Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Spankingway por SigmaIII

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes y universo de Helluvaboss pertenecen a Vivziepop.

Estoy en modo Shippear a Wally como si no hubiera un mañana y así fue.

Esto es lo más raro a lo que he llegado. Oren por mí.

Capítulos cortitos. Habrá un par de ilustraciones  si recuerdo como subirlas. 

 

Notas del capitulo:

Higging= Abrazar

Wally Wackford´s  Wacky Idea Factory 

 

Pecadores Inventores, esos son Loopty Goopty y Lyle Lipton. Recién llegados al infierno y enseguida contratados por su empleador Wally Wackford alias Wacky Wally. 

Miraron al diablillo de cabellera blanca de pie ante ellos, llevaba todo ese rato señalando con su bastón y enérgicamente un pizarrón con todas sus nuevas y locas ideas. 

Loopty y Lyle intercambiaron miradas de complicidad y con eso bastó para coincidir. 

Eran inventores, genios de la robótica y feroces hombres de negocios. A sus ojos, que Wally se creyera capaz de llevar el liderazgo de esta sociedad de la que ya formaban parte fue hilarante.  

–Que jefe tan creativo– Loopty interrumpió con esa observación la perorata del demonio. 

–Y tan capaz. Sin mencionar lo buen anfitrión que ha sido. 

–Tu lo has dicho Lyle, Wackford sabe tanto y conoce el infierno muy bien, seguro tiene muchos contactos y conoce gente importante que nos ayudará a poner en marcha Wacky Idea Factory. 

–Será así. 

–Tal vez este increíble jefe sería tan amable en conseguirnos café, así podremos tener energía para idear todos los inventos que haremos y con los que haremos montañas de dinero–

¡DINERO!

Wally enseguida fue por café. Rápido lo convirtieron en el mandadero. 

Estar a solas les daba oportunidad de organizarse, cuando estaban vivos tenían todos los medios a su disposición, pero aquí en el Infierno empezaban de cero. Necesitaban financiamiento. Recién comenzaban su carrera como empleados en la Gran Wacky Idea Factory. Y su base de operaciones es esta oficina rentada. 

 

Unas semanas después….

 

Wally lloraba desconsoladamente. Contratarlos solo representó pérdidas. Pérdidas y más pérdidas. Si ya estaba en números rojos. Ahora estaba en picada. Estos inventores resultaron ser muy exigentes. Querían todo de primera calidad: materiales, herramientas, hasta el café. Tuvo que pedir otro préstamo al banco porque cada cosa que le pedían para trabajar era muy costosa. Y aún así no construían ni vendían nada. 

No le importaba llorar con ellos allí. No había a donde ir, tras el embargo, tras ser echado por su casero, del último sofá que le prestaron. Sólo le quedaba la oficina. 

–El jefe está triste. 

–Mucho– 

Su tragedia fue resultado de su ingenuidad, quedó tan sorprendido con el currículum de sus empleados que estimó ganancias pronto y fácil. Claro que no sería fácil, nunca nada era fácil para él.  Ante sus catastróficas circunstancias Wally consideró seriamente… Miró la ventana, se encontraban en un edificio de cuarenta pisos. Si saltaba, si. Pondría fin a su sufrimiento. No tendría más deudas. Pegó la cara al cristal mirando al horizonte, allí estaba la libertad financiera. La libertad y salvación eran posibles para él librando este cristal. 

–Tal vez deberíamos apartarlo de la ventana–

Loopty lo hizo, lo tiró del hombro y lo sentó a la mesa de trabajo junto a ellos. Lo miraron un rato. 

Wackford era un hombrecillo extravagante y aunque estaba motivado por la plata, en el fondo tenía buen corazón. Esto lo reconoció rápido Lyle. No se desquitaba con ellos. Se enojaba consigo mismo por no poder sacar a flote su empresa. El regordete pecador se cruzó de brazos. Se negaba a trabajar con la basura de reciclaje que les había llevado. Pero aún lo necesitaban, todavía no se terminaban de asentar. Y si mantenerlo vivo requería que se rebajarán y trabajaran con lo poco que tenían. No quedaba más que resignarse. 

Habló a Loopty. 

–Tal vez podamos hacer algo con esto, hagamos una lluvia de ideas solo para pasar el rato–

Y así lo hicieron. 

–Son simplezas, pero es divertido–

Ensamblar piezas tan pequeñas era muy fácil para ellos. Fue como tomar vacaciones, sin proyectos, sin juntas, sin obstáculos, sin planeaciones complicadas. 

 

Wally pasó de odiarlos por hacerlo perder tiempo y dinero a amarlos cuando miró los primeros prototipos. Fabricaron cigarrillos electrónicos muy sencillos, pero estilizados. Tras unos ajustes finalmente se dignaron a elaborar la versión final y lograron vender unos cuantos. Para fin de mes Wacky Idea Factory recibió las primeras ganancias. No era mucho, pero si lo suficiente para compensar una parte del capital invertido. A este ritmo anticipaban muchas ventas. 

Wally mascullaba preso de la emoción, tan aliviado, contento como estaba y cómo el buen jefe que es, decidió celebrarlo. Los convocó en el comedor, representado por la mesilla con la cafetera y tazas localizada en un extremo de la oficina.  

 

Destapó una botella y el corcho salió volando. 

 

–¡Un brindis por este éxito! – 

Era alcohol barato. Pero, alcohol al fin y al cabo. Lo sirvió en las tazas y se las dio.

Objetivamente, no había motivos para celebrar, el déficit en el que se encontraban como empresa era alarmante. Pero su buen ánimo y energía eran contagiosos. Brindó por el pedido de diez unidades más solicitadas por la tienda de la esquina. Y sé y los felicitó por la futura expansión a la máquina expendedora del tercer piso. 

Posteriormente y un poco desinhibido porque aquel alcohol barato pega fuerte. Wally dichoso por el éxito que tanto ansiaba repartió abrazos. Primero fue a Loopty quien se retorció en su lugar. El hombre rápido se lo quitó de encima y se limpió la ropa con las manos. Cuando fue el turno de Lyle, el pecador también se sobresaltó. No estaba acostumbrado al afecto físico desinteresado. Pero a diferencia de su colega. La experiencia al final de su vida con el equipo de IMP y los Querubines lo hizo reflexionar en todas las cosas que no experimentó. Nunca tuvo familia, nunca se casó. Nunca hubo amor en su vida. Y ese abrazo del jefe se sintió tan increíblemente bien. Desconcertante, pero bien. Incómodo, pero bien. Dudando, nervioso… porque nunca abrazo a alguien, ni a sus padres correspondió. Lo intentó torpemente ya que no sabía cómo dar un abrazo sincero. El contacto físico se sintió como una eternidad y cuando por fin terminó Wally solo tomó la botella la levantó a lo alto y les sirvió más. Lyle suspiró con alivio, que el jefe siguiera como si nada ayudó a calmarlo tras experimentar esta muestra de afecto que ya superada más tarde la pensó divertida. Su cuerpo viejo se sintió joven. Y aunque era un tacaño capitalista seguía añorando las cosas bonitas que los Querubines mencionaron. En el Infierno parecía imposible, pero el jefe aun siendo demonio era amigable. Amistar con él parecía una buena idea. Un buen comienzo. Fue el comienzo.

A partir de allí Lyle empezó a abrazar a Wally. Lo hacía seguido. Por supuesto, primero empezó a hacerlo de forma sútil. En parte por vergüenza y porque no sabía cómo hacerlo bien. Lo hacía poniendo la mano en el hombro del demonio cuando quería decirle algo. Acercándose mucho con la excusa de mostrarle unos planos. Le daba la mano sí había oportunidad. Todo esto tentando el terreno; y sin rechazos o ridiculizaciones Lyle se sintió motivado y con más confianza para abrazos completos y estrujones. 

Loopty lo notó, pero no dijo ni hizo nada. Y para Wally no fue raro, en los círculos en los que se movía era normal estrechar el antebrazo, dar medios abrazos, abrazos y palmadas en la espalda en los saludos y despedidas. Es un caballero de la Ira y diablo de negocios después de todo. 

Y la primera vez que Lyle le palmeó firmemente el trasero se lo tomó como el juego entre hombres que creyó.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).