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Siempre es de noche... por Darkneko

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Notas del fanfic:

este es mi primer fic de naruto y espero no el último ^u^... bueno naruto esta bajo la tutela de Iruka, quien para sacarlo de la depresión de perder a sus padres, le propuso un juego... que clase de juego?... Sasuke... rompió las reglas del juego, naruto se siente mal por ello... como le dirá a Iruka que tienen que volver a empezar el juego... y que relación tiene Sai con naruto?... espero les guste...

Naruto no me pertenece, sus derechos son reservados para Kishimito-sensei a quien merezco mi agradecimiento y total admiración... ^u^

Notas del capitulo:

naruto se encuentra pensando en como debe de verse el atardecer desde ese sitio, recordando cosas que le dolían, pero daba las gracias ya que por eso tiene a tantos amigos con el... cierto azabache se acerca y comienzan una extraña conversación en la cual el unico que hablaba era el moreno de ojos negros, las palabras que salían de su boca y entraban a los oídos del rubio, formaban una de las imagenes más hermosas de todas, ahora desea más que nada en el mundo, conocer todo lo que se pueda conocer a través de los ojos y las palabras del azabache...

aclaraciones... tanto Sakura como Sai son mas grandes... no tanto como kakashi, pero si de la edad de Itachi...

     - ¿Aquí esta bien?... – pregunto una chica quien llevaba de la mano a un  pequeño rubio de ojos azules. 

     - Hai… arigato… - contesto cortésmente el pequeño mientras se sentaba en la banca del parque donde la puesta del sol se podía observar en todo su resplandor. 

     - Más tarde viene Sai por ti, ¿de acuerdo?... – pregunto la pelirrosa y como respuesta obtuvo un asentamiento con la cabeza. 

     La chica se encamino rumbo al edificio nuevamente dejando atrás al rubio quien solo disfrutaba de la brisa que pasaba por ahí, cuando llego a las puertas del edificio donde el parque se alcanzaba a ver, dejando a la vista el pequeño en un columpio esperando la culminación del día, los pasos de la chica fueron frenados por otra persona que poso su mano en el hombro para dirigirle unas palabras. 

     - Sakura… - la llamó el joven de ojos negros como la noche y el cabello del mismo color, con una pequeña sonrisa en sus labios, que no mostraban para nada felicidad, aunque siempre aparentaba estar feliz no lo era, aquella sonrisa tenía un gran sentimiento de tristeza, mientras que sus orbes oscuras se posaban con cuidado en la figura de la persona rubia en el parque. 

     - Dime… Sai… - contesto la chica, mirando hacía donde el chico, posando sobre su rostro una sonrisa llena de melancolía. 

     - El siempre va a ese lugar… dice que quiere ver el atardecer… pero… - las palabras se le agolpaban en la garganta no podía imaginar como era posible que en ese estado se preocupara por cosas tan simples como el sentir el atardecer. 

     - Descuida Sai… pronto llegará la luz de su día… ya lo verás… llegará feliz de “ver” el atardecer… - contesto la chica retirando con sumo cuidado la mano de su compañero de su hombro, para caminar dentro, antes de entrar le dedico una sonrisa sincera a su amigo. 

     - Espero que esta vez, te esperes un poco a que se despidan… es lo único que le hace feliz… deberías ayudarlo… aunque sea difícil para ti… - cerro los ojos, estas palabras le dolían sabía que lo que su compañero sentía por el rubio, le dolía demasiado pero no diría nada. 

     - Lo intentaré, pero no me gusta que ese sujeto se le acerque… me da mala espina… - inquirió Sai mirando al rubio que se encontraba en total paz en aquel lugar y solo por un segundo, las luces del sol jugaron con los ojos del moreno, juraría que observó claramente como el ojiazul de sus sueño tenía unas hermosas y grandes alas, restregó sus ojos para mejorar su visión y aquellas hermosas alas no se encontraban mas. 

     - Te protegeré… mi ángel… - susurro para si mismo tomando rumbo a donde su compañera de trabajo había partido. 

     Naruto, se encontraba pensando en el fatídico día en que su mundo se tornó en oscuridad absoluta, tratando de olvidar aquel dolor, no se apartaba de su mente, quería olvidar, su mayor anhelo se perdió en aquel accidente, ni siquiera Kakashi el hombre que regularmente le visitaba y quien le platicaba de los últimos acontecimientos en las cosas que le interesaban al rubio. 

     Iruka, quien lo había cuidado desde antes del accidente le podía regresar aquel semblante alegre que tanto le caracterizaba, aquella sonrisa que tanto anhelaban ver varias personas y por las cuales se desvivían intentando animar al pequeño.

 ___________________ Flash black________________________

     Un pequeño rubio iba de pasajero en un auto junto con dos adultos, uno muy parecido a él rubio, de ojos azules y una linda sonrisa que tranquilizaba a quienes lo vieran y el otro pasajero era una mujer de no mas de 22 años. 

     Era una noche lluviosa y el pequeño ojiazul de no más de 4 años miraba las gotas de lluvia que escurrían por la ventana del auto cerrada, mientras los adultos se relajaban escuchando clásica por la radio se hacía tarde para que el pequeño siguiera despierto. 

     La carretera mojada hacía un tanto difícil el conducir con propiedad por suerte Kaseiyo era un hombre muy responsable de 24 años de edad, que siempre estuvo al pendiente de la seguridad de su familia, más ahora que su pequeño se encontraba alegrándole la vida, quería que su bebe siempre sonriera, se deprimía mucho con la sonrisa de su pequeño era sustituida por un gesto de dolor o tristeza, mostrando en sus orbes azules brillantes como las estrellas lagrimas que opacaban su belleza. 

     Aun con toda la precaución que tenían era impredecible que llegaran a su destino sanos comos esperaban, era fin de semana y muchos jóvenes salían de sus casas para pasar un buen momento, algunos yendo a cantinas y bares y otros simplemente bebiendo en casa de sus amigos, tenían que tener mayor precaución, habían terminado su reunión con Iruka, siempre se reunían en casa de éste para poder pasar un rato ameno, ya que al pequeño naruto le encantaba estar con el castaño que siempre le hacía reír. 

     Su casa se encontraba un tanto alejada de la de Iruka pero la sonrisa de su pequeño lo valía, el problema era el regreso, aunque Naruto nunca fue un pequeño malcriado y desobediente, rogaba con sus grandes orbes azules el quedarse mas tiempo, y era difícil hacerle entender que tenían que marcharse, para cuando entendía esto, ya era demasiado noche. 

     Pasaban de las 11pm, y el pequeño no daba señales de tener sueño, miraba con  mucho interés el agua que caía por la ventana, su respiración contra el cristal formaba un bao, haciendo que el vidrio se empañara y pudiera dibujar en él, por ello no quería dormir aun. En una curva cerrada de la carretera, se escucho del carril contrario al de la pareja un carro corriendo a gran velocidad y derrapando en cada oportunidad, Kaseiyo pidió que se colocarán los cinturones de seguridad, mantuvieran la calma, nada les pasaría les aseguro con una sonrisa tranquilizadora a su bella esposa Ichigo y a su pequeño que lo miraba con algo de miedo a través del espejo retrovisor. 

     Cuando Kaseiyo dio la vuelta para seguir con su camino, esa vuelta era peligrosa y del lado en el que venían estaba dando la cara hacía una pendiente, no muy alta, pero si muy peligrosa, las luces de un automóvil perdiendo el control y derrapando a una velocidad vertiginosa sobre la misma curva fue lo único que vieron, con gran rapidez, intento esquivar el golpe, pero fue inútil, el auto se estrelló del lado donde Kaseiyo y parte de donde Naruto venían, provocando con el impacto y la velocidad que el auto terminara por caer cuesta abajo, golpeando en el proceso de descenso un árbol, lo que ocasionó que la cabeza de su madre, fuera impactada con tal fuerza que murió al instante al igual que su padre, pero éste desde que el auto los impacto, los cristales de los vidrios al partirse con el impacto del auto contrario sobrepasaron la ventana cortando el rostro del pequeño, dejando tres marcas visibles en ambos lados de sus mejillas. 

     Arriba, el auto que causó el percance, bajó un hombre de pelo negro y unos ojos amarillos, seguro por la ingesta de alcohol, el pequeño alcanzó a ver una sonrisa de felicidad por ver su trabajo antes de caer inconciente dentro del auto. 

      Cuando despertó, no podía ver nada, solo escuchaba mucho ruido a su alrededor, oía como la gente que se encontraba cerca murmuraba cosas como, “pobre niño… ahora esta solo”… “ ese pequeño esta solo en este mundo”… el no entendía que era lo que pasaba. 

     Sintió una mano en su hombro y por acto reflejo salto asustado, la voz tranquilizadora de Iruka le hizo entrar en razón. 

     - Naruto… tu papá y tu mamá… ya no van a regresar… se fueron de viaje por un largo tiempo, descuida… yo estoy contigo… ¿te gusta venirte con tío Iruka a vivir?... – pregunto con miedo al pequeño que seguía perturbado por no poder ver nada. 

     - Tío Iruka… - llamo en susurro el pequeño rubio, tomando total atención del mayor quien solo lo miraba con tristeza, tan pequeño y sufrir la perdida de su familia y aparte, la perdida de visión, no sabía como reaccionaría. 

     - Dime pequeño… - le insito a que terminara, solo observó como Naruto llevaba sus manitas hacia su cabeza, intentando ver que tenía en los ojos que le impedía ver, tocó una venda que estaba sujetada fuertemente a su cabeza. 

     - ¿Por qué tengo esto en los ojos?... no puedo ver si tengo esto… - estas palabras hicieron que el corazón del castaño se partiera en mil pedazos, ¿cómo explicarle a un pequeño que apenas conoce las cosas básicas de la vida que puede perder la vista?

     No supo que responder, no quería responder, abrazó al pequeño lo más fuerte que podía, tenía miedo, miedo de que el pequeño se entregará a brazos de la muerte por una depresión. 

     - Descuida mi pequeño… no es nada grave… vamos a jugar un juego, ¿vale?... – le mintió con la voz quebrada. 

     - ¿Qué juego?... – pregunto bajando las manitas de su cabeza para colocarlas frente a su pecho hechas pequeños puños, emocionado por el juego a la vez que se encontraba cansado por lo sucedido, los anestésicos estaban cobrando la energía del pequeño que no tardaría en dormirse. 

      - Esta venda de aquí… - dijo tocando la tela, haciendo que el pequeño asintiera de manera que entendiera que le escuchaba. 

      - No te la tienes que quitar… es parte muy importante del juego, ¿vale?... solo las personas de mayores te la pueden quitar… - la voz de Iruka se rompía cada vez más, el pequeño solo asintió y se dejó vencer por el sueño, sin embargo tenía un apequeña sonrisa en sus labios y antes de caer totalmente rendido a los brazos del Morfeo, de sostuvo fuertemente de la camisa del mayor, acomodándose entre sus brazos. 

     - Gracias… tío Iruka… te quiero mucho… ¿si gano el juego me compras un gatito?... – preguntó el pequeño quien fue fuertemente apretado contra el cuerpo del mayor, mientras respondía una y otra vez con la voz llena de dolor. 

      - Todo… todo lo que quieras… pero nunca olvides sonreír, por favor… - suplicaba el mayor mojando el rostro llenos de cicatrices del pequeño dormido en sus brazos. 

     Iruka firmó por la custodia del pequeño y sobre todo, los papeles de defunción de sus padres, que si bien no eran familia por lazos sanguíneos, Iruka era el padrino del pequeño, por lo tanto no costó mucho que le dejaran a su cargo. 

     Desde ese día el pequeño juega a la gallinita, esperando algún día que el juego termine, como le dijo iruka, el juego termina cuando la noche cae y se ve el alba, el problema es que para el pequeño rubio de ojos azules, todos los días son de noche. 

____________________ Fin del flash back__________________

     Un moreno caminaba por el parque rumbo a su casa, fijo su vista en un joven un poco mas joven que el, que miraba incesante el horizonte, esperando con ansias el atardecer, sus cabellos rubios eran mecidos con delicadeza por el viento, mientras que su piel era envuelta por la estela de luz que se desenvolvía en el lugar, las tonalidades que se apreciaban en su piel, hacían querer tocarla. 

     No resistió la tentación de platicar con ese joven, era la primera ve que lo veía y se cautivo con su presencia, el joven lo escucho andar cerca suyo, volteo la cabeza, lo observó por unos segundos y después regreso su mirada azulada hacía el horizonte. 

     - Me estoy volviendo loco dattebayo… - suspiro mientras bajaba su vista al suelo, el moreno no entendía nada de esta acción, lo miró y aun así no le daba importancia. 

     - Ahora escucho pasos… - termino de murmurar, mientras intentaba adivinar si el sol  comenzaba a ocultarse como tantas veces Iruka le dijo que sucedía. 

     - ¿Por qué me ignoras?... – pregunto el de ojos negros que había sido ignorado al principio. 

     - Lo siento no era mi intención tebayo… - se disculpo el pequeño, sonriendo un poco al nuevo intruso. 

     - No mientas… mi viste y me ignoraste… ¿Qué no sabes quien soy?... – pregunto el moreno a lo que el rubio solo agacho la mirada, como explicarle que desde hace mucho no veía, el mismo no lo comprendía. 

     - No era mi intención, es solo que estoy en un juego dattebayo… - contesto disminuyendo la voz considerablemente. 

     - ¿Juego?... - pregunto incrédulo. 

     - Así es… un juego… - suspiro alzando la vista. 

     - ¿Qué clase de juego?...  ¿ignorar a todo el que se  te ponga enfrente?... – pregunto con el tono mas sarcástico y serio que pudo tener en su voz. 

     - Eh?... Ah… no… pues verás… no puedo ver nada… hasta que vea la noche convertirse en alba… - pronunció el pequeño, tratando de esbozar una sonrisa de alegría pero solo se veía una mueca de dolor. 

     - No ves nada… te refieres a que estas… - pero fue interrumpido por otra persona. 

      - Naruto-kun… ¿necesitas algo?... ¿te esta molestando?... – pregunto encarando al moreno. 

     - Descuida… Sai, es solo que el joven viene a jugar conmigo… ¿ne?... – obsequió a los presentes una sonrisa de lo demás hermosa. 

     - Ha… hai… - dudo en responder. 

     - Esta bien Naruto-kun… en un rato más vengo por ti, cuando la luna salga y la noche comience, de acuerdo… tienes que descansar… recuerda que mañana te visitan Iruka-san y Kakashi-san… - pronunció el moreno mientras miraba con tanto cariño al pequeño frente a él. 

     - Si lo se… muchas gracias tebayo… - fue entonces que Sai se acercó al visitante y le dijo con voz seria sin que el rubio escuchará. 

     - No te perdonaré si le haces algo… el no sabe que perdió la vista y no es necesario que se lo digas… entendiste… - el otro individuo solo asintió un tanto asustado por la reacción del sujeto, ¿acaso no se daba cuenta de que estaba ciego el rubio? 

     - Podrías… decirme tu nombre… - pregunto tímidamente el ojiazul, ladeando su cabeza en torno a la figura del azabache. 

     - Mi nombre es Sasuke, Uchiha Sasuke… - se presento tomando la mano del rubio y depositando un tierno beso en el dorso de esta, haciendo que el rubio se ruborizara un poco. 

     - Yo me llamo Naruto… Uzumaki Naruto… - anunció con una sonrisa en sus labios, la más linda que el moreno jamás haya visto. 

    - Ne… Sasuke… ¿tienes algo de tiempo?...  me gustaría pedirte un favor… - murmuró Naruto volteando su rostro de nueva cuenta donde los rayos del sol de sentían. 

     - Dime… - fue la escueta respuesta por parte del azabache que no creía que existiera tan belleza, ese joven a pesar de tener por lo menos 2 años menos que él se comportaba como un pequeño que necesita protección, protección y felicidad que quería entregarle el ojinegro. 

     - Podrías… contarme… ¿como es el atardecer?... ¿como tu lo vez?… en el juego puedo tocar las cosas, pero el atardecer… esta lejos de mi alcance… por más que estire mis manos no lo alcanzó… me veo en la necesidad de pedir ayuda, pero las personas de allá dentro siempre están muy ocupadas dattebayo… - su mirada triste dejaba un gran nudo en la boca del mayor presente, miró hacía el horizonte y comenzó con su relato. 

     - ¿Puedes sentir los rayos del sol?... – pregunto dudoso, como respuesta recibió un cabeceo por parte del rubio, eso hacía las cosas mas fáciles de explicar pensó. 

     Naruto no cabía en su asombró, cerro sus ojos imaginando todo aquello que Sasuke le estaba contando, una sonrisa se cruzo por sus labios, podía verlo a la perfección, pareciera que las palabras de sasuke se convertían en acciones y que sus labios eran sus ojos, sentía las calidas luces del sol apagarse al mismo tiempo que el moreno le explicaba como las luces del astro mayor de apagaban dando lugar a colores entremezclados calidos y a la vez fríos. 

     La voz del Uchiha era muy suave sin dejar de ser varonil, acariciaban el oído del menor con tanta facilidad que sentía por unos instantes que no estaba en su juego, el mundo dejaba de tener ese color oscuro, y se llenaba de hermosos colores y un bello paisaje se transmitía a través de aquellas palabras, todo tan bello a cada momento, tan puro, tan lleno de colores, de vida. 

     Naruto abrió los ojos mirando al horizonte, pensando que veía, que el juego tomó una pausa en el reloj para permitirle ser feliz en la oscuridad por un momento, todo era como los escasos recuerdos de la niñez, todo era lindo, todo era hermoso, quería seguir así. 

     Por su voz, se denotaba que tenía seguramente la misma edad que él o tal vez un poco más, pero seguían siendo de la edad, la forma en la que se expresaba denotaba que tenía mucho dolor en su corazón, por que razón, solo él lo conocía, mucho sentimiento en sus palabras lo hacían denotar una persona sensible, tenía ganas de tocarlo, asegurarse de que el se encontraba a su lado, saber si realmente era como lo veía a través de las palabras que de sus labios salían. 

     Lo miraba de piel blanca, tersa, suave, sus ojos de un oscuro profundo al igual que su cabello, serio pero sin llegar a ser petulante, por lo menos con él. 

     - … los últimos rayos del sol, dejan ver aquellos colores entre rojizos y morados mezclarse a la perfección con  los distintos azules del cielo, las estrellas comienzan a brillar y la luna resplandece en su lugar, una noche tranquila y perfecta, si tienes con quien compartirla… - y de esta manera el mundo del pequeño Naruto regreso a las penumbras, sonrió con tristeza, le gusta estar en ese mundo lleno de colores, colores que ya casi olvidaba y que las palabras del moreno revivieron en su memoria. 

     - Arigato… este ha sido mi primer atardecer en mucho tiempo… creo que es tarde… ¿ne?... alguien debe de estarte esperando en casa… - lamentablemente no se equivocaba, poco después los pasos de Sai se hicieron presentes, pero se detuvieron en su camino al ver que el invitado seguía con su amigo. 

     - Si debería irme… ella debe estarme esperando… siempre lo hace… pero… ¿estás seguro de que quieres quedarte solo?… - pregunto con el miedo a flor de piel, pensar en que esa pequeña criatura se quedará solo, desprotegido en la noche, en aquel parque le aterraba de cierta forma sin saber porque. 

     - Descuida… Sai enseguida vendrá por mí… perdón te he hecho perder tu valioso tiempo…- bajo la mirada mientras que sentía como de nuevo la oscuridad invadía sus ojos y sus sentidos, pero en cierta parte se sentía feliz, después de tanto tiempo volvió a ver un atardecer, el mas hermoso hasta ahora. 

     - No fue una perdida de tiempo… me sentí feliz de hacerlo… - esto tomo desprevenido al rubio, que si pudiera ver su rostro en ese mismo momento hubiera notado como las mejillas del mayor se tiñeron ligeramente de un color carmesí. 

     - Gracias… hacía mucho tiempo que no veía un atardecer tan hermoso, desde que comencé el juego… - susurro el menor, con el rubor en sus mejillas, esa persona realmente le hacía sentir muy bien. 

     - Si… quieres… puedo venir mañana a decirte de nueva cuenta como es el atardecer… - el pequeño lo miro desconcertado. 

     - El atardecer es el mismo no importa que día lo veas… son los mismos colores… - mencionó, Sakura la vez que le pidió que le hablara del atardecer por una semana ya hacía varios años le había eso, por lo tanto siempre veía un atardecer igual con los rayos de sol, pero este día había sido diferente, este día realmente había sido un atardecer muy hermoso. 

     - En eso te equivocas… al igual que las personas, cada día y cada noche, así como el amanecer y el alba son diferentes cada día, eso lo puedo asegurar… es interesante esperar a que el sol se oculte y descubrir que hay de diferente al del día anterior… - mencionó el mayor sentado al lado del pequeño, como cuando comenzó el relato. 

     - En ese caso, sería una gran alegría poder ver el atardecer en tus palabras dattebayo… - este comentario hizo que se volviera mas rojo de lo que ya estaba el moreno que agradecía de muchas formas en que el pequeño con cara de ángel que se encontraba frente a él no lo pudiera ver, seguramente se reiría. 

     - Bien… entonces vendré mañana para platicar nuevamente… te parece bien… - el rubio mostró una amplia sonrisa de saber que podría disfrutar nuevamente de los colores, y aunque las palabras de aquel muchacho fueran falsas y le dejaran esperando, el recordaría cada palabra que el día de hoy le mencionó, de esa manera podría ver una vez mas el atardecer. 

     Los pasos de una persona acercándose le dieron el pase a Sasuke para marcharse, con un tierno beso en la mejilla de Naruto se despidió, prometiendo mañana volver, el rubio se llevo automáticamente la mano a la mejilla, sintiendo la tibieza que de ella emanaba, sintiendo a la vez, las cicatrices que le recordaban que el juego continuaba. 

     - Naruto-kun… debemos entrar… hace frío… - comento Sai posando sobre los hombros del pequeño una chamarra de color anaranjada, que aunque sabía que no podía verle el color, era su favorita. 

     - Sai… - murmuro el pequeño. 

     - Dime… - contesto sabiendo cual sería la pregunta por parte del menor. 

     - ¿De qué color es?... – pregunto tocando con cariño la tela de la chamarra, rozando a la vez la mano del mayor, quien sonrió por lo bien que conocía al pequeño que siempre quiso. 

     - Naranja… del color de la fruta y de parte del atardecer… - contesto mientras colocaba su rostro a la altura del hombro del menor, junto a su rostro, el pequeño sonreía. 

     - Sabes… el día de hoy… he visto el atardecer más hermoso… espero mañana ver otro igual… - comentó mientras disfrutaba de la caricia del mayor. 

      - Por lo que veo te la has pasado muy bien… ¿quieres ramen para cenar?... – pregunto mientras abrazaba a su pequeño, éste mientras tanto sonreía sinceramente, desde hace mucho se sentía feliz, pero el día de hoy superaba a cualquiera, asintió por la proposición de la comida, que le fascinaba. 

     - Después tenemos que tomar la ducha… antes de que llegue a leerte un cuento para que descanses… ¿te parece bien?... – el pequeño asintió, dándose la vuelta para pasar sus brazos por el cuello del mayor, quien lo levantó con suavidad y lo cargo en brazos, llevándolo hacía el interior del edificio, para poder atender los asuntos de la noche, esperando que esa vez, el pequeño durmiera bien sin pesadillas, sin miedo, sin malos recuerdos. 

     Lo que más le dolía a Sai era ver el rostro del pequeño asustado, en varias ocasiones durante las rondas nocturnas lo encontraba caminando por los pasillos, con las manos sobre la pared, buscando a alguien, al acercarse, podía ver los rastros de las lagrimas que se agolpaban en sus ojos, se aferraba a su camisa y pedía a gritos que no le abandonará como todos lo hacían, el moreno entristecía mucho al escuchar a su pequeño en ese estado. 

     Sakura había decidido que Sai se quedara al lado de Naruto, ya que no permitía que otra persona que no fuera ella o él se le acercaran, aparte claro esta, de Kakashi, Iruka y unos abuelos que siempre llegaban a visitarlo, diciendo que eran conocidos de su familia y por las voces Naruto los reconocía como Jiraiya y Tsunade, siempre le hacían pasar momentos felices. 

     Pero para toda felicidad existe una tristeza o un momento amargo y para ello se encargaba Orochimaru, quien se encargaba de recordarle cada día el que se encontraba solo, que Iruka lo había dejado en ese lugar porque no lo quería, pero el menor intentaba no hacerle caso, cosa totalmente difícil para un niño que aprende por el sentido de la audición cuando no quiere tocar o degustar las cosas con los demás sentidos. 

     Sufría todas las noches, por ello, Sai decidió meter una cama cerca de la de naruto en el mismo cuarto, a pesar de ser contra las reglas, esta vez las torcieron los directivos al saber la historia detrás del pequeño, por lo tanto Sai se convirtió en el onii-san del rubio. 

     Naruto sabía que debería dormir en camas separadas, pero el temor de las pesadillas le hacía colarse a media noche entre las sabanas del mayor, quien lo recibía con gusto y abrazaba con amor, mostrándole protección, protección que necesitaba mucho. 

 

     Mientras en otro lado de la ciudad un ojinegro llegaba a su casa, sabía que no era bueno que llegara a esas horas porque podría pasarle algo malo, además de que preocupaba a sus padres, pero ese día no le importaban los castigos. 

     - Tadaima… - anunció al cruzar la puerta y despojarse de los zapatos en la entrada, enseguida una mujer con el rostro muy preocupado lo observaba, buscando algún indicio de pelea o algo que se encontrara fuera de su sitio. 

     - Que bien… no te ha pasado nada, es peligroso que estés a estas horas en la calle, puede pasarte algo malo… cariño… no me vuelvas a asustar así, vale… - decía la mujer inclinándose para quedar a la altura del menor y posar su mano en la mejilla del menor. 

     - Okâsan… daijobou… me encuentro bien… es solo que encontré a una persona interesante el día de hoy y se me paso el día sin saber… - respondió el menor regresando una sonrisa llena de ternura, su madre por su parte suspiro aliviana de que solo fuera por un descuido. 

     - Esta bien… pero la próxima vez avisa, cariño… estaba muy preocupada de que algo te pudiera pasar… - si esa era su madre, siempre preocupándose por pequeñeces. 

     - Siempre causando problemas hermanito… nunca cambiarás… - respondió una voz detrás de su madre mientras le miraba extraño, como en tono de burla. 

     - De seguro se fue con alguna chica… - se burlo el mayor. 

     - Nada de eso… nii-san… es solo que me pidió que le contará como es un atardecer… - respondió bajito pero su madre alcanzo a escucharlo, dada la cercanía que compartían. 

     - ¿Acaso el no podía verlo por cuenta propia?... no estaría enfermo o si… no quiero que te acerques a él… - respondió enseguida haciendo que el menor de sus hijos frunciera el ceño. 

     - Madre, no esta enfermo es solo que no puede ver… madre… onegai… quiero contarle mañana como cae el sol… me siento muy bien estando con el… quiero que sea mi amigo… onegai Okâsan… - suplico el pequeño, su madre suavizo la mirada y lo miro con ternura, obsequiando un beso en su mejilla. 

     - Esta bien… ahora ve arriba y lávate que vamos a cenar… no querrás que mañana te vea sucio y desarreglado… ¿ne?... – su madre era comprensiva, su pequeño había pasado por algo realmente mal, observó como un hombre de tez pálida y ojos de serpiente asesinaba a su padre, desde ese entonces no lo había visto sonreír, intento de todo para sacarle aquellas sonrisas, pero nada funcionaba y ahora, llega con una sonrisa hermosa plantada en su rostro, gracias a una persona que le pidió unas palabras sencillas. 

     - Sasuke-kun… puedes ir a ver a ese niño, pero siempre y cuando itachi-kun te acompañe de acuerdo… las calles están bastante oscuras al ponerse el sol… onegai… - a los hermanos no les quedo más que resignarse, uno quería ver de nuevo aquellos ojos iluminarse por sus palabras y el otro quería ver que tenía de especial ese niño que en un solo día había logrado lo que por 10 años todos habían intentado.

Notas finales:

espero les haya gustado el primer capitulo... en el proximo llega Iruka y naruto le confieza que ha fallado en el juego, ya que ha visto algo hermoso... como reaccionará Iruka al escucharlo? como reaccionará Itachi cuando conozca al que regreso la sonrisa al rostro de su hermano?... gracias por leer y los espero en el siguiente capitulo.... ^u^...

por cierto, muchas gracias a Alejandro Sanz por la hermosa canción que inspiro el fic... a Alejandro y a Kishimoto mis mas sinceros agradecimientos... 

matta ne...


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