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Me Gustas por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Hola Hola!

 

Pues este capítulo es más de transición que otra cosa, pero es necesario para el desarrollo de la historia y los personajes, que es la parte que más me importa.

 

Como siempre espero que lo disfruten.

 

Amor para todos!!

Habían pasado unos días desde que Hiro Nakano, el abogado de Seto Kaiba, hablara con él y con Joey acerca del proceso de emancipación. Joey no se sentía nervioso al respecto en lo absoluto, pero Kaiba a veces era demasiado sobreprotector.

 

–Seto, voy a salir un rato. Quiero ir a una bodega en la que trabajaba los domingos; hace mucho que no aparezco y quiero trabajar de nuevo– Seto levantó la mirada de su laptop y observó al rubio a los ojos.

 

–Cachorro, no creo que sea el momento adecuado para eso– Seto hablaba suavemente y con mucho tacto; sabía lo importante que era para Joey sentirse libre y útil, pero parecía no entender la situación por completo.

 

– ¿Por qué no?– la mirada de Joey era la de un niño inocente; quizás por eso no media el peligro de lo que estaba viviendo.

 

–Tu padre fue informado de tu proceso legal hace un par de días. No es seguro que estés en lugares que frecuentabas antes– Joey suspiró; ya se esperaba una discusión con Kaiba.

 

–Seto, estoy algo desesperado de estar aquí todo el día. Ya sé que salimos juntos a veces, pero me siento un mueble más y eso no me agrada– la voz del rubio era tranquila, pero poco a poco comenzaba a alterarse.

 

–Te entiendo cachorro, pero te pido que seas paciente– Kaiba se recargó en su silla sin dejar de ver a Joey, quien estaba en el marco de la puerta.

 

–Pero es que ese es un lugar público, y ahí hay más gente que trabaja. Osea, no voy a estar solo. Si llega a aparecer, habrá muchachos que pueden ayudarme en caso de ser necesario– Joey intentaba convencer a Seto, pero el ojiazul era más terco que una mula.

 

–Cachorro, sé que no estás acostumbrado a estar encerrado, o siquiera quieto. Pero por favor, mientras pasa esto, quédate aquí– la voz de Seto sonaba entre suplicante y cansada; habían comentado algo al respecto, pero no habían cerrado el tema y Joey era bastante necio.

 

–Es que Seto, no entiendes, estoy cansado de no hacer nada– la voz del rubio empezó a subir. Seto lo miró a los ojos y suspiró.

 

–El que no entiendes eres tú, Joey. Es mucho más peligroso de lo que crees que andes en la calle, y mucho peor en lugares conocidos– Joey miró a los ojos a Seto, examinando su mirada.

 

–Quiero salir, no puedes obligarme a estar aquí– Joey se cruzó de brazos y Seto supo que se lo estaba tomando de la manera equivocada.

 

–No cachorro, no quiero encerrarte ni coartarte en ningún sentido. Es solo que en verdad, tu padre es peligroso– el ojiazul suspiró. –Ven– Seto extendió su mano hacia Joey; a pesar de sentirse molesto, el rubio caminó hacia él.

 

Seto lo sentó en sus piernas. Puso una mano en su mejilla y luego en su cuello para atraerlo a un delicioso beso. Seto besó a Joey como si su vida dependiera de saborear al chico. Se tomó su tiempo para probarlo mientras lo abrazaba. Joey correspondió el beso gustoso; amaba cuando Seto lo besaba así.

 

Cuando no tuvo opción, Seto rompió el beso. Junto su frente con la de Joey, cerró los ojos y suspiró.

 

–Te amo cachorro. Me importas y me preocupas. Por favor ten paciencia– Joey disfrutaba de la cercanía de Seto, pero algo no cuadraba en su mente.

 

–Seto, no creo que mi papá sea tan peligroso como dices; creo que estás preocupándote de más– Seto abrió los ojos, cruzando su mirada con la de Joey.

 

–¿No conoces a tu padre?– el rubio se separó, viéndolo raro.

 

–Claro que sí. Es un borracho que habla mucho y lastima, pero no creo que vaya por ahí buscándome para hacerme daño– el castaño suspiró.

 

–Ven aquí, déjame mostrarte algo– Seto le dio la vuelta a Joey, haciendo que siguiera sentado sobre él pero recargando su espalda sobre su pecho. Sacó su celular y empezó a picarle. Joey no quería ver descaradamente, aunque tenía curiosidad de lo que Seto estaba haciendo. Momentos después, se escuchó un timbre desde el celular; Seto llamaba a alguien y estaba en altavoz.

 

Hola Kaiba– Joey reconoció de inmediato la voz; era Yami.

 

–Hola Atemu, necesito un favor– Joey se sorprendió; no sabía que Seto le pidiera favores a Yami, mucho menos de esa manera tan directa.

 

–¿En qué puedo ayudarte?

 

–Estoy aquí con Joey, quien por cierto te está escuchando. Necesito que le digas lo que pasó ayer con Yugi– Joey se sorprendió. Era sábado y no había escuela, por lo que no había visto a Yugi, pero el día de ayer se encontraba bien. Volteó a ver a Seto, cuestionándolo con la mirada, pero el castaño solo señaló el celular con su cabeza.

 

–Hola Joey– Joey parpadeó un par de veces.

 

–Hola Yami, ¿cómo estás?– el rubio estaba consternado porque no sabía que estaba pasando; Seto siempre era directo, pero esta vez estaba recurriendo a Yami para decirle algo. Eso no le daba buena espina.

 

Estoy bien Joey, gracias por preguntar– Atemu siempre era cordial. –¿Estás seguro de que quieres que le cuente, Kaiba?– eso alarmó más a Joey. ¿De qué demonios estaban hablando?

 

–Hazlo Atemu. Quiere irse a trabajar, y no hay poder humano que lo detenga. Necesito que entienda su situación, y creo que es la única manera de que lo haga– dijo Seto, y se escuchó un suspiró del otro lado de la línea.

 

Joey, no debes andar solo por ningún motivo. Tu padre está furioso; ya ha sido informado de tu proceso de emancipación– Joey volteó a ver a Seto, alarmado.

 

–¿Cómo que mi padre está furioso? ¿Lo viste? ¿Te buscó de nuevo?– la voz de Joey salió bastante alterada, y todo empeoró cuando Yami tardó unos segundos en responder.

 

–Joey, el día de ayer tu padre apareció aquí en la tienda y amenazó a Yugi con cuchillo si no le decía en dónde estás.

 

–¿QUÉ?– Joey no pudo evitar gritar. –¿Cómo está Yugi?– se apresuró a preguntar.

 

Yugi está bien, no le pasó nada. Llegué yo y le di un buen golpe a tu padre. Después se quiso poner más agresivo, pero llegó un hombre contratado por Kaiba y nos ayudó a sacarlo de aquí– Joey tardó unos momentos en procesar la información.

 

–¿Tú contrataste alguien?– volteó a ver a Seto, quien asintió.

 

–Atemu y Yugi tienen un par de guardaespaldas que los cuidan todo el tiempo. Los observan desde afuera y siempre están al pendiente de ellos– dijo Seto con tranquilidad.

 

Estamos bien Joey, en verdad no pasó nada. Pero comprobamos una vez más que tu padre es una persona peligrosa. Creo que venía borracho, o al menos parecía. Pero sea como sea, no debes andar solo por ningún lado; lo más seguro es que te esté buscando, y no precisamente con buenas intenciones– la voz del tricolor también sonaba preocupada, y Joey entendió la postura de Seto.

 

–Lo siento Yami, no tenía idea que los había buscado.

 

No te disculpes Joey, no fuiste tú quien nos quiso hacer daño, ni eres responsable de él– dijo Yami, y Joey empezó a llorar.

 

–Hablamos después Atemu; si necesitan cualquier cosa, avísame– Kaiba colgó la llamada sin esperar respuesta por parte del otro. Dejó su celular y abrazó protectoramente a su cachorro.

 

Joey rompió en llanto, no se podía contener. Seto le acariciaba la espalda y le daba besos en el cabello, dándole tiempo a asimilar todo y a que desfogara esa tristeza.

 

Unos 5 minutos después, Joey estaba lleno de lágrimas pero un poco más tranquilo.

 

–Tranquilo cachorro, tus amigos están bien– Joey lo volteó a ver a los ojos.

 

–Es que... ¿cómo pudo hacer eso?– parecía que iba a llorar de nuevo, pero hizo un esfuerzo y se contuvo. –Yugi es mi mejor amigo, ¿cómo se le ocurre?– Seto pudo ver que, detrás de esa tristeza, había enojo.

 

–El alcohol trastorna a la gente cachorro. Tu padre está en un punto de no retorno; sería demasiado difícil cambiar y conllevaría demasiado esfuerzo. Es más cómodo y fácil aferrarse a ti, que le proveías todo, incluso su vicio– el rubio se recostó en Seto de nuevo.

 

Estaban ahí, disfrutando de la compañía del otro en silencio, cuando el rubio pensó en algo; se enderezó de manera brusca, y volteó a ver a Seto con miedo.

 

–¡Tristán! Tenemos que avisarle; a él y a los demás– Seto puso una mano en su cabello, acariciándolo.

 

–Tranquilo cachorro. Cada uno de tus amigos tiene un par de guardaespaldas que los cuidan en todo momento. Y ellos lo saben– Joey vio a Seto, atónito.

 

–¿Tú?– fue todo lo que pudo pronunciar, y Seto asintió. –¿Por qué?– Seto revolvió su cabello con cariño, y le sonrió.

 

–Porque te amo. Ellos son importantes para ti, así que mientras pueda hacer algo por protegerlos, lo haré– a Joey se le llenaron los ojos de lágrimas.

 

–Nunca... nadie había hecho... algo así... por mí– dijo Joey entre lágrimas. –Muchas gracias Seto– Joey sonrió con ternura, y Seto lo besó.

 

–Es un placer ayudarte cachorro. Ahora sí te pido que tengas paciencia y te quedes aquí– el cachorro suspiró.

 

–Creo que tienes razón, no vale la pena exponerse– el castaño asintió.

 

–¿Quieres ir a comer a algún lado?– preguntó Seto, y Joey lo vio con una mirada extraña.

 

–¿Qué no me acabas de decir que no debo salir?– el castaño rio con suavidad.

 

–No vas solo, vas conmigo. Además, yo siempre tengo gente vigilándome. Sería demasiado difícil que tu padre pueda llegar a mí– el rubio suspiró, y luego asintió.

 

–Supongo que es lo más que obtendré en un buen tiempo– Seto le revolvió los cabellos.

 

–Vamos, invitaré a Mokuba; de seguro se pondrá feliz de verte– Joey sonrió.

 

–Vernos, diría yo; últimamente lo tienes muy descuidado– dijo Joey mientras se ponía de pie.

 

–Yo nunca descuido a la gente que amo, cachorro. Me sorprende que creas eso– dijo Seto, y Joey se acercó a darle un profundo beso que ambos disfrutaron.

 

–Lo sé; gracias Seto– Kaiba sonrió y apagó todo para salir.

 

Pasaron una tarde linda en compañía de Mokuba.

A Joey le gustaba estar con ambos hermanos. Se sentía amado y apreciado por ambos, y eso lo valoraba con el corazón.

 

 

 

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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