Más de 20 siglos jugando al mismo estúpido juego.¿Se suponía que no debía aburrirme?Pues no podía más,sinceramente.Y él también se aburría;podía verlo en sus verdes ojos,además de que sus apetecibles labios no dejaban de derramar suspiros continuamente.Sus finos dedos jugaban con un largo mechón de su negro cabello.Se dio cuenta de que le observaba,bajé la mirada.¿No se suponía que yo era superior?Ese maldito juego me estaba dejando muy cansado.Mis ojos empezaban a cerrarse peligrosamente.No podía dormirme,no podía perder frente a él...y¿Por qué no?
¿Por qué no podía dejarle ganar y aceptar un mundo de perversión y depravación?
Por lo menos no sería tan aburrido.Además era muy sexy,demasiado para resistir durante más de 20 siglos.Que ganas le tenía...
Fui directo:
-¿Qué te parece si cambiamos de juego?
-¿Qué juego propones?
-Uno de tus favoritos;sexo.
Se quedó sorprendido por unos segundos.Luego miró mis azules ojos y vio que no bromeaba.Sonrió.Me miró de forma pícara,se levantó.Se acercó a mi.Me hizo un gesto para que me levantara.Me levanté y le miré a los ojos,me hipnotizaban.Delineó mis labios con un dedo un par de veces y luego los lamió.Me encantó,sabía que aquello estaba prohibido y era lo que precisamente lo hacía más excitante.Puse una mano en su cadera,él acaricio mi rubio cabello,demasiado corto para mi gusto pero las reglas no me dejaban llevarlo más largo,en fin soy Dios...
Le di un beso corto,nunca antes lo había hecho,me estaba prohibido como tantas otras cosas,nunca he sabido quien hace las reglas pero me cansé de cumplirlas.Me besó con fiereza,sentí un escalofrío recorrer mi espalda,metió las manos bajo mi pantalón y empezó a estrujar mis nalgas por encima del calzoncillo.Tenía calor,me quité la camiseta de color celeste.Recorrrió mi pechó con la mirada y se lamió los labios.Comenzó a lamer mi pecho con vehemencia,me dio un pequeño mordisco en el cuello.De mis labios empezaron a escapar unos gemidos leves y sugerentes.Acaricié su cabeza suavemente y le besé en el cuello.Me miró.
-Realmente eres muy tierno.
Sonrió.Me ruboricé ligeramente.Yo no era lo que todos proclamaban,nunca había sido fiero ni cruel.Le besé de nuevo,hacía mucho que le deseaba y quería decírselo,esta vez quería hacer todo lo que me apeteciera...
-Hace mucho que te deseo.
-¿En serio?Me parece magnifico.
Me volvió a besar,le quité la camiseta de color negro,era lo mejor que había visto nunca.Esta vez le besé yo,la furia y el deseo me hacían ser pervertido y eso me gustaba.Le quité los pantalones y le miré de arriba a abajo un par de veces.Susurré algo en su oído:
-Quiero que me hagas el amor hasta que nos quedemos sin fuerzas.
-Me gusta la idea.
Me quitó los pantalones y miró con muy poco disimulo mi miembro.Le besé,uno tras otro;besos cortos y traviesos invitándole a recorrer mi cuerpo con esa lengua que exploraba todos los rincones de mi boca regalandome en cada movimiento un poco más de placer.Haciendo que mi cuerpo se excitara cada vez más en el roce contra el suyo.Acostúmbrandome así al frenesí y la desesperación.Sintiendo que sus manos eran lo más maravilloso que jamás había rozado un solo centímetro de mi piel.Acerqué mis labios peligrosamente a su oreja y la mordisqueé ligeramente de forma traviesa.
-Quiero que me revientes con tu verga.
Justo al acabar la frase le mordí lo suficientemente fuerte como para hacerle daño.Soltó un pequeño grito que aproveché para meterle la lengua hasta la campanilla.Me miró con algo de furia.
-¿Pensabas qué Dios no sabía ser malo?
-...
Se había quedado sin palabras,magnífico,pero me estaba empezando a impacientar.
-Oye¿Me vas a hacer esperar mucho?
Me miró asombrado.Me cansé de esperar y le quité los diminutos calzoncillos con furia.
-¡Métemela de una vez!-jadeé-Estoy demasiado caliente...ahh...
-Espero que no te importe cometer este pecado porque ya no soy capaz de frenar.
Lamió sus dedos y los introdujo muy lentamente en mi entrada.Luego los comenzó a mover lentamente en mi interior haciendo círculos,no podía más,aquello me estaba matando.
-Ahh...
Mi miembro pedía espacio,la fina tela de los calzoncillos lo aprisionaba y eso era peor aún...hubiera matado por que él me los quitara.Acarició con un dedo la punta de mi miembro por encima de la tela y susurró algo en mi oído:
-¿Quieres que te los quite?
Cada vez estaba más caliente.
-Con la boca.
-Mm...será un placer.
Nunca pensé que lo decía en serio.Comenzó a acariciar mi vientre con su cálida lengua y fue bajando hasta topar con el elástico de mis calzoncillos,los rajó con uno de sus colmillos y luego los soltó para empezar a dar suaves lamidas a mi miembro para devorarlo con ansia después.Los gemidos escapaban deseosos de más con frensí y lujuria.Noté su miembro rozar mi entrada y me puse aún más caliente¿Cómo había podido aguantar tanto?¿Cuánto hacía qué le deseaba?
Me la metió de una sola embestida,con furia,extremadamente placentero,delirante...
Empezó a embestir suave para luego ir apresurando la marcha y convertir así las embestidas en estocadas poderosas y precisas que tocaban el botón exacto para matarme de placer.Grité tanto que pensé que me estaban escuchando todos,creí que iba a morir a pesar de que siempre me dijeron que los dioses son inmortales,y entonces dejó su esencia en mi interior.Respiré quedadamente apoyando mi cabeza en su pecho y pronuncié las palabras prohíbidas.
-Te amo,hace mucho que me enamoré de ti.
-Yo también y lo sabes,pero es imposible...
Desde entonces cambiamos el aurrido juego del ajedrez por uno más apasionante y divertido;el amor.Luego decidí que los humanos también debían sentir ese desesperado sentimiento que te hace pensar que morirás de placer.Desde entonces cada noche recibo la visita de mi amor en secreto,aunque no me importaría gritarle al mundo que lo amo.
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