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Hielo y Colores por geass_sharingan

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Notas del fanfic:

()- autores dando su opinión y demás...

Notas del capitulo:

Quizá es algo corto. Aviso a las lectoras(es):

Somos dos autoras: Ai-chan y Ya-chan, yoroshiku onegaishimasu ne!!

Es nuestro primer fic, pero aceptamos cualquier crítica, todo por mejorar la calidad de nuestras historias... ^_^

Grax...

"Se me hace tarde..." pensó  mientras miraba su reloj, corriendo por el parque con unos lienzos debajo del brazo izquierdo se encontraba un chico, su cabello negro se revolvía con el frío viento, lo que impedía que sus ojos pudieran verse. En ese mismo parque, las parejas y familias paseaban, todos ellos esperando a que el día terminara con el atardecer y así admirar la hermosa fuente en el centro del parque, la cual se iluminaba todos los días a las 6:30 p.m.

 

"Espero que nada se me interponga, si no, no llegaré a tiempo" pensaba una y otra vez Kaito, que corría pasando al lado de la fuente, al igual que otro chico que venía corriendo del lado contrario. Justo al momento en que se iba a cruzar con Kaito,  un pequeño perro se atravesó, el chico al ir tan rápido no pudo evitar tropezar con él y cuando quiso encontrar apoyo para no caer, empujó a Kaito hacia la fuente, terminando ambos en el agua.

 

-"¡¡Kyaa!! ¡El agua está helada!" exclamó el chico sintiendo el frío recorrer su cuerpo, pero lo olvidó al ver que también el moreno había caído con él, -"Los siento, ¿te encuentras bien?" preguntó enseguida levantándose de encima de Kaito, quien no respondió y se limitó a sacudirse y levantarse.

-"Toma" dijo Kaito después de unos momentos, dándole su gabardina al pequeño, que se quedó sin palabras al ver la actitud de aquel joven, -"Tienes frío, ¿no?" dijo alborotando un poco sus cabellos negros y apartando algunos de su rostro.

-"Gra- gracias..." musitó con timidez el jovencito.

La gente que se encontraba en el parque no pudo evitar reírse al ver aquella escena, logrando que el chico se sonrojara, no por el hecho de haber caído en la fuente, sino por haber involucrado a aquel muchacho de cabello negro que no conocía, sintiendo la necesidad de disculparse nuevamente.

-"De verdad lo siento..." pero se detuvo al ver los lienzos flotando en el agua. Se emocionó mucho al verlos, ya que la pintura le fascinaba y no pudo evitar preguntarle a Kaito si le gustaba la pintura a lo que el joven de cabello negro contestó:

-"No es de tu incumbencia"

Fijó su mirada en los verdes ojos del chico. Su mirada reflejaba frialdad, esa frialdad que te deja sin palabras y te hace sentir escalofríos al verla, eso más el color azul que tenían, hacía que parecieran unos ojos hechos de hielo. Quitando la mirada del chico, recogió sus cosas y se fue, dejando a aquella otra persona parada en aquella fuente del parque, justo después de que se iluminara ésta.

 

"Creí que el agua estaba fría, pero creo que no hay nada más frío que su mirada..." pensó el pequeño viéndolo irse y posteriormente saliendo de la fuente.

 

-"Kaito, llegas tarde, ¡¿qué te pasó?! Estás empapado" dijo con sorpresa una chica de grandes ojos color miel, quitándose con rapidez su chamarra para dársela a Kaito.

-"Tranquila Amanda, estaré bien" le respondió él apartando la chamarra de la chica para no humedecerla y caminando por el pasillo hasta desaparecer tras la puerta de una de las habitaciones.

 

La noche hacía que la fuente pareciera un farol de mil colores en medio del parque. El chico seguía pensando en Kaito, mirando la gabardina, que a pesar de que estaba húmeda, aún guardaba la calidez de su dueño.

"Esos ojos... parecían de hielo..." pensaba el chico de ojos claros recordando la mirada que Kaito le había dado unos momentos antes. En el parque ya casi no quedaba gente, una que otra pareja que no dejaba de mirar la belleza de la fuente o alguna persona que pasara por ahí por pura casualidad. El aire soplaba aún más frío al haber caído la noche, provocando que el chico temblara de frío hasta los huesos.

 

-"Te estás congelando" dijo una voz femenina, parada frente a él. Los ojos del chico se agrandaron al ver la cara de aquella persona.

-"¿No vas a saludarme, Daishi?" le preguntó ella agachándose para poder ver mejor la cara del muchachito. Los ojos de la chica eran verdes y el viento movía su largo cabello rubio.

-"¿Mizuki...chan...?" dijo con incertidumbre Daishi al ver a su hermana mayor frente a él, -"¿Cómo supiste que estaba aquí?"

-"Mamá dijo que estaba preocupada por ti... ¿huiste de nuevo?"

El chico apartó su mirada de la de su hermana, fijándola en el cielo oscuro y estrellado, dando a notar un destello de nostalgia en sus ojos.

-"No... no les digas que me encontraste..." dijo él con un nudo en la garganta al pensar en su padre.

-"Tranquilo, no les diré..." le contestó ella con calidez, acariciando el cabello de su hermano, "Pero a cambio deberás vivir conmigo" le dijo dándole una sonrisa. Daishi se sintió más tranquilo al sentir a su hermana mayor dándole un abrazo.

-Al llegar al departamento de Mizuki, Daishi observó todo a su alrededor, sintiéndose por primera vez en mucho tiempo cómodo dentro de una casa.

-"Es algo pequeño pero, supongo que podemos estar bien juntos..." dijo ella dejando su saco y zapatos en la entrada. Después se acomodó en uno de los sillones, viendo a su hermano observar todo lo que se le cruzaba en le camino.

-"Deberías bañarte o te enfermarás..." le dijo mirando su ropa algo húmeda, -"¿Qué te ocurrió?"

-"Ah... fue un pequeño accidente en el parque..." contestó su hermano sonriendo tímidamente.

-"No cabe duda, sigues siendo igual de torpe que de costumbre" dijo ella sonriéndole y lanzándole un cojín de la sala a la cara.

-"¡No me ataques!" le dijo él lanzándole de regreso el cojín.

Durante unos momentos se estuvieron atacando mutuamente con los cojines y correteándose entre ellos por todo el departamento hasta el cansancio.

-"Mizuki chan, ¿está bien si me meto a bañar?" preguntó Daishi levantándose del suelo en donde estaba recostado.

-"Seguro, segunda puerta del pasillo a mano izquierda" contestó ella incorporándose y acomodando su cabello revuelto. Daishi se fue hacia donde su hermana le había indicado y desapareció tras la puerta.

"Al menos logré que por ahora olvidara lo que le pasó esta tarde..." pensó ella con una sonrisa de satisfacción, cambiándola después por una mueca de sorpresa y llevándose una mano a la cabeza.

-"¡¿Qué se va aponer cuando salga del baño!?" dijo ella recordando que Daishi no traía otra ropa más que la que llevaba puesta, "Supongo que..."

 

-"¡Definitivamente no!" contestó rotundamente él al ver los pijamas de su hermana sobre la cama.

-"No tienes más ropa Dai" dijo ella tratando de hacerlo entender su situación.

-"¡Es ropa de mujer! Y lo que lo hace peor es que es TUYA" dijo sintiendo como el rubor subía a su cara.

-"Si tienes una mejor opción estoy dispuesta a escucharla" dijo ella sentándose en su cama mirándolo de arriba abajo, realmente el pobre chico no tenía opción, era eso o estar desnudo, pero ella definitivamente no iba a aceptar la segunda opción.

-"Por ahora no, pero..."

-"Las tiendas ya están cerradas. No hay ninguna abierta a estas horas, ¿qué más podemos hacer?, además es solo por esta noche, mañana... ya veremos qué pasa mañana..." dijo ella guiñándole un ojo.  Daishi miraba indeciso la ropa, realmente no quería hacerlo, -"Nadie te va a ver hoy mas que yo" le dijo ella hasta que por fin cedió.

"Me siento humillado" pensó viendo en le espejo de su hermana el pijama con ositos y arco iris que ella le había prestado y después mirándola a ella a través de éste cómo se revolcaba de la risa en la cama. Se coloró tanto como una manzana y se volvió molesto a ella.

-"¿No tienes otra un poco menos femenina?" preguntó abochornado.

-"Pues... tengo una que es sólo una playera algo ajustada con un short gris..."

-"¡¿Y por qué no me la diste primero?!"

-"Por que quería verte primero así, te ves taan adorable"  (Ya me lo imagino, sólo le faltaron las pantuflas de conejito rosa ^_^)

 

Mientras en el departamento de Kaito, las luces de la ciudad iluminaban levemente su cuarto acompañadas por la luna, haciendo de su cuarto un juego de siluetas. Pensaba en lo que tendría qué hacer la día siguiente y de vez en cuando, cuando se distaría de esos pensamientos, los recuerdos de su vida lo invadían, haciéndolo perder la noción del tiempo, cuando por fin se daba cuenta de lo que pasaba, pasaba una mano por su cabello apartándolo de su cara, despejando sus ojos para poder ver mejor esa gran laguna de luces en movimiento.

"Lo siento" repentinamente recordó las palabras de aquel chico con el que se había topado en el parque. Se sentó en la orilla de su cama unos momentos, miró la lámpara que iluminaba la habitación, sus ojos se quedaron perdidos en el espacio un momento, hasta que el sonido de que alguien llamaba a la puerta llamó su atención. Caminó hasta la puerta y la abrió, topándose nuevamente con los ojos miel que había visto en la tarde.

-"Amanda, ¿qué haces aquí?" preguntó él recargándose en el marco de la puerta.

-"No se te veía muy bien esta tarde, así que..." la chica comenzó a juguetear con sus dedos tímidamente frente al muchacho, que se mantenía inmóvil parado ante ella.

-"Si estabas preocupada por mí no es necesario, te lo dije en la tarde, estaré bien" él le quitó la palabra, tratando de  hacer que la chica le dejara en paz y se fuera de ahí, no le gustaba preocupar a los demás por cosas que no les importaban. Quizá era algo egoísta, pero tenía sus motivos para hacerlo.

-"Pero..."

-"Estoy cansado, sólo quisiera descansar por ahora, buenas noches" dicho esto él cerró la puerta con suavidad, mientras la chica empuñaba las manos al ver que no podía acercarse al joven como ella quisiera.

"¿Porqué?... ¡¿Porqué no me haces caso?!" pensó con furia mientras contenía las lágrimas en sus ojos.

 

-"¡ES DE DÍA!" gritó Mizuki jalando las cobijas que cubrían a Daishi.

-"¡¡¡Ah!!!" gritó Daishi, que por haber abierto los ojos repentinamente, la luz los había lastimado. Se revolcó en la cama por un rato hasta que sintió ganas de levantarse para reclamarle a su hermana. Caminó con flojera por el pasillo hasta llegar a la cocina donde lo recibió el olor a comida.

 

-"Qué flojote eres" le dijo Mizuki acomodando una jarra con jugo en la mesa mirándolo de reojo y posteriormente sacándole la lengua.

-"Te levantas demasiado temprano, ¿siempre eres así?"

-"Sí, y hoy hay que ir a comprarte ropa así que apúrate para salir" Mizuki se acomodó en una de las sillas y se puso a comer, unos momentos después Daishi la acompañó. Comieron y platicaron de lo que se les ocurría, hasta que Mizuki le preguntó:

-"¿Qué ocurrió? Fue entre papá y tú, ¿cierto?" ella apartó su plato y únicamente miró a su hermano, cruzando sus dedos debajo de su mentón. Daishi no contestó, ni siquiera la miró, no quería hablar de ello en esos momentos, lo que más quería realmente era olvidar lo que había pasado.

-"Dai, algún día tendrás que verlos nuevamente, y lo sabes. No puedes huir para siempre"

-"Lo sé... pero por ahora prefiero mantenerme así, quiero que dure la tranquilidad que siento ahora, quiero hacer que dure el mayor tiempo posible" el chico apartó su plato y se levantó de la mesa, regresando a la habitación donde había dormido y encerrándose en ella. Mizuki se recargó en el respaldo de la silla y lanzó un suspiro.

"Voy a tener que recoger la mesa sola..." pensó con pesadez. Miró el plato de Daishi y estaba casi completo, no había comido casi nada. Eran los síntomas de toda persona deprimida y con pocos ánimos. "¿Qué haré para que vuelva a estar de buen humor? Realmente, qué estúpida. ¿Para qué le pregunté eso...?" pensó dándose palmaditas en la cabeza hasta que algo atrajo su atención.

 

-"Dai, ¿puedo pasar?" preguntó ella tocando la puerta sin recibir respuesta, -"Dai, lo siento, déjame pasar, tengo que preguntarte algo. No tiene nada qué ver con lo de hace unos momentos" siguió tocando hasta que por fin abrió el chico.

-"Esta gabardina, es muy grande para ti... ¿de quién es?"

Al ver la gabardina Daishi se puso rojo y se la quitó enseguida a su hermana, aventándola hacia un rincón de la habitación.

-"¡Ajá!, ¿de quién es, eh? Parece muuy importante" 

-"No es de nadie importante, y a ti no te importa" le contestó él colorado y empujando la puerta para cerrarla, pero su hermana puso el pie para que no se cerrara, buscando la gabardina con los ojos.

-"Creo que la he visto..."

-"No lo creo" dijo él aplicando más fuerza para poder cerrar la puerta.

-"En serio, creo que es de uno de mis compañeros de la universidad" dijo ella haciendo todo lo posible para que la puerta no se cerrara.

"¿Por qué las hermanas mayores son tan metiches?" pensaba Daishi comenzando a cansarse. Finalmente con un empujón utilizando su peso contra la puerta logró cerrarla, de repente su celular comenzó a sonar, el chico se estremeció al ver el aparato vibrando y sonando en el buró de la habitación. Contestó con manos temblorosas.

-"B-bueno..."

-"¿De quién es?" se escuchó desde el otro lado del cuarto. Daishi miró por un pequeño orificio de la puerta y vio a su hermana con el teléfono al oído, el chico lanzó un suspiro y sonriendo colgó el teléfono.

-"Bien, no me digas, pero el menos alístate para salir"

-"Sí, sí. Ya voy" contestó Daishi lanzando el celular a la cama.

-"Te dejaré tu ropa seca y limpia en la puerta" le dijo ella desde el otro lado de la puerta.

-"Gracias"

 

Kaito abrió los ojos, dirigió su mirada al calendario que tenía en la pared. No había nada escrito en él más que un círculo en el lunes siguiente.

-"Falta poco..." dijo para sí mismo levantándose de la cama. Su piel se hizo aún más clara con la luz del sol, se dirigió al la ducha y abrió la llave, esperando a que el agua caliente saliera. Se dirigió a la cocina y se sirvió un vaso con agua, se tardó un rato en poder terminar el vaso, pensando en un montón de cosas que sólo lo hacían lanzar suspiros al viento. Caminó de regreso a la ducha, viendo, al pasar frente al espejo del lavabo, una cicatriz que tenía en un costado.

"Ya pasó un año desde aquello y aún..." el vapor del agua caliente lo hizo caminar hasta la regadera y cerrar la llave. Se quitó la poca ropa que le cubría y entró en la tina, hundiéndose hasta poder apartar los pensamientos de aquella noche de invierno en que había ocurrido una gran tragedia para él.

"Si hubiera podido darme cuenta de lo que te pasaba, si hubieras tenido la confianza de decírmelo... quizás..." Kaito sacó la cabeza del agua, dejando unos mechones de cabello cubriéndole el rostro, al igual que aquellos ojos como el hielo. Después de un rato terminó de bañarse, vistiéndose con una camisa blanca y un pantalón de mezclilla. No tenía hambre, así que salió de su departamento a buscar algo con qué distraerse.

 

-"¿Ya terminaste? Se nos hace tarde..." dijo Mizuki esperando a su hermano en la puerta del departamento.

-"¡Ya voy!" contestó él corriendo por el pasillo.

-"Vámonos"

 

El mismo parque en el que se había encontrado con el torpe chico que lo había tirado a la fuente, algunas chicas lo miraban al pasar al lado, realmente, Kaito era muy guapo, aunque él le daba la menor importancia a eso. Para él la belleza no estaba únicamente en la superficie de las personas, había más dentro de ellas, pero como casi todas las personas del mundo lo hacen, hubo un tiempo en que se fijó únicamente en las apariencias... 

 

-"¿A qué tienda me llevarás?, había una a la vuelta del edificio y ya estamos en el centro, sólo es ropa, no quiero la última moda del año" dijo Daishi caminando detrás de su hermana.

-"Vamos, es lindo pasear un rato" dijo ella estirando sus brazos, casi dándole un golpe en la cara al pequeño,-"¿Huh? ¿Kaito...kun?" dijo ella parándose en seco viendo al joven de cabello negro sentado en una de las bancas del parque.

-"¡Ya lo recuerdo! La gabardina es de Kaito kun" Mizuki volteó a ver a su hermano, pero éste ya no estaba a su lado, estaba escondido detrás de un árbol, ¿cómo había llegado hasta allá en tan poco tiempo?, Mizuki no encontraba la respuesta, entonces por su cabeza pasó la idea de iniciar una plática con Kaito, aprovechando la situación.

-"Buenos días, ¿podría sentarme?" dijo ella sonriéndole a Kaito, quien no le prestó mucha atención, pero accedió, -"¿Podría preguntarte algo?" le dijo ella mirando de reojo al chico de cabello negro.

-"Adelante" dijo él sin interés.

-"¿Le prestaste una gabardina negra a un pequeño chico de ojos verdes ayer?"

La pregunta sacó a Kaito de sus pensamientos enseguida, logrando así que la chica cumpliera su objetivo, captar la atención del muchacho.   

 

Notas finales:

Kaito:"Realmente eres torpe niño..."

Daishi:"Déjame en paz. Amargado sin rumbo en la vida..."

Ai-chan:"Etto... deberíamos calmarnos por ahora, inhalen y exhalen, ¿sí?"

(Ambos chicos se paran de espaldas hacia el otro)

Ambos:"penándolo bien, lo que paso fue culpa tuya, ¿no?"

(Huir.....)

Ai-chan:Wan,wan... nos vemos a la próxima. Ya veremos q hace y deshace mi colega...

 


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