Tras la batalla inventada por Toei Animation en Asgard, Atena fue absorbida por una enorme ola que la llevó a las profundidades del mar.
El mundo entero estaba sumergido en lluvia y desastres naturales relacionados con la fuerza del mar.
En la mansión Kido, un asustadísimo Tatsumi lloraba frente a la ventana ahogando las ganas de orinar de miedo por los estruendosos truenos que resonaban en el exterior.
-¿Por qué Seiya y los demás no han regresado?, se supone que sólo irían a retozar a Asgard, y volverían.
-Tranquilo Tatsumi –decía Jabu sentado en las piernas del oso, que ahora era osa tras la Guerra de las Galaxias.
-No, esto no es normal; esta lluvia no es como las demás, algo muy malo debe estar ocurriendo –aseguró Tatsumi.
-¡Cómo crees! –dijo Jabu antes de besar apasionadamente al oso que lo acariciaba.
-¡Escuchen todos! –interrumpió Nachi-, en las noticias dicen que hay inundaciones en todo el mundo, es como si la profecía de "Noé y su nave mágica que escapa de Sodoma" se hiciera realidad.
-¿Te refieres a la historia del "Arca de Noé"? –preguntó Tatsumi.
-¿La qué? –dijo Nachi.
-Sí, eso debe ser –murmuró Tatsumi, sospechando que Poseidón había despertado...
Así se percataron todos de que daba inicio...
Capítulo I: "La Nueva Guerra Santa: Poseidón contra Atena".
Aunque en realidad Atena tuvo la culpa, jajajajaja, tal vez debería decir: "los bronceados en el mar".
En a fría tierra de Asgard, la recién exorcizada Hilda de Polaris, y su hermana Flare recibían a Seiya y Shun, quienes tras una noche entera de vagar por Asgard, seguían sin dar con la forma de llegar hasta donde se encontraba Atena.
-¿Todavía nada? –preguntó Flare al verlos acercarse.
-No, seguimos sin dar con la forma de seguirla –declaró Seiya, recordando el momento en que Sorrento les anunciaba que Poseidón había despertado.
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Un solemne Sorrento de Siren se presentaba ante los caballeros bronceados diciendo:
-¡Alegraos!, nuestro señor Poseidón ha despertado de su letargo, y ahora quiere adueñarse de la tierra y sus placeres. Ríndanse ante su poder, y disfruten de la nueva vida en un mundo de placer –decía Sorrento ante la mirada alegre de los caballeros.
-¡Eso jamás! –gritó Atena-, jamás permitiré que ustedes sepan de aquellos placeres que sólo los dioses debemos disfrutar.
-¿Cómo dice? –cuestionó Sorrento, que no podía creer que Atena se negara a la oferta.
-Digo que te mataré, y mataré a todos los que quieren un mundo así –dijo Atena arrojándose a la yugular de Sorrento provocando que Poseidón lo defendiera tragándose a Atena con una ola.
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-Me pregunto, ¿en dónde podrá estar ahora? –murmuró Seiya.
-Tenemos que encontrarla, para que no evite que el mundo se convierta en un mundo de placer –dijo Shun.
-¡Eso!, y también nos tiene que pagar lo de las últimas batallas, Shiryu va a llevarme al planeta de los dulces y voy a necesitar dinero –agregó Seiya.
Los valientes caballeros buscaban desesperadamente cómo entrar al reino de Poseidón.
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En el templo de Poseidón, Atena dormía plácidamente cuando la interrupción de sus ronquidos puso sobre aviso a Poseidón sobre su despertar.
-Veo que has despertado –dijo Poseidón.
Saori se limpió la baba y observóa a Poseidón diciendo:
-¿Julián?
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En la celebración del cumpleaños 16 de Julián Solo, Saori se divertía bebiendo directamente de una botella, mientras Tatsumi sostenía sus bocadillos.
-Está muy buena la comida, ¿no es cierto? –preguntó Tatsumi.
-¡Ni qué lo digas! –dijo Saori limpiando su boca con el brazo-, y que todo sea gratis es genial.
-Me alegra que estén contentos –apareció frente a ellos Julián Solo.
-Sí –respondió Saori-, ¡qué descortés Tatsumi!, te dije que tomaras una copa –dijo Saori entregando la botella a Tatsumi, su inocencia le hacía creer que Julián no se había percatado de la realidad.
-Me gustaría charlar contigo Saori –dijo Julián-; es mi voluntad llevarte al balcón...
-¿Sabías que el 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua? –preguntó Julián.
-¿En serio?, no creí que hubiera tanta agua –dijo Saori-, espera, ¿cuántos litros son el 70% de los litros de la tierra?
Julián abrió los ojos sorprendido.
-Saori, mi familia domina el mar y mi padre siempre dijo que aquel que domine el océano, dominará el mundo, y no sé si es por el vodka, pero me siento muy atraído por ti, y quiero desposarte, ¿qué dices?
Saori escupió el resto del trago que sorbía y rió.
-Yo creo que no, todavía estoy muy joven y quiero probar muchas cosas antes de "sentar cabeza"; creo que deberías hacer lo mismo –dijo dando media vuelta y alejándose de Julián.
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-Mejor duérmete, todavía estás hinchada de sueño –dijo Julián abandonando la habitación donde Saori descansaba.
-¡Espera! –gritó Saori persiguiendo a Poseidón-, ¿tú eres Poseidón?, ¿por qué no me dijiste nada?
-Yo mismo desconocía mi identidad cuando te pedí que fueras mi esposa –esquivó la mirada-, me rompiste el corazón pero pensé lo que dijiste y empecé a probar muchas cosas –dijo encendiendo un carrujo-, y ahora quiero hacer que todo el mundo sienta ese placer –dijo Julián con orgullo.
-¡Jamás!, no voy a permitírtelo; si dejamos que los humanos de medio pelo experimenten eso jamás nos volverán a obedecer, a ellos hay que educarlos con la doctrina del dolor.
-¿De qué hablas?
-Tendré que impedirte que hagas eso.
-Pero Atena, tú podrías gobernar a mi lado.
-No quiero compartir el poder.
-En ese caso, tendré que encerrarte en el soporte principal, a fin de que no evites que mis planes se hagan realidad.
Y así, Poseidón encerró a Atena en el soporte principal con la esperanza de que Atena reflexionara y formara parte de su proyecto.
-¡Te vas a arrepentir Julián! –dijo Atena-; le haré saber a Seiya y los demás que tengo sus cheques y vendrán aquí para terminar con tu proyecto.
-Tal vez sean ellos los que se rindan a mi proyecto, y te abandonen –declaró Julián Solo.
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De vuelta en Asgard, Hilda y Flare se acercaron a Shun y Seiya llevando consigo un viejo pergamino.
-Encontramos la entrada –declaró Hilda-; "hay un lugar oculto en el que se encuentra un oscuro estanque que tiene un pasadizo hasta el mundo del gran rey".
-¡Ese debe ser! –dijo Shun lleno de alegría.
Flare e Hilda guiaron a los caballeros hasta el estanque.
-Es ahí –dijo Flare señalando el estanque.
Seiya y Shun se acercaron al estanque sintiendo una mezcla de nerviosismo y ansiedad.
-Qué raro... -decía Shun-, ¿cómo puede ser que el reino de un señor que busca el placer tenga una entrada tan fea?
-Ve tú primero, y yo te alcanzo –dijo el valiente Seiya.
-No, ve tú.
Seiya y Shun se enfrascaron en una pelea sin sentido empujándose el uno al otro hasta que Seiya tropezó con un trozo de hielo y se abrazó a Shun cayendo así juntos al otro mundo.
Shun despertó sintiéndose frío y húmedo, a él le gustaba más sentirse caliente; así que se asustó mucho y despertó a Seiya gritándole al oído...
-¿Qué te pasa? –cuestionó Seiya.
-¿Escuchas eso? –dijo Shun, que alcanzaba a escuchar una canción.
-¿Saori? –cuestionó Seiya.
-¡Claro que no!, ella jamás podría cantar así.
Shun y Seiya siguieron el canto hasta que encontraron a Tetis.
-Sí que es un reino de placer –dijo Seiya sintiendo que se calentaba.
Shun se sintió celoso e intentó atacar a Tetis, quien se defendió con su "trampa de coral".
-¡No escaparás tan fácilmente! –dijo Seiya liberando su cosmoenergía destruyendo todo el coral.
-¡Pero qué impertinentes son! –dijo con molestia el valiente y poderoso Dragón Marino.
-Señor Dragón Marino –indicó Tetis arrodillándose ante el valiente guerrero.
-¿Quién eres tú para interrumpir? –cuestionó Seiya.
-Pero, ¿quién te has creído para hablarme así?, ahora verás -Dragón Marino liberó su poder y les puso a Shun y Seiya la mejor madrina de sus vidas-. Como sea, me voy; los dejaré con mis lacayos, ellos podrán encargarse de ustedes –declaró el Dragón confiando en sus ineptos lacayos, que fueron derrotados por Seiya-; veo que insisten en querer verme –dijo Dragón Marino regresando al ver que los mediocres lacayos no pudieron hacer nada, Shun se relamía los labios.
Un lacayo más se acercó para informarle al Dragón Marino que Poseidón había encerrado a Atena en el sustento principal.
-Jajajajaja, me informan que Atena está encerrada en el soporte principal, y no habrá forma de que la puedan sacar, a no ser que lo destruyan, mejor traigan a los dorados –explicó el Dragón Marino.
-¿Cómo? –preguntó alarmado Shun.
-Ella tiene nuestro dinero –añadió Seiya con molestia-, no permitiré que se salga con la suya, nos tiene que pagar.
-No creo que los dorados quieran venir –dijo Shun entristecido.
-¿Cómo dices? –cuestionó sorprendido el Dragón Marino, que esperaba mayores motivaciones en el pegaso.
-¡Obtendré mi dinero!, así tenga que sacarla del infierno.
-Jajajajaja, ya veo; en ese caso, encárgate de explicarles Tetis –dijo Dragón Marino regresando a su pilar.
-¿Quieren su dinero? –cuestionó Tetis-; les explico: en este reino hay siete pilares, uno por cada porción de océano que sostienen el Pacífico Norte y Sur, el Atlántico Norte y Sur, el Océano Índico, el Ártico y el Antártico, a no ser que logren destruirlos, jamás lograrán destrozar el sustento principal.
-¡Así que tenemos que destruirlo para poder sacar nuestro dinero! –declaró Seiya, como quien encuentra la cura del ébola.
-¿Y el placer? –preguntó Shun.
-Tranquilo Shun, estoy convencido de que podremos hacer algo al respecto –dijo Seiya consolando a su compañero.
-Desearía que al menos Shiryu y Hyoga estuvieran aquí –dijo recordando a sus compañeros.
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Mientras tanto, en los cinco picos, Shiryu seguía buscando la manera de llegar al reino de Poseidón.
-Por favor maestro, ya no me diga metáforas que debo interpretar, tengo prisa, y no soy bueno para esas cosas; sólo dígame cómo llego ahí.
-Ya te dije que no sé, y no es ninguna metáfora; simplemente en mis tiempos no nos metíamos con Poseidón, sus guerreros son muy malos –decía Dohko abrazándose a sí mismo.
-¡Ya sé cómo llegar! –interrumpió Kikki-; le he preguntado a mi maestro Mu, y me dijo que en Asgard.
-¡De ahí vengo! –se quejó Shiryu.
-Pues te vas a tener que regresar –dijo Dohko.
-¡Placer, ahí voy! –dijo Shiryu corriendo con Kikki a su lado, e ignorando a Shunrei, quien corrió hacia Dohko llorando.
-Tengo miedo de que Shiryu muera, él no es una máquina bélica.
-Te entiendo Shunrei, pero para eso le pagan; ¿quién va a poner el pan en esta mesa?, ahora cállate y espera lo mejor –la tranquilizó con dulzura Dohko.