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No es el objeto por dark kirito

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Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a todos los que leen.

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No es el objeto

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Aladdin había comprado por impulso un ornamento femenino para… Judal.

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Judal x Aladdin

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Mercado en el Imperio Kou.

Un par de chicos admiran con curiosidad los diversos productos que ahí se ofrecen hasta que el más joven de ellos, se detiene en un puesto de ornamentos femeninos atraído por uno en particular.

—Vaya — contempla una larga orquilla parecida a la que usa Kougyoku en su tocado pero, tiene un lindo y elegante zafiro azul cuan botón de la flor llamada pensamiento, esta en oro blanco — seguro le queda muy bien — sonríe.

—Ey Aladdin — dice su acompañante — ¿con qué piensas pagar? No puedes ir por la vida mendigando, ¿sabes?

—Que grosero Alibaba-kun, he estado haciendo algunos trabajos y me ha ido muy bien. Soy un buen mago después de todo — agrega ofendido.

—Ah, no lo sabía, como últimamente estoy fuera por negocios pues — admite avergonzado.

El magi suspira resignado, se encoge de hombros y sonríe. A estas alturas no debería sorprenderle la falta de tacto en su candidato.

—Onesan — a la vendedora — ¿cuánto cuesta esto? — señala el objeto.

—Oh, tienes buen ojo. Esto fue hecho por el mejor joyero en mi pueblo pero hoy, lo tengo en oferta por tres monedas de oro.

—¡Que caro! — el rubio — ¡No quieras verle la cara a mi amigo solo porque no sabe nada del negocio!

—¡¿Verle la cara?! ¡¿Acaso no te das cuenta del laborioso acabado a mano?! ¡¿Crees que con un simple molde puede hacerse?!

—¡¿Esa es la manera de dirigirte a tus clientes?!

—¡Tu no estás comprando! ¡Es más, dudo que te alcance para adquirir lo más barato del puesto de enfrente! — que es de frutas.

—Pues no creo que hayas vendido algo en semanas con el horrible carácter que te cargas, seguro eres soltera.

—¡Y tú virgen!

El rubio quedó en shock, derrotado y siendo consolado por el magi que tocaba suavemente su hombro.

«—Te equivocas Alibaba-kun, el rukh dorado que rodea este adorno es indicio del gran esfuerzo, cariño y dedicación que puso el artesano, es por ello que volteé en primer lugar.»

—Me lo llevo.

—Estoy segura de que a su novia…

—No es… — se ruboriza — para mí novia… — baja la mirada avergonzado.

Una vez la chica lo envuelve y el mayor recobra la compostura, el dúo prosigue con su andar.

—Es un lindo detalle Aladdin pero siento que es algo costoso para una amiga, Kougyoku podría mal interpretar.

—No es para ella.

—Ah, ¿para Morgiana?

—Para Judal-kun — dice en un tímido susurro.

—¿Ah? P-pero no… eh… mmm… ¿no crees que se enoje?

—¿Porqué?

—B-bueno esto es… tu sabes — juega nervioso con las manos — para mujeres.

—A él le quedará bien.

—Bueno si, supongo que a tus ojos Judal es increíble pero hay un límite para…enserio, es mala idea.

Aladdin negó con la cabeza decido pero no completamente, ya el comentario de la vendedora le había hecho dudar y ahora los argumentos de su candidato hacían temblar su determinación. Ciertamente Aladdin no nada en dinero a diferencia de su pareja pero siendo este su primer sueldo por así decirlo, quería gastarlo en la persona que le es más importante así que posiblemente actuara por impulso. ¿Era mala idea? ¿Habría elegido mal? Ambos continúan en silencio hasta llegar al palacio donde el mayor le despide para ir en busca de la emperatriz, con quién tiene una audiencia para un intercambio comercial. Aladdin toma asiento en una fuente, dejando que la brisa refresque sus ideas, admira nervioso el objeto que mueve sostenido con el índice y pulgar cuando, una doncella se para al lado.

—Es un hermoso adorno Aladdin-sama — la expresión del aludido se ilumina.

—¿Lo crees onesan?

—Claro que si, ¿se lo ha obsequiado una enamorada para que la recuerde? Vaya, pobrecita, seguro que no sabe que usted está enamorado de Judal-sama.

—¿Ena… morada? — consternado — ¿da la impresión de que pertenece a una chica?

—Eso es más que obvio.

—¿Y si fuera de un hombre?

—Ninguno en su sano juicio usaría eso.

—Ah… ja… ja… ja… supongo que no…

La mucama notando el desánimo se reprende mentalmente y da cuenta de su error, seguro era el obsequio que le había hecho su pareja. Como Aladdin ya no quisiera usarlo bien podría darse por muerta.

—¡Oh pero en usted lucirá estupendo! ¡Usted es muy bonito!

Vaya, bonito… no apuesto o varonil; no es que le disguste pues en más de una ocasión se le ha catalogado de tal manera pero “bonito” no es algo que vaya muy acorde a Judal, probablemente lo odiará. Al captar la regada sin precedentes la joven se excusa y emprende la huida dejando a un todavía más desanimado magi.

—¿Qué pasa Aladdin-dono? — le pregunta un extrañado Hakuryuu.

—Ah onisan, lo siento no me di cuenta de que estabas aquí.

—Ya lo noté, tengo un rato hablándote.

—¿Enserio? Lo lamento.

—Descuida. Más importante, ¿qué ocurre?

—Bueno, ¿por dónde empiezo? Es que… pues…  le compré un regalo a Judal-kun porque me dio la impresión de que le quedaría bien pero… — lo muestra — me dijeron que…

—Veo el punto pero no tiene que ser necesariamente un inconveniente. Hay hombres que usan adornos como el que tengo yo… no son del mismo tipo pero tampoco tan diferentes — se quita el ornamento y coloca cuidadosamente la orquilla en el cabello.

—Te ves súper gay — el oráculo que va llegando.

—No sé porqué — el dueño de Zagan — me irrita de sobremanera que seas tú quien lo dice.

—Pues pareces zorra ¿qué quieres que diga?

—¡Claro que no!

—¿Ah no? — el mayor invoca un sencillo hechizo de agua que refleja imitando un espejo, para sorpresa de Hakuryuu no podía refutar el argumento, ciertamente por alguna razón le va fatal — Las cosas son para quien se pensaron, trae acá — se lo pone.

—¿Ah si? — su candidato ardido — Pues te ves… te ves… — le salta una vena en la frente — ¡Varonil! ¡¿PORQUÉ?!

El oráculo se encoge de hombros, acerca al novio y da un beso en los labios.

—Mi opinión es la única que importa — levita ligeramente dando la espalda, voltea y guiña el ojo, coqueto — gracias por el regalo enano, es la primera vez que me dieron algo de corazón — sonríe diabólico — así que voy a joder al rey idiota todo el día para presumirlo ja, ja, ja, ja, ja.

Y Aladdin lo entendió. Algo que para muchos lucía mal en un hombre, que para otros podía ser motivo de vergüenza o burla no lo es para su novio porque, no es el objeto sino la persona adecuada.


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