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Erase una vez un omega. por fuyumi chan

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La situación había tomado un giro bastante extraño, por así decirlo. De la nada, Alem comenzó a comportarse de manera distinta después de mi visita a la enfermería con Kylan. Claro, aquella situación había sido ridícula en sí misma, ya que el tonto solo había tenido una pelea con un borracho al saltarse las clases. Me sentí como un completo tonto por haber creído en las palabras de Aleix. Ahora, debido a eso, el idiota estaba actuando amablemente, llenándome de elogios y regalos. Esto me preocupaba, ya que la última vez que algo similar ocurrió, terminé con un puto y resplandeciente collar de oro alrededor de mi cuello. Era hermoso, no lo negaría, pero las iniciales grabadas en la parte trasera del collar me hacían hervir la sangre y sentir mariposas al mismo tiempo. Era algo que odiaba, ya que no podía controlar la atracción que sentía por él. Era difícil de creer que un alfa como él pudiera ser lindo.


 


Era casi un milagro que, después de un mes, mis padres aún no se hubieran dado cuenta de que llevaba un collar con las iniciales de Alem. Me sentía frustrado, y era extraño cómo deseaba tanto estrangularlo como besarlo al mismo tiempo. Todo era tan contradictorio con él, y esta dualidad se intensificaba ahora que se acercaba mi período de celo. Estaba cachondo y no quería tomar mis supresores y quedarme en casa, pero tampoco deseaba faltar a clases, ya que sabía que me arrepentiría después. Porque, Era realmente malo entendiendo apuntes ajenos. Sin embargo, eso no era lo peor. Lo peor era el miedo a encontrarme con Alem cuando estuviera drogado y hacer algo estúpido.


 


Por eso, decidí que, por mi propio bien, JAMÁS me acercaría de nuevo a él ni caería en la trampa de ser "amigos" como falsamente decía ese cavernícola. Sin embargo, esta resolución tenía baches, y esos baches se manifestaban en las molestas y adorables apariciones del idiota por dondequiera que iba. Tenía una lujuria contenida debido por su culpa, a pesar de que mi celo aún no había llegado. Maldije nuevamente su seductor aroma de alfa y el hecho de que otros chicos no me atrajeran tanto como él. Por eso, me propuse no acercarme, ignorarlo y pedir ayuda a Aiden cuando tomara mis supresores para evitar buscarlo, ya que Kylan estaba ocupado con sus propios problemas con Eiran, quien lo seguía prácticamente a todas partes como un cachorro. Lo peor era que Kylan estaba cediendo ante ello, en parte porque el cretino alfa sabía cocinar como los mismísimos dioses. Esa era la principal debilidad de Kylan, era un glotón terrible y consumado. Es irónico pensar que él fue el primero en intentar ser fuerte, declarando que nunca se dejaría influenciar, pero terminó siendo el primero en caer como un completo imbécil ante el rostro, encanto y las habilidades culinarias de Eiran. Definitivamente, no sería como él. Eso fue lo que reflexioné mientras garabateaba en mi libreta.


 


—Ese es un hermoso dibujo —escuché la voz de mi peor enemigo frente a mí, lo que hizo que Aida y Aiden, que estaban sentados a mi lado, se rieran, lo que me enfureció. Mientras tanto, Alem, el causante de todos mis problemas, estaba allí parado en la clase de arte como si nada, luciendo tan atractivo como siempre, actuando como si el mundo fuera perfecto y estuviera lleno de paz. Realmente me molestaba, ¿quién le había permitido entrar? Me pregunté, frunciendo el ceño mientras apartaba la mirada de ese ser repugnante. —¡Por favor, no puedes estar enojado conmigo para siempre! ¿Qué tal si te invito un delicioso helado e intentamos resolver nuestros problemas? —gruñendo con fuerza, rompí mi lápiz al escuchar esas palabras. No era la primera vez que me lo pedía, y aunque no estaba contando cada vez, su insistencia me resultaba irritante. Definitivamente estaba tramando algo, ¿verdad?


 


—Liem…


 


—No pienso salir contigo... no importa lo que digas...


 


—Ni siquiera si digo que quiero ser tu esclavo.


 


—No... —contesté de manera cortante. En ese momento, entró la nueva maestra de arte y llamó a Alem al frente. Al parecer, se había ofrecido para ser nuestro modelo por el día. Muchos de los omegas en la clase soltaron grititos de emoción cuando desabotonó su camisa, dejando al descubierto parte de su amplio y musculoso abdomen. "Maldito narcisista", pensé para mí mismo, rodando los ojos.


 


—¿Por qué no le das otra oportunidad, Liem? No sé, tal vez te sorprenda... —sugirió Aida en un susurro mientras empezaba a dibujar en su lienzo.


 


—¿En serio? ¿Me estás pidiendo que salga con él después de que me puso su maldito collar como si fuera un perro? —respondí con sarcasmo y molestia.


 


—Pues por eso, ahora que está siendo amable, puede darte la llave y podrás deshacerte de él —insistió Aiden.


 


—¡No! —respondí, apretando el pincel con fuerza y pintando su rostro en el lienzo con desprecio.


 


—A mí me parece que, por tu negativa, le tienes cierto aprecio y no quieres quitártelo —opinó Aiden.


 


—Eso no es verdad —defendí, apuñalando el lienzo con pintura roja.


 


—¿Por qué lo sigues negando si está tan obvio que te gusta? —contrarrestó Aida, lo que me enojó aún más.


 


—Están locas. ¿Cómo podría gustarme un cavernícola idiota como él? —negué agitando el pincel con rabia hasta que se rompió. Esto atrajo la atención de todos, especialmente la de Alem, quien solo me sonrió de una manera tan molesta que me dejó perplejo. Suspiré con dolor en el pecho. Sin duda, algo extraño estaba sucediendo.


 


Después de dos incómodas horas de clase, donde Alem me observó de manera perturbadora y me hizo sentir mariposas en el estómago, finalmente terminó la clase. A toda prisa y aún con restos de pintura en mis instrumentos, guardé todo en mi estuche. Quería escapar lo más rápido posible antes de que el deseo me ganara, mis amigos a mi espaldas estaban presenciando el chisme en silencio.


 


—Entonces… ¿aceptarás ir a tomar un helado después de clases?


 


—¡NO! —gruñí sin dejar de guardar mis cosas apresuradamente.


 


—Sabes, dibujas realmente bien. En serio, capturaste mi esencia... —escuché mientras miraba su pintura hecha por mi.


 


—¡Por favor, para ya... además, ese dibujo es una total basura!


 


—Nada de lo que hagas me parece una basura. Para mí es lindo —respondió, haciendo que me sonrojara y acelerara el pulso. ¿Quién era este chico y dónde estaba el verdadero Alem?


 


—Me estás asustando. Deja de portarte así.


 


—Jajaja, tomemos ese helado...


 


—Haaa, me tienes harto con lo mismo.


 


—Prometo que si vas conmigo, esta será la última vez que te hable.


 


—¿Por qué haces promesas que claramente no podrás cumplir?


 


—Irás...


 


—Esto es... Haaaa... Está bien, pero esta será la última vez que salga contigo.


 


—Perfecto, te espero después de la detención.


 


Con una sonrisa, él acarició mi mejilla sonrojada y se alejó, dejándome sintiéndome como un tonto. Aida y Aiden se despidieron de mí con risitas apenas contenidas y bromas de doble sentido tras mi bochornosa actuación; esos chicos a veces actuaban más como mis enemigos que como amigos. Después de que se fueran, permanecí un rato más en el salón, cuestionándome por qué accedí a salir con Alem una vez más. Sin lugar a dudas, era un imbécil. Tomé mis cosas algún tiempo después y al salir, divisé a Kylan en el pasillo, sosteniendo una gran canasta repleta de postres. Me acerqué a él, necesitando una galleta dulce para levantar mi ánimo después del ridículo que había protagonizado. Mi capacidad de autopreservación flaqueaba cuando se trataba de Alem.


 


— Eres como un salvavidas en el mar — murmuré, tomando una galleta sin permiso. Sabía que a él no le importaría, pero aún así lo hizo — ¡Noooo, esas son mis postres! ¿Cómo pudiste? — sollozó, lo que me hizo reír. Sin embargo, mi risa se detuvo cuando la galleta tocó mis labios y experimenté el sabor más delicioso que había probado. Y eso era mucho decir, considerando que había visitado innumerables lugares caros. Rápidamente devoré la galleta, pero antes de que pudiera tomar otra, Kylan apartó la canasta de mí.


 


— ¡En serio! Deja de ser tan tacaño y dame más galletas. Tienes un montón, no te hará daño compartir. Al contrario, te estoy salvando de ponerte como un cerdo — lo regañé, pero Kylan no cedió.


 


— No te daré más y, para que lo sepas, Eiran las hizo para mí... — expresó, sorprendiéndome — ¡Espera, qué! ¿Cómo es posible que ese alfa sepa cocinar también?


 


— No tengo ni idea, pero saben igual que los postres de una tienda a la que suelo ir cuando hay espacio.


 


— ¿Espacio? — pregunté, mostrando mi duda sobre a qué me refería.


 


— Hay una cafetería llamada "Dulce Kitty" donde para comprar, debes registrarte en su página y esperar meses para tener acceso a sus deliciosos postres. No puedo dártelos porque son un lujo.


 


— De verdad... eso significa que Eiran trabaja en ese lugar...


 


— Supongo... no estoy seguro y no me importa. Me ha sobornado con cosas deliciosas, pero no voy cedo. Ahora solo somos amigos — dijo con una sonrisa radiante que me desconcertó. Kylan parecía pensar que eso era algo sobrehumano, pero en realidad, no lo era. Kylan estaba cayendo en las redes de Eiran y lo peor era que ni siquiera se daba cuenta.


 


— Claro, "amigos" — dije sarcásticamente, haciendo comillas debido a su actitud ingenua y boba.


 


— Sí, somos amigos y solo eso seremos. Me rehúso a aceptar algo más ahora tengo a Eiran como mi simp. Y Para que lo sepas, hace semanas el muy tonto me pidió matrimonio y lo rechacé. No estas orgulloso de mi autopreservación.


 


— ¡¿QUÉ?! ¿Por qué no nos habías contado? — cuestioné, sorprendido. A Eiran, sin duda, le gustaba vivir al límite.


 


— Sí, me pidió matrimonio, y lo rechacé. ¿Quién en su sano juicio hace ese tipo de cosas? Solo tenemos 17 años. Si me casara algún día, lo haría como mínimo a los 18 — expresó Kylan. Sin duda quería a mi amigo, pero a veces era un poco tonto — pero no es como si fuera a casarme con él... p-puede ser un alfa guapo, pero yo soy fuerte, y es por eso que solo somos amigos. NADA más, solo es mi simp— bueno, puede que Kylan fuera más ingenuo de lo que creía, pero podía perdonárselo; era una persona adorable.


 


— Haaaaa, Kylan, consuélame, hice una estupidez — sollozé, abrazándome a mi amigo. Con picardía después del abrazo, me acerqué a la canasta de postres en su mano para llevar a cabo mi malvado plan — ¿Qué pasó? — preguntó él, ajeno a mi maquinación.


 


— Acepté una cita con Alem — sollozé.


 


— A...


 


— ¿Solo vas a decir "A"? — expresé molesto por su desinteresado comportamiento hacia mis problemas — Es un alfa guapo, ¿qué tiene de malo? — dijo Kylan como si fuera la cosa más mundana del mundo — Es un cavernícola — contraargumenté — y eso que... los cavernícolas suelen estar buenos, sobre todo si tienen músculos grandes — expresó mi amigo sin ningún pudor.


 


— ¡Por Dios santo! No puedo creer que hayas dicho esa barbaridad.


 


— ¿Qué tiene de malo? — cuestionó.


 


— Tiene TODO de malo, Kylan. Con esa actitud, sin duda terminarás casándote con el tonto de Eiran y teniendo como 10 bebés. Prácticamente ya te tiene atrapado. Eres tan fácil — dije de manera infantil. Kylan frunció el entrecejo, momento que aproveché para robarle dos muffins y salir corriendo. El bobo se dio cuenta y salió corriendo detrás de mí, pero debido a su terrible condición física, terminó cayendo.


 


— Gracias, Kylan, eres sin duda mi mejor amigo — me burlé, escuchando sus enfadados gritos a lo lejos. Eso sin duda me había animado un poco, pero cuando llegó el momento de mi cita con Alem, estaba aún más nervioso. Todo parecía normal de una manera que no me agradaba y me hacía sospechar. Estábamos sentados uno frente al otro, esperando nuestros helados, cuando todo estalló en mi cara.


 


— Estoy muy contento de que aceptaras venir. Quiero pedirte perdón por mi comportamiento anterior. Te daré la llave para que puedas quitarte mi collar...


 


Abrí los ojos de par en par, atónito. ¿En serio estaba pidiéndome perdón y dándome la llave del collar? ¿O había algún truco sucio? Con un puchero, reconsideré sus palabras. En realidad, amaba su collar, pero solo porque era una hermosa pieza de joyería, no por ninguna otra razón. Estaba reconsiderando mis opciones cuando lo siguiente me dejó helado y lleno de confusión.


 


— Por cierto, me quedaré con el collar porque he ahorrado durante mucho tiempo para él... Creo que sería un lindo regalo para mi futuro esposo. Espero que no te moleste.


 


— "Molestarme" — pensé enojado, apretando los puños debajo de la mesa — Claro... — respondí con una sonrisa falsa — Primero debo ir al baño. — Sin esperar siquiera a que objetara, me fui. Pasé entre las mesas, viendo a varias parejas felices que me hicieron sentir un nudo en el estómago. Los asquerosos celos me invadieron. Sabía que era totalmente ilógico estar celoso porque otras personas fueran felices, sin embargo, estaba de mal humor. Al abrir la puerta y mirar mi reflejo en el lavabo, la ira me invadió. — ¡Que se joda! Me lo quedaré, porque debo devolverlo, es su culpa dármelo en primer lugar. ¿Cómo se atreve a siquiera pensar en dárselo a algún gigoló cualquiera? "Futuro esposo", sí, claro... Seguramente será un prostituto de cuarta, conociéndolo... — Respirando profundamente, miré nuevamente mi reflejo en el espejo. Tenía una expresión que odiaba. Todo era culpa de ese idiota. El hecho de estar tan confundido era completamente su culpa. Eso me repetía a mí mismo cuando, de repente, su figura apareció en el espejo detrás de mí.


 


— ¿Qué te sucedió? ¿Qué pasa con esa cara? — preguntó arrogantemente al cerrar la puerta del baño. Una gran sonrisa adornó su atractivo rostro, irritándome. Enfadado, le di una patada. — ¡Cómo te atreves... eres un idiota! — sollocé, desmoronándome. Era realmente patético.


 


— ¡AH... demonios, eso dolió! Podrías calmarte, por favor. No tienes por qué llorar... en serio lo siento, pero, ¿no te parece justo que ahorre gran parte de mi vida por un collar para la persona que me gusta y que, mientras esta persona me rechaza sin la más mínima esperanza de amistad, se quede con él, no solo rompiéndome el corazón, sino dejándome en la banca?


 


— ¡Entonces, por qué me lo diste en primer lugar! ¡En serio, te odio! Eres un imbécil... — sollocé, con lágrimas contenidas, y en un arranque, lo tomé por la camisa y lo besé. Enojado, enojado mordí sus labios posesivamente, escuchando como gemía de asombro, pero esto duro poco, porque al recomponerse, tomo el control, metiendo su lengua hasta mi garganta, haciendo que olvidara por qué estaba enojado y por qué seríamos una pareja terrible. Todo fue borrado cuando nuestras bocas se encontraron. Su lengua acariciaba la mía, entrando y saliendo, saboreando mis labios. Sentí el calor crecer cuando nuestros cuerpos se presionaron aún más. Mi agujero se mojó cuando el muy descarado agarró mi trasero con sus enormes manos, apretándolo y acariciándolo. Algo enojado y excitado, apreté el suyo en venganza. Estaba tan duro y firme que casi me hizo correr al imaginarlo desnudo ante mis ojos. El muy cretino tenía un buen trasero, y eso era algo que no podía negar.


 


— Supongo que ahora estamos en paz — susurró roncamente cuando nos separamos para respirar — No... — dije sonrojándome. Si iba a ceder, al menos me saldría con la mía — Solo estaremos en paz si juras que quitarás las estúpidas iniciales de mi collar... además, de que... — mordí mis labios por el nerviosismo y la vergüenza — de que tienes la obligación de quitarme la virginidad y cuidarme cuando me llegue el celo... solo así aceptaré salir contigo — reproché, avergonzado y arrepintiéndome de inmediato — Ok... solo lo haré si eso significa que somos novios desde ahora — respondió, alineando mi rostro al suyo y sonriendo como un idiota total.


 


— Está bien... desde ahora somos... No-novios... ¡Más te vale que me seas fiel o te cortaré el pene!


 


— ¡Por supuesto! — contestó feliz, besando mi frente — Además, quiero tener sexo ahora mismo...


 


— ¡Espera, qué...! Eso... — reí nerviosamente, tratando de actuar desentendido — Alem, quiero sexo. ¿Sabes lo horrible que es estar drogado por mis estúpidos supresores? Solo por eso te he aceptado como novio — haciendo un puchero, lo amenacé. Era mentira, pero él no tenía por qué saberlo.


 


— Pero tus padres me matarán. Tal vez deberíamos esperar... ya sabes, hasta la universidad — propuso, con una risa nerviosa, enredando su cabello por los nervios. Sus ojos miraban a todos lados menos a mí. No podía creer lo cobarde que era. No era culpa suya, tenía eso más que claro. Sin embargo, no evitaba que me molestara.


 


— ¡NO! ¿Qué sentido tiene tener un novio si no puedo satisfacer mi celo con él? — me quejé, haciendo mi carita más adorable para convencerlo — Tienes razón, pero a tus padres no les parecerá raro que llegues tarde a casa...


 


— Les mandaré un mensaje diciendo que me quedaré en casa de Kylan...


 


— Bien... pero solo lo haré con una condición...


 


— ¿Cuál...?


 


— Que digas "te amo" — erizándome, lo miré a los ojos. Alem tenía una expresión seria, no parecía estar bromeando en absoluto. ¡En qué me había metido! — ¡Eres idiota! Tenemos poco tiempo de conocernos, ¿Cómo podría amarte? — respondí con el corazón acelerado.


 


— ¿Al menos te gusto? — preguntó, haciendo que me calentara por todas partes. — Por mi parte, ten por seguro que me gustas tanto que hasta considero que eres adorable cuando estás enojado y tus defectos me parecen lindos... podría decir que mis sentimientos más que gustar se han convertido en amor. Y si tú no sientes lo mismo por mí... pues supongo que tendré que resignarme y dejarte libre. No me conformaré con poco, tenlo por seguro…


 


— Tú... tú... creo que me gustas... — contesté, cerrando los ojos y sintiendo mi piel arder de vergüenza al confesarlo…


 


— "Creo". Esa no me parece una respuesta aceptable. Es sí o no, es muy fácil, Liem, y mírame a los ojos cuando me lo digas... — reprochó. Al abrir mis ojos, su cara estaba completamente sonrojada — Está bien... ¡tú, idiota! Me gustas, me gustas mucho, pero ten cuidado si andas por ahí alardeándolo. Juro que te patearé si te atreves a divulgarlo.

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