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Ser acariciado por monstruos (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Un coche extraño, traqueteaba por un camino mucho más raro que eso.

En el auto, Hideo estaba sentado en diagonal frente al cabeza de cabra. Aunque sus manos fueron liberadas de sus ataduras, el resto de él todavía estaba dentro de la jaula, estaba completamente desnudo y tenía una cadena alrededor del cuello que le impedía respirar bien. Como un humano de 19 años que había vivido una vida normal y honesta en el Japón moderno, a pesar de que lo menos que debería importarle era eso al tener un oponente con cabeza de cabra frente suyo, estar completamente desnudo frente a la gente le parecía muy incómodo. Incluso con las piernas juntas, se sentía inquieto así que trató de desesperadamente de contener las ganas de gritar. No obstante, su seguridad personal aún no estaba totalmente garantizada y no sabía qué pasaría si decía algo egoísta.

"¿Dónde me lleva?"

Estaba montando un vehículo parecido a un carruaje. Se veía completamente pintado de negro y tenía decoraciones plateadas en todas direcciones. El interior era muy clásico, con cortinas blancas y asientos cubiertos de terciopelo rojo. Sin embargo, no venía con un caballo y tampoco había un motor que pudiera impulsarlo. No tenía ningún conductor a la vista y a pesar de esto, las ruedas giraban de forma natural y el coche se conducía como si conociera la carretera de memoria.

"Wow, es realmente un mundo extraño."

Por un momento, pensamientos como, "Si tomo un video de esto y lo subo a Youtube, obtendré muchas vistas", cruzaban por su mente. Podía haber sido obra de haber escapado de una crisis que amenazaba su vida para poder tener un poco más de libertad de movimiento o, una forma de no pensar en la manera en que iba a morir.

El mundo, reflejado en la ventana del cochesito, era realmente muy extraño. Cielo opaco, nubes de tinta mezclada con sangre. Pájaros que volaban en el cielo pero que mostraban grandes sombras de dragón. Instintivamente se pegó a la ventana y forzó la vista. Si la cabeza de cabra entendía japonés, entonces intentó preguntar:

"¿Qué es?"

Señaló y preguntó.

"¿Qué es eso que vuela en el aire?"

"¿Estás hablando de los dragones?"

"Increíble. Un dragón..."

El cabeza de cabra entrecerró sus largos ojos horizontales ante la reacción de Hideo, que todavía miraba hacia el cielo.

El área alrededor del mercado era un pueblo hecho de piedras que parecía, como todo lo anterior, sacado completamente de un videojuego. Sin embargo, no pareció ser un lugar tan grande por lo que las hileras de casas pronto quedaron atrás. El resto, era solo cielos espeluznantes y desiertos y de vez en cuando, bosques y pronto, páramos. Se parecía mucho a la Tierra, era verdad, pero no podía serlo.

El cabeza de cabra era la mejor prueba.

"Um". Dijo, mirando la cabeza de la cabra y abriendo la boca. "¿Dónde estamos? ¿Adónde vamos ahora? ¿Qué vas a hacer conmigo?"

Hizo todas las preguntas que quería hacer, pero la cabeza de cabra dijo en un japonés entrecortado:

"Habla despacio. No entender... ¿En inglés?"

"... Inglés, claro. Inglés."

Con la cabeza dando vueltas, eligió las expresiones más simples posibles de las palabras que conocía y repitió cada sonido clara y lentamente.

"¿Dónde está este lugar?"

La cabeza de cabra respondió:

"Mundo espiritual. Lo llamamos "Pandemonio"."

Lo repitió en su cabeza.

Hace solo unos días, cuando estaba en el mundo de los humanos, si hubiese escuchado que había un "mundo espiritual", se habría reído y dicho: "¡Esa es una gran broma!" Sin embargo, teniendo esta escena frente a sus ojos ya no podía decir lo mismo.

"Entonces, ¿Ustedes son demonios?"

"A veces me llaman así. Si tú me dices, "monstruo", entonces también es correcto".

"¿A dónde vamos?"

"Castillo"

"¿Castillo...?"

¿Era un error que tuvo tratando de decir "casa"? En cualquier caso, lo único que sabía era que lo iba a llevar a donde vivía y todavía no sabía cómo le tratarían allí. Por ahora, solo quería creer en sus palabras: "No comeré".

Él salvó a Hideo del peor final.

Era el benefactor que le sacó de la muerte.

El mero hecho de que pudieran entenderse, incluso con palabras entrecortadas e idiomas diferentes, era increíblemente reconfortante en este mundo alienígena lleno de monstruos y dragones.

"Gracias por tu ayuda"

Inclinó su cabeza de nuevo. Después de todo, tenía que ser amable con él porque su destino estaba literalmente en sus manos. El cabeza de cabra volvió su rostro hacia su cara y sus ojos alargados lo miraron. Era su salvavidas, pero alguien fisiológicamente aterrador aún así.

"No te ayudé. Te compré".

Al escuchar sus palabras, Hideo se congeló.

"Pero dijiste "No comeré."

"No como."

Dijo en japonés.

"... Entonces, ¿Para qué me vas a usar?"

El collar de calaveras, el que utilizaba el tendero y el que se estremecía frente a la jaula cada vez que caminaba, cruzó por su mente tan rápidamente que tuvo miedo. Era horripilante. Su cerebro se negaba a pensar más de la cuenta y sus manos se acalambraron, se tensaron y se pusieron a temblar. Era una sensación que ya había probado desde que llegó a este mundo. Un miedo, tan grande que superaba la inteligencia de Hideo.

"No usaré".

Respondió el cabeza de cabra. Tal vez adivinando sus pensamientos.

"... ¿No me matarás?"

"No mataré"

Dijo nuevamente en japonés. La voz le temblaba como si estuviera llena de llanto.

"Pero entonces, ¿Por qué...?"

"Como mascota".

"¿Mascota?"

Los ojos de Hideo se abrieron ante las inesperadas palabras de la bestia

¿"Mascota"? ¿Cómo si fuera un perro, un gato o un conejo...?

No, no, no, de ninguna manera.

Ya fuera porque no podía pensar en la palabra correcta o porque no quería explicar, el cabeza de cabra se quedó en silencio todo el tiempo. Sabía lo que le iba a pasar al final. Sabía que... Fue un idiota al pensar que estaría seguro a su lado.

El automóvil atravesó algunos bosques, sobre colinas, cruzó un río de aguas negras y volvió a subir las montañas onduladas. Se detuvo frente a una gran puerta rodeada de árboles y protegida por perros de tres cabezas que se retiraron automáticamente para que el auto pudiera pasar.

"¿Un bosque?"

Pasaron por la puerta y siguieron un camino bastante angosto. Ambos lados del sendero eran verdes o, más bien, increíblemente densos y oscuros. Después de correr entre los árboles por un tiempo, el bosque se abrió de repente, se esfumó, y el paisaje circundante cambió a un jardín occidental. Y un edificio precioso se podía ver más allá de una espléndida fuente de colores.

"Asombroso."

No fue un error. Realmente era un "castillo".

Después de dar la vuelta a la fuente, Hideo vio el castillo con más detalle. Paredes grises que parecían de piedra y un techo oscuro. Edificio de tres pisos, muy, muy largo. Era demasiado grande para caber en el campo de su visión y aunque verdaderamente era macizo, las filas de ventanas estaban cuidadosamente cubiertas con cortinas blancas bastante bien cuidadas y limpias así que, en este mundo de colores opresivos, este lugar por si mismo parecía otro mundo.

"... ¿Este es tu castillo?"

"Si, vamos."

El cabeza de cabra lo empujó fuera del auto. Los sirvientes de la mansión habían salido al encuentro de su amo y ahora estaban alineados frente a la entrada con la cabeza completamente gacha. Y tan pronto como sintió la familiaridad de la civilización, su sentido de la vergüenza se activó hasta las alturas. Estar completamente desnudo le hacía sentir avergonzado. Escondió su cuerpo con ambas manos y apeló:

"Disculpe. Por favor, ¿Puede darme algo de ropa?"

"Luego."

El cabeza de cabra lo encadenó y le obligó a caminar desnudo frente a los sirvientes. Justo como un perro. Y sí, fue terriblemente humillante. Quería gritar "¡Esto es muy cruel!" Pero obviamente no podía hacerlo. Solo logró asentir y también morder su labio para aguantar tanta presión.

Al entrar en la mansión, las cadenas de Hideo fueron entregadas, por el cabeza de cabra, al asistente más pequeño. Un seguidor, o más bien, un mayordomo con cabeza de ciervo. Entonces, el cabeza de cabra y él se separaron y fue llevado por un pasillo enorme con destino a lo que pareció ser el baño.

"¿Baño?"

Bueno, no sabía a lo que se referían exactamente. Pero era cierto que la jaula en esa tienda era antihigiénica y sentía que su cuerpo entero apestaba a granero. Sin embargo, cuando Hideo estaba a punto de caminar en dirección a la tina, varias sirvientas, que tenían cara de ardilla, también entraron al baño.

"Ah..."

Tenían vestido, así que probablemente eran mujeres.

"Me gustaría... Puedo hacerlo solo."

Sabía que no era un tema para preocuparse después de todo lo que había pasado hasta ahora pero, tener a alguien más, especialmente una mujer, le hacía sentir incómodo. Incluso aunque fueran animales.

Cuando salió del baño, sintiéndose completamente humillado, el mayordomo principal le ofreció un vaso y una jarra completa llena de agua:

"... Gracias".

El agua, que el mayordomo vertió en su vaso, estaba deliciosamente fría. Tenía un aroma refrescante y era muy, muy diferente del agua turbia que le daban en la tienda del cerdo. Tan rica que, sin pensarlo demasiado, tomó otro trago y otro y otro y otro más. Cuando el agua disminuyó, las sirvientas de antes vinieron de nuevo. Esta vez, querían pasar y limpiar el cuerpo de Hideo así que lo secaron, lo peinaron y frotaron todo su cabello con una crema que olía muy rico. En un momento, la verdad era que ya hasta se había dado por vencido, pero cambió de opinión cuando vio la ropa que habían traído las sirvientas para él.

"Wow, ¿Qué es eso? ¡No me voy a poner eso...!"

Tenían un traje bastante pesado con medias blancas hasta la rodilla que combinaba con zapatos llenos de demasiadas decoraciones.

"No, ¿Qué tipo de lugar es este? ¿Cree que estamos en Europa medieval o algo así?"

Pero el ambiente era justo ese. Y aunque quería quejarse y estuvo a punto de soltarlo de su garganta, se lo tragó y no dijo nada. Estaba en un mundo diferente y si hacía algo mal, entonces definitivamente podían comerle una mano.
Y en el mundo de los demonios, donde normalmente caminaban las bestias, que no se comieran a Hideo, sino que incluso le dieran ropa, era un motivo importante para ser agradecido. No había razón para portarse egoísta solo porque no les gustaba el diseño. Además, aunque solo estaban siguiendo las órdenes de su amo, estaría en problemas si no escuchaba sus instrucciones.

A regañadientes, pasó el brazo por la manga que le ofrecían y le dieron un cuello y un chaleco decorados con volantes de color oro.

"De acuerdo..."

Hideo era japonés puro. Es más, por su cara se notaban perfectamente sus raíces así que no pensaba que este tipo de ropa, al estilo occidental, le quedara bien.

"Pero no se puede evitar."

Sí, era forzoso. Y después de todo, ropa era ropa y era mejor que estar desnudo. Por supuesto, si un hombre con cabeza de cabra le decía que se lo pusiera, no tenía más remedio que hacerlo, bien o mal.

Ya lo había dicho, a Hideo le gustaba mucho la visión del mundo del steampunk y los accesorios muy rebuscados. No le agradaba nada la ropa ajustada y llena de brillos. Quería usar una camiseta, jeans y unos tenis. Después de todo, si comenzaban a llevarse bien y sentía que podía negociar, intentaría pedir un atuendo más simple. Solo tenía... Que hacer lo que quería por ahora y hablar después.

Pero...

"¿Eso también...?"

Mirando lo que le ofrecían, como toque final, Hideo arqueó las cejas. Era un collar. Aunque se trataba de una hermosa pieza de orfebrería calada, se usaba para mantenerlo quieto.

"Como mascota".

Lo que dijo el cabeza de cabra era en realidad "mascota".

Al ver a Hideo, torcer la boca de mala gana, las sirvientas se miraron entre ellas como si estuvieran muy preocupadas. No dijeron nada porque no sabían hablar japonés, pero la forma en que lo miraron durante mucho tiempo se escuchaba como si estuviera diciendo: "Por favor, por favor sé obediente". Pero incluso capturado y todo, ese hombre tenía orgullo. Finalmente, gritó:

"¡No lo haré!"

¿Pero qué pasaría si no se ponía esto y ofendía a ese cabeza de cabra? Si lo devolvían a ese mercado ¿Y si lo vendían? Estaba horrorizado. Era imposible de imaginar. ¡Imposible!

A regañadientes, inclinó la cabeza. Un anillo de metal frío comenzó a envolverse alrededor de su cuello así que se quejó al ver que en realidad le quedaba perfecto. Como si hubiera sido hecho especialmente para Hideo. Además, no era tan pesado como el anterior y había una cadena muy bonita unida al collar.

"Será así para siempre..."

Hideo no se resistió más. ¿Acaso esa cabra no había dicho claramente: "No te salvé, te compré"? Y por muy bien que lo trataran, en realidad no tenía derechos. Incluso aunque era mucho mejor que ser comido.

Cuando todo estuvo listo, el mayordomo agarró el lazo al final de la cadena y lo sacó del baño. Le hizo caminar por el pasillo, subir las escaleras y entrar en una habitación muy grande. Era tan espaciosa, hasta donde Hideo podía ver, que pensó que era como el auditorio de su universidad. Y allí, una enorme jaula, como de león, fue colocada junto a la ventana de la sala. Dentro tenía un montón de tatamis y se colocó una alfombra de pelo largo y un sofá cama, que se veía muy suave y cómodo, y que además tenía varias pilas de cojines encima. También colocaron una pequeña mesa para una persona en la esquina y unas sillitas afelpadas.
Al darse cuenta de que las marcas caladas en la parte superior y la puerta de la jaula, eran iguales a la que tenía su propio collar, Hideo sin querer puso su mano allí.

"Yo..."

Pero antes de hablar, una bestia con cabeza de cabra entró por la puerta trasera. Después de recibir la cadena del mayordomo, como esperaba que lo hiciera, llevó a Hideo al frente de la jaula, abrió la puerta y dijo: "Adelante".

"No".

Sin querer dijo que NO así que rápidamente se tapó la boca con ambas manos. Sus ojos de cabra, grandes y alargados, comenzaron a mirarlo atentamente.

"Adelante. Mira. Esta es tu nueva casa".

Dijo pacientemente, en un tono que sonaba como si hablara con un perro estúpido.

No le gustaba pero no podía evitarlo. "Por favor, déjame salir de la jaula." Pensó eso, pero al final entró. Después de todo, Hideo fue comprado por él. No sabía cuánto valían 30 monedas de oro en este mundo, pero ese cerdo estaba satisfecho. Es más, nadie había llegado a la cifra por lo que debía ser mucho dinero. Y esta cabra, que pagó tanto, era su dueño. ¿Qué pasaría si no escuchaba sus órdenes?

Chan.

La puerta estaba cerrada y la cadena conectada a la jaula. Ya no tenía fuerzas para gritar que no.

Hideo era una verdadera mascota. Un animal de compañía que llevaba collar, estaba decorado al gusto de su dueño, y confinado en una jaula de pájaros para ser admirado.

Agarró la puerta de la jaula y preguntó:

"¿Hablas en serio acerca de mantenerme aquí?"

La cabra volteó la cabeza

"¿Mantener?"

"¿Soy una mascota?"

La cabra respondió "Sí".

"..."

Ser criado por una cabra era estúpido. El hombre tenía unos cuernos que parecían adornos antiguos y un cuerpo que se veía bien con una túnica. El animal estaba bebiendo lo que parecía té negro preparado por el mayordomo, miraba a Hideo y murmuraba algo que no podía entender. Después de todo, no había nada en común entre las palabras que salían de su bocas con lo que él conocía. Sin embargo, pronto escuchó frases en japonés: "Nube", "Café", "Chocolate" "Muñeco" "Bombón" "Ángel."

"¿Está... Tratando de ponerme un nombre?"

"Oye, espera un minuto."

Se horrorizó al darse cuenta de que estaba a punto de ser nombrado como una mascota. Al estar en una jaula, tener un collar puesto, estar a punto de ser comido, había llegado a comprender que no tenía "derechos humanos" como antes. Pero que ahora intentara ponerle nombres estúpidos le hacía tener una sensación de ser pisoteado en muchos aspectos. No es que tuviera un fuerte apego al nombre de "Hideo" porque era un nombre popular en la época en la que nació. Además, los equivalentes de kanji tenían un toque anticuado, y era fácil ver que su padre, amante del fútbol, ​​lo agregó a propósito porque sonaba como su equipo favorito. Sin embargo, estaba familiarizado con él y la verdad era que perderlo sería como perder su esencia. Hideo Nishino de 19 años era alguien que se moldeó con el tiempo. Ser capaz de cambiar repentinamente eso para ser alguien más se sentía como si le sujetaran de la cabeza desde arriba y le negaran el aire.

¿Además "café" y "chocolate"? Nunca en la vida.

Los labios de Hideo temblaron al sentir una sorprendente cantidad de ira y repulsión.

"¡No soy un perro o un gato...!"

Después de soltarlo en japonés, la cabra volteó a verlo.

"No cambies los nombres de las personas así como si nada. Tengo un nombre. Nishino Hideo."

Esta vez, lo dijo con un tono enojado, pero el cabeza de cabra solo le miró con asombro. Esa era la reacción que decía "El perro está armando un escándalo".

Respiró hondo y dijo:

"Escucha".

Y habló letra por letra:

"Mi nombre es Hideo Nishino."

La cabeza de la cabra se dio la vuelta. Ojos brillantes como el cristal.

Sí, era demasiado débil por sus pupilas horizontales pero, era algo que necesitaba decir.

"¿Cuál es tu nombre?"

La cabra parpadeó lentamente ante la pregunta de Hideo. Con una voz profunda y bastante masculina, dijo:

"Satanakia"

Bien. Él también tenía un nombre.

"Satanakia".

Lenta y claramente, lo puso en su lengua:

"Tu nombre es Satanakia"

"Sí".

Asintió. Entonces se apuntó con el dedo y dijo:

"Mi nombre es Hideo Nishino".

Satanakia lo repitió como para imitarlo

"Hio..."

"Hi-deo. Hi..."

"Hi..."

"Deo."

"Deo."

Satanakia finalmente dijo su nombre. Hideo dejó escapar un suspiro de alivio pero la cabra murmuró algo. Era el lenguaje de los monstruos que había escuchado todo el tiempo en el mercado.

"¿Qué?"

Preguntó. La cabra, quien se levantó del sofá y caminó hacia él, extendió la mano. Una vez más, confirmó que era una gran cabra. 2 metros y un poquito más, contando los cuernos. Sin embargo, no sintió el mismo miedo y repugnancia que tuvo cuando se enfrentó a los clientes al otro lado de la jaula. ¿Por qué una bestia cabeza de cabra hablaba japonés? ¿Por qué un cuerpo humano tenía cabeza de cabra? Aparte de esas preguntas fundamentales, encontró que Satanakia era ordenado, tranquilo e inteligente en su forma de hablar. Las palabras que le daba se entendían incluso en oraciones entrecortadas. Prometió no comer ni matar. Eso es todo. Incluso si era un oponente extraño de otro mundo, la forma en que lo miraba era diferente.

Murmuró:

"Eres... Una bestia bonita".

"¿Bonita?"

"Sí".

"Sí".

No era que quisiera ser halagador. En particular, las esquinas redondeadas de sus cuernos en ambos lados tenían una impresión rugosa, pero al mismo tiempo parecían bonitos adornos de castillo medieval. Además, la ropa pasada de moda, las jaulas y los adornos excesivos no le quedaban bien a él, pero si hacían brillar hermosamente a Satanakia.

Satanakia lo llamó "Nishino", acariciando su magnífica barba.

"¿Qué?"

"Nishino. Me gusta. Bonito."

Llegó al otro lado de la jaula y miró fijamente a Hideo.

"¿Tu nombre es importante para ti?"

¿Cuál era su intención al hacer esta pregunta? Lo dudó, pero no sirvió de nada intentar leer la emoción en el rostro de la cabra. Respondió "Sí"

"¿Por qué?"

"Es... Mi identidad... ¿Entiendes?"

"..."

"¿No entiendes?"

Giró la cabeza y trató de elegir bien sus palabras.

"Hmm... Ese nombre representa quién soy".

Murmuró en japonés. No dijo nada más, por lo que pareció estar convencido.

Regresó al sofá y reanudó su té. Bebía de una taza elegante y comía galletas espesas con miel o almíbar mientras miraba a Hideo, todavía en una jaula.

Hideo se sentó en el borde, abrazó sus rodillas y miró fijamente a Satanakia mientras preparaba una segunda vuelta de té. Sintió que tenía mucho en qué pensar, pero no podía hacerlo. Unas pocas horas o días después de despertarse en el mercado, sus nervios estaban desgastados, al límite y de punta por estar expuesto a peligros que amenazaban su vida.

"Se ve delicioso..."

Ahora que lo pensaba, desde que salió de la jaula del mercado, no había bebido nada más que agua después del baño. Y al darse cuenta, sintió hambre y le chilló la panza:

"¿Quieres comer?"

Cuando Satanakia le llamó, levantó la cabeza. Sus ojos se encontraron, así que señaló el té.

"¿Qué es eso?"

"Té, galletas y jarabe de arce".

En respuesta, Satanakia le pidió al mayordomo que hiciera algo para su mascota. Después, salió de la habitación y cuando los dos estuvieron solos, Satanakia tomó una galleta de su plato y regresó a la jaula de Hideo. Agachándose, cortó la galleta en trozos del tamaño de un bocado y las insertó a través de las grietas de la jaula. No se dio cuenta cuando le agarró de la barbilla en el mercado, pero tenía la piel negra y garras largas y afiladas, muy similares a la de los humanos.

"Come".

Le ordenó. Pero cuando estiró la mano para recibirlo, la galleta se retiró de repente.

"¿Qué?"

"Aquí"

"..."

Sin embargo, cuando Hideo extendía la mano, él se alejaba.

"¿¡¡Qué!!?"

Era tan malo.

"Come."

Mientras lo decía de nuevo, lo sostuvo del cuello y lo acercó.

Entonces abrió la boca y tomó la galleta. En otras palabras, el cabeza de cabra quería alimentarlo como los humanos hacían con sus mascotas. Quería darle de comer por su cuenta.

"De acuerdo..."

Comió de la mano del macho. Seguía sintiendo que estaba pisoteando sus derechos humanos y sin embargo, el sabor de las galletas era tan bueno que lo olvidó.

"Umm..."

Para Hideo, estaba más cerca de un bizcocho que de una galleta, pero de todos modos, era delicioso. Porque tenía hambre, o porque no había comido nada más que sopa descompuesta de restos de vegetales durante un tiempo. Incluso sintió que sabía mejor que lo que comía en el mundo humano. Como mínimo, las galletas eran más ricas que en el café en el que Hideo trabajaba a tiempo parcial.

"¿Qué?"

"Delicioso..."

Cuando Hideo dijo eso, Satanakia le dio otro mordisco a la galleta que sostenía en su mano. Lo dividió en dos y se lo ofreció. Abrió su boca y lo recibió directamente.

"¿Delicioso?"

"Delicioso..."

Cuando asintió, Satanakia murmuró algo en lenguaje demoníaco.

"¿Qué?"

"Es la primera vez que tengo un humano.... Pero, eres sorprendentemente lindo".

"¿Lindo?"

"Lindo"

Pudo asentir con la cabeza. No pareció ser un error. Incluso en el mundo humano, las chicas le decían que era "guapo" y "cool". Ahora, el macho lo mantuvo en una jaula, lo alimentó a mano y lo describió como "lindo".

"Escuché que tener humanos... Es difícil. Son complicados de mantener, son arrogantes y agresivos... Pero me encanta como te portas."

"..."

Sabía que lo estaba felicitando a su manera, pero se sentía demasiado reacio a decir "gracias". Era como la forma en que los humanos juzgaban a las mascotas.

Mientras estaba comiendo galletas, en silencio, hubo un golpe. El mayordomo trajo una taza y un plato de galletas. Satanakia suspiró y abrió la pequeña puerta de la jaula. Lo puso allí:

"Por favor, come"

"Sí..."

La vajilla era blanca y sencilla, a diferencia de la que usaba Satanakia. No le importaban las hermosas decoraciones, pero incluso en un lugar como este, era consciente del rol "amo y mascota" que estaban manejando allí. Por otro lado, sabía que debería estar agradecido solo por permitirle usar una vajilla decente y por darle de comer de una manera tan rica. Pero mientras saboreaba esta felicidad, el miedo y el alivio se acercaron lentamente a su cabeza hasta hacerle sentir agobiado. Sus dedos y sus labios temblaban y las lágrimas empezaban a salir lentamente hasta destruirlo.

Satanakia, que lo estaba observando, llamó su nombre con voz preocupada:

"Hideo..."

"No, lo siento..."

Intentó sonreír, pero fracasó.

"De alguna manera, todavía no me acostumbro... Es que, iba a morir pero..."

Mientras hablaba, no pudo dejar de llorar. Y entonces, finalmente se dio cuenta de que había escapado de una crisis que amenazaba su vida. Era demasiado que procesar.

Satanakia, que estaba mirando desde fuera de la jaula, mostró una expresión un poco vacilante. Luego, volvió a meter suavemente la mano en las rendijas y acarició la mejilla de Hideo para quitarle las lágrimas y dejarlo limpio. Eran movimientos cuidadosos para no lastimarlo con sus largas garras. No obstante, la amabilidad del hombre le hizo llorar de nuevo. También pensó que no debería acariciarlo. Podía ser una escena en la que debería decir "gracias", pero era difícil. Hasta hace apenas unos días, Hideo era un estudiante universitario normal que trabajaba medio tiempo y vivía solo. En seis meses sería adulto y en unos años más sería económicamente independiente. Se sentía incómodo si le trataban como a un bebé, a un perro o a un gato. Sin embargo, también sabía que era una persona abrumadoramente débil en este mundo. Satanakia era amable, un hombre gentil. Creía que era el temperamento del niño más pequeño que fue amado por sus hermanos y hermanas mayores.

"No, no, no".

Su corazón era un desastre así que dijo, para cambiar de tema:

"Recuerda que los humanos son omnívoros..."

"¿Omnívoros?"

"Comemos de todo. Bueno, como carne, pescado y verduras, así que..."

"Específicamente, ¿Qué y cuánto comes?"

Preguntó. Luego, con una sonrisa irónica, dijo:

"Soy tu dueño. Necesito saber..."

"Bueno... En... En casa, un plato de arroz cocido, pan y espaguetis. Carne, pescado y queso. Uno o dos platos de verduras cocidas. También me gustan los dulces. Y... Agua".

Dijo eso mientras miraba la cara de Satanakia. No poder leer las expresiones faciales de una cabra era realmente inconveniente. Satanakia asintió.

"Ya veo".

"Entonces, ¿Qué le falta a tu casa?"

"Libertad".

Respondió de inmediato.

La cabra ni siquiera movió los ojos y dijo: "Eso no está bien".

"¿Por qué? Estoy agradecido de que me hayas salvado la vida pero no quiero usar un collar. Soy un humano. Déjame ir a casa."

"No".

De repente se irritó.

"¿Por qué?"

Con voz tranquila, Satanakia respondió lentamente.

"No te ayudé, te compré".

"..."

"Sí. Te tengo para verte. Porque eres bonito. No necesitas aprender trucos. Solo necesitas estar allí".

Sin embargo, no pudo evitar pensar "te compré" como un "No te comí" "No te maté así que sé agradecido."

"Segundo". Continuó. "Esto es Pandemónio. Si te dejo en libertad, vas a morir."

Se quedó en silencio involuntariamente. Eso fue lo que sintió el propio Hideo en el mercado.

"Porque los humanos son deliciosos tanto en carne como en alma. Son valiosos porque tienen muchos usos. Comida, órganos, para medicinas, por su piel, por su cabello... Es difícil de mantener porque es peculiar, tiene un temperamento alto, tiene un cuerpo débil y es duro para alimentar. Solo los curiosos o los que tienen mucho dinero convierten a los humanos en mascotas".

Sonaba terrible, pero se sintió increíblemente afortunado. En realidad, fue bendecido.

"¿Por qué querías quedarte conmigo?"

Satanakia se echó a reír ante la pregunta de Hideo.

"Te lo dije. Tengo curiosidad."

Era una forma de hablar sarcástica, ligeramente retorcida y autocrítica. Parecía un actor británico, popular en los dramas nocturnos.

"Tercero". Continuó. "Incluso si te dejo salir de la jaula, no hay forma de devolverte al otro mundo".

Al escuchar las palabras de la cabra, los ojos de Hideo parecieron abrirse demasiado.

"Para ir y venir entre el mundo humano y este mundo, hay un "agujero" para ese propósito. Es como una puerta que conecta el mundo de los demonios con el mundo humano. Hay tres tipos de agujeros. Primero, los que se abren naturalmente. Nadie sabe cuándo o dónde aparecerán, ni siquiera yo. Segundo, se abre desde el otro lado. No de aquí. En tercer lugar, solo puede ser abierto por demonios específicos. Sin embargo, los demonios que pueden abrir agujeros lo hacen porque comen humanos. Por ejemplo, íncubos y súcubos. Entonces... Te sales, te comen. Fin. No quieres que te coman, ¿Verdad?"

Era obvio. Negó. Luego, con miedo, preguntó. "Pero probablemente fui traído aquí por un demonio... ¿Cómo?"

"Hay algunos demonios que tienen la habilidad de hacer agujeros y tienen un trabajo importando humanos. Las personas son preciosas y se pueden vender a un precio alto".

"..."

"Contrabandistas."

Murmuró.

Dos chicas que eran realmente eróticas y lindas. Pensó que eran artistas.

"Mierda..."

Lo querían de comida.

"¿Qué?"

"Nada... Nada."

"No te dejaré..."

De hecho, tal vez tenía razón. Solo era peligroso dejarlo salir de su jaula. No iba a poder sobrevivir ni un día y no había manera de volver a su mundo original. Sin embargo, aunque entendía el razonamiento, no podía aceptarlo. En la percepción humana, los humanos eran diferentes de los animales. No estaban destinados a ser mantenidos como mascotas. ¡Y no podía explicar los llamados "derechos humanos" a los monstruos! Satanakia dijo:

"Yo no tengo interés en comer nada con lo que pueda comunicarme. Haré todo lo posible para satisfacer tus solicitudes así que ¿Por qué te quejas?"

Hideo dejó escapar un pequeño suspiro.

Incluso si podían intercambiar palabras, no era necesariamente que pudieran entenderse. También podía ocurrir entre humanos.

Puede que intentar negociar haya sido una tontería.


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