Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Estamos empezando por tashigi94

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, pues hasta aquí esta mega-actualización. A saber cuándo será la próxima... xD 

Ahora en serio, queda poquito para terminar esta historia (2 capítulos, 3 como mucho). Si por casualidad vuelve a haber problemas con esta web, podéis seguir leyendo en Ao3 (allí me llamo Tashigi).

 

Quiero decirte en silencio que sobran palabras,


que faltan momentos, que no siento nada,


que vengo a buscarte y que nunca te encuentro


busco una paz negociada con mis sentimientos...


Extremoduro


 


 


Los días pasaban y Kid cada vez estaba más confundido. Law podía tanto dejarle los mensajesen “visto” durante días como pasarse la tarde hablando con él; le ponía excusas para quedar a solas (a no ser que fuese para irse a la cama) pero nunca tenía problemas con quedar en grupo; jamás tenía un gesto o una palabra cariñosa con él, mucho menos en público, pero lo abrazaba con total naturalidad cada vez que el pelirrojo se quedaba a dormir con él. En resumen, cuando Kid creía que Trafalgar pasaba totalmente de él, Law lo sorprendía con algún detalle que demostraba su interés por él, y cuando Kid pensaba que todo entre ellos iba genial, el moreno lo castigaba con la más absoluta indiferencia.


Sí, el pelirrojo estaba cada día más confundido... Y más enamorado.


Tengo que decírselo” pensaba en la habitación a oscuras, sintiendo la respiración de Law hacerle cosquillas en el cuello.


 


*


 


Los primeros rayos de sol iluminaron la habitación. Eustass seguía dormido. Su cuerpo desnudo estaba presionado contra el de Law, las piernas de ambos enredadas bajo la fina sábana que los cubría hasta la cintura. Law llevaba un rato despierto, pero no se movió de la cama. Su mente estaba llena de preguntas.


¿Por qué se siente tan bien dormir con él?”


Vale, era como un peluche gigante, enorme, cómodo y cálido, pero esa no era la única razón. Era como si, tan solo con su presencia, convirtiese cualquier espacio en un lugar más seguro. Law siempre dormía mejor cuando estaba con él, tenía menos pesadillas y le resultaba mucho más fácil conciliar el sueño.


¿Por qué tengo que sentirme así? ¿Por qué no puedo controlar ni mi propio corazón? ¿Y por qué estoy pensando que el corazón tiene algo que ver en esto, si solo es un órgano que bombea sangre?”


Miró a Kid. Tenía el cabello revuelto, apuntando en todas las direcciones posibles. Sus labios entreabiertos se veían finos y pálidos sin rastro de carmín; lo dejó todo repartido por el cuerpo de Law la noche anterior.


¿Y si sale mal?”


Trafalgar suspiró. Con un dedo, trazó un camino desde la frente de Kid hasta su nariz. Tanteó con cuidado un pequeño bulto en el puente de la nariz, recuerdo de una de las tantas veces que se la había roto.


Law sabía que, objetivamente, no era un hombre guapo. Al menos, no de una belleza convencional. Sin embargo, le parecía cada día más irresistible. Todos los rasgos que en otra persona se verían mal encajaban a la perfección en su cara. Law no podía imaginárselo de otra manera. Suspiró de nuevo.


¿Y si sale bien?”


Los párpados de Kid temblaron y su dueño los abrió con pereza. Trafalgar se levantó de la cama de un brinco.


— ¿Qué hora es? - preguntó el pelirrojo con un bostezo.


— Hora de irme – contestó Law mientras se vestía.


— ¿Adónde vas? - dijo Kid, frotándose un ojo mientras se incorporaba.


— Tengo cosas que hacer – respondió el moreno secamente.


Ni siquiera me mira” pensó Kid, sentándose en el borde de la cama, masajeándose el cuello mientras veía a Law rebuscar en el armario sin prestarle ni la más mínima atención.


— ¿No vas a desayunar? - preguntó Eustass.


— ¿Qué parte de “tengo cosas que hacer” no has entendido? - replicó Trafalgar, abrochándose los pantalones — Si tienes hambre, sírvete, ya sabes dónde está todo – añadió.


— Gracias, simpático – bufó con ironía — Pero, en serio, ¿adónde vas tan temprano? Si quieres, te puedo acompañar, que hoy tengo turno de tarde en el taller – ofreció el pelirrojo.


— ¿Para qué? Ni que fueses mi novio – replicó el moreno, sin mirarle.


Kid contuvo una mueca. Contestaciones de ese tipo eran más que habituales, aunque no por eso dolían menos.


— Joder, hoy te has levantado más borde que nunca – masculló Eustass.


— Gracias. Siempre intento superarme a mí mismo – contestó Law con sarcasmo mientras buscaba una camiseta en el armario.


— Es una lástima que tengas tanta prisa, porque seguro que te podría quitar toda esa mala ostia con un buen polvo mañanero – sugirió el pelirrojo.


Law se quedó quieto, con la camiseta entre las manos, y giró la cabeza para mirarle.


Es la primera vez que me mira en todo este rato...”


Kid forzó una sonrisa.


— ¿Uno rapidito? - preguntó Eustass guiñándole un ojo, sabiendo que Law no podría resistirse.


— Pero rápido, ¿vale? - contestó el moreno, quitándose a toda prisa las prendas que se acababa de poner.


En cuanto tuvo a Law entre sus brazos, sus labios contra los suyos, Kid decidió tragarse sus sentimientos un día más. Se sentía como un jodido cobarde, pero no quería perder los buenos momentos con Law.


No quería perder sus besos, aunque se los diera con cuentagotas.


 


*


 


El cielo se había tornado gris y caía una lluvia fina, de esas que apenas tocan el suelo, acompañada de un viento que mecía suavemente las hojas de los cipreses. El cementerio estaba completamente solitario. Law era la única persona allí. Al menos, la única persona viva.


Se subió la capucha de la sudadera y se metió las manos en los bolsillos mientras se acercaba a la lápida de Corazón. Se quedó unos segundos de pie, en silencio, como si estuviera en un videoclip de My Chemical Romance.


Había conducido toda la mañana hasta llegar al pueblo donde nació y pasó su infancia y adolescencia. Viajar allí siempre le traía malos recuerdos. El cementerio estaba en las afueras, por lo que no tenía que adentrarse en el pueblo y ver lugares como su antigua casa o su instituto pero, aún así, solo con estar allí ya se tensaban todos sus músculos. A pesar de la ansiedad que le provocaba, se obligaba a viajar al menos una vez al año para visitar a sus padres y a Corazón.


— No sé qué hacer, Cora-san – murmuró, sincerándose con aquel pedazo de piedra como cuando era niño — No sé cómo lo ha hecho, pero ha vuelto a mi vida y lo ha puesto todo patas arriba...


Se agachó para tocar el suelo. No estaba demasiado húmedo, así que se sentó frente a la tumba, con las piernas cruzadas.


— He empezado a... A sentir... Cosas – tragó saliva — Creo que él también, pero... ¿Cómo va a funcionar? A mí estas cosas nunca me salen bien... - suspiró, frotándose la nuca — Si fuese cualquier otro tío, quizá lo intentaría, pero con Kid... No quiero perderle – apretó los puños — Somos muy diferentes y nuestra forma de ser hace que choquemos demasiado... Discutimos mucho y a ninguno se nos da bien todo ese rollo de los sentimientos, así que... Cualquier día todo podría acabarse y perderle para siempre. Y no quiero... No quiero perder lo poco que tenemos...


Se frotó los ojos y echó un vistazo a su alrededor. El cementerio seguía solitario, gris y sombrío. Lejos de molestarle lo lúgubre del ambiente, le hacía sentirse en paz.


— Además... - añadió, volviendo a mirar hacia la lápida de Corazón — Si ni siquiera funciona con él, entonces no será con nadie. Eso significaría que estoy demasiado... Roto – tragó saliva — No sé si podré afrontar eso. Prefiero rechazar cualquier relación romántica antes que admitir que estoy demasiado roto para querer o que me quieran. Si no tienes corazón, no pueden rompértelo, ¿verdad?


Se mordió la lengua al oír sus propios pensamientos en voz alta; le sonaban demasiado débiles y patéticos. Miró una vez más a su alrededor para asegurarse de que nadie le oyó. Suspiró.


— Odio sentirme tan vulnerable – murmuró, apretando los puños sobre su regazo — No sé qué hacer. No sé si cortar esto antes de que llegue a más o... No sé. ¿Qué hago, Cora-san? - preguntó, mirando hacia la lápida.


Obviamente no esperaba una respuesta, pero desde que era un crío siempre le tranquilizó contar sus problemas a Corazón. Ahora tenía a sus amigos y a su psicóloga para hablar, pero de vez en cuando seguía necesitando divagar y desahogarse frente a la tumba de su antiguo protector.


— ¿Qué hago? - repitió para sí en voz baja, sabiendo que no iba a recibir una respuesta.


De repente, el cielo se despejó, revelando un pedacito de cielo azul con un tenue rayo de sol cuya luz impactó justo en los ojos de Law. El moreno parpadeó hasta que la molestia en sus ojos disminuyó y miró hacia arriba. Algo blanco y diminuto se movía en el cielo.


¡¿Un OVNI?!” pensó, emocionado. Estaba a punto de sacar su móvil para grabar pero se dio cuenta de que era demasiado pequeño para ser una nave extraterrestre. Ni siquiera podría ser un avión. Por la forma en que volaba, tampoco parecía un pájaro.


Entrecerró los ojos y se dio cuenta de que era un avión de papel.


Lo observó planear, ensimismado. Descendía cada vez más, trazando pequeños círculos en el aire, y se dirigía directamente hacia él.


Se puso de pie y extendió las manos ante él. El pequeño avión aterrizó justo sobre ellas. Law miró en todas direcciones pero no había edificios alrededor, tampoco personas y, de todas formas, habría sido imposible que lo lanzasen desde tal altura.


Al observar mejor el avión, se dio cuenta de que entre sus pliegues había unas delgadas líneas negras. Letras.


Su corazón dio un vuelco. Por un segundo pensó que se trataba de un mensaje desde el cielo, pero la parte racional de su mente enseguida recuperó el control y le dijo que eso era imposible, algo completamente absurdo y alejado de toda lógica científica.


Aún así, sus manos temblaron ligeramente mientras desplegaba el avión hasta tener una hoja lisa con un mensaje escrito en el centro.


 


SI OS GUSTÁIS


PUES LIAROS


 


A Law se le desencajó la cara.


— ¿Qué mierdas es esto? - masculló, mirando hacia las nubes.


 


*


 


La noche llegó a la casa de Eustass y sus amigos. Wire había salido a trabajar, por lo que Killer y Kid estaban solos. El rubio estaba sentado en uno de los sofás, ocupado con la ardua tarea de desenredarse el pelo, mientras que el pelirrojo se encontraba tumbado en el otro y hablando con su madre por teléfono.


Tras las preguntas de rigor acerca de sus hábitos alimenticios y de la frecuencia con la que cambiaba las sábanas, Makino le contó las novedades de su nuevo negocio. Había adquirido un pequeño bar unos meses atrás y estaba teniendo mucho éxito en el pueblo gracias a su buena mano con la cocina y su trato amable y cercano. Estaba muy atareada pero también muy feliz y a su hijo le encantaba oírla tan alegre y llena de vitalidad.


Cariño, ¿puedo hacerte una pregunta? - preguntó Makino a través del teléfono, cambiando de tema.


— Claro, dime – respondió Kid.


¿Estás saliendo con alguien?


Kid se sobresaltó de tal manera que casi se cayó del sofá.


— ¡¿Qué dices, mamá?! - replicó. Tapó el teléfono con una mano — ¡¿Qué le has contado, cabrón?! - dijo dirigiéndose a Killer, que se encogió de hombros como diciendo “yo no he tenido nada que ver”.


Killer no me ha dicho nada de eso – le defendió Makino — Una madre se da cuenta de esas cosas... Llevo un tiempo notándote un poco raro, por eso me preguntaba si tendrías novia – explicó — O novio – se apresuró a añadir.


— No tengo pareja, mamá – contestó el pelirrojo, esperando terminar ahí la conversación. No quería causarle preocupaciones ahora que era tan feliz ni añadirle más estrés del que le causaba el trabajo, además de lo embarazoso que sería para él hablar con su madre de sus problemas amorosos.


Pero te gusta alguien, ¿Verdad? - insistió Makino.


— Quizá... - murmuró Kid — Pero da igual, porque él no... Ejem, digo, esa persona... No quiere nada serio.


No pudo evitar que doliese un poco admitirlo en voz alta.


Ambos se mantuvieron unos segundos en silencio hasta que Makino habló.


¿Sabes? Yo a tu padre lo quise mucho... - Kid frunció el ceño solo con oírla mencionar a esa basura — Él a mí... No tanto. O tal vez sí, pero a su manera, de un modo que solo me hacía daño. Aún así, me aterraba perder el poquito cariño que me daba. Si lo hubiera dejado antes, seguramente nos habríamos ahorrado mucho sufrimiento... - su voz se fue apagando a medida que recordaba a ese hombre que le dejó cicatrices físicas y emocionales para siempre.


— No pienses en eso ahora, mamá – dijo Kid, apretando los puños. Esa relación abusiva era parte del pasado y totalmente opuesta a la que tenía con su actual marido, Shanks.


Lo que quiero decirte es que... Bueno, sé que no es la misma situación pero... - dejó escapar un suspiro — No aceptes menos de lo que te mereces. No te aferres a alguien que te da menos de lo que tú quieres.


Kid se quedó callado unos segundos, sintiendo esas palabras caerle como una losa.


— En realidad no tengo muy claro qué cojones quiere él... - se aclaró la garganta — Ejem, esa persona.


— ¿Qué? ¿No se lo has preguntado? - contestó Makino, sorprendida.


— No... Bueno... - resopló — Yo qué sé, mamá, no me comas más la cabeza – gruñó, pasándose una mano por el pelo.


Bueno, bueno... Espero que sepas lo que haces, ¿eh? - le advirtió — Anda, pásame a Killer, que me prometió darme la receta de sus tallarines...


Kid se despidió de su madre y le pasó el teléfono a su amigo, no sin antes amenazarlo en voz baja con raparlo al cero mientras dormía si se le ocurría chivarle algún detalle sobre su vida privada. El rubio le respondió con un corte de mangas mientras se acomodaba el teléfono entre el hombro y la oreja para seguir peinándose mientras hablaban.


Kid se recostó otra vez en el sofá con las manos tras la nuca, escuchándoles cotorrear como marujas mientras pensaba en la conversación que acababa de tener con su madre.


Definitivamente, ella tenía razón. ¿A qué esperaba para decirle a Law lo que sentía? Por favor, solo le faltaba ponerse a deshojar margaritas mientras lloriqueaba “¿Me quiere? ¿No me quiere?”. Contuvo una carcajada al pensar en lo rídiculo de la situación.


Se acabaron las tonterías” pensó, decidido.


La próxima vez que lo viera, pasara lo que pasase, se iba a declarar.


Y, si Law no le correspondía, entonces sería el momento de decirle adiós.


 

Notas finales:

Si has llegado hasta aquí, ¡gracias! <3

Y ánimo, Kiddo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).