Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me Gustas por Iztaxochitl

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

He aquí una nueva entrega

 

Y ya estamos en la recta final

 

Después de este capítulo son 2 más y el epílogo

 

Ya tengo todo listo, nada más me falta revisarlo, que lo hago antes de subir el capítulo. Así que no tardará mucho esto en terminar.

 

¡A disfrutar!

 

¡¡Amor para todos!!

Tres días.

 

Faltaban tan solo tres días para que Joey Wheeler alcanzara la mayoría de edad legal y con eso obtener libertad de acción ante la ley.

 

Seto Kaiba estaba en su oficina, hablando con su abogado acerca de eso. El ojiazul le había pedido a Joey que fuera, y lo estaban esperando.

 

–¿Qué piensas entonces?– cuestionó Kaiba.

 

–Ya no vale la pena moverle a nada. En tres días no se va a solucionar nada, y Joey ya tendrá edad suficiente para tomar sus propias decisiones. Es mejor dejarlo así– Hiro estaba sentado del otro lado del escritorio del CEO, mirándolo a los ojos.

 

–¿Y la orden de restricción?

 

–Está en trámite. Creo que esa sí es importante para evitar que se acerque su padre a él. La había tramitado desde antes de navidad, pero con las vacaciones se detuvo el proceso y se alentó. Sigo presionando, por lo que no debe tardar mucho para que quede lista– el castaño se recargó en su silla, pensando.

 

–¿Entones una vez que cumpla años estaremos libres de cualquier cosa legal?– Seto vio como el pelirrojo asintió.

 

–Así es, Joey podrá tomar la decisión que crea mejor en su vida y no necesitará a nadie para avalarla– el castaño asintió, feliz de escuchar eso.

 

El intercomunicador de Kaiba empezó a sonar sin previo aviso.

 

Señor Kaiba, el joven Joey ha llegado y solicita su permiso para entrar– se escuchó la voz de su secretaria, y Seto levantó su bocina de inmediato.

 

–Hazlo pasar– dijo antes de colgar, y la puerta se abrió.

 

–Lamento la tardanza, estábamos algo lejos– Joey se veía algo agitado; venía de pasar tiempo con sus amigos de cabello tricolor. Caminó hasta la silla vacía que estaba a un lado de Hiro y se sentó. –Hola Hiro– saludó, sonriéndole al abogado.

 

–Hola Joseph, llegas justo a tiempo– el abogado le sonrió de vuelta.

 

–Joey, Hiro y yo hablábamos acerca de tu proceso legal. Él piensa que ya no es necesario seguir ya que tu cumpleaños es en tres días– la voz de Kaiba era mucho más suave con el rubio que con Hiro, y eso no pasó desapercibido para el pelirrojo; apreciaba a Kaiba y le dio un genuino gusto verlo así.

 

–¿Entonces ya soy libre para hacer lo que quiera?– Joey se dirigió directamente con Hiro.

 

–Lo serás en tres días, siempre y cuando no perjudiques a nadie más y actúes de acuerdo a las leyes– Hiro le sonrió.

 

–¡Genial! ¿Quiere decir que puedo vivir donde y con quien yo quiera sin darle cuentas a nadie, verdad?– el abogado asintió, y Joey dirigió su mirada al ojiazul, quien le correspondió la sonrisa.

 

–De cualquier manera sigo en trámites para la orden de restricción para tu padre; en cuanto esté lista se los haré saber– Hiro se puso de pie, siendo imitado por ambos chicos.

 

–Si surge cualquier cosa, por favor házmelo saber de inmediato– dijo Seto, y el pelirrojo asintió.

 

–Por supuesto. Nos vemos después, cuídense– el abogado les sonrió y salió de la oficina.

 

–Creo que esas son buenas notici...– lo que estaba diciendo el rubio fue interrumpido por la boca del ojiazul que se pegó a la suya; Seto Kaiba lo estaba besando con intensidad y con hambre, como si no lo hubiera visto en días.

 

Cuando Seto rompió el beso, atrajo hacia él a su chico, abrazándolo y aspirando el aroma de su cabello.

 

–No me saludaste al entrar– susurró Seto, y Joey se sonrojó.

 

–¿No lo hice?– Kaiba sabía que Joey era distraído, por lo que no estaba enojado, ni siquiera molesto.

 

–No, solo saludaste a Hiro– dijo Seto con un algo en su voz que Joey notó.

 

–¿Seto?– el castaño apretó más el abrazo, pegándolo más hacia él; Joey creyó entender la situación. –¿Estás celoso?– el castaño bufó por lo bajo, pero Joey alcanzó a escucharlo. Iba a decir algo cuando el ojiazul lo empezó a devorar de nuevo.

 

Kaiba le estaba dando un beso demandante. Tenía sus manos en ambos lados de la cara del rubio, haciendo que no se pudiera alejar; aunque no es que realmente quisiera hacerlo.

 

Mientras lo besaba, Seto lo condujo hasta el sillón que estaba en su oficina, sentándose en él y poniendo a Joey sobre él con las piernas abiertas. Esa posición les permitía mover la cadera y hacer fricción entre sus miembros; Joey empezó a gemir sin romper el beso, y Seto pronto empezó a desabotonar la camisa del rubio.

 

–Te deseo– le dijo Seto al oído cuando se hubo separado de sus labios, mientras con sus manos desabrochaba su pantalón. Sin bajar la prenda de ropa, lo acomodó para que el miembro semi erecto se asomara por la abertura. –Me encantas cachorro– los susurros de Seto volvía loco al rubio; lo excitaban de sobre manera.

 

Mientras Seto estimulaba la hombría del rubio con su mano izquierda, llevó su mano derecha a las nalgas del rubio, en donde dio un apretón que sacó un fuerte gemido del rubio. Luego metió la mano por debajo del pantalón y del calzón, acariciando la estrecha entrada del rubio que lo traía loco.

 

Joey no hacía otra cosa que gemir a todo volumen. No era que no le importara que lo escucharan, sino que sabía que la oficina de Seto estaba diseñada para que no se escuchara hacia afuera; el castaño tenía que cuidar su privacidad y la de los negocios que se cerraban ahí… y por qué no, aprovechar eso para disfrutar de su cachorro

 

–Párate– le ordenó el castaño a su chico, y este no dudó en hacerlo de inmediato. Se puso de pie de frente a él, y Seto le bajó los  pantalones y la ropa interior, dejando al descubierto su erecto miembro. –Delicioso– fue todo lo que dijo antes de meterlo en su boca, donde empezó a estimularlo y hacerlo sentir en las nubes.

 

Mientras Seto movía su boca con frenetismo, un dedo entró en Joey, sacándole un grito de placer. Cuando un segundo dedo lo abrió, las piernas del rubio flaquearon y casi se va al suelo. Tomó los cabellos del castaño y lo jaló hacia atrás, haciendo que se separara de él. Pateó su ropa a donde pudo, y volvió a sentarse a horcadas sobre el castaño y lo besó.

 

Mientras sus lenguas se entrelazaban y se saboreaban, Joey abrió los pantalones del castaño e hizo que su miembro saliera; estaba grande y caliente, como a él le gustaba.

 

Sin pensarlo dos veces, se acomodó y comenzó a auto penetrarse, haciendo que Seto gimiera al sentir lo estrecho que estaba; no lo había preparado tanto como siempre lo hacía, y eso lo hizo sentir más.

 

Cuando el rubio sintió que la punta del pene de Seto estaba en su interior, se dejó caer de una sola estocada, clavando al castaño hasta sus entrañas. Ambos gimieron con fuerza, y Joey tuvo que quedarse inmóvil; le había dolido.

 

–Cachorro loco– dijo el castaño en cuanto pudo; Joey lo traía en las nubes.

 

–Un poco loco, pero así me amas– Joey miró a los ojos al castaño, quien le sonrió con amor.

 

–Así es, te amo– Seto lo besó, y empezó a moverse con lentitud para no lastimar más a Joey. Poco a poco el movimiento y la intensidad aumentaron de tal manera que tuvieron que cortar el beso para gemir.

 

A Joey se le ocurrió mover la cadera hacia adelante, generando una deliciosa fricción; ambos estaban extasiados.

 

El movimiento se hizo cada vez más y más frenético, y Seto puso sus manos en la cadera del rubio para ayudarle a moverse más rápido. Cuando Seto se dio cuenta de que no aguantaría mucho más, llevó su mano al miembro de su chico y lo empezó a masturbar, haciendo que Joey se viniera de inmediato entre gritos de placer.

 

Sentir el semen de su novio en su pecho y las contracciones de su entrada gracias al orgasmo que acababa de tener, hizo que Seto Kaiba llegara al límite.

 

–Lléname de ti, Seto– fueron esas palabras las que hicieron que Seto explotara dentro de su amado Joey. Tomó el rostro del rubio y lo besó, extasiándose con su sabor.

 

Cuando terminó de llenar a Joey y pudo respirar con más tranquilidad, abrió los ojos para encontrar los del rubio viéndolo fijamente.

 

–Te amo cachorro– el rubio sonrió y lo abrazó; Seto lo abrazó de vuelta, maravillado por tener así al chico con el que tanto tiempo había soñado. Joey lo abrazaba con amor, y él podía sentirlo porque era demasiado transparente.

 

–Te amo yo también, celoso– la voz del rubio era divertida, pero Seto decidió no romper el abrazo; le gustaba demasiado tenerlo entre sus brazos.

 

–¿Celoso?– la pregunta causó risa en Joey.

 

–Sí, este hermoso momento pasional fue producto de tus celos– Joey no estaba preguntando; estaba afirmando.

 

–Tal vez... solo un poco– el rubio rio ante la expresión de su novio, y Seto sonrió. –¿Te molesta que sea celoso?– Joey se enderezó y lo besó, y luego se clavó en sus bellos ojos azules.

 

–Mientras no quieras tenerme encerrado o creas cosas que no son reales, está bien para mí– Seto sonrió y volvió a besarlo.

 

Con mucho cuidado, Seto ayudó a Joey a que se parara. Ambos estaban embarrados y hechos un desastre, pero tenían una hermosa sonrisa en su rostro y se veían felices.

 

–Somos un lindo desastre– dijo Joey, riéndose.

 

–Vamos a limpiarnos cachorro– dijo Seto.

 

Lo bueno de ser el CEO de una empresa multimillonaria y mundialmente reconocida como lo era Kaiba Corp, era que podías tener todo lo que quisieras en tu propia oficina. Era por eso que Seto tenía un baño bastante amplio, a disposición para las veces que tenía que quedarse a dormir en la oficina en temporadas demasiado demandantes.

 

Se dieron un baño rápido entre caricias y besos, y en menos de media hora estaban de nuevo en la oficina como si nada hubiera pasado.

 

–Tengo hambre Seto, ¿comemos juntos?– el rubio se sentó en la misma silla que había ocupado al llegar.

 

–Déjame guardar lo que estaba haciendo antes de que llegaran Hiro y tú y te invito– dijo Kaiba con su atención a la pantalla, haciendo que el rubio sonriera.

 

–¿Sabes? Me gustó lo de hace un momento. Creo que debería ponerte celoso más seguido– Kaiba levantó su vista de la pantalla, encontrándose a Joey riendo; eso lo hizo sonreír.

 

–Cuidado si juegas con fuego, cachorro; podrías terminar quemado– Seto le dirigió una sonrisa seductora al rubio, quien se sonrojó pero no borró su sonrisa.

 

–A veces me gusta salir quemado– lo retó Joey. Seto volvió a su pantalla restándole importancia al asunto, porque sabía que si se ponían a competir no irían a ningún lado, y él también tenía hambre después de esa deliciosa manera de quemar calorías.

 

Guardó sus cosas y salieron a comer, en donde pasaron un agradable tiempo juntos, compartiendo y vibrando amor.

 

 

Notas finales:

¡Hermoso día!

¡Bonita noche!

 

¡¡Amor para todos!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).