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Me Gustas por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

¡¡Y llegó el último capítulo!!

Me ha gustado mucho esta historia. Ha tenido muchas escenas lemon, cosa que me encanta, y en verdad me gustó la manera en la que la relación de los protagonistas fue desarrollándose poco a poco; esa parte la amo.

 

No tengo más que agradecer a todos los que han llegado hasta acá, disfrutando de esta historia como yo he disfrutado el escribirla.

 

Gracias a todos los que se tomaron unos minutos para dejar un review; eso siempre me saca una sonrisa.

 

Nos leemos en el futuro, con alguna otra loca aventura.

 

¡¡Amor para todos!!

 

Por cierto, nos falta el epílogo, el cual subiré en 2 o 3 días.

 

Una sensación en su mejilla lo empezó a despertar; pudo identificarlo como un beso.

 

Y no era uno, sino muchos. Uno tras otro, sentía como su mejilla era llenada de suaves besos. Movió el cuerpo, aún adormilado, para acomodarse y estirarse. Entonces sintió una mano recorrer primero su pecho y luego su vientre; los besos seguían siendo depositados en su mejilla.

 

Talló sus ojos para poder abrirlos, y cuando pudo enfocar bien, vio a Seto Kaiba sonriéndole y derrochando amor por los ojos.

 

Joey sonrió mientras Seto seguía besando su mejilla, su oreja, la comisura de sus labios... después llegó a su cuello, y ahí no solo lo besó, sino que lo mordió con suavidad, generándole muchísimas sensaciones y escalofríos; la mano del castaño no se había detenido y estaba acariciando sus piernas.

 

–Buenos días cachorro– susurró Seto en su oído de manera sensual, arrancándole un gemido involuntario. Kaiba lamió su oreja y después la mordió con suavidad. Su mano rozó su miembro por arriba del pijama, generándole escalofríos.

 

–Seto...– gimió Joey, y pudo distinguir que el ojiazul sonrió mientras seguía lamiéndolo.

 

–Me encanta cómo dices mi nombre cuando te excitas– Seto movió su cuerpo y pegó su hombría al muslo del rubio. –Mira como me pones– Joey sintió el miembro del castaño completamente despierto, y eso lo hizo gemir de nuevo. Kaiba empezó a mover la cadera, friccionando su miembro contra la pierna de Joey.

 

Mientras se movía, el ojiazul acariciaba el miembro del rubio por sobre el pijama de una manera demasiado sutil; casi no lo tocaba, pero la suma de todo lo que le estaba haciendo hacía que Joey se prendiera cada vez más.

 

–Seto– gimió Joey de nuevo, y el rubio giró su cabeza para besar al castaño, quien lo recibió gustoso. Un beso cargado de sentimientos, profundo y delicioso, caliente y tan excitante. Joey gimió en la boca de su amado mientras Seto empezó a quitarle la parte de abajo del pijama.

 

Cuando estuvo semi desnudo, pudo sentir la hombría de Kaiba en su muslo de nuevo, y se dio cuenta de que Seto no tenía ropa.

 

–Me encantas– dijo Seto a su oído, y Joey gimió fuerte en respuesta. Kaiba volvió a morder su cuello, sacándole un grito profundo al rubio; lo estaba llevando al éxtasis total.

 

Entonces Joey tomó toda su voluntad y la puso en uso; en un movimiento tumbó al castaño sobre la cama y se recostó sobre de él. Kaiba estaba sorprendido, pero encantado con su rebelde novio.

 

–Ahh... Seto– Joey gimió en su oído, y eso le sacó gemidos al ojiazul. El rubio lo besó, y al separarse cambio de posición sin decir nada; llevó su cabeza hasta el miembro del ojiazul, y puso sus piernas abiertas sobre su rostro.

 

Joey metió el miembro de Kaiba en su boca, y de inmediato sintió como el ojiazul devoraba el suyo. Los movimientos de ambos eran rápidos, estimulantes... deliciosos.

 

Mientras succionaba de esa manera tan deliciosa la hombría de su chico, Seto llevó una mano a la entrada del rubio y empezó a introducir un dedo; los brazos de Joey flaquearon y casi se va de bruces contra la cama.

 

Kaiba metía y sacaba el dedo mientras lamía todo lo que podía, y a Joey le costaba más trabajo cada vez aguantar los gemidos y sostenerse con sus brazos.

 

Un segundo dedo entró en Joey, y en poco tiempo un tercero lo acompañó. Joey no pudo más y tuvo que sacar a Seto de su boca; empezó a gritar del placer que le daba su chico.

 

De un momento a otro Seto sacó los dedos del interior de Joey, y se movió para abrazarlo por detrás.

 

–Te deseo, cachorro delicioso– le susurró al oído, y el rubio gimió de nuevo. Quiso voltearse, pero Kaiba lo impidió. –Te quiero así– de inmediato Joey empezó a sentir como Seto se abría paso entre sus entrañas; respiró para relajarse lo más posible.

 

Seto no se detuvo hasta que estuvo completamente dentro de su chico.

 

–Que estrecho eres cachorro, me encantas– le dijo a Joey al oído, y después lo empezó a lamer y morder. Joey soltó un débil gemido, y Seto llevó su mano al miembro del rubio, el cual empezó a acariciar y estimular.

 

Momentos después fue el mismo Joey quien empezó a moverse, creando un vaivén delicioso entre ellos, y llenándolos de placer.

 

–Más... Seto, más...– decía Joey entre gemidos, y Seto no se hizo del rogar; empezó a darle tan duro como podía, justo como le gustaba a Joey.

 

Había sido tanto el juego previo, que no pasó mucho para que ambos se vinieran; Seto en el interior de Joey, y él en la cama. Ambos estaban extasiados, y les costó trabajo regular su respiración. Kaiba empezó a depositar suaves besos en el cabello rubio, haciéndolo sonreír.

 

–Te amo Seto– dijo Joey sin poder verlo a los ojos, pero Seto podía sentir la verdad detrás de esas palabras.

 

–Y yo a ti cachorro– el castaño, con todo el cuidado que podía tener para no salirse del interior del rubio, le giró el rostro para poder besarlo. Cuando rompieron el beso, la mirada de ambos brillaba. –Feliz cumpleaños, Joey– el rubio sonrió.

 

Unos cuantos minutos después, y con todo el cuidado que podía tener, Kaiba salió del interior de Joey y lo abrazó.

 

–Espera aquí– Kaiba se levantó hacia el baño y preparó un delicioso y relajante baño de tina. Poco después regresó por el rubio, y ambos se metieron a la rica agua calientita.

 

Seto se sentó atrás de Joey, de manera que el rubio recargaba su espalda en el castaño; le gustaba mucho esa posición porque le hacía sentirse seguro.

 

–Qué manera de despertar. Muchas gracias Seto– Joey volteó su cara para besar al castaño.

 

–Te amo cachorro. Pensé que podíamos disfrutar de la última mañana en este departamento– el rubio asintió y recargó su cabeza en el pecho del ojiazul.

 

–Creo que extrañaré este lugar; tengo muy buenos recuerdos aquí– el rubio sonrió, y Kaiba también. Recargó su cabeza sobre los cabellos rubios, abrazando al dueño de sus pensamientos.

 

–Siempre que quieras podemos venir a pasar la noche, o algunos días. Solo tienes que decirme para poder organizar todo en KC– el rubio asintió en silencio.

 

–Muchas gracias. La verdad es que me siento algo nervioso por vivir en la mansión; el tema de Mokuba me sigue generando un no sé qué. Pero pues lidiaré con eso, y quizás sea buena idea escaparnos aquí de vez en cuando– Kaiba apretó más el abrazo, y sonrió.

 

–Cada que quieras, cachorro– ambos sonrieron y se besaron de nuevo.

 

Y se quedaron un buen rato en el agua, disfrutando de la compañía del otro y hablando de cualquier cosa. Felices de compartir ese día especial.

 

Era el inicio de una nueva etapa, una nueva vida, y aunque le atemorizaba un poco al rubio, estaba dispuesto a subirse a la ola y surfearla con mucho entusiasmo.

Notas finales:

¡Hermoso día!

¡Bonita noche!

 

¡¡Amor para todos!!


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