El pelirrojo llego a la que era la guarida, como el le había apodado, de su pequeño compañero. Con el traje totalmente descuidado siempre regresaba…
De modo que se tiro en el sillón de la salita pintada de un verde suntuoso y brillante, y al rato se sumió en un profundo sueño reparador… (Inner: que reparador ni que ocho cuartos?? Tenia ganas de torrar y nada más!)
En el interior de la casa, estaba un jovencito de pelo celeste corto por los hombros y liso y suave. Tenia sus hermosos ojos pardos puestos en esa maquina que el Rey de Solar le había obligado a crear por deseo propio, un disparate quizá para el peliceleste. Pero el era un esclavo del Rey y nada mas… aun tenia suerte de no ser usado como acompañante intimo en su lecho… tan solo porque era muy débil, decía el tipo cuando le miraba. Eso era una tontería, decía Isrrafel con cierto enojo en sus palabras: el era hermoso y deseable para cualquiera, pero era solo de la propiedad del pelirrojo desde hace mucho tiempo.
Ya el cansancio le sucumbía el alma, así que decidió dejar su arduo trabajo de mecánico a un lado y tomar un baño reparador. Su ropa de color gris estaba repleta de manchas de grasa, de la mas espesa que había en el mercado de las Luces, y eso, en cierto modo le disgustaba… sabia que si le encontraba así seria un problema. Su compañero tenia un fetiche con el en ese estado… decía que era mas sensual que limpio. Deposito sus herramientas a un lado y se paro con cuidado. Un mareo se hizo presa de el, hacia mucho que estaba sentado en esa posición tan incomoda y sus músculos también le dolían un poco.
Se acerco al baño que era de un tamaño bastante pequeño. Estuvo largo rato mirando la puerta como si de ella se sacara el secreto de la vida. Al rato recordó que a las seis regresaba Isrrafel con algo de comida y algo de ganas de violarlo por que no. Esa idea le asusto un poco… pero no le desagrado del todo.
Con el paso lento y pausado se acerco hasta la sala y se saco las zapatillas para no manchar el piso alfombrado con sus pies. Entro y vio al pelirrojo sumido en un sueño profundo…
El aspecto de Isrrafel era tan bonito, tan apetecible y tierno a la vez… La mirada pardosa de Tabris delineo cada parte del cuerpo atlético del joven… A continuación, paso a grabar como se veía Isrrafel en su mente, ¡ese seria un momento memorable!
Pocas, casi ninguna vez, había podido verlo dormir así… Tenía el cuerpo desplomado en un sillón, con los brazos a ambos lados de su lindo cuerpo, la cabeza ladeada hacia la derecha, justo donde se encontraba Tabris, los ojos cerrados, los labios entreabiertos, unos labios tan deliciosos y lindos… carnosos y brillantes por la luz que los reflejaba…
Había noches en las que el peliceleste soñaba constantemente con esos labios y esa boca que le causaban diferentes tipos de sentimientos, soñaba que Isrrafel lo besaba, lo lamía, lo mordía y le dejaba marcas moradas y rojizas en todo el cuerpo. Que con sus labios entreabiertos le dejaba un delicado camino de saliva caliente ..