Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me Gustas por Iztaxochitl

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

A disfrutar una nueva entrega!

 

Amor para todos!!

Una suave sensación en su brazo lo hizo empezar a despertar. Por unos momentos se sintió desorientado, sin saber cómo ni cuándo ni dónde. Entonces abrió los ojos y vio la mirada del ojiazul sobre él.


 


–¿Kaiba?– dijo con voz débil, recibiendo una sutil sonrisa en respuesta.


 


–Despierta cachorro. Si sigues dormido, no podrás descansar en la noche– la voz del CEO era suave. Joey se sentó en el sillón, tallándose los ojos y enfocando a su alrededor; podía distinguir a través de las ventanas que era el atardecer.


 


–¿Cuánto dormí?– volteó a ver a Seto.


 


–Un par de horas, mas o menos. ¿Tienes hambre?– Seto se comportaba muy atento con él. Y Joey fue consciente de que, a pesar de estar junto a él, respetaba su espacio.


 


–Sí, bastante. No desayuné nada hoy– el rubio pensó en voz alta, y el castaño frunció el ceño.


 


–¿Acaso no sabes cuidarte por ti mismo?– no era la intención de Kaiba atacar al rubio; más bien era una manera de expresar su preocupación. Pero el rubio era demasiado acelerado y pocas veces pensaba antes de actuar; era puro impulso.


 


–Por supuesto que sé cuidarme, pero en mi casa no había nada de comer. Llegué anoche después del trabajo y mi padre no estaba. Obviamente no había nada en casa, y en la mañana no tuve tiempo de ir a comprar nada– Joey parecía molesto, y Kaiba enarcó una ceja.


 


–¿Quieres decir que no comes nada desde ayer?– Seto parecía molesto, aunque en realidad estaba preocupado.


 


–Tea me compartió de su desayuno, y Yugi también– el rubio se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño.


 


–Con razón tu padre te tumbó con un golpe– dijo Seto, pensando en voz alta.


 


–¿Cómo?


 


–Wheeler, hemos peleado varias veces. Te he golpeado muchas veces, y nunca te tiré al suelo como él lo hizo. No creo ser más debil que tu padre– había desprecio en la voz del ojiazul, y Joey lo notó.


 


–Bueno, no me esperaba ese golpe– Joey relajó sus facciones. Seto negó con la cabeza.


 


–Es un factor, pero ni aún así. Te lo dije hace unos días, tienes anemia y debes cuidarte– Joey sintió como su enojo mermaba. Estaba entendiendo que Kaiba le decía eso porque estaba preocupado.


 


–Entiendo eso, pero es complicado. Mi casa no funciona si yo no trabajo, y pasé aquí varios días, por lo que no había nada de comer. Nada, literal– ambos tenían la mirada en la del otro, expectantes.


 


–¿Hasta cuándo vas a soportar esa situación?– aunque no era la intención del CEO, Joey se sintió presionado.


 


–Hasta que cumpla 18 años. No quiero que mis amigos sepan nada aún– a Seto le parecía una postura necia de parte de Joey, aunque también lo entendía.


 


–Para eso faltan un par de meses. Atemu y Yugi presenciaron el altercado de hoy. Si las cosas siguen como van, no pasará mucho para que tus otros amigos se den cuenta también. ¿Vas a seguir negándoles todo?– Joey bajó la mirada, frustrado.


 


–Hablaré con Yugi, él sabrá entender.


 


–Si él sabrá entender, ¿por qué no le dijiste antes? ¿Piensas seguir soportando esto hasta tu mayoría de edad?– Seto no daba tregua, y es que quería que Joey entendiera el peligro en el que estaba; que dejara de minimizar su situación e hiciera algo al respecto.


 


El rubio se puso ambas manos en la cabeza, como si le doliera.


 


–No quiero decir nada, no quiero hacer nada, porque servicios sociales me llevaría a quién sabe donde. Aquí está mi vida, aquí están mis amigos, y no me quiero alejar, aún si eso conlleva aguantar al borracho de mi padre– Joey levantó la mirada y Seto vio rencor en ella. Lágrimas se asomaban por sus ojos, pero no llegaron a caer porque el orgullo de Joey lo impidió.


 


Seto Kaiba suspiró. No era su intención romper a Joey, ni siquiera presionarlo. Solo estaba preocupado, y quería que el rubio entendiera su punto de vista.


 


–No te puedes quedar con los brazos cruzados. Si tu papá es capaz de atacarte afuera de la escuela, en tu casa podría ser mucho peor– la voz del CEO se había suavizado.


 


Joey se limpió la nariz con la manga del uniforme, al igual que las lágrimas que seguía aguantando por no derramar.


 


–No sería la primera vez que lo hace. ¿Qué sugieres? El genio aquí eres tú– Joey clavó su mirada en la ojiazul, que brillaba con intensidad. Kaiba guardó silencio por unos segundos, examinando a Joey.


 


Entonces se armó de valor.


 


–Vive conmigo– Joey abrió sus ojos al máximo, absolutamente sorprendido de lo que el castaño le estaba diciendo.


 


–¿Qué?– preguntó Joey, queriendo asegurarse de que había escuchado bien.


 


–Vive conmigo. Yo puedo encargarme de la parte legal sin problemas; te ayudaré a emanciparte– Joey parpadeó un par de veces.


 


–No– Joey negó con la cabeza mientras se cruzaba de brazos, y Seto enarcó una ceja.


 


–¿Por qué no?– cuestionó Kaiba, queriendo entender si había alguna razón para la negativa del rubio o era puro berrinche. El rubio le sostuvo la mirada con fiereza, y suspiró antes de empezar a hablar.


 


–Kaiba, tú has sido muy bueno conmigo. Me ayudaste la otra vez que estaba enfermo, y me cuidaste. No quiero aprovecharme de ti y de lo que sientes por mí– Joey era directo, justo como a Kaiba le gustaba.


 


–Joey, esto no se trata de mí, o de lo que yo siento por ti, o de lo que pueda haber entre nosotros. Esto se trata de ti y de tu propia seguridad– la voz del CEO salió con tal firmeza, que hizo a Joey sentirse pequeño. Eso aunado al hecho de que el castaño lo había llamado por su nombre, hizo que se sonrojara completamente, y tuvo que hacer un gran esfuerzo por no bajar su mirada.


 


–Yo...– Joey no sabía ni qué decir.


 


–Entiende de una vez cachorro, me importas. Me importa tu bienestar. Me importa tu seguridad. Me importa que vivas bien, que comas saludable, que te sientas bien. No me importa si me correspondes o no; no quiero comprarte ni obligarte de ninguna manera a nada. Yo te amo, y lo único que quiero es que estés bien– la intensidad de la mirada del ojiazul se hizo más fuerte.


 


La confesión de amor del castaño hizo que el pecho de Joey estallara con diversas sensaciones que no pudo definir. Lo único fue que se sonrojó aún más, si es que eso era posible.


 


–Te lo dije, no espero nada de ti. Déjame ayudarte a salir de esta situación con tu padre. Si no quieres actuar en su contra, aunque no lo entienda, lo respeto. Pero lo importante es que salgas de ahí– Joey suspiró. Entendía a qué se refería Kaiba, aunque le costara aceptar su ayuda.


 


–¿Qué pasaría si acepto?– la voz del rubio era casi temblorosa, y eso le dio seguridad al CEO; lo estaba considerando.


 


–Vendrías a vivir conmigo. Hablaría con mis abogados para que lleven tu caso de emancipación por abuso parental. Podemos alegar que eres perfectamente capaz de mantenerte a ti mismo, y que falta poco tiempo para tu mayoría de edad. Mientras tanto, yo puedo ser tu tutor legal– la voz de Kaiba se había suavizado bastante, pero se sentía igual de intensa.


 


–¿Puedes ser tutor legal con tu edad?– preguntó el rubio.


 


–No lo sé, pero de eso se encargan los abogados. Lo más seguro es que en el transcurso del juicio de emancipación cumplas los 18 años, y todo quede anulado– Joey se tomó unos momentos para pensar, y Seto lo respetó en silencio.


 


–Si es así, ¿por qué no simplemente me salgo de la casa y ya? Así no tienes que impicar abogados, gastar en eso y yo no me siento un aprovechado– preguntó Joey. Seto sonrió, y levantó su mano hasta la mejilla del rubio, la que acarició con la parte posterior de sus dedos.


 


–Porque tu padre puede acusarme de secuestro. Por más que tú vengas por tu propia voluntad, él podría tener vías legales para obligarte a volver, y eso no lo voy a permitir– las últimas palabras fueron pronunciadas con mucha seguridad; era mejor no meterse con Seto Kaiba.


 


–Ah, demonios– el rubio puso sus manos en su cabeza de nuevo, y cerró los ojos a la vez que se estiraba hacia atrás. Kaiba recogió su mano y lo observó en silencio; sabía que Joey estaba en una lucha interna, y era algo que debía resolver solo.


 


Joey se enderezó y clavó su mirada en la del castaño.


 


–Muchas gracias Seto– se aventuró a llamar al CEO por su nombre, recibiendo una sonrisa a cambio. –Está bien, hagámoslo– los ojos de Joey brillaron como nunca antes los había visto.


 


Kaiba asintió, y jaló al rubio hacia su pecho, envolviéndolo entre sus brazos con todo el amor que podía expresar. Y por primera vez, Joey correspondió el abrazo.


 


Se sentía seguro con Kaiba como con nadie antes. Eso, de alguna manera, lo conmovía, y lo hacía sentir un vínculo especial con él.


 


Momentos después Joey se enderezó, quedando a poca distancia del castaño.


 


–Oye, mis amigos...– Kaiba puso un dedo sobre la boca del rubio, silenciándolo.


 


–Puedes decirles lo que quieras. Si quiere contarles la verdad acerca de tu padre, y que a partir de hoy estarás viviendo conmigo, adelante; no me molesta en lo más mínimo– el rubio se sonrojó; Seto parecía eufórico por la situación, aunque lo disimulaba bastante.


 


–Lo consideraré. Creo que me daré una vuelta mañana para sacar mis cosas– dijo Joey, recibiendo una negación por parte del castaño.


 


–No vas a volver a poner un pie en esa casa solo. Mañana temprano hablaré con mis abogados para empezar los trámites, y haré que nos acompañen a recoger todo. Mientras tanto, puedo darte lo que necesites– el rubio se sonrojó.


 


–Espera, entiendo lo de no ir solo, pero no quiero que me des nada. Suficiente estás haciendo por mí como para pedirte más cosas– Joey estaba sobrepasado con la situación, y Seto lo comprendía. El rubio se sorprendió cuando Kaiba empezó a reír.


 


–Eres un cachorro testarudo. Dime, ¿para qué sirve el dinero?– la mirada de Seto brillaba mientras Joey pensaba en una respuesta.


 


–Pues para comprar cosas– Joey era un chico simple, y lo demostraba con este tipo de respuestas.


 


–El dinero es una herramienta que nos da acceso a diferentes experiencias– Seto paró un momento, y cuando Joey había repetido eso en su mente, asintió. –Ahora dime, ¿para qué quiero yo tener millones en el banco estacionados?– Joey pensó en la respuesta.


 


–Pues para una emergencia– era lo más obvio para él, viniendo de donde venía y con su contexto de vida.


 


–Créeme cachorro, una emergencia se resuelve con menos que eso. Cambiaré mi pregunta; ¿si no uso el dinero contigo, que te amo, para qué lo quiero?– volver a escuchar una confesión amorosa de boca del CEO era impresionante.


 


–Hem, yo...– la risa de Kaiba volvió a irrumpir en el ambiente.


 


–No le des tantas vueltas Joey. No te lo digo para que me respondas igual, no te lo digo para lucirme, ni te lo digo porque quiera algo más allá. Te lo he dicho desde el principio; no espero nada de ti. Me importas, y estoy dispuesto a ayudarte en todo lo que pueda, porque te amo. Deja de pensar que estás aprovechándote de mí cuando yo soy el afortunado por poder compartir lo que tengo contigo– la sonrisa de Seto era enorme, y brillaba como nunca antes.


 


Toda la situación que estaba viviendo, más la ayuda de Seto, más todo lo que le estaba diciendo en esos momentos, tuvieron una sola reacción; los ojos de Joey se llenaron de lágrimas, y empezó a llorar.


 


Ante eso, Seto lo atrajo hacia él de nuevo y lo abrazó sin borrar su enorme sonrisa. Se sentía tan bien de expresar su amor por el rubio; lo hacía sentirse pleno y completo.


 


–Tranquilo cachorro, ya no estás solo. Déjame cuidar de ti; te lo mereces– susurró Seto lo suficientemente fuerte para que el rubio lo escuchara, lo que hizo que llorara con más intensidad.


 


A Seto no le importó. Se acomodó en el sillón con Joey en su pecho, y se dedicó a frotar su espalda y decirle que siempre estaría ahía para él, sin importar lo que pasara entre ellos.


 


Nunca nadie había tocado su corazón de esa manera, y Seto se sintió pleno y profundamente feliz de expresarlo.


 


 


 

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).