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Navío por Celat Black

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Notas del capitulo:

Jeje, se que tarde mucho, pero ya estoy aqui!

Gracias por sus ccomentarios y lecturas, espero que les agrade esta nueva entrega, comenzamos!!

Cap 2: Trabajo diurno

Amalis despertó cuando aun los rayos del sol se colaban tenues por los huecos entre las gruesas cortinas, había dormido poco... generalmente se levantaba poco antes del medio día, pero la noche anterior había sido peculiarmente tranquila... Se levanto para darse un baño mientras procuraba no hacer ruido, Sirela tenía razón, aquel lugar parecía habitado por vampiros; nadie se despertaba por el día más que él... incluso Paloma rara vez veía la luz del sol, tal vez por eso su piel siempre se veía pálida...

Salió con calma y se dirigió a la playa, llevaba un pantalón corto de tela oscura y una camiseta holgada, cómo únicamente caminaba por la arena decidió dejar sus zapatos y así, por toda la orilla se dedicó a caminar. El sitio estaba en algunos lugares concurrido, las parejas paseaban por la callecita que se acercaba a las zonas mas hermosas, era magnifico ver la salida del sol. Algunos a pie, los más ricos a caballo o en carruajes. Unos niños, hijos de pescadores seguramente, intentaban atrapar algo en la orilla; saludaron con una sonrisa a Amalis quien les devolvió el gesto y siguió caminando

Las personas “ajenas al mar”, especialmente los hombres, no lo reconocía, y si lo hacían simplemente fingían no haberlo visto; sería mucho mas vergonzoso para ellos como clientes... Las mujeres le miraban pasar y volteaban, era muy apuesto... murmuraban a sus acompañantes si lo conocían, si lo habían visto algún domingo en la iglesia y nadie podía darles razón... gente ingenua...

Sólo los pescadores y algunos mercaderes podrían dar alguna clase de información sobre quien era Amalis, pero la información, de unos años a la fecha, se había vuelto algo digno de vender y Amalis estaba muy bien valuado

- Buenos días... no sabía que tú paseabas tan temprano - un muchacho le saludo con sorpresa fingida, traía entre las manos las redes y su padre le esperaba en una vieja barca. Era un buen contacto porque siempre estaba dispuesto a recibir recados

- Ya ves... - ese día no había despertado con mucho ingenio, miro al padre del chico y le saludo con la mano - me contaron que alguien me busca ¿Tú sabes quien?

- Si, vinieron ayer dos personas, dijeron que era urgente... venían en carruaje... supongo que algún marques por su forma de hablar... - lo pensó mientras alternaba la mirada entre su padre y Amalis - debo irme, mi padre se esta desesperando...

- ¿Dijeron algo mas? - pregunto cuando el joven ya se iba pues su padre no parecía dispuesto a esperarlo

- Si - alcanzo a gritarle mientras se zambullía en el mar - que estarían en el mirador del acantilado, que fueras con ellos...

“Genial... servicio a domicilio” se pensó irónico Amalis mientras se despedía.




- Mi hija tiró la tiara de la abuela de mi esposa hace tres días, es importante recuperarla para esta noche - murmuró un hombre algo corpulento enfundado en un fastuoso traje, era un conde, invitado del palacio... para Amalis otro tipo rico de cortas luces... detrás de el su esposa con gesto preocupado miraba al ojigris, intrigada porque un chico “tan pobre” pudiera ser tan apuesto...

- ¿Fue aquí? ¿En el mirador? - observo el lugar, era una zona donde raramente se veía gente humilde, la vista era preciosa, el atardecer en ese lugar era un espectáculo solo “digno” de los ricos... El hombre asintió aunque enojado, no quería que un plebeyo le tratara con esas confianzas, pero realmente ningún otro buscador había logrado encontrar la tiara y su tiempo se había acabado

- Si, si lo logras antes de que anochezca... - le tiro dos bolsas de oro de mediano tamaño - eso será tu recompensa

Amalis presintió que estaba fanfarroneando, pero se limito a tirarse al agua, la esposa del conde se precipito al barandal para observarle cuando caía, la altura entre el mirador y el agua no era poca... solo alcanzo a ver como el agua saltaba cuando el cuerpo del joven se hundía...





Paloma había despertado temprano para despedir a Amalis pero el le había ganado... se dispuso a limpiar el lugar mientras pensaba con tristeza que ese era su “hogar” y no tenía ningún otro sitio... ¿Qué sería de ella con un hijo ilegitimo? Suspiro y siguió limpiando hasta que el sonido de unos golpes suaves en la puerta la detuvieron. Fue a abrir.

Un alto rubio de ojos azules le sonrió desde su privilegiada altura... llevaba el mismo uniforme que el castaño de la noche anterior, pero eso no fue algo que ella pudiera recordar

- ¿Qué se le ofrece? - pregunto la rubia aun sin abrir del todo

- ¿Puedo pasar un instante? - le pregunto con un tono bastante dulce

- Adelante... - le dejó entrar y se apresuro a la barra - ¿Le gustaría tomar algo?

- Agua... con azúcar si se puede... - le sonrió algo travieso, su rostro tenía una seductora sonrisa

- ¿En que puedo ayudarle? - la rubia miro detenidamente al joven, al igual que Amalis, ella dedujo que era de alto mando... recordó que Amalis había ido a la cocina por un pedido semejante la noche anterior y se preguntó si no sería el mismo hombre...

- Estoy buscando a un joven, se llama Amalis... en realidad no conozco su apellido, tengo una propuesta importante y es urgente encontrarlo - le dijo con suavidad

- Pues... el trabaja aquí por las noches... - le murmuro casi con obviedad

- Entiendo... ¿Es guarda?

- No... no exactamente... - “entonces no es la misma persona”

- Mire, si tiene oportunidad de verlo me gustaría que le planteara la posibilidad de un trabajo, no puedo dejarle las especificaciones, pero...

- ¿Sabe? Puede encontrarlo hoy en la noche aquí

- ¿De verdad? Me parece maravilloso - le sonrio nuevamente y se despidio con una sutil reverencia - pues espero volver a verla señorita...

Y se marcho.

Paloma casi se hacha a reír avergonzada tanto por lo de señorita como por lo de que Amalis era guarda; ese hombre, aunque apuesto y fuerte, era un completo ingenuo...





Amalis cerro los puños, sus ojos, por razones inaparentes, estaban completamente adaptados a la sal del mar, podía verlo todo perfectamente, incluso podía sentir con claridad las pequeñas corrientes y los movimientos producidos por los peces que estaban cerca. Algo a su alrededor se movió, su Mitho principal estaba en su elemento y se presentó en la forma de una corriente especifica de agua, Amalis sonrió y se dejo llevar

Los Mithos habían sido utilizados en el pasado como espíritus protectores, todo aquel que nacía de noche poseía uno he incluso los nacidos en el día podían hacer contratos con los Mithos salvajes... obviamente la religión vio eso como paganismo y los poseedores de Mithos fueron juzgados como herejes... consiguieron que las personas dejaran de creer, y los Mithos dejaron de existir en algunas zonas

Amalis cerró los ojos, dentro de si vivía más de un Mitho, no sabía que eso fuera especial hasta que Sirela le dijera la leyenda completa... pero el no estaba seguro de que tan útiles podían llegar a ser, por el momento solo tenía conciencia de unos tres, pero cuando se enfadaba podía llegar a sentir dentro demasiado movimiento como para que fuera normal... había sido “bendecido” con un poder que no sabía utilizar

“Perfecto” la tiara estaba enredada en unas algas, no la veía, podía “sentirla” en su cuerpo, por eso Amalis adoraba el oro y las joyas, podía sentirlas aunque no estuviera en contacto con ellas... eso le volvía el mas eficaz de los buscadores

La condesa observaba esperanzada desde el mirador a pesar de que su esposo había insistido en que esperara sentada. Justo cuando ella regresaba hacia su esposo, Amalis se agarro al barandal para terminar de subir, no tenía ganas de caminar por el andador así que subió escalando, eso le había llevado mas tiempo que el buscar la tiara

- ¿Qué? ¿Vienes a decirme que es caso perdido? - respondió hosco el conde

Amalis se limito a mostrarle la tiara, la cual había perdido una de las joyas, que por la montura, aparentaba el tamaño de una almendra... la condesa sonrió a pesar de eso y se adelanto para pedir la joya pero Amalis con gesto sueva se la negó

- ¿Dónde esta mi pago?

Solo una bolsa fue tirada al suelo, Amalis lo miro con una ceja en alto

- ¿Y lo demás?

- Por lo que veo no te costo trabajo... confórmate con eso, ¡ya es mucho! - respondió burlón el viejo mientras la dama miraba a su señor con claro resentimiento

- Bien... - se acerco a la orilla - yo no repito ningún servicio, si la tiro ahora no volveré por ella... - Amalis miro al conde que no pareció convencido

- ... - le miro falsamente desafiante

- ¿No me cree? Es mas podría venir yo mismo por la noche y quedármela... - murmuró juguetón y la balanceo sobre el barandal mientras el hombre por fin se notaba nervioso

- ¡Esta bien! ¡Ahí tienes! - le tiro la otra bolsa enojado y con el cejo encrispado

- Ahora también quiero la cadena de tu reloj... el reloj no, solo es una mala copia de los “Cortire” - se burlo de el mientras el viejo enfadado quitaba la cadena a su reloj, la dama se la arrebato a su marido y fue hacia el joven

- Lamento la tacañería de mi marido, aquí tienes... - le dijo ella embelesada y Amalis respondió con galantería el gesto

- Yo sólo lamento que sea su marido... - le beso la mano y antes de que el conde desenfundara la espada tomó su recompensa y se tiro de nuevo al mar



Claro, era una lastima que no pudiera reírse a carcajada debajo del agua, pero feliz como estaba tuvo que contenerse; de una bolsa que traía dentro del pantalón sacó una joya azul del tamaño de una almendra, pensó en devolvérsela a la condesa, pero ya no hubo tiempo... Parecía ser que la suerte le sonreía, si seguía así pronto tendría lo suficiente para hacerse de una casa, allí llevaría a Paloma y a su sobrino... vivirían como gente decente, fingiendo ser esposos, tal vez llegará a amarla como ella le demostraba amarlo a el...

Pero en el fondo sabía que no podía verla más que como una hermana, pero por la felicidad de esa hermana...

“¿Y donde queda tu felicidad Amalis?”

“¿Si, donde?”

“No finjas que ya la has perdido”

“No lo hago... soy feliz...” se dijo a sí mismo... ya no salio del agua para caminar, nadando llego hasta el muelle donde el bar empezaba a moverse a pesar de ser de día aun


- ¿Qué milagro verte Amil? ¿No trabajaste ayer o por qué te veo de día? - una mujer con la cara llena de barato maquillaje caminaba pomposamente, era la dueña del burdel donde Amalis trabajaba. Las arrugas solo se acentuaban con el gesto de quien siente que el suelo no es digno de estar bajo sus zapatos

- ¿Pero que acontece? ¿Por qué un murciélago como su persona se digna a molestarnos con el sol aún en alto? - le alzo una ceja, pero no eran ningún juego, se insultaban de mala manera

- ¡Mira muchachito, tu posición no te permite hablarme así!

- Ande, que mi posición por la noche me deja hacer muuuchas cosas... aun con la boca ocupada... - le sonrió, sabía que ella sentía nauseas de imaginar a Amalis trabajando, eso a el le divertía

- ¡Muchacho vulgar!

- Vieja ridícula... - alzo los hombros sin importancia, si se iban a tratar así

- ¡Anda, deberías darme las gracias! ¡¡Te permito trabajar y así me pagas!!

- Usted come sin mover un dedo, es usted quien debería estar agradecida... - le hizo una mueca y esquivo el ridículo golpe que ella intento tirarle con la sombrilla

- ¡Ya lo veras, un día de estos tendrás problemas y no te ayudare! ¡Malandrín malagradecido!

- Ya verá! - imito su irritada voz y la cambio a la propia - Le espero suerte y que pronto encuentre marido...

- ... ¿? - no comprendió como la molestaría aquello

- Usted sabe... es mi especialidad tratar con hombres casados, maltratados he insatisfechos, con su marido, por ser los tres, le daré descuento...

La sarta de palabrotas hacía a Amalis son una perdida de tiempo, lo importante es que alcanzo a entrar sin que el abanico de segunda le diera en el ojo, ¿un logro? No... la vieja no tenía buena puntería...


Paloma esperaba algo adormilada a Amalis con el baño listo, el le agradeció mucho puesto que tenía antojo de bañarse con agua caliente, le pidió que regresara adormir y ella accedió después de medio relatarle lo ocurrido con el hombre rubio, pero omitiendo en ese momento detalles importantes... pues estaba muy adormilada

Lo único que de verdad tenía Amalis como vicio era su gusto por estar limpio, la sal del agua de mar le molestaba después de seca y no entendía como los marinos podían soportar tanto tiempo sin bañarse... el agua tibia le recordó al hombre de la noche anterior, sentía que algo estaba mal en ese encuentro, o demasiado bien...

- Y ahora un tipo rubio... de uniforme... - acaricio un moretoncito en su cuello y rió suavemente - ¡Ojala no termine dando servicio a toda la marina!

Continuará...
Notas finales:

.·:·.-:-.·:·.-:-.·:·.-:-.·:·.-:-.·:·.-:-.·:·. 

Sinceras disculpas de una escritora amateur! Lo siento, pero he tomado la mala decisión de sacar muchos proyectos a la vez... por eso tardo tanto... ^^* Je 

Pues ahora no hubo lemon directo, pero espero al menos haber hecho reír... sale un nuevo personaje... hum...  

Bueno, espero un par de opiniones y ojala les agrade! Chaus! 


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