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El Conde que me amó. por Daphne Phantomhive

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Notas del fanfic:

Esta historia se ambienta en la misma época que la narrativa original, solo omitiendo el hecho del atentado a la mansión Phantomhive. Me referiré como Ciel al que tod@s conocen como RCiel o Ciel Zombie y el nombre para OCiel será Astre. (Nombre aún no oficial en la historia original.)

Ships principales: AstrexSebastian, CielxElizabeth, UndertakerxVincent, etc.

 

Todos los personajes aquí incluidos son propiedad intelectual de Yana Toboso, creadora del manga Kuroshitsuji, en el cual estarán basados algunos de los acontecimientos de este Fanfic. 

En la gran ciudad de Londres, adentrandonos en el siglo XIX, la sociedad ha estado dividida en varias clases sociales; las hay desde las familias más humildes, hasta las de gran renombre, pero en esta historia quiero que nos adentremos en la vida de una de esas familias que por años han mantenido las tradiciones al pie de la letra, además de siempre ser caracterizadas por preservar su linaje con gran esmero. 

La familia de la que les contaré en esta historia, son los Phantomhive, o conocidos también por su apodo en los bajos mundos como; "Los perros guardianes de la Reina", siendo unos entrañables miembros de la nobleza que hoy, para felicidad de todos, se encuentran festajando el cumpleaños número dieciocho de su mayor bendición, o más bien, del mayor orgullo de sus padres, los gemelos Ciel y Astre Phantomhive.

Ambos han sido el uno para el otro desde el día de su nacimiento, aunque claro esta que hasta a sus padres les ha costado entenderlos al máximo, debido a que, físicamente hablando, son como las dos gotas de agua más puras que pudiesen existir, pero no exagero al decir que son completamente opuestos tanto en alma como mente, por un lado tenemos al primogénito Ciel, quien siempre se ha destacado por ser un líder nato desde su niñez, él ha sido excelente en todas las actividades que deben competerle a un varón que nació con el destino de convertirse en el heredero de todo el imperio Phantomhive, y no es en vano agregar que su belleza y su carisma lo vuelve la sensación de cualquier baile o evento de la sociedad al que acude.

Después se encuentra el segundo hijo, Astre, quien a pesar de no tener que cargar con todas las responsabilidades de un próximo Conde como su hermano mayor, de igual manera se ha esmerado demasiado en sobresalir, aunque en otros ámbitos, él es apasionado del arte, la lectura y demás actividades de culto, provocando de esta manera los malos comentarios de los quejumbrosos, ya que parece ser que la sociedad no soporta que al joven amo no le importen tanto los temas como el apoyar a su hermano en sobrellevar el título de perro guardián, pero esto es debido a siempre haber sido criado como el gemelo más introvertido, y no es que no disfrute de la compañía de las personas, o que no le interese el futuro de su familia, pero para él no hay mejor compañía que sí mismo junto a sus pensamientos y sus ideas, las cuales ama plasmar en el lienzo mientras sueña que sus deseos más utopicos se vuelven realidad, y aunque no me guste revelar secretos, muy en el fondo de su corazón sólo sueña en poder llevar una vida normal fuera de las crueles expectativas que todos tienen sobre él. 

Pese a las diferencias, han llevado una excelente relación como hermanos, el amor es lo primordial y es algo que Ciel siempre ha procurado demostrarle a su hermanito, aunque a éste le provoque un poco de repudio la muestras excesivas de amor y ¿cómo no hacerlo?, si desde niños, siempre ha tenido que tolerar los excesivos episodios de cariño que a través de los años ha visto de su prima Elizabeth hacia Ciel y viceversa, incomodándole tanto que hoy a sus 18 años, aún no se imagina en elegir a alguna prometida, aunque su madre le insista de manera estresante en el tema, al final aún no es necesario que él tome una decisión así, cosa que su padre es consciente de ello. Al final y de igual manera, no puede evitar sentirse emocionado, por la gran e inesperada noticia que Ciel estaba por dar en su cena de cumpleaños.

– Padre, madre, hermano, tíos, primo y mi hermosa Lizzy, gracias a todos por este gran cumpleaños que han organizado en nuestro nombre. No puedo estar más agradecido, pero quiero aprovechar este sentimiento para darles una noticia, ¿verdad, querida?— Estas eran las palabras galantes que decía el joven ante la mirada atenta de todos los presentes, mientras se acercaba al lugar de su prometida, para con un elegante ademan, pedirle que se pusiese de pie junto a él. 

– La verdad que estamos muy emocionados ya que, todos estos años conviviendo con Ciel han sido maravillosos, y ahora que cumplió dieciocho, ambos creemos que es prudente el fijar una fecha para nuestra boda.— Continuaba hablando Elizabeth mientras el joven acompañante se incaba frente a ella para mostrar un bello anillo de compromiso el cual colocaba delicadamente en el dedo de su prometida, quien ya había dejado de ser la niña estresante que entraba haciendo escándalos en la mansión, era de orgullo ver que a sus 19 años, la próxima Condesa estaba comenzando a ser una bella dama, de buen ver y sobre todo más recatada y madura. 

En la mesa abundaban todo tipo de reacciones, los Condes Vicent y Rachel no podían estar más felices al igual que los Marquéses Midford, por otro lado era gracioso ver al primo Edward casi desmayandose de la impresión, sabía que ese momento llegaría pero no lo esperaba tan pronto. Después teníamos a los sirvientes de la casa Finnian, Mey-rin, Bard y Tanaka, que de igual manera mostraban su respeto y felicidad aunque de una manera más reservada. 

Al final estaba Astre, qué por una parte se sentía hastiado del exceso amor que se profesaba la pareja pero sin dejar de sentirse alegre, después de todo así ya no tendría que tolerar a la fastidiosa de su prima revoloteando por la mansión como niña pequeña, ya que aunque había crecido, su naturaleza aún tenía ciertos delizes, además de que probablemente Ciel se la llevaría a vivir muy lejos, esto sumaba a su comodidad, pensaba para si mismo. 

 

El festejo continuó por unas horas más, terminando a la medianoche después de pequeño baile familiar en honor a las nupcias qué se habían pactado para el mes de Octubre, según el anuncio de los novios. Las luces se apagaron, todos estaban en sus respectivas habitaciones y cuando Astre trataba de conciliar el sueño luego del ajetreado día, logró escuchar a la lejanía unos sutiles toques en su puerta, los cuales reconocía perfectamente.

 

— Sabes que no tienes que tocar, no soy una señorita. — mencionaba con un tono burlón, como acostumbraba cuando a Ciel se le ocurría hacer cosas que consideraba tiernas pero infantiles, mientras se dirigía a abrir la puerta. 

— Creí que estarías dormido Asti, ¿podemos hablar un minuto? — La manera y el tono en que hablaba Ciel despertó la curiosidad del contrario, ya que era raro que él llegara con tanta cautela a su cuarto, cuando la confianza era demasiada entre ellos como para que él se comportara de esa manera

— No seas ridículo y entra, ¿qué quieres?, no me digas que me vas a pedir que te haga leche con miel, como cuando éramos niños ¿o tuviste pesadillas? –Mencionaba burlón Astre.

– Tarado, no me molestes, es solo que... – Titubeó un poco – Sobre lo que paso hoy, la verdad no sé si la decisión que tomé sea correcta.– miraba con un claro gesto de estrés mezclado con melancolía. 

– Ciel, creo que bebiste unas copas de más, esto es demasiado raro, tú siempre estás seguro de lo que haces, mejor ven y cuéntame todo, sabes que siempre hemos sido tú y yo. – Astre extendió su mano para que el otro entendiera que quería que entrará a la habitación, a pesar de que el tiempo no pasó en vano, aún se preocupaba mucho por su hermano, por lo cual quería que ambos estuvieran cómodos para poder hablar con más claridad. 

– Es sólo que aveces quisiera haber sido el segundo, ¿sabes?, siento que quiero mucho a Lizzy, más no la amo y aún no logro verla como mujer, no sé si estoy haciendo lo correcto, todo esto es sólo por complacer a papá, además tampoco me siento listo para volverme un Conde, siento que aún no tengo lo que se necesita como para llevar las riendas de las tiendas, las empresas, los terrenos y papeleos, son tantas cosas que me sobrepasan y... – Ciel inmediatamente comenzó a hablar más rápido y a decir cosas que comenzaron a ser inaudibles para Astre, quien solo estaba congelado sin saber que decir, todo el tiempo creyó que su hermano había nacido para ello y que podría tomar el título como si no fuese nada increíble, pero al ver el verdadero sentir de su hermano, no pudo evitar sentir un nudo en la garganta, después de todo y por la gran conexión que tienen era imposible no preocuparse por él. 

– Ciel, Ciel, Ciel, ¡Ciel! – le llamó sacudiéndolo de los hombros tratando de que reaccionara. – Mira... – suspiró pesadamente — son muchas situaciones y responsabilidades, que entiendo que puedan hacerte sentir lo peor, pero no debes tomarlas si aún no estas preparado, recuerda que padre es flexible en esos casos, podrías pedirle algún tipo de apoyo o educación para los asuntos financieros. – eran las palabras que a manera de calmante brindaba el joven al desesperado niño que tenia frente a él, nadie más que Astre sabía que ese joven que se mostraba perfecto y virtuoso, día a día se siente carcomido por el peso de su propio destino que tristemente esta pactado, y era en esos momentos donde él se sentía afortunado y aliviado de ser el menor. 

 

– Antes que nada, dime la verdad, cuando yo me case, ¿tú te irás?– fue la pregunta que lanzó a manera de daga que dió directo a la garganta del menor. – Yo tenia la ilusión de poder formar una familia, pero no quiere decir que quiero que te vayas, podría incluso darte parte de la herencia para que... 

— Yo no soy tu propiedad para que quieras acomodar mi vida a tu gusto. – fue la interrupción abrupta qué con un tono desafiante dió Astre. – No se si olvidas que yo no quiero seguir los pasos de mis padres y no pienso volver a discutir ese tema, ni pelear como siempre pasa, Ciel, tú conoces la mayor parte de mis sueños –. 

 

El semblante del mayor era la más pura demostración de furia, pero debía admitir que se estaba volviendo un egoísta total con su hermano, aunque no lo aceptará, tal vez lo hacía inconscientemente para así poder soportar su propia miseria. 

 

– Sabes que si papá se entera de tus planes, jamás te dejara irte de Londres, mucho menos mamá, tienes que entender que tu lugar es aquí, conmi...con nosotros... – decía Ciel con un tono amoroso para tratar de clamar el mal genio que provocó a su hermano.

– Ellos no tienen que saber nada, por que él único que sabe eso eres tú, y si se te ocurre alguna jugada sucia, te pudes ir al carajo, así que lárgate y déjame dormir. — respondió de mala gana para así dirigirse a la puerta mientras la abría sin voltear a verlo. Astre tenía claro que ya no era el niño a quien todos podían manipular a su antojo, la edad lo estaba cambiando y a diferencia de su hermano, la rebeldía típica de la pubertad comenzaba a florecer en él, aunque había llegado tarde, lo que producía actitudes y acciones que jamás nadie pensaría que podría ser capaz de tener. 

 

Al ver que todo había salido mal a como lo pensaba, Ciel sólo se limitó a irse tomando el picaporte por la fuerza y dando un gran portazo, manera algo infantil de demostrar su frustración, pero tenía claro que no iba a dejar que Astre se alejara de su vida de manera tan simple. Él no soportaba la idea de ver que sus caminos podrían separarse, y aún más le dolía al recordar todos esos momentos de pequeños donde él protegía a su hermano por su delicado estado de salud constante, por ello está situación lo sobrepasaba. 

A la mañana siguiente, la rutina se llevaba con normalidad, pero al llegar el momento del desayuno todos parecían estar demasiado tensos, principalmente los hermanos, debido a su discusión algo acalorada de anoche y aunque no se dirigían la palabra ni la mirada, ambos padres podían percibir que algo andaba mal debido a la rareza de ver a sus hijos distanciados, pero por la edad que ya tenían, pensaron que sería prudente el dejarlos solucionar sus diferencias ellos mismos. 

 

El día avanzo hasta que el sol se ocultó y los hermanos se encontraban casi terminado sus clases de piano, que a pesar de la molestia de ambos, supieron sobrellevar sus clases de manera educada. De manera repentina entraba el mayordomo Tanaka a la sala. 

 

–Joven amo Astre, disculpe mi interrupción pero Lord Vincent, solicita su presencia en su despacho. – dicho esto procedía a retirarse de la misma manera respetuosa con la que había entrado, lo cual era característico de él, un impecable mayordomo de la casa Phantomhive. 

 

Seguido esto la escena cambia a un joven algo fastidiado debido al llamado de su padre, se levantó y antes de irse bufando, dirigió una mirada de odio a Ciel, ya se imaginaba lo que habría hecho, lo conocía perfecto más que a la palma de su mano. Llegando al despacho, se sentó de mala gana frente el escritorio, en el cual estaba el tan temido perro guardián, de el otro lado dándole la espalda mientras veía por el gran ventanal.

 

– Hijo, necesito que seas sincero y me digas cuáles son tus planes de ahora en adelante. Quiero escucharlo directamente de ti y no de las quejas de Ciel – Sin dudar comentó, provocando un sobresalto al menor, el cual no hayaba las palabras, a pesar de que su padre siempre ha sido bueno con ellos, su faceta de Conde del mal era algo a lo cual aún tenía temor, y esto por el hecho de imaginar de que al no cumplir con lo que su padre dictaba, ese mismo poder podría ser usado en su contra.

Pero también debía lidiar el enojo al saber que su hermano fue a acusarlo con su padre, algo bastante idiota y bajo de su parte. 

 

– Antes de que digas algo, querido recordarte que ni siquiera terminaste tu educación en el colegio de Weston, lo cual toleré, pero si estás pensando más tonterías no voy a dejarlo pasar esta vez.– Dijo en un arrebato mientras se volteaba bruscamente en su silla para ver directamente a Astre, quien en lugar de tener un semblante de miedo, este era de seriedad total y con su ceño fruncido a manera de desafío. 

–Bueno pues entonces disculpame, pero no ser exactamente igual a Ciel, y lo que sea que te haya dicho es verdad, no quiero estar aquí, tengo otras aspiraciones y no quiero dedicarme a estar sentado como idiota en un escritorio firmando papales. — Astre comenzaba a alterarse sin darse cuenta de lo que acaba de decir, obviamente sin querer había menospreciado el trabajo de su padre. 

– Bueno si al jovencito no le parece lo que he tenido que hacer para poder darle la vida que tiene, entonces dime qué es lo que tienes en mente que puede ser mejor que lo que yo hago. – respondía Vincent con un tono sarcástico. 

 

Astre al momento de ver la actitud de su padre, comprendió qué sería inútil decirle que él quería irse lejos de Londres para ser artista, siempre ha disfrutado de ello, e incluso ha realizado muchas obras que a pesar de no estar en grandes museos, para cualquier crítico conocedor que las viera, sabría que su talento es un don de Dios, pero era consciente de que su familia no lo vería de la misma manera que él. 

 

– No tengo por que decírtelo, al final no necesitaré de ti para lograrlo. – dicho esto, se levantó de la silla para disponerse a irse rápidamente, se sentía demasiado impotente y no quería terminar diciendo cosas que realmente no quería decir y todo esto provocado por un berrinche de su hermano. 

– Antes de que te vayas te diré una cosa; en los próximos días te traeré un nuevo tutor temporal que te enseñará todo lo necesario que necesita saber un Conde, sé que tal vez no quieres ese tipo de vida, pero no pienso dejar a Ciel con toda la carga, mientras tú te vas a vagar a no sé donde con no sé quién. No quiero ver que mi hijo sea un desperdicio de la sociedad, además de que tu hermano te va a necesitar. —

 

Esto sólo provocó más embrollo en la cabeza del joven, prácticamente su padre estaba decidiendo arreglar su vida a su conveniencia, como si de un títere se tratase, pero lamentablemente no sabía aún como evitarlo.

Por ahora la idea que más le alborota la mente es; ¿quién será ese nuevo y dichoso tutor?, pensó mientras que sin agregar nada más, se retiraba del despacho a paso apresurado mientras se dirigía a su cuarto de pintura, donde podía ser él mismo y sentir que por un momento, nada más existía , sólo su arte y él, esperando poder encontrar consuelo a sus penas. 

 

Mientras todo esto sucedía, una carta era guardada en uno de los cajones de una prestigiosa oficina, portaba el sello de la casa Phantomhive, por lo cual el misterioso hombre que la había recibido, procedía a preparar sus maletas para emprender un viaje desde Italia hasta Londres. 

Notas finales:

Hola a tod@s, si haz llegado hasta aquí debo agradecerte infinitamente por tomarte el tiempo de leer este fic,no soy experta, y es mi primera vez escribiendo, pero estoy abierta a todo tipo de recomendaciones para que sea más de su agrado y poder darle el rumbo que deseo a esta historia que escribiré con mucho amor y dedicación.

Agradezco que compartas esta historia, para poder llegar a más personas y que conozcan mi trabajo.

Este capitulo será muy soft para ver que tal es recibido, no olvides dejar tu review para saber lo que opinas.

Muchas gracias.~


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