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Just falling in love por Skarlatta

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Pareja enferma

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Poco a poco, los White Tigers asimilaban la presencia de aquel chico ajeno a su equipo y a su círculo de amistad. Lo hacían no sólo porque Rei se los pidió, sino porque sabían con certeza que Kai era importante para él. La situación era un tanto extraña, aun así, habían conseguido que fuera funcional.

Esa noche debió ser sólo otra más. Sin embargo… No lo fue.

La tranquilidad se esfumó durante la madrugada, cuando Kai despertó al sentir un trémulo abrazo de Rei.

Se giró para preguntarle si estaba bien, obteniendo un apenas audible:

—Tengo frío.

Un toque a su rostro bastó para darse cuenta de que estaba ardiendo en fiebre. Le había advertido sobre entrenar bajo la cascada de agua helada, pero no le escuchó y ahí estaba el resultado.

Por supuesto, nada le detuvo de despertar al resto del equipo felino.

En las siguientes horas hubo mucho movimiento en la cabaña en donde los seis chicos se quedaban.

Kevin y Gary fueron enviados a buscar a un doctor al pueblo; volverían en unas horas, quizás al amanecer. Lee y Mariah fueron puestos a buscar agua fresca y telas para paños, respectivamente. Todos estaban tan preocupados por la salud de Rei, que ni siquiera discutieron a Kai por dar las órdenes, simplemente obedecieron.

Mientras todos estaban haciendo lo ordenado, el bicolor se dedicó a quitarle algunas mantas y prendas a su novio, pese a las quejas de este sobre estar congelándose.

—Tienes fiebre, Rei, y hay que bajarla.

Explicó brevemente conforme terminaba de retirarle algo de ropa, cubriéndole con la manta más liviana a su disposición e ignorando pequeños gemidos de inconformidad.

—Aquí está el agua.

—Y esto servirá para usarlos como paños húmedos.

El par de chicos volvió, Lee colocando una cubeta de madera llena con agua al lado de la cama de Rei y, por otro lado, Mariah acercándole varios trozos de tela que, al parecer, había obtenido de algún mantel.

Asintió en un agradecimiento silencioso, tras lo cual comenzó a humedecer algunos paños y a colocar estos en la frente de su novio.

En las siguientes horas las cosas no variaron demasiado.

Kai no se apartaba de Rei más que para ir por un vaso de agua y darle de beber. Sabía que era importante mantenerlo hidratado, incluso si el moreno se quejaba por ser despertado cada cierto tiempo.

—Kai, nosotros podemos cuidarlo un rato, ¿por qué no descansas un poco?

Lee se ofreció amable; faltaba alrededor de una hora para el amanecer, y eso quería decir que pronto volverían los otros dos chicos con el doctor.

Sin siquiera mirar al chico negó con la cabeza en una silente respuesta, aunque… Al darse cuenta de que estaba siendo arisco —como de costumbre—, dio un ligero suspiro y dejó de mirar a Rei para mirar a Lee.

—Lo agradezco, pero no. Estoy bien, puedo continuar despierto, ustedes son quienes deberían dormir un rato. Estuvieron entrenando todo el día con Rei. Deben estar cansados.

La sorpresa se vio claramente reflejada en los rostros de los dos White Tigers. No los culpaba, incluso él mismo se sorprendió de su propio comportamiento, pero sí ellos estaban esforzándose para congeniar, no podía dejarles todo el trabajo; también debía poner de su parte, incluso si sentía un peculiar rechazo hacia Mariah, e incluso si el sentimiento era correspondido por la chica.

—Estaremos bien.

Hablando de Mariah, ella dio aquella respuesta con ligero recelo. Desconfiaba de todo lo que él hacía y, de nuevo, no podía juzgarla. Sólo unos meses atrás había traicionado a los Bladebreakers y había hecho cosas terribles, entre ellas… Robar a Galux y destruir el blade de la chica. Nunca se disculpó, y nunca lo haría. Su orgullo podía más.

Dio un pequeño asentimiento y volvió su vista a Rei, tocando su rostro una vez notó que ya no estaba sonrojado. Importándole poco la presencia del par a unos pasos atrás, se dedicó a acariciar las mejillas de su novio, siendo suave y cariñoso como nunca. Tras las caricias, retiró el paño húmedo de su frente, corroborando al tocar su piel que la fiebre había bajado. Contuvo un suspiro de alivio e informó la buena noticia a los otros chicos; ellos sí suspiraron sonoramente.

[…]

—Rei estará bien, sólo debe guardar reposo, evitar mojarse con agua fría, tomar los medicamentos que les daré, beber agua y comer saludablemente.

El doctor terminó de dar sus instrucciones, sacando de un bolso que llevaba consigo algunos pequeños frascos con pastillas, los cuales entregó a Kai junto con la receta escrita previamente.

Todos asintieron y dieron las gracias.

Un par de horas más tarde, Kai y Mariah preparaban la comida para Rei, ignorando olímpicamente al resto, aunque dándose un par de malas miradas en el proceso, acciones un tanto… preocupantes para los demás chicos.

—Con este té, ¡Rei se sentirá mucho mejor!

Dijo animada la muchacha, tomando entre sus manos un vaso con un té de dudoso aroma y apariencia igual.

—Estoy seguro de que necesita algo más que un simple té.

Kai habló con cierta dureza en su voz mientras que, a diferencia de la chica, tomaba entre sus manos un tazón con sopa caliente.

Las doradas pupilas de Mariah chocaron fuertemente contra las escarlatas de Kai.

Una increíble tensión se instaló en el lugar, y ninguno de los otros White Tigers hizo movimiento alguno, casi temiendo atraer los instintos asesinos del par que se miraban como si quisieran matarse.

—Ustedes dos, ¿pueden parar, por favor?

Rei pidió, algo cansado por la enfermedad, además de preocupado por las asperezas entre su novio y su amiga.

Todos voltearon a mirar al enfermo, sonriendo al verlo despierto y bastante mejor, aunque aún era evidente que le faltaba recuperarse más.

El primero y el único en acercarse fue Kai, quien tomó asiento en una silla al lado de la cama, todavía llevando entre sus manos el plato con la sopa. El resto de los chicos presentes no se movieron, preferían guardar algo de distancia por cierto temor al ruso. Por otra parte, Mariah no se acercó, no por temor, sino porque sabía que el lugar al lado de Rei le pertenecía a Kai, incluso si el bicolor no terminaba de agradarle.

—¿Cómo…?

—Estoy bien —interrumpió a su novio, dándole una sonrisa—. Gracias por cuidarme.

Un ligero rubor volvió a mostrarse en sus mejillas, mas éste ya nada tenía que ver con la fiebre.

A pocos metros de distancia, Kevin carraspeó con los ojos entrecerrados y una molestia leve, pero visible.

—Gracias a todos —Rei miró a los White Tigers, sonriéndoles también, sólo que era evidente cierto nerviosismo pues estaba pensando en pedirles algo—. Yo… En verdad les agradezco lo que han hecho por mí, chicos. Pero… a-ahora quiero pedirles un favor. ¿Podrían dejarme a solas con Kai por un rato?

—Ni siquiera me sorprende —Kevin habló, levantándose de su cama—. Está bien, estaremos afuera, buscando a alguien que nos prepare comida, quizás una ardilla.

Luego de aquel comentario con indirecta incluida hacia su compañera que no preparó nada para ellos, el chico de cabellos verdes salió de la cabaña, seguido de Gary, quien no mencionó una palabra. El siguiente en salir fue Lee, cuya única reacción fue suspirar resignado. La última en quedarse fue Mariah ya que estaba vacilante sobre entregarle el té a su amigo o no hacerlo; finalmente… Se decidió a hacerlo, acercándose tranquilamente y colocando el vaso sobre un pequeño mueble de madera al lado de la cama. Por mera curiosidad dio una mirada al capitán de los Bladebreakers. Las escarlatas pupilas seguían sus movimientos, pero no había desapruebo, advertencia ni combatividad mal disimulada. Era sorprendente lo tranquilo que podía portarse Hiwatari cuando estaba cerca de Rei, o cuando éste se lo pedía.

Sin más tardanza, la chica abandonó el lugar.

El par de chicos se miraron intensamente apenas se quedaron solos.

—Me tenías preocupado.

Kai admitió, frunciendo un poco el ceño y colocando el plato con sopa sobre el mueble, empujando sutilmente el té a un lado.

—Lo siento —se disculpó arrepentido—. Puedes decir "Te lo dije".

Comentó conforme se sentaba sin salir de la cama. Sabía que, de haber escuchado a su novio, no habría enfermado.

—Cuando no estés en peligro —hizo una pausa, ayudándolo a acomodarse—, tal vez lo haga.

Continuaba preocupado y se notaba en su voz. Eso enternecía a Rei, pero al mismo tiempo lo hacía sentir culpable.

—Te escucharé la próxima vez.

—No, no lo harás.

Ese comentario dicho con tanta certeza hizo al moreno abrir la boca para debatir. No obstante, terminó por no decir nada y cerrar la boca apretando los labios. Se conocía bien y sabía lo terco que podía ser. Y, al parecer, su novio le conocía lo suficiente para saber lo mismo.

Sencilla y silenciosamente, el ruso negó con la cabeza. Algunas ocasiones tenía que ser muy paciente con el chino; lo sorprendente era que eso no le molestaba. En realidad, le resultaba fácil tenerle paciencia. De un modo casi increíble se había adaptado a la personalidad de Rei y a la relación que tenía con él. Todo entre ellos era… Espontáneo.

—Come —tomó el plato de sopa del mueble y se lo entregó—. Tienes que alimentarte bien.

Con tales palabras dio por zanjada la conversación. No era el momento de discutir, y si hablaban sobre terquedad… Él no saldría muy bien librado.

—¿Tú preparaste esto?

Curioseó después de tomar el plato. No necesitó de nada para comprender que su amigo había dejado atrás la otra conversación porque era lo mejor.

A la pregunta, Kai asintió afirmativamente en respuesta, y Rei no pudo hacer más sino sorprenderse e intercambiar miradas entre la apetitosa sopa de pollo con verduras y el fascinante chico a su lado, a quien, por cierto, notó un tanto extraño, como si quisiera decir algo, pero no se atreviera a hacerlo.

No lograba comprender cómo, pero notaba cuando algo inquietaba al bicolor o cuando se guardaba cosas, y no estaba muy seguro si era porque lo conocía bien, o si era debido a la cierta conexión especial que, sentía, compartían. Tal vez algún día lo averiguaría, no en ese momento. En ese preciso instante lo único ocupando su mente era el saber qué era lo que su novio estaba reservándose. Así pues, con el debido cuidado puso el plato sobre sus piernas, liberando así sus manos para poder tomar una de las manos de Kai. Preguntó en silencio, dejando que su curiosa mirada hablara por él mientras acariciaba la mano que sostenía, mostrándole cariño al otro chico y tratando de incitarlo a hablar.

—Mi madre me enseñó a preparar esa sopa. La primera vez que me la dio fue… —se tomó unos segundos, poniendo en orden sus memorias— Cuando ocurrió aquel incidente en la abadía y perdí la memoria. Recuerdo haber despertado en casa de mis padres y pasar un tiempo con ellos. Mi madre estaba muy protectora conmigo. Me llevaba el desayuno a la cama y me mantenía cerca de ella gran parte del día.

Varios sentimientos se agolparon en el pecho de Rei tras escuchar esas palabras.

Quiso decir algo, pero las palabras no le salieron de la boca. Todo lo que logró hacer fue apretar un poco la mano de su novio. Ahora comprendía el motivo de su titubeo. Se trataba de un recuerdo demasiado privado, de algo que seguramente no le había dicho nunca a nadie. Y, sin embargo, se lo estaba confiando a él junto con el muy importante detalle de haberle preparado aquel plato de sopa.

—Kai, yo… yo… Gracias —teniendo mucho más cuidado con el plato se inclinó a darle un beso en la mejilla—. Muchas gracias.

Un agradecimiento le parecía poco para la confianza y el cariño que Kai le entregaba, no obstante, para su novio pareció más que suficiente pues le dedicó una pequeña sonrisa y un ligero asentimiento.

—La comeré antes de que se enfríe.

Expresó radiante y comenzando a comer sin más demora, aunque no soltó la mano del otro chico ni por error. Quería tenerlo cerca.

—Está deliciosa. Nunca imaginé que cocinar fuera otro de tus talentos.

—No sé si lo sea, sólo sé preparar unas cuantas cosas.

Respondió sinceramente, sin arrogancia alguna por el simple hecho de que no tuvo deseos de portarse así.

—¿Las… aprendiste solo o tu madre te enseñó?

Hizo la pregunta con tacto y voz suave, atento a si su interés en el tema era bien recibido; para su gusto sí lo fue.

—Mi madre me enseñó. Generalmente mi abuelo sólo ordena a los sirvientes y no le parece muy grato que yo entre a la cocina, aun así… Algunas veces cocino para mí.

—Rebelde en todo, ¿eh? —soltó una risa queda— Ahora que he probado lo bien que se te da cocinar… Me haría feliz si en alguna ocasión me cocinas algo más.

Algo de timidez se coló en su comentario, pero, al parecer, ni sus palabras, ni el ligero rubor asomando en sus mejillas, sorprendieron a su novio. Antes de tener respuesta tuvo un beso en la mejilla y una sonrisa.

—Cocinaré para ti mientras estés enfermo, después… Tendrás que volver a arreglártelas solo.

—Eres malvado.

Acusó, poniendo un gesto de leve ofensa mientras volvía su atención a la sopa que estaba terminándose, fingiendo molestia para con Kai, aunque en realidad se encontraba tramando pedirle que le enseñara a cocinar.

—Siempre.

Dijo orgulloso, retirándole el plato cuando le vio terminar la comida. Acto seguido, le besó en los labios, beso que el moreno rompió al hacerse hacia atrás.

—Vas a contagiarte, Kai.

La preocupación sobraba en su voz y mirada.

—Valdría por completo la pena enfermarme si es por darte un beso.

Fue todo cuanto dijo, antes de volver a besarlo. En esta ocasión fue muy bien correspondido al instante, aunque ahora su novio lucía nuevamente ruborizado.

Era capaz de pasar horas acariciando y probando los labios de Rei, pero no esta vez. Tuvo que limitarse a solamente unos cuantos besos. Si era honesto… Le requirió demasiado esfuerzo apartarse de su chico.

—Tu medicina, y tienes que descansar.

Señaló en voz baja, acariciándole una mejilla cariñosamente. Nunca creyó que tocar la piel de alguien se sentiría tan bien.

—Mph… —se quejó un poco, asintiendo finalmente— Está bien.

Sin tardanza, Kai le dio su medicina a Rei y le hizo volver a recostarse, ignorando felizmente el té sobre la mesa de madera, pensando que se quedaría ahí abandonado, o al menos eso creyó.

—Ah, el té de Mariah —su novio bufó—. ¿Podrías… podrías deshacerte de eso?

No pudo ocultar la sorpresa en sus escarlatas pupilas. En silencio interrogó al felino.

—Aprecio el esfuerzo de Mariah, pero también puedo jurarte, al igual que todos los chicos del equipo White Tiger, que ese té nunca nos ha hecho sentirnos mejor. Sabe horrible y devolver la rica sopa que comí hace un momento no está en mis planes.

A la explicación su novio dio un asentimiento y tomó el vaso de té. No le pasó inadvertida la perversa satisfacción del ruso a la hora de tirar el té en el lavaplatos, mas tampoco mencionó nada al respecto.

—Ya está. Ahora…

—Acuéstate a mi lado.

Cualquier cosa que Kai fuese a decir la interrumpió con esa petición.

—Pero… Debes descansar.

Con lo pequeña que era la cama le preocupaba incomodar a Rei. El moreno necesitaba un buen descanso.

—Siempre descanso cuando estás conmigo.

Ese comentario no lo esperaba en absoluto, pero comprendió el sentir pues le pasaba exactamente lo mismo cuando dormía al lado de su novio. Teniendo eso presente, y tomando en cuenta que pocas cosas —o ninguna— podía negarle al chino, dejó las oposiciones y sin más reparos se metió a su lado en la cama.

De inmediato acercó el tibio cuerpo de Rei, sobando su espalda luego de verlo toser un poco.

—Lo siento.

—No te preocupes. Trata de descansar.

Habló suavemente, arropando a su novio y depositando un beso en sus negros cabellos conforme el felino muchacho se acurrucaba entre sus brazos.

A pesar de no haber dormido por la noche, Kai se mantuvo despierto.

Y ahí, observando al muchacho dormir mientras le dedicaba suaves caricias en sus oscuros cabellos, se dio cuenta de que no le importaría en lo absoluto velar el sueño de Rei durante unos días más, o durante el resto de sus vidas.

Notas finales:

Debo confesar que me gusta mucho la idea de ver a Kai tratando con los White Tigers e intentando llevarse bien con ellos sólo por Rei.

 

Detalles random sobre este one-shot (que pueden saltarse si lo desean):

 

·Este capítulo ha sido el más largo que he escrito del FluffTober, sin contar "Cartas o notas de amor" que se convertirá en un Long-Fic.

 

·La situación y el escenario ya los tenía pensados con antelación, sencillamente la lista del FluffTober me obligó y permitió escribirla por fin.


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