Otra vez la soledad se le vuelve insoportablemente odiosa, en realidad como le ha sido siempre. La eternidad no es cosa de bromas y menos con alguien que goza de una belleza perpetua y siempre renovable… Desde aquellos gloriosos días en que era un simple mortal francés hasta ahora, que no era nada de nada, nadie conocía su vida ni sus proezas… Ah, sí, solo una…, la de aquella vez en su pueblo de origen, cuando se había convertido en un caballero salvador, cuando, sin importarle el miedo y el dolor que representaba aquel acto, decidió encaminarse directamente a una muerte segura… Cuando se subió a su yegua de color castaño oscuro y aseguró los rifles que eran de su familia desde siglos, se dio la perfecta cuenta de que jamás iba a volver, por lo menos entero y vivo… Pero se equivocó y sí regreso, obviamente entero y con una fortaleza envidiable. Ahora él era alguien codiciado por todos… lastima que no notó quien lo codiciaba mas que nadie en todo el mundo…
Otra vez la nítida imagen, los olores siempre presentes…, todo había sido guardado en su mente y sus sentidos. Ni los largos siglos pudieron destruir la mente de este vampiro de aspecto juvenil y delicioso. El recuerdo de los lobos a punto de saltarle en el cuello descubierto, su arma totalmente fría y dura, su animal totalmente asustada y agitada por el miedo que esas bestias le causaban.
Pero todo eso ahora era pasado… Él era pasado. El odio por su padre aún le causaba cierto escozor en la pálida piel que ahora poseía. La ultima mirada de su madre viva, el último instante en el cual él le juró la vida eterna y la resurrección, la cura de la enfermedad y de la muerte que ella estaba sufriendo desde que Lestat se marchó de su lado.
¿Es que todavía sufría por Nicolas? Sí, seguramente si. Ese joven de cabellos oscuros y ojos verdosos fue el que le robó el corazón cuando le entregó la capa que le serviría en el frío invierno. Esas miradas, esas sonrisas y esas charlas filosóficas que entablaban en el bar francés…, todo le regresó como un flash de sensaciones y sentimientos… Aunque si lo pensaba mucho, no todo había sido su culpa. Si no hubiera sido por ese vampiro tan terrible que le otorgó el Don Oscuro…, sí, de acuerdo, jamás hubiera conocido a Louis y se enamoraría de él con locura, como hizo con Nicolas.
Ahora sí, es momento de regocijarnos con su aspecto, tanto físico como mental… Que deja mucho que desear.
Él es el vampiro Lestat. Seguro que lo recuerdan de sus crónicas vampíricas o de cuando les chupó la sangre… Este tiene el aspecto de un joven de unos veintidós años mortales y unos… ¿doscientos inmortales? Posee cabello rubio largo hasta los hombros, que si se acerca a una luz ultravioleta le cambia el color por uno casi blanco. Sus ojos son de un color grisáceo pero que absorben los tonos azules de la piel que les rodea. Su boca puede parecer un poco grande o tacaña al mismo tiempo, pero que sabe utilizar con suma destreza. Tiene nariz algo pequeña aunque no desentona con todo su rostro en general. Mide un metro ochenta, que para el siglo XVIII era algo desmedido pero que ahora está bien.
Ahora bien, ¿qué demonios me importa esto?, dirán ustedes. Bueno es que sin la correcta presentación esto no vale la pena. Ahora sí, lean por favor, la historia del Vampiro Lestat.
•Pacto de Sangre•Un joven de rubios cabellos rizados se lamenta sonoramente. La verdad es que extrañaba mucho a Louis, hacía mucho tiempo que no le veía ni un ápice…, era una condena no ver los verdes ojos de su amante vampiro…
Y hoy sería el día en que se volverían a encontrar…
Continuará...