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Quedé embarazado en una dulce noche. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Tzzzzz"

El sonido de la leña crepitante pareció llegarle de la nada. Nefert se despertó débilmente y pensó ¿Dónde estoy? Y al ver todo oscuro, lo cambió completamente por un ¿Sigue siendo de noche? Estaba en una especie de campamento, en el centro de una pequeña habitación circular con un estandarte. Lo mantenían acostado en una colchoneta, escuchando el viento y un fuego que pareció estar ardiendo desde el otro lado. El viento soplaba con fuerza y cada vez que lo hacía, las llamas se balanceaban y la sombra de una persona comenzaba a crecer y a encogerse ¿Quién era ese y por qué estaba allí? 

(Creo... Que salté al pantano de la muerte.)

Mientras pensaba en eso, recordó todo. Nefert realmente saltó al lago y en realidad, estuvo a punto de ser asesinado por Ined. Estaba rezando por el funeral del Faraón, para que pudiera renacer a salvo en el otro mundo. Era la última noche de la primera mitad del período y entonces, mientras veía las estatuas de sus Dioses, su gemelo lo atacó y apuntó una flecha hacia él. Aunque apenas escapó con vida, fue rodeado por el ejército de su hermano en la orilla del río, le dispararon flechas y por eso llegó hasta el pantano de la muerte, donde perdió el conocimiento. 

(Los altos funcionarios, sacerdotes, eruditos, soldados... Dijo que había acabado con todas las figuras clave del gobierno que estaban de mi lado.)

Si eso fuera cierto, ¿Qué pasaría con la nación ahora? El debilitamiento era inevitable. Sin embargo, si esto también se trataba de una prueba dada por Dios entonces no quedaba más remedio que superarla. El hecho de que estuviera vivo era una señal de que el cielo reconocía a Nefert como faraón.

"Ah..."

En primer lugar, pensó que tenía que enterrar a todos los altos funcionarios muertos, averiguar si había otras personas en las que pudiera confiar y reconstruir el país. Pero se preguntaba si realmente era algo que pudiera hacer por su cuenta. Y mucho antes de eso, Ined y su ejército debían ser derrotados a como diera lugar.

Motivado por esto, trató de levantarse de la cama. Pero ya que no podía poner ninguna fuerza en su cuerpo, pareció como si lo único que pudiera conseguir fuera quejarse.

"¿Te sientes mejor?"

Y en ese momento, una voz baja resonó a través de la tienda. Reconociéndolo como Lucius, el corazón de Nefer comenzó a latir con mucha fuerza una vez más. 

"Tranquilo. Has estado durmiendo durante días. No te sentirás fuerte de inmediato."

Entró un hombre alto, con ropa blanca hasta las rodillas. El borde de su cabello rubio, que se extendía sobre su espalda, pareció flotar bajo la luz de las velas y el sonido de sus pasos junto con el roce de su ropa parecieron tratarse de un leve murmullo. Al final, cuando se acercó lo suficiente, la luz de los candelabros iluminó claramente la hermosa apariencia de Lucius hasta revelar que ciertamente era muy guapo y mucho más elegante que a la luz de la luna o en sus sueños. 

"Una vez más, saludos. Soy Lucius, el mensajero de Roma. Es un honor estar frente al nuevo faraón, Nefert".

Su comportamiento también era muy elegante. Sin responder, Nefert miró al hombre. 

"¿No confías en mí?"

Como si tratara de tranquilizar a Nefert, de repente bajó la mirada, clavó la espada que estaba en su cintura, en el suelo, y abrió las manos en su dirección. Estaba tratando de decirle que no llevaba armas. Era listo y pareció tener un poco más de 20 años.
 
"El Faraón del Reino del Nilo. El Gran Omega..."

El Reino del Nilo se había establecido como una nación centrada en Omegas durante generaciones. Entre los varones nacidos de un rey, solo los Omega podían ascender al trono y cuando ellos entraban en su segundo período de crecimiento, eran atacados por un "celo" intenso que, aunque duraba solo unos pocos días y era una vez al mes, ayudaba a concebir al hijo de otra persona. En este país, los Omega comunes no podían encontrar pareja tan rápido, tampoco había buenas hierbas para suprimir el calor o un macho que les ayudara a sentir alivio. Y si no controlaban el celo, en otras palabras, si no conseguían marido pronto, como dictaba la ley, no aguantaban el calor y terminaban muriendo. Pero en la realeza, se les consideraban un ser sagrado y se les veneraba como un Dios. Y aquellos que tenían derecho a suceder al trono recibían alfas de países vecinos como compañeros de apareamiento y se les ofrecían también muchos beneficios con tal de que dieran a luz a niños que hicieran que el país siguiera con vida. Hasta que se decidieran por un compañero, incluso tenían la posibilidad de un supresor hecho de un brebaje de hierbas especiales para mantener el calor al mínimo. Tenía mucha suerte de estar allí y de ser hijo de sus padres.

"Dime algo, por favor. Estoy aquí para ayudarte, Nefert".

Nefert miró fijamente al hombre arrodillado. Podía decir de un vistazo que este tipo era un Alfa. En el Reino del Nilo, solo había Betas por lo que rara vez veía Alfas aparte de su padre. Sin embargo, seguía siendo abrumador que fuera claramente diferente de los hombres que estaban bajo su mando. 

"Sé que eres el hombre que me ayudó en el río".

Dijo Nefert. Lucius sonrió con alivio. 

"¿Te acordaste?"

"Sí. Y sé que eres Lucius Augustus Filius, un héroe que surgió de las filas de los gladiadores y que fue nombrado embajador en Roma. Sé que te mandó aquí el cónsul."

Un cónsul era la máxima autoridad en Roma. A diferencia del Reino del Nilo, no había emperador ni rey, sino que se regían por un cónsul que servía como dictador. 

"Así es."

"Escuché que eres su sobrino."

"Sí. Después de recibir el título de héroe, fuí adoptado por su hermana y su esposo".

Entonces, ya que lo había mandado a él, un miembro de su familia, significaba que el cónsul tenía la intención de aceptar su invitación a la ceremonia de coronación. Galba si quería ser su compañero.

"Ya veo..."

Lucius asintió. 

"Entonces aquí tienes una promesa de paz."

Suspirando, Lucius entrecerró los ojos, fijó su mirada en Nefert y luego se arrodilló en la alfombra, junto a su espada. 

"Te juro mi lealtad. Trabajaré por la paz de tu país y te protegeré de todo". 

En el momento en que sus labios tocaron la piel de su mano, una imagen cruzó por su mente. Una visión del futuro: Una gran ciudad, una llama brillante, gente que huye. Este hombre a punto de ser atacado por un león. Una jaula. Un gran número de ciudadanos y un motín en una gran mansión. Él estaba huyendo con Lucius y luego... Vio un barco en el mar y la luz del sol. El mar estaba iluminado por la luz de poniente y teñido de dorado. Finalmente cayo la noche y la luna comenzó a inundar el templo que estaba hundido en el agua. Y él estaba allí, con un bebito rubio escondido entre sus brazos.

Nefert parpadeó.

"..."

¿Qué diablos fue esto? ¿Era una premonición o una revelación? Varias imágenes pasaron por el cerebro de Nefert una tras otra como una tormenta furiosa. Pero en el momento en que sus labios se separaron, la imagen desapareció repentinamente también. 

"Acabo de..."

"¿Qué?"

"No, no es nada."  .

Pero estaba entendiendo que este hombre y él tenían una tormenta por delante. Estaban conectados en algo más profundo de lo que podían imaginar. Tal vez en el alma.

"Entonces te lo juraré también".

Nefert se puso de pie en silencio. No había sentido ninguna fuerza durante todo este tiempo pero, en el momento en que este hombre lo tocó, sintió algo así como una fuerte señal de vida fluyendo en su cuerpo. 

"Para la felicidad de este mundo, y para que la gente del Reino del Nilo y de la República Romana vivan en paz, me convertiré en faraón, me uniré a Galba y entonces, también uniremos nuestros reinos".


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