Vicio # 23: Ayuda.
“¿Seguro que no necesitas ayuda?”
Ceñudo miraba el objeto. A la par que ceñía bufaba enfadado por la posición de este.
No estiraría inútilmente su mano a sabiendas que no lo alcanzaría jamás de esa manera. Mucho menos utilizaría un jutsu para una tarea hogareña de ese tipo. Y ni hablar de decirle a Hebi (quien asomaba del armario) que lo buscase; ésta con el hambre que traía encima se lo tragaría en vez de bajarlo.
Miró hacía un banquito cercano. Sólo tenía que usarlo, pero ahora su cabeza se encontraba más concentrada en el por qué esa condenada lata de alimento para gatos estaba tan arriba; ¿Por qué tenían repisas tan altas en la casa? ¿Y por qué el estúpido de su novio lo espiaba a hurtadillas portando una mirada y una sonrisa tan divertida?
Sí, él por lo menos sabía la respuesta a la última pregunta, o mejor dicho…sabía a la perfección lo que le preguntaría:
- ¿Necesitas ayuda, Sasuke?
¡Oh, sí! Su kitsune se estaba ganando una paliza. Pero él se encontraría imposibilitado de impartírsela hasta unos 3 días más a lo sumo.
- Te diviertes a expensas de mi estado.—gruñó el Uchiha posando sus ojos cansados y doloridos en aquellos azules vivaces.
- Por supuesto. No todos los días uno tiene el lujo de poder ver al gran Uchiha Sasuke dopado hasta las cejas.
El moreno sólo carraspeó molesto. Había sido herido de gravedad en la última misión. Tenía muy buena resistencia y se recuperaría muy pronto, pero aún así seguía siendo humano; y quisiera o no, le tenía muy poca tolerancia hasta a los sedantes mas leves.
- Pero dime…—volvió a sonreír con esa picardía que tanto le molestaba al Uchiha—¿Necesitas ayuda?
¿Qué si la necesitaba? Claro que no.
“Por lo menos ésta vez”
Aquel recordatorio hizo que un tic asomara levemente. A su vez, Naruto sonreía, recordando también el mismo incidente sucedido esa mañana misma…
Flash Back:
Era la primera mañana que pasaba en su casa luego de estar por casi una semana en el hospital, por lo que su rubio decidió darle el mimo de servirle su desayuno favorito: café capuchino con tostadas untadas con un poco de jalea de tomate.
- Aquí tienes. Disfruta ttebayo.—le dijo para luego ir a contestar su teléfono celular; por el ringtong era Gaara.
Sasuke sólo en momentos como esos era que tomaba a los móviles como encarnaciones del mal. Pero sabiendo que el pelirrojo estaba a varios kilómetros de allí y que tenía un suculento desayuno delante suyo…
Probó el café. Estaba perfecto, y claro, si él mismo le había enseñado a su dobe a prepararlo.
Mordió una de las tostadas. Crujiente por fuera y esponjosas por dentro. El color castaño era un punto a favor. Ya bien sabía su kitsune que a él no le gustaban ni blancos, ni negros, sino intermedios.
Sonrió lujurioso de pensar que ya mas tarde se encargaría de hacerle una mordida en aquel cuello trigueño, que ahora se sobaba con tranquilidad mientras se excusaba por algo con su amigo. Fue bajando su vista lentamente, deleitándose con los leves movimientos e involuntarios meneos que hacía de vez en cuando.
Sus ojos brillaron extasiados en cuanto Naruto se agachó a recoger algo que había visto en el piso. Ese trasero era tan…
Se relamió gustoso al tiempo que buscó a tientas el cuchillo; no, en realidad no había palabra alguna para describir esa retaguardia con tantas buenas cualidades. Cerró sus ojos recordando esa estreches, calidez y humedad; ya estaba empezando a sentir mas que leves punzadas en su ingle. Al parecer…el desayuno tendría otro…
*TAC*
- ¿Eh?—sus sucios pensamientos se vieron rotos en cuanto escuchó al cuchillo golpear contra algo: la tapa de la jalea.
Como es natural, tomó el frasco con una mano, pero cuando fue a sostenerlo con la otra, el dolor y el yeso le hicieron desistir. Allí recordó que tenía el brazo roto.
Bufó. No le pediría ayuda a aquel dobe que se había desaparecido a quien sabe donde… ¡Mientras hablaba con Gaara!
Negó mentalmente aquellos pensamientos y miró el frasco. Este no le ganaría, ni mucho menos le haría caso a las cosas que el objeto le decía sobre que estaba haciendo Naruto con Gaara en esos momentos; ni tampoco al cuchillo que no paraba de decirle que los melones eran traficantes de órganos y que antes de que estos le intentasen robar sus riñones, mientras dormía, debía quemar todas las huertas de la villa. [Half: wtf?O_O] (Aka: Eso de incendiar huertas es culpa Cat nee-san XD, link abajo D:)
- Etto…sí, ahora se la presentaré, aunque…mejor te llamo luego Gaara. ¿Eh? No, nada del otro mundo, pero creo que hablaré al respecto con sus doctores. Eh, bueno es porque no tolera muy bien los sedantes…ahora le está diciendo al cuchillo que se calle y…
El Uzumaki vio mas practico actuar que sólo ser espectador, y corrió a detener a Sasuke quien, con sharingan activado, tenía intensiones de partir en dos el frasco (y la mesa) con kusanagi, para así obtener su preciada jalea.
El ojinegro lo miró algo molesto, pero luego su novio le ofreció un cambio al que no pudo negarse: su espada por esa gatita negra que traía en sus brazos. Estaba tan embobado mirando a la minina que ni preguntó de donde había salido.
- Oye que…—tomando el frasco—…entiendo que tengas orgullo y veo que te ha gustado mucho el regalo, pero…—su sonrisa se volvió inmensa al tiempo que destapaba la jalea y veía que el Uchiha tomaba algo de color en sus mejillas—Si necesitas ayuda, sólo dilo dattebayo.
Fin del Flash Back.
- Y una mierda. Deja de fastidiarme.
- Pero sino lo hago yo, ¿Quién lo hará? Además no mientas. Yo sé que te encanta que te joda…de todas las maneras posibles.
- Como sea dobe.—desviando su rostro ceñudo nuevamente a la lata—De todas formas tú tampoco alcanzas.
- Sí, eso es cierto. ¿Cómo llegó allá arriba?
- Eso mismo me pregunto yo. Ninguno de los dos llega allí.
- Y mucho menos tú.
- ¿Cómo?—gruñó.
- Supongo que habrá sido Sai ayer, cuando se encargó de alimentar a las mascotas. Quien sabe que extraña razón lo impulsó a colocarla allí.
- Ey, sabes que no me gusta que ese tipo se encargue de mis serpientes. Y tú no eres más alto que yo.
- Ese tipo, como le dices, es uno de los pocos que Hime no ha intentado comerse.
- ¡Pues claro! ¿Te crees que mi serpiente es tan tonta como para no diferenciar la buena comida de la podrida?
- Como sea Sasuke, pero en algo que no tienes razón es con la altura. Que yo sepa 1,83 está por debajo de 1,85. A menos que…—rió con ganas—…quieras involucrar a tu cabello en esta cuenta dattebayo.
- No me fastidies más y ve a buscar ese condenado banco.—intentando contener la compostura.
Entre tanto, Naruto reía. No, sí él sufría por las incoherencias producto de estar sedado, pero su rubio se la estaba gozando de lo lindo.
Luego miró a la gatita durmiente que tenía en sus brazos. Medio sonrió recordando el porqué su novio la había adoptado.
«Es que leí por allí que los animales ayudan en la rehabilitación. Ya sé que tienes a Hime y Hebi, pero es que…su cara ceñuda y arrogante me recordó a ti ttebayo.»
- Dobe.—dejó escapar con un tono de cariño, impropio de él.
Pero se sentía complacido de que este se hubiera asustado tanto, si hasta él se asustó esta vez.
“También debe sentirse muy culpable.”
Se reprendió sabiendo que ese maldito “mal” habito que tenía por sobreponer la seguridad de Naruto a la suya, hacía que este luego se sintiese culpable.
“Pero es que no puedo evitarlo. Necesito protegerlo.”
- Bien. Aquí el alimento ttebayo.—sirviéndolo en un bol rosa con motivos de pececitos—Sí, sí, sí. Ahora les daré a ustedes también.
Sonrió nervioso mientras echó en otro plato, un poco más grande, alimento con forma de ratitas.
Que Hebi asomara del armario con ojos hambrientos no le asustaba, pero si lo hacía la mirada furiosa de la hembra. Vivía afuera debido a su gran tamaño y en esos instantes le reprochaba encolerizada el que esa condenada gatita estuviera en los brazos de su empastillado amo.
- ¿Mmm? Hime parece molesta por algo. Mejor…
Sasuke dejó a la gatita delante del bol y ya estaba por salir afuera cuando el ojiazul le detuvo.
- No podrás con las presas de carne, ni con los melones que son su postre. Tú encárgate de que Sasumi coma y de darle un pañuelo a Hebi.—dijo molesto mientras sentía como la serpiente se limpiaba los mocos en su pantalón. [Half: XD no, si después de verla leer el periódico o sacar la basura no se de k me sorprendo] (Aka: Y no te olvides que Hebi también usa el baño XDD)
El macho en vez de furioso, como era normal en él, se había deprimido por saber que las atenciones de su amo ahora irían también apuntadas a un cuarto: la gata.
El moreno accedió, y más luego de escuchar sobre los melones; algo de cierto debían de tener las palabras del cuchillo.
Y así, mientras Sasumi comía y Hebi se sonaba la nariz en un pañuelo intercalando con los bocados de su alimento con forma de ratitas, Sasuke miraba como su dobe salía despedido por los aires, luego del coletazo que Hime le había dado, y se unía en el horizonte a esa bandada de nubes rojas del Akatsuki.
- Usuratonkachi. Debió dejar que le ayudase.
