Paseó lentamente por el bosque, había caído la noche y sólo el cielo sería testigo de ese momento.
Se dirigió hacia el pequeño apartamento y se alegró de ver que el rubio seguía siendo tan descuidado como para dejar la ventana abierta.
- Nunca aprenderás, amor. - Susurró en su oído y el kitsune abrió los ojos para observar a la persona que le acababa de despertar.
- Llegas tarde, ttebayo. - Se quejó.
- El líder me entretuvo más de lo que yo quería. - Contestó el moreno y sonrió al pequeño rubio que tenía frente a sus ojos. - Sabes que no pueden descubrirme o sino tanto tú como yo tendremos problemas.
- Lo sé, Itachi, ttebayo. - Naruto besó la boca del moreno y éste se estremeció al sentir los ya conocidos labios sobre los suyos.
- Quiero darte una sorpresa, vamos.- Itachi tomó entre brazos al pequeño y observó que sólo tenía puesto un bóxer ajustado con zorritos naranjas navegando en medio de nubes rojas.- Hm... ¿debería tomarme eso como una indirecta?
- ¿No te gustan, ttebayo? ¡Yo que me los compré pensando en ti!
- Me encantan como todo tú. - Itachi fue al armario de Naruto y cogió un par de prendas que le puso, tocando cada porción de piel que podía del pequeño y acariciándolo con mimo al tiempo que se la ponía.
- ¿Tenemos que irnos, ttebayo? - Rezongó Naruto porque prefería quedarse con su novio a solas en el cuarto.
- Confía en mí, te gustará. - El moreno tomó al rubio entre sus brazos y lo sacó de la ventana procurando que ninguno de sus amigos los vieran.
Probablemente al ver a un miembro de Akatsuki con Naruto en brazos se lanzarían a atacar sin pensarlo y no le daría ni tiempo a explicar que estaba cumpliendo una misión que le había encargado el Tercero para que se integrara en Akatsuki y consiguiera información para proteger a Naruto.
Sonriendo con Naruto entre sus brazos siguió caminando por los techos de Konoha. Un rato después llegaron a un claro del bosque.
- Es aquí. - Susurró en el oído de Naruto.
- ¿Cuál es la sorpresa, ttebayo? - Preguntó el kitsune a su novio y él le sonrió.
- Túmbate a mi lado. - El mayor se acostó en la hierba y el pequeño se echó a su lado. - Observa el cielo, amor mío.
- Naruto obedeció y contempló el inmenso cielo. Estaba cargado de estrellas que brillaban con gran intensidad.
- ¡Es precioso, ttebayo! - Exclamó Naruto y giró su cara para ver a Itachi.
- Me apetecía compartir esta noche contigo. - Itachi señaló un grupo de estrellas que había en el cielo. - ¿Ves esas estrellas de allí? Son la Osa Mayor y su hermana la Osa menor.
- ¡Qué bonitas se ven, ttebayo!
- Esa chiquitita que brilla tanto es la Estrella Polar y siempre señala hacia el Norte.
Si estás perdido alguna noche mira esa estrella fijamente y te llevará de vuelta a casa.
Es mi compañera y cada vez que la sigo acaba llevándome hacia ti.- Itachi se incorporó un poco para besar la boca de Naruto y se entregó completamente en ese beso. El kitsune apretó al moreno en un abrazo cálido y el Uchiha mayor se sintió en su hogar.
Cuando finalmente se separaron, Itachi observó fijamente los ojos de Naruto y le sonrió.
- Cuando estoy contigo sé que estoy en casa.- Susurró en su oído.- Olvido todo lo demás y no me importa si en este instante muero, porque gracias a ti me he encontrado a mi mismo y le he dado un sentido a mi vida.
- Te amo. - Murmuró Naruto y el azabache le sonrió.
- Y yo a ti. - Itachi señaló nuevamente el cielo y miró al kitsune que estaba a su lado. - Mira es una lluvia de estrellas, puedes pedirles un deseo.
- Deseo... deseo... - El rubio contempló la lluvia de estrellas y luego giró su vista hacia el ejemplar de hombre que tenía a su lado. - Que me ames hasta el final de mis días, ttebayo.
- Acabas de tirar un deseo a la basura. - Itachi recorrió las marcas de las mejillas de Naruto con ternura. - Porque eso ya lo hago.
- ¿Qué deseas tú, ttebayo?
- Hm... - Itachi contempló una estrella que brillaba más que todas las demás.
Esa estrella es como mi amor, pequeña y brillante. Como un diamante que refulge y arrastra toda la oscuridad y el dolor lejos del corazón. Pensó y luego contempló la mirada zafiro del kitsune.- Yo deseo que termine esta lucha y que destruyamos al Akatsuki para poder quedarme siempre a tu lado.
- Sí, yo también deseo eso, ttebayo.- El rubio miró al azabache.
- Y cuando acabemos con ellos nos casaremos bajo la luz de las estrellas y nos entregaremos uno al otro hasta el final de nuestros días.
- Acepto. - Naruto abrazó a Itachi más fuerte y con su boca llenó la del moreno.
Los dos se entregaron todo el amor que se sentían siendo los únicos testigos de sus sentimientos un cielo estrellado.