Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Erase una vez un omega. por fuyumi chan

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—por favor quiero ser tuyo Alem—gemía lujuriosamente Liem enredando apenas su pequeño cuerpo contra el mío, mientras yo disfrutaba viendo como su pequeño agujero se tragaba mi mounstrosa verga—tan lindo y adorable—murmure ante la obscena escena, su lindo pene se restregaba contra mi abdomen llorando liquido preseminal y su húmedo agujero me apretaba con fuerza, tentándome a correrme—Si tanto quieres ser mío dejaré de hacerte sufrir, cariño —susurré con voz seductora, deslizando mis manos para girarlo suavemente y colocarlo de espaldas a mí. Un gemido lastimero escapó de sus labios, al salirme de su hambriento agujero hinchado.


 


—no, no seas cruel, lo necesito… por favor Alem…Muerde mi nuca…yo te amo…


 


Sollozo mi lindo omega y sin poder contenerme bese su nuca con cariño, mordiendo con amor su cuello al mismo tiempo que volvía a entrar en su apretado agujero, mi nudo se hincho ante el placer y con los lindos lamentos y lágrimas de Liem lo penetre con mi nudo—si…si… ¡haaaa…tan bueno, tan grande!!!—gimió corriéndose haciéndome casi eyacular por sus lujuriosos gemidos de satisfacción—eres mío Liem...para siempre, mi adorable omega, mi amor…—susurre en su oído empujando con más rigor, pero antes de que pudiera correrme algo helado golpeo mi rostro.


 


—¡HAAAAAAA basta…maldito!!! — Desperté de golpe, irritado por el frío golpe en mi rostro. Mi hermano estaba parado junto a la puerta, mirándome con expresión molesta y sosteniendo un atomizador de agua en la mano.


 


—¡Deja de gemir y ve al instituto de una vez! —se quejó, avergonzándome por el sueño húmedo en el que había estado. Rápidamente, tomé una almohada para cubrir mi excitación, rezando internamente para no haber pronunciado el nombre de aquel omega molesto en voz alta. Sabía que si mi hermano se enteraba de que había tenido ese tipo de sueño con él, nunca me dejaría en paz. Seguramente correría a contárselo a nuestros padres, quienes, siendo mayores, comenzarían a presionarme para que les diera nietos, sin importar que aún estuviera en el instituto. Conociendo a mi hermano, lo haría con gusto, solo para librarse de esa responsabilidad y pasarla a mí.


 


—¡Puedes salir, ya estoy despierto, por el amor de Dios! Un poco de privacidad no te vendría mal. — Mi hermano me miró con una sonrisa maliciosa mientras atrapaba la almohada que le arrojé en el aire.


 


—Sabes que eres realmente gracioso, hermanito. Ayer te quejaste mucho de cierto omega y dijiste que no te atraía, pero lo primero que escucho al despertar es cómo gimes su nombre.


 


—¡Lárgate de una vez!


 


Arrojé la otra almohada hacia Aleix, quien la atrapó con una sonrisa perversa antes de cerrar la puerta.


Molesto, me dejé caer nuevamente en la cama, desordenando las sábanas. Me frustraba haber sido descubierto.


 


—¡Demonios! —gimoteé enfadado, frenando un grito con la otra almohada. ¿Por qué tenía que estar tan obsesionado con ese omega insignificante? Me quejé mientras recordaba su dulce aroma, sus curvas pronunciadas, su lindo y redondo culito y por sobre todo su adorable y testaruda personalidad que me volvía loco. La irritación aumentó al sentir el dolor de mi erección desatendida, así que me levanté de mala gana y fui rápidamente al baño para solucionar el problema.


 


Camino hacia el instituto como todas las mañanas, y por milésima vez me pregunto qué es lo que ese omega tiene que me vuelve loco hasta el punto de convertirme en alguien que detesto: un acosador posesivo y primitivo. Hasta ahora, solo me había enamorado de chicas, todas alfas. Nunca me sentí atraído por los omegas, ya que por experiencia propia sabía que su adorable y encantadora personalidad era solo una fachada para ocultar su maldad interior. Todos los omegas que conocía, especialmente mi hermano mayor, eran criaturas despreciables y manipuladoras. Cuando se les presentaba la oportunidad, se aprovechaban de los ingenuos alfas que caían en su trampa, convirtiéndolos en sus esclavos. Mi hermano tenía uno de esos alfas ingenuos, y prácticamente lo tenía comiendo de su mano, a pesar de que no eran pareja, solo amigos. Mi hermano encarnaba todo el mal que albergaban esos "inocentes" omegas.


Enojado por mi sueño húmedo y tras reflexionar sobre ello, llegué a la entrada de la escuela, donde mi mejor amigo me saludó. Emitiendo un suspiro cansado, supe que tendría que darle una explicación sobre mi comportamiento exagerado de ayer, algo que no quería hacer.


 


—Oye Alem, ¿por qué demonios me golpeaste ayer? No te reclamé porque parecías un poco psicópata y me asustaste... —dijo mi amigo con una sonrisa fingida. "Maldito chismoso", pensé. —No me digas que fue por el omega...


Ulrick preguntó, matando todo mi buen humor y clavando una daga en mi corazón.


 


—No seas imbécil, Ulrik. ¿Por qué iba a ser por ese estúpido omega?


 


—Bueno, tranquilo. Solo estaba preguntando, pero supongo que si no te gusta, puedo coquetear con él y tal vez invitarlo a salir.


 


Expresó con cierta malicia, no sé si a propósito o simplemente por idiotez, pero eso me alteró. Agarré el cuello de su camisa y lo acerqué a mí, diciendo algo que realmente odiaba.


 


—¡Ni se te ocurra! ¡Él es mío! —grité, mortificado al instante en que esas palabras salieron de mi boca.


 


—Está bien, entendí. Es tuyo, no volveré ni siquiera a verlo. Pero por favor, no te obsesiones tanto, estás asustándome...


 


—¡No digas estupideces! Él no... Olvídalo. Solo no te acerques a él, y no lo digo porque me guste o algo así. No me parece atractivo de todos modos, no me gusta ni un poco. Solo es que tú tienes esa molesta manía que me irrita. Además, no me parece correcto que acoses a omegas indefensos...


 


—Claro, ya entendí que no "te gusta nada" —dijo, mordiéndose los labios para contener la risa.


 


—¡Te mataré si te ríes! —lo amenacé, borrando su molesta sonrisa. Justo en ese momento, un dulce aroma hizo que me girara, y mis ojos se encontraron con mi obsesión. El omega, para mi consternación, se veía totalmente adorable, frunciendo el ceño al verme. Sus padres estaban a su lado, y su padre beta, al percatarse de mi presencia, me dedicó una mirada asesina que al menos me hizo aterrizar y dejar esa estúpida nube en la que me sumía cada vez que veía al enclenque omega de cabello cobrizo y lindos ojos verdes. Para divertirme un poco, le di una sonrisa descarada y un besito a su hijo, y me alejé sabiendo que había enfurecido al hombre, lo cual al menos me hizo sonreír y alegrar el día.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).