Los rayos de sol comenzaban a asomarse de entre las pequeñas rendijas de la persiana. Al notar el calor de estos rayos, el moreno no tuvo más remedio que levantarse. Acto seguido fue a darse una ducha para despejar sus ideas… siempre recordaba aquel día, en aquel concierto, durante aquella canción, esa persona…Y lo más importante… aquel beso… Él nunca supo si llegó a significar algo, ya que los testimonios de su compañero no le aclaraban nada: “tenía que dárselo porque estaba muy mono mientras tocaba…”. Nunca supo si el castaño lo hizo por divertirse o porque en realidad sí que sentía algo por él. De repente, un sonido lo sacó de sus pensamientos, era aquél dichoso aparato que siempre lo distraía… Y parecía que la persona del otro lado no pensaba separar su oreja de él hasta que descolgase el maldito teléfono, así que de mala gana lo cogió y contestó:
-¿Diga?
-¿Aoi? Hombre! Llevamos un buen rato esperándote, ¿se puede saber qué te pasa?-Contestó un malhumorado Kai al otro lado del teléfono.
-Enseguida salgo.
-La verdad, no sé que os ocurre hoy…os estáis retrasando todos…estamos Uruha y yo aquí solos…
Kai no pudo terminar de hablar ya que Aoi colgó el teléfono, no estaba de humor para que ahora llegase Kai a sermonearle.
Se vistió y salió de su casa para meterse en el coche y dirigirse al estudio para ensayar y mientras seguía sumergido en su mundo…
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Hacía ya rato que estaba en el estudio, solo junto con Kai, el cual acababa de ir a por su segundo café, le avisó de que no era bueno beber tanto café, pero este estaba tan nervioso que no escuchaba lo que su compañero le decía. De repente comenzó a recordar aquel concierto… y a aquella persona, no podía sacárselo de la cabeza, estaba totalmente obsesionado con él… se arrepentía de haber dicho aquella pequeña, pero no por ello inofensiva, mentira… él en realidad lo amaba… amaba su forma de mirarlo, su forma de regañarlo cuando hacía algo mal… amaba el roce que había entre sus cuerpos cuando tocaban juntos… Le hubiese gustado mucho estar a solas junto a él, pero no sabía por qué, nunca había tenido aunque fuese un pequeño rato a solas con él… la persona a la que más amaba en el mundo…
De repente, el sonido de la manivela del estudio lo sacó de sus pensamientos y vio aparecer por la puerta a un nerviosísimo Kai, un cansado Aoi y un alegre Reita. Al ver al segundo entrar, su corazón se aceleró, quería decirle todo lo que sentía por él, pero de su boca sólo salió un simple “hola!” y a la vez le dedicó una de sus más tiernas sonrisas al chico de ojos color chocolate, el cual le devolvió una de las miradas más hermosas que había visto… Sus marrones ojos se llenaron de una fugaz y centelleante luz en un abrir y cerrar de ojos…
-Buenos días!-saludó Reita de una manera muy enérgica, mientras Kai intentaba tomarse su café.
De repente se volvió a abrir la puerta y detrás de ella apareció el más pequeño del grupo con una cara de sueño impresionante…parecía que la juerga que se dieron la noche anterior había afectado de una forma muy grave a todos los miembros del grupo.
-Bueno qué? Comenzamos o no?- Dijo el más bajo dejando claro que hoy no tenía muchas ganas de ensayar y que quería volver a su caliente y cómoda cama…la verdad es que últimamente se le notaba algo raro…siempre salía acompañado por el mismo miembro hacia su casa y no se sabía nada de ninguno de los dos hasta el día siguiente, pero por lo que parecía, había tenido alguna pequeña discusión con ese otro miembro…