Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Navío por Celat Black

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Yo se que habrá quien quiera lastimarme, pero es que tengo muchas ideas sin terminar y quiero ver que tal le va a esta... le tengo mucha fe... Tiene un poco de magia!

Notas del capitulo: Y aqui va, de verdad me encantaría que me dejaran su opinion, aunque sea cortita o cruel!! Por favor!!

Y COMENZAMOS!!
Cap 1: Horas nocturnas

Las olas del mar apenas quedaban amortiguadas con el sonido de los jarros al chocar, las voces de los hombres... hablando mucho y sin decir nada... la noche parecía muy larga como para pensar en irse...

El olor acre de la taberna se volvía salado por el aroma que despedía el océano, ubicado a unos metros de ahí. Era un bar de puerto, dedicado a atender a marinos de paso y a señores que buscaban algo más modesto que los enormes prostíbulos en el centro de la villa... era por eso que iban a esconderse a ese pequeño establecimiento donde nadie conocía a nadie... o eso se suponía...


Amalis jugueteaba con la copa en su mano, era un jovencito de unos 19 años, probablemente menos, por lo delicado de sus facciones y de su esbelto cuerpo. El cabello negro azulado que caía en caprichosos mechones apenas alcanzaba a formarle una coleta en la nuca. Pero esa noche lo llevaba suelto, le daba un aire ligeramente salvaje y dulce. Sus ojos grises repasaban a cada hombre que entraba, por eso gustaba de sentarse en una pequeña mesa al fondo del bar, desde donde veía cada movimiento

- Oh cariño ¿Vas a irte ya?

Amalis miro con discreción a la “colega” que llamaba cariño a un desconocido, en una mesa cercana. Era practica común tratar a los clientes como una amante lo haría, y claro, el trato mejoraba entre mas grande fuera la paga; tal maña era útil para asegurar el regreso del cliente. Amalis se dispuso a escuchar la plática ajena puesto que no había nada mejor que hacer

- Pasado mañana, belleza, pasado mañana me hago de nuevo a la mar - un hombre tosco respondió con la voz enteramente alcoholizada mientras sentaba a la chica en sus piernas

- ¿Y ahora a donde huyes? ¿Cual va a ser tu destino? - pregunto la muchacha con curiosidad, ni que le importara pero siempre había que tener algo con que entretener al cliente y que consumiera mas

- ¡Nuevas tierras! ¡Se alista una nave que va a explorar las islas del sur! - el hombre parecía emocionado

- Entonces imagino que vendrás mañana... - murmuro ella con voz baja acariciando el mal afeitado mentón

- No, muy a mi pesar no se va a poder... habrá un reconocimiento de elementos, en esta ocasión han buscado gente realmente fiel al gobierno



Amalis alzo las cejas en un gesto de impresión “Que raro que esta vez no se lleven a delincuentes y condenados a las exploraciones” pensó mientras volvía su atención a su copa, pero un reflejo en la superficie oscura de su bebida le hizo levantar la mirada. Era un hombre de unos 28 años aproximadamente, los ojos canela, el cabello algo quebrado y de color castaño oscuro. Amalis se fijo en tres puntos; su mirada, su ropa, su arma. Todo le indicó que era un oficial naval o algo semejante, de muy buen nivel

- ¿Se le ofrece algo? - pregunto el mas joven con una discreta sonrisa que mezclaba la ingenuidad y la sensualidad en un gesto poco común

- ¿Cuánto cobras? - pregunto el hombre con cierta frialdad, así que Amalis imitando un poco a su acompañante respondió

- ¿Cuánto puedes pagar sin tener que dejar a tu esposa e hijos sin comer?

La respuesta fue a dar sobre la mesa, una bolsita de piel con piezas de oro. Al pelinegro le impresiono ver tal cantidad, la tomo para asegurarse de que era cierto pero guardo su asombro tras su sonrisa

- Sígame - el mas joven se levanto mientras dejaba la copa a medias en la mesa

El local tenía un estrecho pasillo por donde se llegaba a un par de habitaciones donde atendían a los clientes. El hombre de cabello castaño miraba como Amalis caminaba con una gracilidad impropia en un hombre, su cuerpo era delgado y se movía con parsimonia

- ¿Cómo te llamas? - el moreno hablo, su voz era profunda

- Como usted desee decirme - respondió el ojigris mientras abría la habitación y con la mirada lo invitaba a pasar


El hombre de ojos canela entró, se quitó el cinto del arma y Amalis le retiró el pesado saco mientras besaba a su amante por renta, su boca fue tomada con inusitada maestría y se dejo envolver por el deseo. No tardaron mucho tiempo en estar ambos desnudos, el mas joven accedía a besar al extraño porque, por alguna extraña razón, su boca no sabía a alcohol... era agradable de vez en cuando disfrutar del trabajo... la ropa desperdigada en el suelo mientras los cuerpos quedaban rozándose entre ellos, juntando los aromas y el delicioso placer que empezaba a sentirse en la atmósfera. El cuello de piel blanca fue apresado entre los labios del moreno, esperaba cualquier movimiento brusco cuando el otro simplemente pasó a atender el otro lado del cuello y la clavícula, con la misma sutileza del principio

El cliente no parecía muy experimentado, trataba a Amalis con mucha delicadeza, no como el prostituto que en realidad era, “tal vez es de esos clientes que aumentan su ego al dejar complacido al acompañante de cama” pensó el ojigris mientras sus caricias variaban por el cuerpo ajeno, explorándolo con ligera seguridad... y lamiendo... y mordiendo... Este hombre no olía a mar, olía a agua de río y sin duda alguna a pólvora, seguramente era un oficial naval de renombre... o algo semejante. El cuerpo del extraño estaba endurecido a causa de los entrenamientos militares, los músculos del pecho, los abdominales, podían verse incluso en la penumbra del lugar

Amalis sintió su cuerpo quedar apresado entre el otro y la cama... enredo sus piernas a la altura de las caderas del moreno y dejo que el miembro se abriera paso en su carne... aun estando acostumbrado a aquello noto dolor y gimió complacido ¡Que extraña situación! Disfrutar lo que casi siempre resultaba un acto muy desagradable... las embestidas empezaban a variar su intensidad, pasaron varios minutos de ese modo hasta que sintió el cuerpo que lo acompañaba estremecerse y acabar después dentro de él, al mismo tiempo que el se corría en el vientre del castaño

Solo necesitó unos segundos para recuperarse, ambos cuerpos calmaban su respiración pero simplemente Amalis tenía demasiada práctica en aquello. Se acerco a la orilla de la cama para retirarse pero sintió una mano atrapar su muñeca

- Pague lo suficiente como para que no te preocupe ningún otro cliente - la voz, aun enronquecida se miro afilada, Amalis se lo pensó y decidió que era cierto de modo que simplemente regreso al lecho bajo las sabanas

- No pensaba irme - mintió con cautela mientras posaba su mano en el pecho del otro - jamás te había visto por aquí ¿Qué hace alguien como tú en un lugar de estos? Con la cantidad que me diste pudiste haberte comprado como a... - lo pensó un poco - ...tres mujeres de la zona central... - bien, había hablado de mas, eso no estaba nada bien

- Estoy huyendo... y no me interesan en absoluto esas mujeres de las que me hablas... - le respondió mientras se acomodaba en la cama

“¿Huyendo?” bueno, no era imposible aquello, pero ¿Qué demonios hacía un prófugo con tanto dinero? Y peor aun, malgastándolo...

- Supongo que no es asunto mío de quien escapas... - suspiro Amalis que siempre había sido bastante entrometido, o curioso, como se quisiera ver. No pudo evitar recorrer de nuevo con sus manos el fuerte torso del moreno solo para terminar acomodando una mano en su hombro... pensó por instante que no estaría tan mal un segundo asalto....

- No, no es asunto tuyo... - murmuró - ¿me harías favor de traerme algo de beber?

- ¿Hum? ¿Como que? Whisky, Ron... - le sugirió

- No debo beber alcohol, algo de agua con azúcar estaría bien - le respondió con simpleza

- ... - le miro más extrañado que en las otras ocasiones - está bien... - en segundos se vistió, lo mejor y más rápido que pudo, para complacer la extraña petición



El ojigris entro a la cocina donde sus colegas tomaban un descanso. Unas once muchachas de variadas edades estaban terminando de cenar. Varias en vestidos que casi nada dejaban a la imaginación y alguna que otra ocupada, por esa noche, únicamente a cocinar y preparar lo que los clientes afuera consumían

Todas dedicadas a la misma profesión...

Sí, se le podía decir profesión; debían aprender de cada encuentro, por más odioso que aquello fuera, fingir y complacer, saber como demonios se puede hacer creer a un estúpido marino ebrio, que era todo un “hombre” cuando a esa piltrafa de músculos mal acomodados y con capacidad nula de lenguaje, después de la quinceaba copa, no se le podía llamar humano. Se debía ser profesional al fingir un inexistente orgasmo para alimentar el orgullo de esos hombres, se debía ser especialista en ocultar el rencor y el odio propio por tener que vender su cuerpo para tener algo que llevarse a la boca, para mantener a una familia que desconocía la vida que en ese lugar se llevaba por las noches. Y en otro campo se debía tener el poco conocimiento existente para evitar quedar embarazada...

No, no era un trabajo fácil por más que cualquiera dijera que abrir las piernas era sencillo...


- Ami... - la dulce voz de una de las chicas llego a sus oídos. Quien había hablado era una rubia de ojos miel que llevaba un delantal por ser esa la noche en que se dedicaba a la cocina

- ¿Qué pasa Paloma? - se volteo dejando el vaso con agua a un lado. Paloma era un sobrenombre, nadie sabía de verdad como se llamaba ella

- Em... el cliente de esta noche... ¿Ya se ha ido? - pregunto ella un poco tímida mientras se enredaba un mechoncito de cabello, signo de preocupación en ella

- ¿Por qué? - pregunto pero cuando se dio cuenta tres de las chicas ya estaban a espaldas de la rubia

- ¡Porque es un biscocho con piernas! Jajaja - rió una pelirroja de cabello corto, su sonrisa era algo contagiosa y, aunque tenía modos muy poco femeninos, no podía negarse que era bella - ¡Oye Amalis, que maldito eres, siempre te llevas por delante a los mejores clientes! - le sonrió mientras se sentaba en una silla volteada y recargaba su mentón en el respaldo

- Claro, soy más tierno que tú - le guiño un ojo con camaradería mientras se levantaba y daba una aparatosa vuelta sobre su eje - dime ¿Quién va a resistirse a este precioso cuerpecito?

- Jo, si... ¡búrlate! - siguió riendo la pelirroja que también tenía unos grandes ojos verdes - Y dime ¿Para que es el agua con azúcar?

- La pidió el cliente, dice que no puede tomar

- ¿Qué? ¿No te toco un maldito borracho? - casi coraje en su voz, pero la nota de alegría era notoria

- Que suerte - murmuro sonriente Paloma que solo los miraba hablar. Sabía que una vez que Amalis y Sirela, nombre de la pelirroja, se ponían a platicar... era mejor dejarlos

- Nop, estaba en sus cinco sentidos - dijo orgulloso el ojigris mientras reía por la estupefacción de Sir, como la llamaba el

- Jo, bueno, creo que me llaman - volteo la pelirroja en dirección a la puerta donde una de las chicas le hacía señas - Nos vemos al rato

- ¡Sir! - Amalis la llamó cuando ya salía de la cocina

- ¿Que? - volteo descuidada

- Ya no vayas a desmayar a los clientes como la última vez jeje - rió mientras la pelirroja solo le sacaba la lengua

Sirela, Sir para los más allegados, era la mujer más peligrosa de ese sitio. Ella sola se deshacía de los busca pleitos y era reconocida por su impresionante fuerza. La razón de ello era que se había criado en compañía de bastantes varones y que había estado en más de una ocasión en embarcaciones piratas... relatos más fantasiosos la relacionaban con un par de leyendas sobre espíritus protectores... entre la fantasía y la realidad había una minúscula barrera...

Sir tenía poco tiempo en esa taberna... podría ser que de un día a otro se decidiera a marcharse, pero parecía estar mas o menos a gusto en ese lugar, algo que muchas de las chicas apreciaban porque desde su ingreso los hombres se portaban menos “salvajes”

- Ami... entonces ¿el cliente de hoy no estaba ebrio? - Paloma volvió a captar la atención de Amalis - ¿No te ha hecho daño?

- Nop, estoy bien... incluso fue bastante bueno - sonrió pícaro mientras miraba a la rubia

- Bien... - ella se sonrojó un poco por el gesto tan espontáneo - ¿No quieres cenar?

- Hum... lo mejor será que cene después, hay posibilidad de que aquel tenga ganas de otro round - rió mientras tomaba el vaso con azúcar y también se llevaba una jarra


Amalis se sentía extrañamente bien, había que aceptar que con el tiempo se había llegado a acostumbrar a su trabajo pero... no recordaba haber disfrutado ningún servicio... así que al llegar a la habitación le sorprendió ver al castaño levantado y poniéndose el saco de nuevo

- Aquí tienes el agua...

- Gracias - aceptó el vaso y lo tomó de golpe - lo mejor será que me vaya...

- Pe...pero... - Amalis descubrió lo que era ser rechazado. No le gustó...

- Fue un placer - se despidió el otro, pero no había nada... ni doble sentido en las palabras, fue por pura cortesía...

Amalis se quedó en esa habitación unos instantes asimilando que por primera vez hubiera sido despreciado. Después de todo había estado a acostumbrado a que los hombres se pelearan turno por estar con el. Su vanidad era mucha. Tanta que a veces le hacía olvidar el asco de tener que atender a los tipos que generalmente había en esa taberna y llegaba a tal grado que podía amanecer como si nada... o eso parecía...




- ¡No me lo creo! Ese... ¡ese desgraciado me despreció! ¡Prefirió irse! - Amalis estaba a punto de decir otra sarta de tonterías pero el gesto asustado de Paloma le hizo callar. Ensartó con coraje el trozo de pescado que estaba cenando y se lo comió con mal talante, prácticamente se estaba comiendo también las espinas

- La verdad me alegro... - Paloma le sonrió débilmente mientras servía un poco de agua en el vaso del pelinegro y se lo acercaba - ¿Sabes? Podría ser que llevará prisa o algo así... - y la rubia insistía en sanar un poquito la ridícula herida en el orgullo de Amalis - ¿No será que te enamoraste de ese hombre?

- ¿Qué? Claro que no - sonaba tan convencido que hasta se escuchaba falso... - Jo, yo no me enamoro Palomita querida...

Ella disimulo una pequeña risa y se levantó, entre los holanes de su blusa Amalis notó como el vientre empezaba a asomar

- Ya va para cuatro meses... - observó Amalis mientras dejaba de lado su cena

- Si... - ella tocó su vientre con descuido - cuando la dueña lo note... estoy segura de que me echará...

- No te preocupes, encontraremos la forma...

- Ami... desearía que tuviera tus ojos... - murmuró llorosa mientras le sonreía al chico a quien había llamado hermano y amor la misma noche... la noche en que su futuro se había visto arruinado

El ojigris la abrazó; Paloma había quedado embarazada de un cliente que había pagado una cantidad enorme por tener tanto a la rubia como a Amalis la misma noche... tres cuerpos en la misma cama y, obviamente Amalis haciendo su papel de pasivo con todo y la vergüenza de que su querida “hermanita” lo viera, mientras la rubia optaba por tomarse una copa para no verse a ella misma en medio de su porquería... lo ocurrido entonces no fue vuelto a mencionar por ninguno de los chicos, pero semanas después se mostraron los primeros síntomas y Paloma tuvo que ver a un medico para confirmar la sospecha de un embarazo...

- Pero hermanita... ¿Cómo tendrá mis ojos si no soy su padre?

- No importa, soñar no cuesta... ¿Hoy vas a trabajar en el día? - la rubia optó por no seguir molestándolo, no quería llegar a hartar a la persona a la que mas quería y en la que mas confiaba

- Por supuesto, dicen que hay un par de personas que me buscan expresamente a mí

- Es que tú eres el mejor... - Paloma recogió el plato vacío de Amalis

- Así que es hora de dormir, no quiero que mi sobrino nazca cansado - abrazó a la rubia mientras pensaba “Saldremos adelante, no te preocupes...”

- Amalis, deberías tomar en serio lo que te he dicho...

- ¿Qué? - la mirada repentinamente dura de Paloma lo hizo recordar - ¿Los cargos por herejía? No te preocupes, mi trabajo no tiene nada de mágico... bueno, no hay como demostrarlo...

- Pero aún así es peligroso, últimamente han estado tan calmados que pareciera que traman algo - la rubia miró con cautela los ojos grises, le gustaba su color, de verdad deseaba que su hijo naciera con esos ojos...

- Pequeña, Amalis y yo estamos a salvo, nadie tiene idea de nuestros orígenes... - Sirela acababa de entrar, era costumbre suya entrar sin pedir permiso y escuchar conversaciones ajenas

- Tus orígenes y los míos no son precisamente iguales... Sir - la miro con astucia el pelinegro - a mi no me dicen que soy de una isla mágica donde los hombres no existen y...

- Ya entendí, pero no tengo la culpa de esas historias... aunque lo de los espíritus...

- ¡Bah! Hay Mithos en todos lados, no vienen de zonas específicas - reprochó Amalis

- Ja, pero tener más de uno si es sorprendente - lo miro recelosa

- ¡Ni siquiera son útiles! - Amalis ya empezaba a responder como niño chiquito

- ¡¡A mi me ha salvado la vida el mío!!

- No me gusta que hablen en clave - les amonestó Paloma - ya se que yo no debo saber de eso, pero entonces no hablen cuando estoy aquí...

- Cuando sea el momento te contaremos... - la reanimó la pelirroja

- Si te contamos ahora, lo olvidaras para mañana - le recordó Amalis, reglas extrañas que no son precisamente convencionales

- Está bien, mejor vayan ya a descansar, la noche va a acabarse pronto

- Hum... eso de dormir todo el día, ya parecemos vampiros... - murmuro Sirela mientras se estiraba

- Eso lo dices tú, yo tengo trabajo de día - el pelinegro se despidió de ambas y se fue a dormir, justamente a la habitación donde hacía un rato había descubierto un trocito de felicidad y alegría que había terminado por ser demasiado pequeño...

Continuará...
Notas finales: Notas finales:.•:•.-:-.•:•.-:-.•:•.-:-.•:•.-:-.•:•.-:-.•:•.

Y allá voy con un nuevo proyecto y sigo sin terminar los primeros... jejeje ¡No me culpen! ¡Es mi imaginación hiperactiva la culpable! Además este proyecto es especial para mí, por meterle magia perdí a una cruel lectora cercana •_; pero yo lo quería así y así lo dejaré :3 muajajajaja!!

Ojala y les guste, yo le tengo fe porque hasta he soñado un par de escenas (imagínense cuales... jajaja)

Bien, me voy a seguirle porque voy por otro de mis proyectos -_-¿Me pregunto si no pido demasiado a mi misma...?

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).