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Para domar a un conejo... ¡Hay que ser rudo! por ringox

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Notas del capitulo: Hola a todos: Antes que nada, disculparme por dejar este fic tanto tiempo sin continuación. Durante este ultimo par de meses, por motivos familiares y económicos, adquirí un segundo trabajo y quedé sin tiempo, es decir, todo el día estaba en uno de los dos trabajos. ahora he regresado a la normalidad, es decir, sólo uno y espero que les guste este nuevo capitulo. muchas gracias a todos por seguir leyéndolo y por su apoyo *_* me hacen muy feliz. Las respuestas personalizadas las agregaré después, ahora quise apurarme en actualizar ya que he tardado tanto tiempo *_* un beso grande!
Capitulo 17: “El conejito de la estrella polar”

-“Hyoga… te amo” –

Natasha solloz desesperada, con el pasar del tiempo su pequeo se haba vuelto un muchacho hermoso y estaba muy orgullosa de l. Todos en el pueblo le decan, que sus dos hijos, eran bendiciones de dios y ella estaba segura de ello, los amaba ms que a nada en el mundo y quera que todos sus sueos se realizaran, que fueran siempre felices y amados.
Ahora en sus brazos tena al mayor de sus pequeos, ese chico que ante la muerte del padre tantos aos atrs, haba mirado a su madre de frente y le haba dicho que la protegera, que todo estara bien, ella en ese entonces le haba sonredo ante su inocencia, pero en este momento, rememorando las tiernas palabras, comprenda que el haba cumplido su palabra, pero ella no pudo hacerlo, no pudo protegerlo ahora que ms lo necesitaba. Acept que aquel chico se quedara cerca y jugara con esos sentimientos tan intensos y entregados, Hyoga slo saba amar as, devota y sinceramente, con toda el alma y ella permiti que los entregara a alguien que no lo mereca.

-Todo estar bien amor… no dejar que te lastimen otra vez… nunca – Le dijo ella, besando su frente plida y afiebrada, observando sus pestaas rubias y los labios rojos por el fro, casi amoratados – Todo estar bien – Tom sus hombros apoyndolo en su pecho. Como fuera lo llevara hasta la casa y no olvidara a Estrella, saba cuanto quera al animalito el rubio y no quera causarle ms sufrimiento.
-Iremos a casa amor y regresar por ella.


Isaac corri hasta llegar al hotel donde marc el nmero de la casa de Camus, pero sin obtener respuesta. Decidi inmediatamente comunicarse con la polica de la ciudad ms cercana para que fueran hasta all y cuando hubo contado todo lo visto, se decidi por ir en busca de la Ta Natasha y Esmeralda, esperaba que el pequeo Jacob, supiera cuidar del extranjero mientras l trataba de averiguar que diablos haba pasado en la granja el da anterior.

Camus con Esmeralda, haban partido a toda velocidad en busca de Hyoga y Shun. El camino desde el pueblo hasta la granja era el indicado para comenzar, sin embargo a la rubia le preocupaba su madre y el hecho de que esta hubiera partido sola en busca de su hermano mayor. Llegar lo ms pronto posible hasta la Ta Natasha era lo primordial para no tener ms vidas en riesgo.

Cuando ya estaban por llegar a la granja, Esmeralda le indic que se detuvieran, que le haba parecido ver algo entre los arbustos del bosque. Sin demora se detuvo y descendi aprisa para correr lo ms rpido que poda hasta donde la Ta Natasha, rendida por el cansancio de jalar el cuerpo de su hijo, haba sucumbido sin fuerzas.

-Ta Natasha! – Le llam mientras Esmeralda le alcanzaba.
-Mam! Hyoga! – Solloz la menor al llegar a su lado.
-Esmeralda… - Susurr la Ta aliviada de ver que estaba el doctor all con su hija.
-Debemos llevarlos a la casa… Pronto! – Sin ms, alz a Hyoga quien estaba completamente inconciente para llevarlo hasta el trineo y luego volvi por la Ta.

Por fin en casa Camus atendi a Hyoga, tena muchas magulladuras y moretones debido a la paliza que haba recibido. Sin embargo, los golpes no parecan haber comprometido ningn rgano interno y era cuestin de descanso y atencin para que se recuperara. Lo que no le gustaba nada era el hecho de que an no se haba recuperado de su enfermedad y haba pasado tantas horas en la nieve. Tendra que llevarle a la ciudad si no quera que terminara en un dao al pulmn sin remedio.

-Cmo est? – Pregunt la Ta mientras beba leche caliente que Esmeralda le haba servido.
-Las heridas no son un problema… pero tendr que llevarlo al pueblo para que asegurarme que sus pulmones no estn comprometidos, necesita radiografas, pero l es fuerte, hay muchas posibilidades de que salga sin secuelas de todo esto.
-Todo esto es culpa de ese chico… jams deb permitir que se quedara aqu, viendo lo que haca con l, como le trataba an cuando l… Diablos! – Se llev las manos a la cara y comenz a llorar, mientras se abrazaba de su rubia menor.
-Estar todo bien, sin embargo… Quin le ha dado a Hyoga una golpiza?... Qu es lo que est pasando? – Se angusti el mayor, aquel lugar era muy tranquilo, actos de violencia jams se vean y ahora… Hyoga haba sido victima de tal acto.


Shun mir por la ventana del vehculo como el paisaje nevado quedaba atrs poco a poco. Pareca que estaba soando, que todo aquello no era real, quizs en cualquier momento despertara en aquella cama tibia, rozando la piel de Hyoga, abrazado a l bajo esas mantas que necesitaba ahora le protegieran del fri tan intenso que senta. Qu sera de Siren?... No saba ya nada, y su amor estara ahora en la nieve, abandonado, pensando que quizs l no le amaba… no pudo ante ese pensamiento retener el llanto y comenz a sollozar nuevamente como vena haciendo hace horas.

-Te vas a callar de una vez?! Has llorado todo el puto camino!... mierda… De dnde le salen tantas lgrimas? – Gritaba Reda mientras Kasius permaneca en silencio conduciendo – Cuando lleguemos espero tener algo de paz… pareces una nena.
- Reda… - Solloz suplicante – Por favor… avisa que est all, avisa a alguien – Gimi mientras las lgrimas le rodaban por la mejillas – Te lo pido, har lo que quieras pero…-
-Ca-lla-te! – Le grit a la cara – No abras tu bocota otra vez sino quieres que te meta un par de balazos por el culo Te gustara eso? – Se volte al frente una vez ms – Apuesto a que te gustara, ahora eres la perra de un ruso – Se burl mientras Shun sollozaba tratando de no hacer ruido, acurrucado, pidiendo con todo su corazn por Hyoga, por su bienestar – Te digo esto desde ahora Shun… no iremos hasta Japn, Shiryu espera por ti en la frontera.
-Qu?! – Respondi asustado cuando aquella noticia fue comprendida - Est aqu en Rusia?
-No s como se las arreglar para sacarte de ac sin tu pasaporte y tus papeles, pero es algo que est fuera de mis manos ahora… lo nico que s y que te puedo decir… es que te dejes de pendejadas Shun… no ests precisamente en gracia ahora.

Despus de aquello, un nudo doloroso se form en el estmago del peliverde, el corazn le lata rpidamente asustado, lo vera mucho antes de lo esperado y l tendra que cumplir con su parte, pagar su deuda con carne y evitar que lastimaran an ms a su amor, deseaba que se salvara, que rehiciera su vida y aunque se enamorara de un muchacho que no fuera l… no importaba, porque si era feliz, entonces al menos poda tener esa satisfaccin.

Se acurruc an ms, solo en la parte trasera del auto, se abraz como pudo temblando, no poda desear morir, porque eso implicara la ira del lagarto y la venganza caera talvez en Ikki y Hyoga. Estaba tan asustado y a medida que pasaban los segundos, quedaba menos tiempo para aquel encuentro. No saba que hacer ni como reaccionar…

…“Por favor… qu Hyoga est bien”

Hyoga despert bruscamente...

…Mir a su alrededor desorientado, ya no estaba en la nieve, sino en su cuarto, en su cama caliente y cmoda. Tena puesta una pijama limpia y su piel, adolorida, pareca que la repela sutilmente, desinteresada de ese tacto, anhelante de algo ms y entonces record todo. De igual forma como un rayo atruena el cielo en medio de una tormenta, la secuencia de imgenes mas aterradoras desfilaron ante l, para terminar con aquella en que un peliverde en llanto era forzado por dos sujetos que se lo llevaban lejos sin poder hacer nada para impedirlo.

-Shun! – Murmur apretando las sabanas, se llev una mano a la frente y retir el pao fro y hmedo que trataba de bajar su temperatura, no tena tiempo para estar enfermo. Baj los pies de la cama con la sensacin de que se ira de bruces y se afirm del borde de la ventana, all, su reflejo desaliado, enfermo y plido le record que estaba tan lejos de l y no saba que hacer.

Busc ropa y se visti. Aunque quisiera, no podra descansar, no sabiendo que l estaba en peligro y mucho menos ahora que saba, le corresponda. No haba duda en ello, lo amaba, como nunca antes, haba sentido esa verdad en sus besos, en sus caricias y no pretenda presumir de ello, pero saberse querido por Shun, era demasiado satisfactorio y le enorgulleca, s… estaba orgulloso de haber conquistado al menos una pequea parte de ese corazn, todo haba valido la pena, cada ria, cada decepcin y cada momento junto a l, por ms doloroso que fuera, todo vala la pena.

Sali de su cuarto decidido, hara lo que fuera necesario. El dolor y el malestar no deban interferir, tena que ser un hombre para l ahora que ms lo necesitaba. Al bajar las escaleras se encontr con su madre y su hermana, y junto a ellas Camus.

-Ho por dios Hyoga Qu haces levantado cario?! – Se alarm la Ta al verle llegar hasta all, ms Esmeralda y el doctor slo permanecieron estticos observndolo, sus intensiones eran obvias.
-Camus… no te pedira esto si no fuera importante, pero necesito me prestes dinero, tengo que salir y buscar a Shun, pedir ayuda…-

-Pero de que qu ests hablando Hyoga?! Amor, tienes que ir a la cama, ests mal, puede llegar a ser muy serio, has tenido suerte de sobrevivir a lo que sea te hizo ese mocoso, pero ya no ms, regresars al cuarto y dejars que te cuide.

-Mam… no puedo, entindeme, no puedo quedarme… Ugh! – Se quej adolorido buscando el apoyo de una de las sillas, la paliza en verdad haba sido brutal y senta que todo su cuerpo estaba frgil – No me quedar…. Est en peligro y me necesita, s que me necesita.

-No!... ests mal Hyoga, ests mal, l no te necesita, no necesita a nadie, ni siquiera tiene corazn, basta de sufrir en vano, no te corresponde, NO TE AMA! – Le grit desesperada, con las lgrimas rodando por su cara, angustiada, ya no saba que hacer para hacerle entrar en razn. No saba que decir para que comprendiera que estaba arriesgando su vida por un motivo perdido.

-Te prestar lo que necesites – Susurr Camus llamando la atencin de todos – Recuerdo que hace un tiempo te ofrec mi ayuda para que estudiaras en la ciudad, ms no aceptaste, s que es tu sueo ser maestro y an as, preferiste esperar hasta poder reunir el dinero por ti mismo. Ahora me pides para ir tras l… Tan importante es? Irs an en riesgo de tu salud?... yo no podr hacer nada por ti si empeoras y para evitarlo, slo puedes regresar a esa cama y dejar de preocupar a tu madre…- Le habl el mayor con seriedad, no estaba por la razn de desmotivarlo, sino ms bien de dejar en claro la situacin y de no mentirle.

-Camus… - Trat de hablar el rubio, pero fue interrumpido.
-… No estoy diciendo que no te ayudar, ni quiero interponerme ni desalentarte, pero lo que sea quieras hacer ahora, tienes que saber puede tener consecuencias Hyoga.
-Lo s, pero no me importa… tengo que ayudarlo – Respondi con seriedad, Natasha se llev las manos al rostro.
-Te ha vuelto loco… nunca se lo perdonar, ni a Shaka por haberlo trado, ni a l por hacerte esto – Solloz molesta y herida, preocupada y desesperada.

-No sabes lo que pas, lo encontr en la nieve, haba buscado a Estrella en la nevada y la cuid mientras naca su bebe… l lo hizo por mi, slo por mi. Me quiere y yo lo amo… no dejar que esos hombres lo lastimen, yo lo traer de regreso a mi. Estaremos juntos… quiero que estemos juntos – Solloz sabiendo en el fondo, que quizs no conseguira nada, no saba ni por dnde empezar a buscar.

Esmeralda se levant y abraz a Hyoga con fuerza, eran demasiadas angustias para sus corazones tan inocentes, el sufrimiento hera mucho ms profundo cuando slo sabes amar.

-Yo te acompaar – Le dijo con decisin, pero l la separ lentamente.
-No, es muy peligroso, esos tipos en verdad deben ser delincuentes… t debes quedarte con mam.
-Ests loco Hyoga, no creas que te dejar salir de esta casa, no irs a ninguna parte – Le orden la Ta Natasha usando toda su autoridad – Te quedars hasta que ests recuperado totalmente.
-Lo siento mam… Camus… t, An me ayudars? – Le mir suplicante – No dejar que le hagan dao, ir por l al mismo infierno si es necesario.

-Cuenta con ello… adems, si te caes muerto, es mejor que est cerca para traerte del otro mundo – Le contest acercndose a l y abrazndolo con fuerza, lo que se vena, sera muy duro.
-Gracias… muchas gracias Camus – Se aferr a ese abrazo, el nico que en aquel momento le serva, de algn lugar tena que sacar el valor para continuar, las fuerzas para mantenerse en pie y luchar, a pesar del dolor, de lastimar a su madre con aquella decisin, a pesar de todo, no poda traicionar el sentimiento que indomable, al igual que su amado conejo posedo, le gritaba con todas su fuerzas “Ve por l!”

Natasha se levant y subi las escaleras derrotada, mir hacia atrs con resentimiento. Para su hijo, aquel muchacho era ms importante que su propia vida y ya no poda hacer nada para intervenir, se ira de todas formas, pero no lo vera hacerlo, no podra resistirlo, era mejor pensar que no estaba sucediendo y fingir que todo estara bien, que regresara a casa con bien y por fin tendran paz y otra vez… felicidad.

-Perdname Mam, pero regresar a salvo, lo prometo – Respondi angustiado, entenda lo que senta su madre y no quera hacerla sufrir, pero no poda esperar ms tiempo, deba partir de inmediato.


Siren parpade lentamente, la luz del medio da iluminaba la estancia sencilla y acogedora de la casa. Rod las pupilas en busca de algo familiar, encontrando la mirada preocupada de un pequeo que le no perda detalle de su despertar. Trat de incorporarse…

-No te levantes… sufriste una fuerte contusin, es mejor que reposes quieto – Le dijo en perfecto japons, sorprendiendo al pelilila.
-Quin eres t? – Le mir intrigado – Yo… estaba con Shun… y Cassius trat de golpear a… a… no recuerdo su nombre – Suspir aturdido.
-Isaac, su nombre es Isaac. …l me pidi que te cuidara mientras consegua ayuda. Qu es lo que ha pasado? – Le pregunt mientras le acariciaba con ternura el rostro.
-Es Reda que ha venido por Shun para llevarlo con el lagarto… no s porque l no escap mientras pudo, pero… creo que le harn algo muy malo – Contest an desenfocado, sujetando su pecho cerca del corazn – Me duele la cabeza.
-Claro que s! Te han dado con un garrote, pero… Quin es el lagarto? Y porqu quiere a Shun? – Indag interesado, quizs podra obtener informacin til para ayudar al rubio.
-El es un amigo… a veces, pero un demonio cuando no tiene lo que quiere… siempre le ha gustado Shun, siempre, pero l jams dio muestras de algn inters con otros hombres, menos despus de su experiencia en la escuela – Susurr sin saber si estaba bien contar todo ello a un desconocido.
-En la escuela? – Se sorprendi el pequeo.
-S, hace un tiempo, un sujeto comenz a seguirlo cada da hasta la escuela, despus de que l se separaba de su hermano… un da, entr al establecimiento diciendo que tena que recogerlo por orden de Ikki… y sin ms, le dejaron salir. El no saba quien era y crey que en verdad vena de parte de su hermano, pero… - Levant su mano para llevarla a su rostro y quitar una pequea lgrima que rod por su mejilla.

-Pero? – Anim a seguir Jacob, pensando en que quizs no quera enterarse de todo ello.
-Yo soy l nico que puede entender lo que l siente… porqu mi padre me hizo lo mismo durante tanto tiempo… slo quieres escapar, odiar a todo el mundo, odiar incluso a quienes ms quieres, slo para aliviar un poco el dolor… yo soy el nico que puede entenderlo.
-Quieres un poco de agua? – Le acerc un pequeo vaso y le ayud a beber – No me parece que tu odies a todo el mundo… despus de todo, le salvaste la vida a Isaac, a quien ni siquiera conoces.
-No s por que lo hice… suelo ser un cobarde – Sonri mordazmente.
-El amor da mucho valor – Suspir el pequeo – Espero un da amar as y que me correspondan de la misma forma.
-Eres un nio y hablas como hombre – Sonri el pelilila para luego cambiar su expresin a una de angustia – Tengo que hacer algo por Shun… y algo por ese chico que ama.
-Hyoga? – Pregunt asustado el menor.
-S, ese es su nombre, Reda lo ha dejado en la nieve… herido.

Jacob se incorpor bruscamente, mir por la ventana empaada por el calor del cuarto formando un circulo con su mano sin divisar a nadie. La ayuda no llegaba y no saba nada de Isaac, tampoco poda irse y dejar al chico solo en aquel estado. Pero Hyoga estaba herido y quien sabe en que condiciones… volte a ver al muchacho tendido, luca tan cansado… un agotamiento que lejos de ser a causa del golpe, vena de su alma. Sinti pena por l, en su mirada era evidente la soledad, el miedo y la decepcin… Era a estas personas a quienes buscaba el lagarto?... Shun haba sufrido en silencio hasta convertirse en un ser fro, aprovechado y sin corazn?
Pero Hyoga haba visto ms all de todo esa coraza, con su calidez baj al conejito de su solitaria estrella para calentarlo en sus brazos. El haba visto talvez ms profundo de lo que nadie haba visto antes y al parecer, se haba ganado el corazn perdido del peliverde.

-Hyoga… espero que resistas amigo… por favor – Gimote con su cara pegada al cristal, estaba muy asustado, despus de todo, era slo un nio y Hyoga, tambin lo era.



Isaac tom una de las moto-nieves para llegar lo ms pronto posible hasta la granja, estaba seguro de que all encontrara a los dems, al menos, podra decir todo lo que saba a la Ta Natasha y con algo de suerte, encontrar a Camus. Aquel chico tan dulce necesitaba que le atendieran con prontitud. Abord el vehculo y comenz la marcha, para su suerte, aquellos terrenos helados estaban gravados en su memoria como un mapa invisible, no tena que pensar en que rumbo seguir, slo dejarse llevar por el instinto sin necesidad de sortear los obstculos.

Hyoga enfund sus manos en un par de guantes que jams antes haba usado, pero que Camus se haba empeado en incorporar en su traje “anti fro”.

-Bien, mnimo ests abrigado Hyoga… entiende que ests muy delicado, es mejor que no te sobres fuerces o no conseguirs nada ms que terminar inconciente – Le deca mientras colocaba un pasamontaas y le daba a beber caf con leche caliente.

Esmeralda baj preocupada del segundo piso.
-Mam dice que tenemos que avisar a su hermano y a Shaka sobre la desaparicin de Shun – Mientras vea a los jvenes, se sirvi un poco del lquido y lo bebi.
-Es cierto!... Ellos nos pueden ayudar! – Sonri con esperanza el rubio mientras abandonaba la taza.
-Lo bebers todo… todo – Le acerc la taza nuevamente – Adems, le he agregado analgsico – Hyoga le mir con recelo – No me mires as, es slo analgsico, no te he puesto algo para dormir ni nada, te he dicho que te ayudara – Termin molesto ante la desconfianza que jams haba merecido del rubio.
-Lo s, lo siento… es slo que – Trat de disculparse, pero en verdad no tena con qu… se haba vuelto repentinamente paranoico, pero Cmo no estarlo cuando el amor de tu vida ha sido llevado por la fuerza por dos sujetos que te dieron una golpiza? Se sujet la cabeza con desesperacin – Shun… amor por favor, esprame, ir por ti… te encontrar como sea, aunque tenga que atravesar todo el planeta.

Apret su pecho con fuerza… su conejito estaba en una estrella lejana y desconocida, talvez mucho ms fra que toda Siberia… una estrella polar.

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