy corto, sencillamente... Así quedó y me pareció perfecto, por eso no busqué añadirle más. Espero que los próximos capítulos sean un poquito más largos.
¡Gracias a quienes leen! Les agradezco mucho que se tomen el tiempo de pasar por aquí, incluso si no dejan comentario.
Bien... ¡Nos leemos pronto!