Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Para domar a un conejo... ¡Hay que ser rudo! por ringox

[Reviews - 202]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mis queridos amigos T_T, no sé como disculparme con todos ustedes por tanto tiempo sin escribir. A veces la vida te atrapa demasiado XD, pero ya... vine, seguiré y muchas gracias a todos por apoyarme aún cuando ha pasado tanto tiempo. *O*. 

 

 

Capitulo 22: “Rebelión”

 

Camus miró intensamente al peliverde que temblaba mientras mordía sus labios en una ansiedad difícil de contener. Ante la constante mirada que le daba el otro, el menor volteó para encontrarse con los ojos del joven doctor. Vio como este giraba lentamente su cabeza y miraba directamente al cinturón de uno de los hombres, en el se podía apreciar la presencia de un arma. Ahora sólo eran dos sujetos, podían tener un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, pero no si los otros estaban armados. Kasius no había regresado desde que se llevó al rubio.

 

-Ho por dios – Susurró el peliverde medio adivinando lo que pretendía hacer Camus.

 

 

*^^*

 

Shaka se acercó al mostrador del pequeño hotel y así registrar una habitación para ambos, su novio y él. Era patético cuando ni siquiera sabía si volverían a compartir siquiera un pequeño espacio juntos otra vez. Suspiró buscando si llevaba cambio, tenía pensado llamar a Isaac que era el único contacto más seguro para comunicarse con su tía, las distancias en este momento eran el peor obstáculo. Mientras hacía la transacción, el corazón le golpeteaba como si estuviese corriendo. Llevaba mucho tiempo con el moreno y jamás le había visto así, ni nunca antes lo había apartado de su lado con tanta frialdad. Siempre había permitido derramar en él, todas sus preocupaciones y temores, fue su apoyo y guía para tratar con Shun y ahora… ahora parecía que le culpaba por el destino aterrador que parecía cernirse sobre el muchachito. ¿No pensaba en su preocupación? Le dolía tanto como a él. Se preocupaba de la misma forma y quizás aún más al ser tratado de aquella injusta forma. Sí Hyoga había actuado justo como lo temía… no sería solamente Ikki quien tendría por quien llorar, él estaría sin el amor de su vida y sin su amado primo. Estaba tan preocupado y angustiado como él.

 

-Gracias – Dijo mientras recibía la llave del cuarto. Se acercó hasta el teléfono y pagó para hacer la llamada.

 

En casa de Isaac, el pequeño Jacob se sobresaltó al escuchar los timbres repetitivos del teléfono. Se había dormido sobre el cálido pecho de Siren mientras este le abrazaba tiernamente. Se removió entre sus brazos sin lograr no despertarlo y corrió para levantar el auricular.

 

-¿Qué sucede? – Preguntó el pelilila frotándose los ojos.

-¿Diga? – Contestó el castaño mientras sentía el frío regresar a su cuerpo a la falta del cálido abrazo.

-¿Jacob? Soy Shaka – Respondió del otro lado el rubio – Estoy desesperado, ¿Qué ha pasado con Hyoga? ¿Sabes si está bien?

-Shaka… Hyoga se marchó con Camus e Isaac. Se fueron en las moto-nieves para rescatar a Shun. Hyoga dice que unos sujetos lo secuestraron y al parecer van rumbo a la frontera.

-¿Cómo lo saben?... demonios, eso es demasiado imprudente. ¿Y la Tía y Esmeralda?

-Esmeralda está preparando medicina casera para Hyoga, él estaba muy mal de salud, pero ha partido en busca del chico de Japón sin importar qué, seguro necesitará de mucha ayuda. ¡Estoy tan preocupado!

-Intentaré que alguien me lleve hasta tu casa… - Sin más colgó la llamada. 

 

Salió de la recepción con la esperanza de encontrar alguna persona que accediera a llevarle en trineo hasta la casa de Jacob. Buscó su bolso ligero y partió a ese atardecer que  se acercaba aterradoramente, anunciando una larga y fría noche siberiana.

 

 

*^^*

Shura abandonó la instalación algo sofocado. Subió su cuello hasta lo más alto para cubrir su nariz del aire helado. ¿Cómo se suponía regresaría a Japón ahora? Tenía sus documentos, algo de dinero y hasta un extra por emergencias, pero nada de eso le valía justo en la frontera, o más bien, justo en medio de la nada.

 

-Cómo puede ser tan frío este lugar… - Murmuró pensando en que quizás tuviera la suerte de encontrar algún vehículo, pero pasado una media hora y tan sólo viendo como los tonos del cielo se oscurecían más y más, se convenció de que eso no ocurriría. Tendría que regresar para cobijarse durante la noche o podría morir congelado allí afuera. ¿Caminar? Una locura, sólo veía blanco y más blanco sin siquiera la más mínima referencia.

 

Pero no quería regresar. La mirada de terror y sufrimiento del menor se repetía en sus pensamientos una y otra vez. No podía siquiera encontrar fuerzas para imaginar que estaría pasando con él ahora. En medio de su auto-torturante pensamiento, un sonido ajeno a los que venía escuchando por largo rato le sobresaltó.

 

-Shura… - Le llamó la voz seca y algo agrietada, quizás por el frío de la tarde. El moreno se volteó instantáneamente reconociendo la voz del pelirosa.

-Reda… - Susurró asombrado, por lo que le habían dicho, lo imaginaba a kilómetros de distancia - ¿Aún estás aquí?

-¿Crees que dejaría a Mime? – Cuestionó el otro con decisión.

-Supongo que no… aunque lo más inteligente es que te hubieras marchado cuando pudiste, si Shiryu te ve, no la cuentas Reda.

-Me importa poco, lo que quiero es sacar a Mime de allí.

-El no está interesado en ti, ya deberías asumirlo.

-No es eso… eso está bien, sólo no quiero que siga siendo el perro de Shiryu, merece mucho más.

-Sí que estás enamorado ¿He? – Le indagó suspirando con cansancio.

-Si me ayudas… te daré lo que tenía para huir con Mime, te lo doy de adelantado si es necesario. Son todos mis ahorros, no es poco.

-Tus ahorros no cuestan seguro mi vida Reda, ni loco me vuelvo contra el chino, sólo quiero irme sin problemas de este lugar de mierda.

 

Reda apretó en su bolsillo el arma que tenía. Sólo no podía entrar otra vez y tenía un mal presentimiento. Necesitaba un plan, creyó que Shura, siempre más apartado del resto, podría ser el cómplice perfecto, pero no parecía en lo más mínimo interesado en ayudar.

 

-Entonces cada cual por su camino – Concluyo el pelirosa volteándose para regresar al lugar en donde estaba observando a escondidas todo lo que pasaba adentro.

-Espera... ¿Qué piensas hacer?

-Lo sacaré de allí.

 

 

*^^*

 

Shiryu dejó al peliverde sollozando sobre el sofá, mientras le daba indicaciones a Kasius de acomodar al ruso en una silla atado para sostenerlo en la posición deseada, como si estuviera sentado por sus propias fuerzas allí. Por la comisura de su boca un hilillo de sangre corría constantemente dejando una línea roja sobre su piel.

 

Shun alzó débilmente su rostro para observar a Hyoga atado y aún inconciente. Se le revolvió el estómago de miedo. Apretó sus puños con desesperación, apenas podía respirar entre cada sollozo. Era un cobarde, un gran cobarde. Siempre lo había sido, ahora se daba cuenta y por un demonio que no podía dejar de llorar. Hyoga estaba allí completamente indefenso y él no podía hacer nada.  

 

-Veamos… tengo un itinerario perfecto para nuestra velada – El chino revisó la hora satisfecho – Tenemos toda la noche por delante ¿No es genial? – Se sirvió un vaso de vodka y lo bebió lentamente disfrutándolo. – Esto sabe bien… fuerte como me gusta – Acercó el vaso a peliverde quien rehuyó, pero le instó a beber sujetando su cabeza. En su estado no encontró mayor resistencia que los compulsivos sollozos que provocaron tirar una porción de líquido sobre el sofá.

-Mmmh… - Shun bebió una porción que quemó su garganta. Instantáneamente recordó el suave sabor de la tibia leche que tantas veces disfrutó a lado de su ruso – No… cogh!, cogh!. – Tosió asqueado.

-Eres tan inocente mi pequeño… - acarició su cabello mientras apreciaba todas las marcas en el herido cuerpo – Si te portas bien, ya no tendrás que sufrir tanto, sólo le daremos un buen espectáculo a ese granjerito cuando despierte si es que lo hace, tú y yo lo disfrutaremos mucho. Casi no puedo esperar.

 

Fue en ese instante que un suave quejido alarmó a ambos, a Shun con horror y a Shiryu con complacencia. Hyoga intentaba entre abrir los ojos mientras ladeaba su cabeza de un lado al otro.

 

-Shun… - Susurró confundido cuando sus párpados dejaron entrar la luz del atardecer. Grandes ventanales dejaban ver las inmensas planicies blancas en donde la nieve predominaba, los tonos del sol ocultándose le daban el habitual aspecto idílico. ¿Dónde estaba precisamente? Un dolor punzante le hizo saber que un fuerte golpe le había dejado inconciente y sus manos… sus manos estaban atadas.

-¡¿Shun?! – Gritó más conciente de su situación y recordando parcialmente los eventos ocurridos. Buscó a su alrededor, el cuerpo del peliverde estaba desmadejado sobre un sofá manchado de sangre. El menor buscó su mirada, estaba llorando mientras le miraba suplicante.

-Por favor… perdóname Hyoga – Le susurró a la distancia, cuando aquel sujeto de cabello largo y negro como la noche apareció en su campo visual y le sonrió con malicia. Se bajó los pantalones y se acercó de pie al lastimado y asustado chico peliverde.

-¡Hazlo! – Le ordenó mientras Shun abría los ojos con horror.

 

Para Hyoga aquello era inverosímil, eso no podía simplemente estar ocurriendo. Jaló sus manos sólo para notar lo firmemente que estaban atadas detrás de la silla, tanto como para comenzar a sentir que hormigueaban.

 

-¡No! – Gritó el menor apartando el rostro.

-De acuerdo… - Se giró y dio unos cuantos pasos para llegar a Hyoga y darle un puñetazo que nuevamente casi lo deja inconciente.

-¡Nooooooo! ¡Hyoga!... ¡Déjalo! – Lloró el menor – Lo haré, lo haré…, pero déjalo… por favor – Shun apretó sus ojos con desesperación, sabía que había llegado a un callejón sin salida, tendría que hacer algo tan asqueroso frente a su adorado ruso. Ni siquiera podía dimensionar ahora el sufrimiento que le esperaba.

 

¿Por qué había sido tan estúpido durante tantos años?.... por qué no valoró a su hermano Ikki que tan sólo quería que estudiara y dejara de hacer idioteces con gente tan baja como Shiryu. Por qué se burló y ridiculizó el amor que había entre Shaka y su hermano enamorándose él mismo de otro chico, chico al que llevó al mismo infierno. Por qué no había notado que Hyoga lo quería sinceramente y que se estaba enamorando tan desesperadamente de él.

 

-Veo que ya estás más razonable… no sabía que eras tan persistente, honestamente estoy sorprendido… - Se regresó hasta el menor, le limpió las lágrimas del rostro y se inclinó para besarlo. Esta vez no hubo resistencia, los pequeños labios rosa se abrieron suavemente y permitieron que la lengua del pelilargo hiciera lo que quisiera dentro de su boca.

 

Kasius advirtió que el rubio estaba aún medio conciente.

 

-Este aún está vivo… ¿Qué hago con él? -

-Mmmmm – Gimió el chino al separarse de la boca del peliverde – Sabroso… creo que quiero continuar contigo en la cama. Shun ocultó sus ojos mirando hacia abajo. Estaba resignado, debía hacerlo, mientras más luego mejor, tenía que terminar con todo eso de una vez. Sólo podía pedir por Hyoga, que lograra sobrevivir, que pudiera encontrar un nuevo amor -  Creo que es hora de que se entere de quien es este putito ¿Verdad Shuni?

-…Sí…- Contestó con su voz apagada, con lágrimas brotando nuevamente.

 

Shiryu dejó que el peliverde se acercara al rubio. Shun sentía que su corazón latía desbocado. Hyoga incluso así de maltratado se veía hermoso, era y sería siempre su principe de los hielos, sonrió dulcemente susurrando un quedo adiós y se inclinó para decirle sus últimas palabras.

 

-… Me das asco… ¡Guarro!... espero que toda tu mierda de país se deshaga un buen día, tus asquerosos renos se mueran y tu vieja madre y tu fea hermana dejen de ser tan putas. Muérete Hyoga, no sabes como, como te odio, siempre te voy a odiar, siempre – Susurró cuando sus ojos verdes se encontraron con los cristalinos azules de Hyoga, le estaba escuchando, cada palabra, cada una de ellas y aún así le miraba tan dulcemente. Shun apartó su vista y Shiryu llegó hasta el menor para jalarlo hacia la cama.

 

-Mira como hago disfrutar a este puto – Y sonrió entrando con el pequeño a la que era una enorme sala con una cama en el centro. Cerró la puerta tras de sí y le indicó a Shun desnudarse.

 

 

*^^*

 

-Es el momento – Susurró en ruso Camus.

-No… aún no – Respondió en otro susurro asustado el peliverde, pero el doctor ya había tomado su decisión, no permitiría que una tragedia ocurriera sin él haber intentado hacer algo.

-¡AHORA! – Gritó lanzándose sobre uno de los tipos con todo lo que tenía.

-MIERDAAAAAAAAAAAAAAA – Gritó Isaac lanzándose por igual al otro sujeto, los cuales al ver repentinamente como dos tipos se le lanzaban encima no pudieron reaccionar tan rápido, terminando tirados en el suelo en una lucha cuerpo a cuerpo con los rusos.

-¡DISPÁRALE A ESTOS RUSOS MARICONES!- Gritó uno de ellos mientras notaban que no eran para nada debiluchos, en cuanto el sujeto intentó sacar el arma, Camus apretó cerca de su cuello un punto sensible que hizo al tipo perder el conocimiento al instante. El arma por ende terminó en sus manos y con ella apunto al tipo que paralizado ante la situación detuvo su forcejeo con Isaac. El mayor se acercó y con un rápido movimiento le golpeó tras la nunca dejándolo totalmente inconciente ante el asombro del peliverde.

 

-¿Qué eres? ¿Alguna clase de superpolicía?

-Debemos pensar en alguna forma de entrar allí sin que se den cuenta de que estamos sin vigilancia, no sabemos si es que tienen más hombres armados allí dentro.

-Demonios… sólo espero que Hyoga y Shun estén bien – Gimió asustado el menor mientras se encargaban de esconder los cuerpos inconcientes de la vista rápida de alguien.

 

 

*^^*

 

 

-Necesito que usted me ayude a encontrar a mi hermano, ¿Para que si no esla Policía? –Golpeó los puños en el mesón con rabia.

-Usted tiene que entender señor, que el menor en cuestión debe llevar más de 24 h desaparecido.

-No está perdido ni de fiesta… lo han secuestrado ¿Qué no entiende eso?

-Señor, nos gustaría poder ayudarle, pero en cuestión los únicos vehículos de los que disponemos están en misión por una avalancha, simplemente estamos con las manos atadas.

-Mi hermano está en peligro de muerte y usted me dice que… ¿No tiene forma de transportarse? ¿Qué mierda de lugar es este?

-Bien, usted podría quizás ir hasta el galpón del dueño de transporte, el tiene algunos vehículos que son capaces de llegar hasta donde usted necesita ir.

-¿Quién es ese sujeto? ¿Cómo puedo llegar hasta allá? – Gritó desesperado.

 -Bien, tiene que seguir el camino que va hacia el bosque, camino a las granjas. Es la casa más grande de por aquí, la verá a un kilómetro de caminar.

-Demonios… - Ikki salió corriendo de la humilde estación de policía, la cual no disponía ni de personal, ni de medios de transportes. Ahora tendría que más de un kilómetro por la nieve infernal para poder llegar hasta el famoso galpón – Sólo espero que estés en el hotel, con algo tibio y esperando a salvo – Susurró mientras subía el cuello de su chaqueta y pensaba en la triste mirada que la había dado Shaka al separase.

 

Mientras, Shaka, caminaba aquel mismo camino con una media hora de ventaja, pues ya se había puesto en contacto con Jacob y se dirigía rumbo a la casa del pequeño, junto al galpón de transporte. En verdad que era un día particularmente más helado que lo habitual en esas fechas, se estremeció y se abrazó a si mismo. ¿Qué sería de su querido primo? Sólo esperaba que estuviera bien y también el hermanito de Ikki, aunque ahora su moreno lo quisiera matar, él lo quería ver feliz con aquel pequeño que era su adoración aunque ya no quisiera saber nunca más de él.

 

 

*^^*

 

 

Hyoga escuchó cada una de esas palabras sintiendo que era una terrible despedida. ¿Qué lo odiaba?... ¿Tal y como lo odiaba mientras se abrazaban mutuamente entre las mantas de su cama? Eso no era cierto… por más que quisiera, el peliverde no podía ocultar ya la calidez de su voz, la ternura de sus ojos cuando lo miraba, eso no se podía fingir y por eso mismo lo amó desde la primera vez que lo vio. Cada palabra pronunciada por el menor, sólo eran la triste prueba de que estaba sufriendo sin medida y de que él era el culpable, pues ahora pretendía entregarse al bastardo aquel para poder salvarle la vida.

 

Entonces se lo llevó. Hyoga no pudo seguirlos con la vista, en cuanto giró su cabeza un inmenso mareo le obligó a cerrar los ojos. Estaba casi inmovilizado, pero a la vez desesperado, sabía tenía que colocarse de pie… no podía permitir que dañaran a Shun, no podía permitirlo.

 

-Shun…  no lo hagas – Murmuró intentando recuperar fuerzas – No dejes que te toque para salvarme a mi… - Imaginó como su conejo debía estar aguantado esa tortura sólo para que dejaran de golpearlo a él, pero él preferiría morir que verlo sufrir ¿Qué no lo entendía? Respiró profundo y con todas sus fuerzas comenzó a incorporarse poco a poco, Tatsumi al percibir que el rubio estaba en pie caminó en dirección a él, tenía la excusa perfecta para deshacerse de ruso y entonces lo de Siren no sería nunca más un problema. 

 

-Ahora sí que no la cuentas asqueroso ruso… - Murmuró con satisfacción mientras sacaba el arma de su bolsillo con tranquilidad, confiado del mal estado del otro, Hyoga vio de frente como le apuntaba y acortaba la distancia, su corazón se aceleró, sería un disparo a quema ropa. Le miró rabioso, ese maldito y enorme calvo se había llevado a su conejo a la fuerza, justo cuando estaba frente a él dispuesto a jalar el gatillo, el rubio levantó su pierna con toda la potencia y le dio una patada justo en medio de su entrepierna, haciendo que Tatsumi abriera la boca en un grito silencioso y terminara con sus piernas temblando y sus dos manos apretando sus adoloridos genitales.

 

-Ahí tienes desgraciado – Gimió también adolorido el rubio, incorporándose por completo dispuesto a defenderse, eso seguramente no sería suficiente y él estaba tan débil  que no podía dejar de estar asustado, sin demora aprovechó de propinarle un golpe con todo antes de que pudiera recomponerse, fue en ese instante que sin que se lo esperara, la puerta por donde había entrado a esa misma sala llevado por el calvo, fue abierta de par en par y frente a él, apareció Camus, seguido por un nerviosísimo Isaac.

 

-Cuidado… ¡TRAS DE TI! – Gritó su amigo al ver como Tatsumi se había recompuesto y estaba a punto de dispararle al rubio, pero el doctor siendo más rápido, disparó a la pierna del grandote haciéndole caer, enseguida Isaac tomó un florero de decoración y lo rompió en su enorme cabezota dejándolo inconciente. Hyoga estaba impresionado.

 

-¿Estás bien?... gracias a dios – Le abrazó Camus con desesperación, intentando revisarle y verificando que no estuviera más herido – Estás tan débil, tenemos que sacarte de acá pequeño, tienes fiebre.

-Camus… tiene a Shun, lo tiene allí dentro – Sollozó angustiado Hyoga – Debo ir ya mismo por él – Se levantó tambaleándose, Isaac corrió para ayudar a Camus para afirmarle.

- No seas idiota ¿Crees que no escucharon el disparo?  Es mejor resguardarnos y… -

-No me iré de aquí sin él Camus – digo con determinación.

-Lo sé, lo sé, sólo digo que no actuemos sin pensar… estaba tan asustado – Le abrazó con fuerza acurrucándolo hacia él.

-Hyoga… - se acercó el peliverde limpiando la sangre de su rostro causado por los golpes – No te preocupes – Miró a Camus – Te ayudaremos y nos iremos todos de aquí bien. 

Notas finales:

¿Qué sucederá ahora? ¿Qué estará pasando en aquella habitación dónde el chino tiene al conejo? T_T

 

¿y porque Shiryu es tan malo en este fic? Ni yo sé XD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).