Etéreo
Su única compañía había sido el canto del viento entre los árboles, lo sentía acariciar los pétalos de las flores llevándose entre sus invisibles dedos el polen y los pétalos de estás, con los ojos cerrados había imaginado miles de veces que era él quién movía y jugaba con ellos. No había sido de extrañar, al tener como única música los sonidos del bosque que al escuchar un susurró a lo lejos le haya parecido un sueño.
"Alexandre" escuchó de nuevo y arrugó la nariz, parecía tan lejano aquel nombre, no recordaba la última vez que lo había escuchado.
"Alexandre" escuchó de nuevo y sintió que algo lejano al viento pasaba entre el follaje. Entorno los ojos para ver mejor.
"Alexandre" escuchó, ahora más suave aún que las otras veces.
"¿Eres tú?" Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas pero ¿A caso él podía llorar?
"Sí, Alexandre; he venido"
"¿Pero cómo?" Georges sonrió y el niño entendió sin palabras. "¿Cuándo ha sido, te ha dolido" su voz que tantas veces en sueños le había parecido tan lejana le acariciaba ahora con su tono jovial, su tono eterno.
"No" se acercó más a él "No me ha dolido tanto como tú recuerdo, que amé con todo mi dolor y mi alegría"
"¿Cuándo?..." La pregunta sonó como un lejano susurró.
"No importa" le sonrió "Estoy aquí" le acaricio con una mano aquel mechón rebelde que se escapaba hacia su ojo "He vuelto"
"¿Te tomo mucho encontrarme?"
"No" levanto su brazo "Juntos en la vida y en la eternidad... ¿Recuerdas?"
Alexandre sonrió con melancolía, con tristeza... Con el corazón roto.
"Rompí tus cartas ¿Sabes? Tu ya no me amabas"
"Yo te amo Alexandre, como siempre"
"Pero..."
"¿No lo sentiste cada día, no lo sentiste en tu sangre que esta en mi, en tu alma que es la otra parte de la mía?"
"Sentí algo, sentí paz"
"Es porque nuestra amistad nunca se rompió, porque nuestro amor es eterno como el universo. Y aunque intentaron separarnos nos pertenecimos en vida y la eternidad ahora es nuestra para nunca separarnos más"
Georges estiró su mano y Alexandre entrelazó la suya a la de él.
"Has cambiado, no lo había notado"
"¿No te gusta?"
"Me agrada"
"Puedo ser ese recuerdo, cuando nuestra sangre se mezclo y nuestras almas se unieron"
Alexandre le sonrió a ese rostro de catorce años que tanto amaba y Georges le correspondió al niño que nunca había olvidado, al que siempre había amado y con sus manos entrelazadas caminaron con el viento, juntos entre ese bosque, entre esas flores, entre ese amor que tanto habían añorado, para ser eternos en su amistad, para ser inalcanzables ante quienes se habían opuesto a su amor, para ser eternos el uno con el otro.
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