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Seduciendo a su enemigo por Paz

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Notas del fanfic:

Diréis que no tengo remedio... que debería estar actualizando mis otros fics, lo intento, pero me quedo en blanco, solo se me ocurren nuevas ideas. Estoy intentando que sean oneshots para no ir dejando más fics pendientes. Espero que os guste este. Gracias por vuestra paciencia.

Notas del capitulo:  

A veces la letra en cursiva son pensamientos, aunque no siempre es así.

 

Quise subirlo antes de marcharme de viaje, pero no me fue posible... y no habéis sabido de mi por una larga temporada... estuve fuera de casa y aunque pueda parecer increíble sin conexión a Internet. He vuelto con nuevos ánimos y con las pilas recargadas... espero y deseo que así sea.

 

Seduciendo a su enemigo

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Un cambio radical en su vida, eso es lo que quiere Sakuragi cuando cansado de tantos rechazos amorosos no quiere tener más tratos con chicas, porque ellas no son capaces de apreciar sus cualidades, solo se fijan en su imagen exterior sin percibir el anhelo de su corazón, amar y ser amado por eso se propone no volver a enamorarse.

Sin embargo, en el corazón no se manda y una vez más volvió a sentir ese sentimiento, y fue entonces cuando supo que no todo estaba perdido para él porque estaba dispuesto a luchar por ese amor, no deseaba dejar escapar esa inesperada oportunidad porque descubrió que ese sentimiento estuvo siempre en su pecho.

Aquella tarde, mientras paseaba alicaído por el parque, iba debatiendo consigo mismo como enfrentarse a las posibles consecuencias de  su declaración. Lo tenía claro. No podía ocultar ni a su familia ni a sus amigos su nueva condición de hombre enamorado de otro hombre sin que ninguno de ellos sufran un sincope. Su madre era una mujer fuerte, cariñosa y comprensiva, así que por ese lado debía sentirse tranquilo, su hermano era demasiado joven para comprender que su hermano mayor fuera gay, aunque pensándolo mejor con el carácter que tenía y con la admiración que sentía hacia él, con toda seguridad que sería tolerante, su gundam era quien más le preocupaba, su amistad procedía desde la secundaría baja, excepto Yohei que le conocía desde el jardín de infancia. Ellos siempre festejaban sus fracasos y podía darse el caso que no dieran crédito a su nueva orientación sexual. Las palabras fluían en su mente con total fluidez, solo que cuando llegaban a su lengua se trababa y era incapaz de pronunciarlas. ¡¡Realmente eres un torpe!! Se reprendió a si mismo.

Seguía tumbado en el césped bajo la sombra de un árbol de sakuras, viendo a través de las ramas que el sol se ocultaba en el horizonte y que la tarde llegaba a su fin, sin que fuera capaz de encontrar la fórmula mágica que le sacara de ese atolladero.

-¡Mirad! Ahí está Hanamichi -dijo Noma que le distinguió recostado en la hierba, cuan largo era, los brazos cruzados por debajo de su cabeza sirviéndole de almohada.

Todos se apresuraron a llegar a su lado.

-Hola Hanamichi... -saludo Takamiya con la boca llena de dulces.

-Hola chicos... -verles no le ayudaban a resolver su dificultad. Aunque... tal vez sí.

-Que te ocurre? -pregunta Yohei, dejándose caer tumbado de costado a su lado fijándose que Hanamichi parece estar excesivamente serio.

-Nada...

-Para no pasarte nada, estas muy serio... -dice Noma balanceándose sobre sus pies notando lo mismo que los demás. Hanamichi parecía tener un problema, solo faltaba que les dijera cual e intentarían resolverlo entre todos. Así había sido siempre entre ellos y así continuaría siendo mientras durara su amistad.

-Solo estoy cansado...

-El entrenamiento de hoy fue excesivo para ti? -pregunta Ookus, esa tarde no habían podido ir al gimnasio para animarle.

-No me refiero al cansancio físico. -Reconoce- Eso lo puedo superar. Estoy pensando en lanzarme a un reto imposible.-les mira como si esperara su siguiente pregunta.

-Quieres conquistar a una chica... de quién te has enamorado esta vez? -pregunta Takamiya sin saber que ha mordido el anzuelo que ha soltado Hanamichi.

Sabía que sus amigos habían tomado la decisión de no volver a burlarse de él, indudablemente comprendieron que se estaban pasando o tal vez pensaban que ya no eran unos chiquillos para actuar como tales.

-No exactamente, pero si tengo que conseguir seducir y conquistar a alguien muy difícil. -quiso darse de cabeza contra algo duro, porque no era eso exactamente lo que pensaba decirles. Le resultaba cada más difícil hablar de ese tema con ellos, estaba igual que al principio, cuando decidió que había llegado el momento de hablar con ellos y plantearles su caso, bueno, igual no, ahora acaba de expresar algo que no había pensado.

Yohei le mira en silencio, pensativo, veía a su amigo realmente muy desanimado, cariacontecido.

-Estas pensando en alguien especial? -Pregunta- Si para ti es un reto difícil debe tratarse de un chico.... -cree conocerle bien.

-¡¡¡¡¡Eh!!!!! -exclama Ookus.

-Pero que dices... ¡!!! -Takamiya no puede creer que haya escuchado correctamente.

-Por qué un chico? Hanamichi no es de esos -Ookus le mira y ve que esta muy tranquilo, su amigo permanece imperturbable. No ha negado rotundamente esa afirmación, ni les ha dado de cabezazos- Te referías a un chico cuando hablaste de un reto imposible? -se volvió a mirarlo asombrado.

Hanamichi asintió. Un tanto preocupado por lo que ha dicho Ookus, si él piensa así que dirán los demás cuando se enteren. Porque sabe que ese día llegara.  

Después de ese asentimiento silencioso todos se quedaron sin habla, Hanamichi se levanta, sacude sus ropas y se despide dejándoles solos para que tuvieran tiempo para asimilar la noticia.

Él lo tenía muy claro, solo que no sabía como decirles a sus amigos que había encontrado a esa personal especial y que fue en ese preciso instante que comprendió que había encontrado a su alma gemela. Junto a él sentía que su vida estaba completa.

***********************

Pasan unos cuantos días y aunque coincide con ellos no vuelve a mencionar esa conversación, esperando que sean ellos quienes saquen a colación el tema, sin embargo, sus amigos o la han olvidado o no quieren volver sobre lo mismo, si es así es que rechazan la idea que ha plantado en sus mentes, él que vayan pensando que también puede enamorarse de un chico.

Es Yohei quien vuelve a recordársela una tarde a la salida del entrenamiento mientras se dirigen a Danny's.

-Hemos comentado entre nosotros acerca de lo que nos dijiste la otra tarde -comenzó diciendo Yohei que siempre parecía ostentar el mando sobre los otros tres chicos.

-Ah sí? -preguntó con fingida indiferencia- Y de qué hablasteis?

-Qué te parece Rukawa para ese reto que te proponías? -preguntó Yohei.

-¡Eh!! ¡¡Bromeáis?!!... -les mira escéptico como preguntándose a quien de los cuatro se le ha ocurrido tal desatino.

-Querías alguien difícil, no? -Asevera Yohei- Creemos que él lo es.

-Queréis complicármelo, eh? -Dejo escapar una risilla, mirando a sus amigos con un brillo divertido en sus ojos- Al parecer es el único candidato que tenéis.

-En realidad, no. También pensamos en Sendoh, pero le descartamos porque él siempre te sigue con la mirada. -dijo Noma- Hubiera sido una conquista fácil.

-En serio? -sorprendido por la revelación.

-Aha...

-No lo sabía...

-No nos olvidemos de Mitsui -dijo riendo Takamiya cuando vió la expresión de horror que se fijo en el rostro de su amigo.

-Y que me decís de Kenji? -acotó Ookus añadiendo su granito de arena a la lista de candidatos.

-Por favor, chicos, dejarlo estar... habéis dicho que Rukawa? -Les mira atentamente, sus amigos se muestran conformes- De acuerdo. Acepto vuestro desafío.

El resto de la gundam que esperaba una rotunda negativa acabaron perplejos y tirándose por la hierba al ver tan decidido a su amigo para ligarse a un tío. Decididamente Hanamichi estaba desesperado, no habían creído posible que pudiera aceptar, es más tratándose de Rukawa, su declarado enemigo.

-Estas seguro? -preguntó dubitativo Yohei. Su propuesta había sido una manera de embromarle, pero Hanamichi la ha tomado muy en serio.

-Si no he entendido mal tengo que seducir a mi enemigo, es decir, Rukawa -les miró esperando confirmación al ver sus silenciosos asentimientos de cabeza añadió- Eso si que es un gran reto. -y la expresión de su rostro era ilusionada.

-Deberíais poner un plazo -intervino Noma convencido que Hanamichi se estaba burlando de ellos y se volvería atrás enseguida de darle un plazo a su conquista.

-Es una idea excelente... -aprobó Ookus.

-Rukawa es inconquistable -declaró Takamiya convencido.

-Yo lo conseguiré -dijo Hanamichi con expresión segura.

-Y has pensado que hacer luego? -preguntó Yohei practico.

-Cómo que luego...? -le miró como sorprendido de su pregunta.

-Si, has pensado que si lo consigues... no digo que puedas... solo piensa en esa posibilidad, que harás después, acaso pretendes decirle, lo siento, olvídame, todo ha sido todo una broma de mal gusto. No creo que él se sienta muy feliz de saberlo. Ningún chico tomaría a bien que alguien se burle de él. Deberías olvidarte de todo. Seguro que en algún lugar hay una chica esperándote. Dale una oportunidad. -insistió al verle tan decidido, preocupado también por las posibles consecuencias de ese trato.

-No te preocupes, Yohei-kun... -dijo riendo Takamiya- Será el primer chico que le rechace.

Hanamichi le fulminó con la mirada, al instante, estaba en el suelo con un impresionante chichón en la cabeza. Los demás se apartaron raudos de su campo de acción y por primera vez lo consiguieron.

Solo volvieron cuando estuvo más calmado.

-Una semana.-casi esperaba que dijera que no.

-De acuerdo..., dentro de una semana nos veremos aquí -dijo seguro de si mismo- Y no vendré solo. -aseguró con firmeza y sin darles tiempo a reaccionar se marchó dejándoles de una pieza.

***********************

-Tadaima... -avisó de su llegada.

-Llegas a tiempo para enterarte. -dijo su madre a modo de saludo.

-Qué es lo que ocurre?

-Pregúntaselo a tú hermano? Me vais a matar a disgustos. Los dos... si, si has oído bien, él y tú... -dijo volviendo a sus quehaceres en la cocina, donde se escuchaba el chisporroteo de los alimentos cocinándose.

Hanamichi se asomó al cuarto de su hermano y le encontró tumbado en la cama, con los brazos doblados y la cabeza apoyada en las palmas abiertas. Se quedó un rato mirándole, el adolescente permaneció inmutable, a veces esa actitud le recordaba a Rukawa, en algunas cosas se parecían mucho.

-No vas a decírmelo? -preguntó ante su prolongado silencio.

-Mamá... ella lo sabe... -titubeó, le inquietaba lo que su hermano pudiera decirle.

-En este momento eres tú quien esta mas tranquilo... qué es lo que has hecho esta vez para alterarla así?

-Deje embarazada a una chica... -dijo de un tirón.

-No me dijiste que salías en serio con alguna de tus muchas admiradoras. -también él empezaba a aprender a ocultar sus emociones. Su hermano solo tenía catorce años. Cómo era posible? ¡¡Malditas hormonas!! Es que no conocía la palabra control? Además, ya que lo hizo como no pensó en utilizar un condón. Él tenía diecisiete cuando por primera vez... bueno, pero que me digo no estamos hablando de mi vida sino de la suya. Concéntrate en él y no en lo tuyo. Además no ha pasado tanto tiempo, solo unos días o sea que sigo teniendo tres años más que mi hermano. Tampoco es tanta la diferencia.

-Y no salgo..., la conocí en un karaoke, charlamos, nos ofrecieron bebida y aceptamos.

-Creí que te había quedado claro que hasta tu mayoría de edad no puedes beber bebidas alcohólicas.

-Todos mis amigos lo hacen.

-Y si ellos se tiran a un río tu también? -preguntó mordaz.

-No...

-Eso me parecía.

-Como se llama la chica?

-No lo se. No le pregunte.

-Seguro que eres el padre?

-Eso dijo ella cuando me llamó hace un par de horas.

-Le diste tu telefono...

-Me lo pidió, además ella me dió el suyo.

-Y tú la creíste? Eres un pardillo... -se burló cariñoso aunque sus palabras tenían también algo de regaño- dame su teléfono o mejor aún llámala y dile que quieres hablar con ella mañana por la tarde después que salgas del colegio.

-Tengo clases extraescolares.... -se sentó en el borde la cama.

-No he dicho que fueras. Solo cítala. -le dio el nombre del parque al que él habitualmente se encontraba con su gundam.

-Hablaras con ella. -se sentía más tranquilo sabiendo que su hermano iba a ocuparse de ese asunto. El sabría cómo arreglarlo, seguro que se trataba de un error.

-Si, lo haré y veré que puedo hacer...

-Gracias. Sabía que podía contar contigo.

-Si realmente la has embarazado ya puedes ir pensando en boda... -le asusto para que la próxima vez se lo pensara dos veces antes de enrollarse con una desconocida. No pensaba decirle que estaba convencido que le habían utilizado para sacarle dinero. Un método bastante inusual por cierto. Las chicas tenían mejor imaginación que inventarse un embarazo, a menos que no fuera una jovencita y tras ella hubiera un hombre, su chulo- Por cierto, conoces la palabra condón y su aplicación? -preguntó antes de salir de la habitación y sin esperar su respuesta añadió- Si lo necesitas puedo enseñarte como usarlo.

Se acercó a la cocina donde su madre continuaba preparando la cena. La abrazó cariñoso por detrás.

-Quédate tranquila, yo lo arreglaré. Veras como solo se trata de un malentendido.

-Un embarazo no es un malentendido. -protestó airada, aún le duraba el enfado. Nunca había tenido problemas con los chicos, los dos eran cariñosos, buenos hijos, cuando quedo viuda se preocupó por ellos, fue difícil salir adelante con dos niños pequeños, debía reconocer que ellos nunca le provocaron sobresaltos, hasta esa tarde, solo con pensar en su hijo pequeño siendo padre, sentía taquicardia. Se llevó la mano al corazón como si sintiera que iba a salirse de su pecho.

-A lo mejor lleva un retraso y se ha asustado...

-Qué sabes tú de esas cosas... -se turbó ante la sola mención de su hijo.

-Porque ahora hablan sin ningún rubor de esos temas -dijo con una sonrisa- Mañana me encontraré con la chica y hablaremos.

-Rezo para que sea una falsa alarma.

-Puestos a rezar.... -le aconsejó- hazlo para que averigüe sin dificultad que es un engaño.

-¡¡Kamisama!! -esa posibilidad no se le había ocurrido.

-Voy a salir...

-Sin comer antes? -sorprendida.

-Se me hace tarde..., no me esperes levantada porque voy a tardar -le avisó. Se puso frente a ella, la dio un beso en la frente y le recomendó- No se lo digas a él. Déjale que sufra un rato.

-Oírte me ha tranquilizado bastante. Sabía que tú lo solucionarías. -dió un fuerte suspiro- No se que haría sin ti, hijo. Eres un gran consuelo.

-Bueno... bueno... no te pongas sentimental. -dijo con una tierna sonrisa.

-Aunque... ésta última semana has salido de casa y no regresas hasta que amanece. -le comentó a modo de reprimenda.

Sabía que era imposible ocultarle algo así. Cómo se apañaba su madre para enterarse, era un misterio porque no se la imaginaba esperándole despierta como cuando era un niño pequeño.

-Aha.... no soy tan perfecto... -y se apresuró a marchar antes que empezara con su interrogatorio de tercer grado.

No era tarde cuando llegó al piso, apenas pasaban de las ocho, aún así supuso que se habría quedado dormido delante del televisor encendido, por eso motivo entró con sigilo sin anunciar su presencia. Se detuvo ante la sala vacía un tanto sorprendido al no verle allí. Se acercó al dormitorio, tal como había supuesto él dormía, pero no en el sofá sino en la cama.

No encendió la luz para no despertarle, se desvistió y enseguida se metió entre la ropa de cama acercándose a su cuerpo y pasado su brazo por encima para atraerlo hacia él.

-Has venido... -susurró volviéndose frente a él y acurrucándose feliz en sus brazos.

-Te dije que vendría todas las noches.

-Pensé que tus amigos iban a entretenerte más tiempo.

-No se lo hubiera permitido sabiendo que estas aquí esperándome.

-Hum..., estás entero? -preguntó pasando la palma de su abierta por su rostro, en busca de alguna señal que le indicará que estaba lastimado.

-Jajajaja... ¡¡Qué gracioso que eres!! No ha sido eso. -Rió una vez más antes de ponerse serio- Me entretuve en casa, mi hermano ha vuelto a hacer una de las suyas.

-Qué hizo? -preguntó dándole suaves besos en el pecho tras cerciorarse que no tenía ninguna herida.

-Al parecer le han hecho padre... -el respingó que dio al oírle le hizo gracia- Aunque no me lo creo, todo parece demasiado extraño. Se las da de listo y ya ves como le va.

-No crees que sea cierto? -pregunto volviendo a la tarea interrumpida, su tono de voz era muy significativo.

-Estoy convencido que quieren extorsionarle para sacarle dinero. Mañana por la tarde me enteraré, le pedí que la llamara para verla. Se llevará una sorpresa cuando me vea llegar en lugar de mi hermano.

-Quieres que vaya contigo?

-No será necesario, me llevaré a los muchachos para cubrirme las espaldas. Gracias de todos modos. Sabes, me han hecho una propuesta? -su voz tenía un tono divertido.

-Ah si? -frotó su nariz contra su pecho.

-No me preguntas, qué? -su tono de voz parecía desilusionado.

-Supongo que ir de broncas por ahí.

-Sabes que esa época de mi vida ha terminado. Justo después de entrar al equipo, fueron muy claros "si peleaba quedaba fuera del equipo" Recuerdas que te dije que iba a intentar hablarles de nosotros?

-Hummm...., de eso hace ya bastante.

-Sí. Al parecer estuvieron muy ocupados pensando y me han propuesto un reto, en realidad el reto lo formulé yo, ellos me dieron el nombre de un candidato, al parecer es el único que reúne las condiciones necesarias. Me propusieron que seduciera a mi enemigo.

-Cómo fue eso? -continuó lamiendo la suave piel de su pecho.

-Pretendí decirles que tú y yo éramos pareja, pero me enrede y acabe haciéndoles saber que me proponía lanzarme a un difícil reto: enamorarme. Ellos entendieron lo que yo me proponía, que me refería a un chico y tras un debate de nombres me propusieron uno.

-Le dirías que no... -se detuvo para hablar, por su mente pasó el nombre del único chico que Hanamichi consideraba enemigo: Sendoh.

-Y privarles de su diversión? -Preguntó a su vez con la risa burbujeando en su garganta- Por supuesto que acepte, es más les dije que dentro de una semana habré seducido al inconquistable.

-Estás seguro de lograrlo? -Sendoh quedaba descartado, era un seductor nato y no se hubiera resistido ni un segundo al encanto de su pelirrojo, el segundo nombre que apareció en su mente fue el que provocó su pregunta, era interesante que sus amigos pensaran en él, habida cuenta que Hanamichi tenía pocos enemigos, por no decir que ninguno porque era muy fácil sentirse atraído por su ruidosa personalidad y de ahí a enamorarse solo había un corto paso.

-Solo tengo que proponérmelo, por cierto, sabes que tú y yo hemos pasado por alto esa fase de nuestra relación? -preguntó moviéndose de forma que él quedo debajo suyo.

-Hummm... -también él comenzaba a sentir curiosidad por conocer sus tácticas, esa semana se anunciaba muy alentadora. Rodeó su cuello con sus manos atrayéndole hacia su boca- Ámame, ya hemos hablado demasiado.

Hanamichi no espero que se lo repitiera.

 

***********************

 

La mañana siguiente transcurrió sin grandes incidencias, luego por la tarde tras el entrenamiento, se dio una ducha rápida y salió del gimnasio para reunirse con su gundam.

Rápidamente se dirigieron al parque donde ya debía de estar la chica por llegar.

Llegaron con algunos minutos de anticipación.

-Vamos a separarnos.

-Cómo la reconoceremos?.

-Tiene el cabello negro, lo lleva atado en la nuca con un moñito rosa, ojos oscuros...

-¡¡Jo, Hanamichi!! Nos lo estas poniendo difícil... -dijo Noma interrumpiéndole- Esas señas se corresponden con casi toda la población femenina.

-...tiene una mancha junto a la barbilla, -continuó hablando como si no le hubiera interrumpido- ni demasiado grande, ni demasiado pequeña, la veréis sin fijar excesivamente la mirada en ella. Aparenta tener unos dieciséis años. Pero lo más que me interesa es que este realmente sola, fijaros si alguien parece interesada en ella. Nos volvemos a encontrar junto a la fuente para intercambiar impresiones.

Se separaron, tomando cada uno un camino diferente de los muchos que discurrían por el parque y entre los que paseaban mujeres con niños pequeños y adolescentes de ambos sexos que se habían saltado sus clases para divertirse.

Quince minutos después se encontraron y expusieron lo que habían visto, todos coincidieron en que la chica estaba sentada en un banco junto al monumento, se la veía impaciente mirando la hora y de vez en cuando sus ojos se desviaban hacia su derecha.

No les resultó difícil identificar a la persona que la acompañaba, un chico de unos veinte y pico de años que apoyado en una farola, parecía esperar a alguien mientras fingía ojear un periódico deportivo.

-Aparentemente no va armado -dijo Noma que se le había acercado lo más que pudo sin llamar su atención.

-De acuerdo... Yohei, tú y los chicos ocuparos de distraerlo, evitar que miré hacia la chica. No me cabe ninguna duda que todo es una trola para embaucarle.

-Durante cuánto tiempo? -preguntó practico Yohei.

-Darme diez minutos.

Cuando quedo solo, espero unos minutos mientras les veía dirigirse hacia el chico, los cuatro se acercaron, le hablaron y el chico no pareció sentirse molesto con su presencia, disimuladamente le rodearon de forma que no podía verle acercarse a la joven. Al poco rato estaban hablando animadamente.

-Hola... -dijo parándose delante de la joven, mirándola de cerca no se podía apreciar si era joven o no, porque llevaba excesivo maquillaje.

-Estoy esperando a una persona, lárgate!! -dijo con malos modos.

-Lo sé..., le dije que te llamara.

-Quién eres? -miró hacia donde estaba su acompañante al que vió acompañado.

-Su hermano mayor. No busque su ayuda... mis amigos se ocupan de él. Demos un paseo-y sin darle tiempo a replicar añadió- No llame su atención o lo lamentará... mis amigos tienen mal genio y si escuchan su llamada pueden hacerle daño. No querrá que eso suceda, verdad?

-Que quieres? -hizo lo que le pedía, veía en su ojos una determinación que resultaba temerosa.

-Darte un consejo y realmente espero que lo tomes en cuenta... no bromeo con estas cosas y no me gustaría enterarme que sigue adelante con su juego. Ha preocupado a mi madre y eso no puedo consentirlo, es una buena mujer, una excelente madre y enterarse que su hijo pequeño la iba a hacer abuela no la alegro, no la alegró -repitió- y sabe por qué? -preguntó suavemente. En ningún momento había alzado la voz, se expresaba con claridad para que no hubiera duda de lo que estaba diciendo.

-No...

-Esto que voy a decir, -tornó a dar a su voz un tono confidencial- no ha salido nunca del entorno familiar, y no me gustaría que mi hermano lo supiera, hasta ahora no ha sido necesario prevenirle, pero si sigue adelante con su farsa.

-No es una farsa, realmente estoy...

-No siga hablando, a mi no me importa si lo esta o no, solo digo que de mi hermano es imposible. Él no puede ser padre, sufrió un accidente siendo un crío... -dejo que las palabras calaran en la chica, mientras la mirada con fijeza- ... por eso mi consejo es que se olvide de mi hermano, olvide su rostro, rompa la hoja donde tenga su número de teléfono o bórrelo de la agenda de su móvil, porque si vuelvo a enterarme que sigue tras él o alguien le importuna por su causa no le gustara lo que haga, porque entonces no me molestaré en entretener a su amigo. Iré a por ti. Ni siquiera su amiguito podrá protegerte, como no lo ha hecho ahora.

El sobresalto de la chica fue evidente para cualquiera que la estuviera mirando. Él no hizo nada para retenerla cuando se alejó asustada de su lado, se cruzó con sus amigos que se apartaron para dejarla pasar, ni siquiera volvió la mirada atrás para confirmar que no la seguía.

-Qué tal te fue? -preguntó Yohei siguiendo sus pasos hacia la salida del parque, iba en dirección contraria a la que la chica había tomado.

-Bien... ha comprendido que ha cometido un error..., estoy seguro que no volveremos a oír hablar de ella.

-Que le has dicho? Parecía muy asustada. -comentó Yohei.

Hanamichi dejo escapar una de sus escandalosas carcajadas, cuando se calmó, les miró con la diversión aún brillando en sus ojos.

-Una pequeña mentira que se tragó por completo, aderezada con una suave intimidación.

 

***********************

 

Durante los primeros tres días Hanamichi controló su explosivo carácter cuando surgía algún encontronazo con Rukawa, llegando al extremo de ignorarlo, provocando con su actitud que todos se dieran cuenta del cambio producido en el pelirrojo.

Debía ocurrirle algo muy grave para que no amenizara los entrenamientos con sus gritos de autoproclamada genialidad, sus discusiones con Rukawa se habían reducido a un obstinado silencio y si surgía un encontronazo con el chico le evitaba como a la peste, el joven se encontraba tan sorprendido como el resto de los chicos del equipo y no podía evitar dirigirle largas miradas interrogativas que eran ignoradas sistemáticamente.

Dando por concluido el partido de prácticas el capitán les pidió que dieran un par de vueltas a la duela y después podían dirigirse a las duchas.

Yohei y compañía se fijaron que Hanamichi se tomaba con calma la orden de su capitán, avanzaba a un ritmo parecido al de Rukawa un par de pasos por delante de él. También observaron que Rukawa no parecía tener intención de sobrepasarlo. Esa doble actitud atrajo la atención de Yohei haciéndole expresar en alto sus pensamientos.

-¡Que extraño!!

-Qué cosa? -preguntó Noma que estaba más cerca y le oyó.

-Fijaros en Hanamichi, que veis?

Todas las miradas convergieron hacia el pelirrojo.

-Esta corriendo al igual que sus compañeros... -dijo Ookus y los demás asintieron.

-No... no... fijaos bien -insistió.

-Qué quieres que veamos? -preguntaron volviéndose hacia él.

Yohei miró de nuevo hacia la duela. Todos los jugadores estaban entrando al vestuario. No se veía a Hanamichi y Rukawa estaba practicando tiros en el aro más alejado.

-No importa. Salgamos a esperarlo fuera -propuso, pensando que podía haber estado equivocado respecto a lo que creyó ver.

Vieron marcharse a casi todos los jugadores, excepto a Rukawa y Hanamichi, tras una hora de impaciente espera los cuatro chicos se alejaron dejando en la puerta del gimnasio una nota dirigida a Hanamichi.

Entretanto sus amigos le esperaban en el patio, Hanamichi había comenzado su plan de seducción.

Se entretuvo en el vestuario, en tanto el resto de sus compañeros se metían sin dilación en las duchas, desde donde estaba oía sus voces hablándose unos y otros por encima de las mamparas de cristal que separaba los diferentes cubículos con las duchas.

Cuando uno tras otro fueron saliendo, fue entonces cuando entró Rukawa, dando por terminado, excesivamente pronto, su habitual entrenamiento. No necesito mirar para saber que había hecho acto de presencia, el silencio que se produjo durante un par de segundos fue suficiente para hacerle saber que también los compañeros que aún no se habían ido se extrañaban de verle allí.

-Que haces Sakuragi? -preguntó curioso su amigo y capitán Miyagi viéndole remover de un estante a otro de su taquilla diversas prendas y objetos de aseo.

-Haciendo limpieza... -dijo parándose un momento.

-Ya que estas tan dispuesto, quédate con Rukawa a limpiar -dijo Miyagi.

-¿Por qué yo? -preguntó a modo de evidente protesta.

-Do'aho... -fue todo lo que dijo Rukawa a modo de aceptación.

-Estas mucho mejor callado -dijo mirándole ceñudo mostrándole su puño cerrado, siempre conseguía soliviantarlo con esa palabra y él lo sabía por eso la utilizaba a menudo.

Rukawa le ignoró como solía hacer, al cabo de un rato Hanamichi fue tras él. Cuando Miyagi marchó, les vió cada uno en un extremo del gimnasio limpiando, una sonrisa ensanchó sus labios, esos dos nunca cambiarían, lo único bueno de ambos era su genialidad, en uno y otro sentido los dos eran unos genios dejando plasmado en el juego su compenetración, gracias a ellos jugadas difíciles eran superadas y juegos que parecían insalvables terminaban ganándolos, a veces se preguntaba porque en su vida diaria no salía a relucir esa afinidad que tenían cuando jugaban.

-Buenas noches, muchachos y portaros bien, no quisiera verlos mañana con lastimaduras -les advirtió.

-Díselo a él... -comentó Hanamichi sin mirar en su dirección.

-Os lo digo a los dos.

Se marchó sin prestar atención a los refunfuños de Sakuragi. No muy seguro si al día siguiente encontraba a alguno de ellos ileso.

Media hora después se encontraron en medio de la duela.

-Esto se ha acabado... -murmuró como para si- Necesito una ducha para desentumecer los músculos -y recogiendo los útiles que había utilizado, tras limpiar los dejo en el armario donde solían guardarse.

Sabía que Rukawa no tardaría en aparecer y solo entonces comenzaría la función, la taquilla de Rukawa estaba a corta distancia de la suya, así que no tendría que esforzarse excesivamente para llevar a cabo su plan.

Cinco minutos después escuchaba que la puerta se abría y cerraba.

Rukawa sintió que su garganta quedaba obstruida de la impresión, Sakuragi estaba desnudándose sin ningún pudor junto a su taquilla, de espaldas a él, instintivamente retrocedió un paso, quedando fuera del alcance de su mirada.

Luego llevado por la curiosidad, estiró la cabeza, asomándose apenas desde atrás de una de las taquillas, Sakuragi seguía de espaldas a él, ningún tipo de ropa le impedía verle, mostraba sus espaldas marcadas por la anchura de sus hombros, la cintura estrecha y sus nalgas que se adivinaban prietas, y que tenían un tono blanquecino, lo que le llevaba a saber que esa parte de su cuerpo siempre estaba cubierta. Los músculos de sus muslos y sus piernas largas, mostraban la fuerza necesaria para sostener ese cuerpo que se le mostraba sin censura.

Pasó su lengua por sus labios para humedecerlos, verle así le hacía sentir un escalofrío que le recorría por entero, al mismo tiempo que un calor intenso se ubicaba en su entrepierna.

Cuando observó que se volvía se apresuró a ocultarse, sin saber porque lo hacia, después de tenía tanto derecho como él para estar allí.

Sakuragi se dirigió hacia las duchas sin percatarse de su presencia, y entonces se fijo que llevaba un lienzo enrollado alrededor de la cintura, se sorprendió cuando le vió quedarse en el primer habitáculo, aquel que nadie utilizaba porque tenía la puerta rota, se la habían llevado para reponerla sin que hasta la fecha se hiciera, Sakuragi normalmente se ubicaba al fondo y eso le hizo pensar si él sabía que estaba allí.

Le vió abrir el paso del agua caliente, y con una lentitud que se le hizo sospechosa se fijo como se desprendía de ese trozo de tela que dejo caer al suelo con despreocupación, solo entonces dio un paso al frente quedando bajo el chorro de agua, su cuerpo se cubrió de pequeñas gotitas de agua que se adherían a él, haciéndole desear ser una de ellas para no separarse de ese cuerpo de ensueño y deslizarse por él.

Un jadeo entrecortado salió de entre sus labios, sus ojos se sobresaltaron esperando la reacción de Sakuragi, sin embargo, el pelirrojo no se volvió, seguramente que el sonido del agua le impidió oírle, porque Sakuragi estaba enjabonándose con lentitud pecho y brazos, veía como pasaba lentamente la palma de su mano sobre su piel, como la deslizaba acariciante, haciéndole desear que esas caricias fueran para él.

No pudo evitar meter la mano dentro de su pantalón y acariciarse sin perder de vista cada movimiento de Sakuragi, que inmerso en su ocupación masajeaba su músculo una y otra vez, ajeno a cualquier otra cosa que no fuera lo que estaba haciendo.

Cuando se fijo que se inclinaba para lavar sus piernas y alcanzar sus pies, mostrándose completamente, sus nalgas entreabiertas dejaban ver un pequeño punto que consiguió acelerar el movimiento de su mano, luego arrebatado, se despojó de toda su ropa y sin pensarlo, llevado por el impulso irresistible de cogerle, se acercó hasta donde él continuaba inclinado, lavándose ahora la otra pierna.

Sin darle tiempo a reaccionar se hundió por completó en él, posando con energía su mano abierta a la altura de sus omoplatos para mantenerle en esa misma postura.

Sorpresivamente Sakuragi no hizo ningún intento de quitárselo de encima, es más sus caderas se movieron insinuantes y Rukawa tras un leve desconcierto comenzó a embestirle una y otra vez, se sentía bien dentro de él llenándole por completo, sintiéndose comprimido en esa estrecha cavidad que se abría a él, los gemidos del pelirrojo, sus manos cerradas pero apoyadas en las baldosas que cubrían la pared le hacían saber que lo estaba disfrutando, tras comprender que él no iba a intentar apartarse, llevó una de sus manos hacia su cadera para mantenerle firme, mientras las otra se deslizaba a su entrepierna abarcando dentro de su mano su miembro duro como el acero y que estaba necesitado de atención, lo sintió cálido y suave y se adaptaba a su mano a la perfección, dándole suaves masajes.

Jadeos entrecortados salían de su garganta, Kaede había encontrado su punto de placer y estaba insistiendo en él una y otra vez dejándole tembloroso. Sus rodillas se negaban a sostenerle, si no fuera porque le sujetaba hubiera caído arrodillado al piso. Las palmas de sus manos abiertas se apoyaban contra los azulejos húmedos, resbalando inexorablemente, se aferró a la grifería y sus nudillos blanquearon con la fuerza de su agarre.

Sentirle dentro de suyo era delicioso, las sensaciones que experimentaba le dejaban extasiado, sus embates conseguían que todo su cuerpo se volviera como de gelatina, sacudía sus caderas ansioso de sentirle como se hundía profundamente dentro suyo, prieto y caliente y su mano acariciante le provocaba espasmos de placer.

Sus respiraciones agitadas, sus jadeos entrecortados se dejaban oír hasta más allá del vestuario, más ninguno de los dos parecía preocuparse si eran sorprendidos en aquellos íntimos instantes.

De pronto, un estallido de placer envolvió a Hanamichi descargando en la mano que tanto placer le estaba dando el contenido de sus testículos, al mismo tiempo que sentía su última embestida y Kaede se derramaba dentro de él llenándole con su cálida esencia, al mismo tiempo que le sentía derrumbarse sobre su espalda, fue apenas unos segundos, luego se incorporó dejándole hacerlo a él.

Sus brazos le atrajeron contra su cuerpo, el calor de su piel le produjo una leve puntada en la entrepierna. Detalle que Kaede no dejo de advertir, su rostro se movió hacia su cuello, apoyando en su hombro su cabeza, su calido y jadeante aliento rozaba su oído.

El único sonido que se escuchaba era el del agua que seguía cayendo sobre ellos, sus respiraciones se fueron normalizando, ninguno de los dos hizo intento alguno de separarse.

-Se lo vas a decir ahora? -murmuró Kaede en los brazos amorosos de su pelirrojo al cabo de algunos minutos.

-No...

-Por qué no?

-Dejémosle que sigan creyendo que el inconquistable sigue siéndolo -dijo con una sonrisa divertida.

-Puedo afirmar sin ninguna duda que me conquistaste desde el primer día -aseguro con un suave ronroneo.

-Y tú a mi...

-De verás? No me lo pareció.

-Es que me resistí a ese sentimiento... -dijo acariciando su rostro vuelto hacia él suyo.

-Ah...

-Sabes lo que estas haciendo?

-Devolverte la caricia... -murmuró.

-La mía no fue ahí...

-No he podido resistirme -dijo siguiendo con lo que estaba haciendo y su mano siguió perdida entre el cuerpo de ambos disfrutando con lo que estaba consiguiendo de él.

Hanamichi rió. Kaede sabía como excitarlo, pero esta vez no iba a dejarle tomar el control. Le llevó hasta uno de los bancos, tumbándole a lo largo de él. Había tomado la precaución de cerrar la puerta del gimnasio así que podían estar tranquilos, salvo que alguien fuera a aporrearla.

Pasaron un par de horas antes que se sintieran dispuestos a dejar el gimnasio.

-Nos vemos esta noche? -preguntó Kaede.

-Si...

-Has pensado contárselo a tú madre? -preguntó.

-Tengo que hacerlo aunque me da la impresión que lo sabe.

-Cómo es posible?

-No lo sé. -se encogió de hombros- Las madres son muy intuitivas respecto a sus hijos, supongo que el detalle que no pase las noches en casa, le ha dado una idea respecto a donde estoy.

-Crees que sabe que estas con un chico?

-Si..., pero no tengas miedo..., ella te querrá porque sabe que con quien estoy me hace feliz.

-Y tú hermano?

-Él me adora... además estoy seguro que os adaptareis enseguida. En algunas cosas se parece a ti.

-Entonces, me presentarás a tu familia? -no se dio cuenta que le estaba presionando.

-Pronto, que te parece dentro de dos días? -preguntó.

-Eso será después de ganar la apuesta...

-No es una apuesta, ha sido un reto.... -le aclaró.

-Llámalo como quieras, pero reconoce que vas a ganar al mejor partido de Kanagawa.

-Quién es ahora el arrogante? -preguntó riendo.

-Todo se pega... -dijo con una sonrisa.

Hanamichi rió, sabía que a su lado nunca iba a aburrirse, estaba descubriendo que tras su fachada de chico antisocial, había un muchacho ansioso de cariño, pero también alguien dispuesto a entregar todo lo que había en él, su desenvoltura cuando estaban juntos le hacía apreciar su oculta personalidad.

Al cerrar la puerta del gimnasio vió el papel adherido con un chicle.

-Me han dejado un aviso... -lo arrancó leyéndolo en alto- "Estamos en Danny's"  -se fijó en el pegote de chicle- ¡¡Serán guarros!! -Gritó exaltado intentando despegarlo por completo ayudándose con la misma nota- ¡¡Cuando los vea ya van a oírme!! -dijo furioso quitando el último resto de goma.

 

***********************

 

Estaba recostado contra el tronco del árbol en el mismo lugar donde se había llevado a cabo la propuesta de su reto. Sus amigos parecían estar retrasándose, tal vez pensaban que él no iba a aparecer. Una sonrisa amplia  iluminó su rostro cuando les vió aparecer por el camino, bordeando el lago.

-Hola, Hanamichi... -le saludaron cuando llegaron a su lado.

-Hola, muchachos...

-Sabes que día es hoy? -inquirió Ookus.

-No me lo recuerdes... que aún no me podido comprar su regalo. -dijo Hanamichi.

-A qué regalo te refieres? -preguntó Ookus, un tanto desorientado por su pronta respuesta ya que no era la que esperaba recibir.

-Cómo que a qué? Al cumpleaños de mi madre... -aclaró Hanamichi- No te referías a eso? Acaso lo habéis olvidado? -Preguntó a su vez haciéndose el tonto y mirándoles con expresión de enojo por su supuesto olvido- Ella cuenta con vosotros esta tarde, no le haréis un feo no yendo.

-No... no... -se apresuraron a contestar unos y otros haciendo gestos de asentimiento.

-Lo que realmente nos interesaba es saber si ha sido un fracaso rotundo tú.... -una alta figura aparece por detrás de Hanamichi, Rukawa sin lugar a dudas.

-Ya se lo has dicho? -preguntó Rukawa echándole los brazos alrededor de su cintura y dejándoles a todos patidifusos.

-¡¡¡Lo has conseguido!!! -exclamo Noma cuando pudo hablar.

-Qué tenías que decirnos? -preguntó Yohei cuando se repuso de la impresión al ver lo cariñoso que se mostraba Rukawa.

-Bueno, como me tomáis el pelo siempre que intento salir con alguien no os dije que me había declarado a Rukawa y me había dicho que si. -confesó con expresión cabizbaja y preguntándose a su vez porque no fue capaz de decir esas mismas palabras cuando pretendía decirlo. Todo ha sido muy fácil, tal vez sea porque tiene a su lado a Kaede que le ofrece su apoyo incondicional.

-Antes o después de hablar con nosotros sobre ese reto tan importante? -pregunta Takamiya.

-Antes... que me propusierais su nombre -intentó no parecer demasiado contento para no molestarles, aunque ellos no guardaban hacia él la misma consideración.

-O sea que no hubo ninguna necesidad de seducirle. -observó Yohei.

-Pero lo hice y puedo afirmar que fue un éxito..., lo nuestro fue bastante atípico y bueno... le seduje. -rió ante el recuerdo de Rukawa masturbándose después de haberle levantado la moral con su striptease primero y luego con su baño, por supuesto no podía dejarle solo ante tan incruenta batalla con sus hormonas desatadas por eso se le ofreció de un modo tan descarado y en los días siguientes sus toqueteos durante los diversos partidos de entrenamiento que, dejo a más de uno descolocado por lo descarado de sus acciones. Kaede se desquitaba cuando terminaban las prácticas e intentaban quedarse los últimos en el vestuario, no les importaba hacer la limpieza si luego al terminar podían dar rienda suelta a sus sentimientos y su entrega les llevaba al éxtasis. Fueron instantes mágicos, maravillosas emociones que no le importaría volver a vivir.

-Eres un tonto!! -dijo Yohei dándole un golpecito con el puño cerrado a la altura del hombro- ¡Enhorabuena!..., nos veremos en la celebración de esta tarde. -Miró al chico moreno- Hazle feliz o tendrás que vértelas con nosotros...

Rukawa asintió. El resto de la gundam también se despidió de él con parecidas palabras.

-A que celebración se refiere? -preguntó un tanto celosillo.

-Es una pequeña fiesta que haremos en casa por el cumpleaños de mi madre. Estas invitado, no hay mejor ocasión que esta para decirles que eres mi novio.

-Y me lo dices ahora... tengo que pensar en llevarle un obsequio..., te dejo....

-Es a las seis... -dijo riendo al verle alejarse apresuradamente.

Kaede volvió sobre sus pasos, le agarró de la mano y tiró de él.

-Ayúdame a elegir algo que sea de su gusto. Tiene que ser algo especial. -decidió.

La mañana transcurrió recorriendo diversas locales del centro comercial sin encontrar ese algo que Kaede deseaba que fuera especial.

Hasta que observó que Hanamichi se quedaba parado mirando un escaparate donde exhibían diversos yukatas. Antes no solía fijarse en lo que acontecía a su alrededor, pero desde que Hanamichi entró en su vida, estaba pendiente de las cosas que pasaban o llamaban su atención.

Los sakuras estaban a punto de florecer, el hanami era una buena ocasión para relacionarse con la familia de su novio, les invitaría a celebrarlo juntos, ir de picnic sería también para él una agradable novedad y presentaría a Hanamichi a sus abuelos, dos adorables cascarrabias.

Cuando tomó esa decisión se volvió hacia Hanamichi que había continuado andando, pasando de largo sin decir nada.

-Hanamichi... -llamó su atención- Estoy viendo que no eres de mucha ayuda.

-Es que no se que puedes llevarle. Será mejor que lo olvides... ella no se molestará porque vayas con las manos vacías.

-Tú crees? -preguntó dubitativo.

-Si..., no será el primer cumpleaños al que vayas a ir...

-De acuerdo. No vas a molestarte si te dejo un rato, es que he recordado que Akagi me pidió le hiciera un favor.

-Para nada... -no era la primera vez que Akagi hacia encargos a sus ex jugadores, así que no se extrañó- No te demores...

-Intentaré ser rápido... si quieres puedes esperarme mirando aquel establecimiento de zapatillas deportivas.

-De acuerdo... -pensó que había sido una excelente propuesta y hacia allí se dirigió.

Kaede sonrió ante su inocencia. Es adorable. Con la seguridad de no ser visto por Hanamichi, se dirigió a la tienda donde vendían yukatas y durante la siguiente media hora estuvo mirando diversos modelos que la servicial señorita iba mostrándole, decidiéndose finalmente por uno de color azul oscuro, con un hermoso estampado de libélulas que parecían que iban a salir revoloteando a la menor oportunidad, completó el yukata con otros complementos.

Salió de la tienda llevando dos bolsas con toda su compra. Solicitó cuando le iban a envolver que fuera para regalo y que si era posible que las bolsas no tuvieran el logotipo de la tienda.

Ante el gasto que había realizado no tuvieron problemas en atender lo que creían un capricho.

Hanamichi estaba extasiado recorriendo los distintos estantes en los que estaban en exposición la última promoción de zapatillas Air Jordan, pareciéndole ajeno a su regreso, con oculta diversión se le acercó por detrás sigiloso, se inclinaba hacia su oreja para hablarle cuando fue él el sorprendido.

-Qué pretendes, kitsune? Acaso quieres asustar a este Genio? -dijo volviéndose con una amplia sonrisa.

-Cómo supiste? -le constaba que estaba completamente abstraído.

-Acaso crees que después de estar junto a ti, no voy a ser capaz de reconocerte aún de espaldas? -preguntó dándose vuelta para mirarlo, al tiempo que le echaba los brazos por encima de sus hombros y hundía su rostro en el hueco de su cuello.

Kaede se turbó al comprender a que olor estaba haciendo referencia y más aún por el íntimo abrazo.

-Ya has acabado? -preguntó fijándose en las dos enormes bolsas que llevaba ignorando las miradas que iban dirigidas a ellos.

-Si...

-Vamos.... -sin turbarse enlazó su cintura y salieron de allí.

 

***********************

 

-Tadaima... -avisó Hanamichi apenas traspuso la puerta de entrada del piso.

-Has llegado a tiempo para echarme una mano -dijo con satisfacción su madre.

-Qué quieres que haga?

-Ve poniendo la mesa... Hirokichi no tardará en llegar. Le he mandado a comprar pasteles para el té de esta tarde. Vendrá tu gundam? -preguntó.

-Cuando han dejado de venir? -Preguntó a su vez- Estarán aquí mucho antes de su hora... -predijo.

-Y tú que has estado haciendo hoy?

-Me encontré con los muchachos y estuvimos un rato conversando, luego invite a un compañero del equipo a venir, quiso comprarte un obsequio y me pidió que le ayudará. Así que estuvimos recorriendo el Centro Comercial el resto de la mañana.

-¡Menuda ayuda que habrá conseguido de ti!! -Exclamó al oírle- No le dijiste que era mejor que lo intentará solo.

-¡¡Mamá!! -Protestó- Ya me conoces..., le dije que lo dejará para otra ocasión, accedió enseguida, lo cual es bastante extraño... -se llevó la mano a la cabeza revolviéndose los cabellos. Acababa de recordar las bolsas enormes que llevaba cuando volvió a su lado. Decidió no decir más por si estaba equivocado.

Apenas llegó Hirokichi y guardó el contenido de la compra se sentaron alrededor de la mesa para empezar a comer.

-Qué es lo que te preocupa? -preguntó su madre extrañada por su silencio.

-Estaba pensando...

-Lo haces?... -preguntó sorprendido su hermano menor.

-Un poco mejor que tú... -dijo haciendo alusión a la última complicación en la que se había metido. Les miró con decisión- Mamá... Hirokichi... quiero contaros algo respecto a mí. Posiblemente te avergüences de mí, pero debo decirlo.

Hirokichi supo al oír expresarse en esos términos a su hermano que debía ser algo muy serio, por ese motivo no hizo ninguna broma.

-Hanamichi... nada de lo que me digas o hagas va a avergonzarme. -Replicó su madre- Vuestro padre se sentiría orgulloso de vosotros como yo lo estoy, -estiró sus manos y tomó la derecha de su hijo menor y la izquierda de Hanamichi- He intentado sacaros adelante como mejor he podido. Os he educado para que seáis buenos chicos y realmente lo sois..., sois especiales, así que no espero que tengáis parejas convencionales.

Hanamichi abrió mucho los ojos al oírla.

-Lo sabes?

-Te vimos una tarde... -dijo Hirokichi.

-Me visteis?

-Si... -confirmó su madre- Vi como ese muchacho te miraba, había tanto amor en sus ojos que supe que finalmente habías encontrado a la persona que te haría feliz y eso es lo único que me importa.

-Gracias..., a los dos. -Sus ojos se humedecieron por la emoción- Me sentía mal daros un disgusto, por eso no dije nada. Él es lo mejor que me ha pasado

-Y yo qué? -Preguntó Hirokichi.

-Tú el mejor hermano que he tenido la suerte de tener y la mejor madre que... -no pudo contenerse y las lágrimas rodaron por sus mejillas, se levantó y se abrazó a su regazo llorando.

Hirokichi fue al lado de su hermano y se abrazó a su espalda para consolarlo con su contacto.

-Siempre estaré de tú lado..., nunca permitiré que nadie se meta contigo, si es necesario me pelearé contra cualquiera que me hable mal de ti.

Hanamichi agradecido por sus palabras, le pasó el brazo por encima, durante los siguientes minutos mientras intentaba calmarse permanecieron abrazados mostrándole así su incondicional apoyo. Sentía la mano de su madre acariciándole la cabeza y las palmaditas cariñosas de su hermano en su espalda.

Cuando pudo hablar, levanto la cabeza, sus ojos estaban enrojecidos y ligeramente hincados, pero ya libres de lágrimas. Miró con ternura a su hermano, le abrazó y le susurró al oído.

-Prométeme que nunca te pelearas por mí. -le pidió.

-Te lo prometo -dijo cuando sintió que el abrazo se intensificaba porque tardaba en responder.

Hanamichi se separó de él, su mano revolvió sus cabellos con una cariñosa sonrisa.

-Estoy hambriento -comentó Hanamichi.

-Iré a calentarlo -dijo satisfecha porque su hijo volvía a ser el mismo de siempre.

-Déjalo así... -posó su mano en su brazo para impedir que se levantara- fría o caliente, tú comida siempre esta buenísima. -y al decirlo, se sirvió en su bol más soba.

Al sentir que se había quitado un peso de encima Hanamichi estaba más animado y su hermano y su madre lo notaron.

-Hana-kun... cómo te diste cuenta que te gustaba? -preguntó Hirokichi apoyando las manos sobre la mesa y echando el cuerpo hacia delante para no perder detalle de lo que le contara- Cuándo comenzaste a salir con él? Siempre decías que era un kitsune apestoso... que tenía envidia de tu talento... que eras mejor basquetbolista que él...

-Tienes buena memoria... -aprobó.

-No lo creas... es que estabas todos los días protestando contra él... el kitsune esto... el kitsune lo otro... -comentó serio.

La madre sonrió al oírle, apenas entró su hijo en Shohoku la relación odio-amor estaba ahí entre ellos, solo que no fueron lo suficientemente listos para darse cuenta y fueron necesarios bastantes meses sufriendo quebraderos de cabeza, afortunadamente, su hijo o el otro muchacho debieron recapacitar y.... se dio cuenta que había dejado de prestar atención a lo que contaba Hanamichi por lo que apartó sus pensamientos para escucharle.

-..., todo se dio así, por eso no sabría decirte en que momento exactamente me dí cuenta que me gustaba -concluyó Hanamichi- Pero si puedo decirte cuando descubrí que le amaba -su hermano abrió mucho los ojos, aquello era más de lo que esperaba oír. Exactamente el día que ganamos el partido contra el Sannoh y unimos nuestras manos en señal de victoria.

-Durante ese partido te lesionaste...

-Aha..., nadie se enteró pero fue a verme todas las tardes, cuando se marchaba la última visita, ahí llegaba él. Me ayudó mucho saber que sentía lo mismo que yo. Sus entrenamientos por la playa fueron un buen incentivo para desear curarme pronto y desde entonces estamos juntos.

-¡¡Seis meses!! Ey... nunca antes te conocí una relación tan larga...

-Es porque no tuve ninguna... -dijo sin molestarse porque su hermano le recordará esa etapa de su vida anterior a cuando conoció a Kaede.

Mientras hablaba iba comiendo y cuando quiso darse cuenta fuentes y platillos estaban vacíos.

-Ayúdame a recoger todo..., tú descansa -dijo a su madre que fue a incorporarse- Nosotros nos ocuparemos de limpiar.

Hirokichi asintió.

 

***********************

 

La gundam en pleno estaba en la sala, rodeando a la homenajeada y charlando con ella todos muy animados pero también reposados. No había exceso de gritos, ni alardes acerca de sus virtudes, cualquier matón que hubiera visto al grupo no le hubiera reconocido.

Todos ellos le habían entregado sus obsequios en la medida de sus posibilidades y su madre se mostró muy contenta al recibirlos, habían acercado mesillas y sobre ellas bandejas con diversos pasteles y bebida, té o refrescos al gusto de cada uno.

Hanamichi estaba en la cocina preparando algunas bandejas más y calentando más agua, de vez en cuando miraba por la ventana, hacia la calle, impaciente porque eran las siete y Kaede no aparecía.

-No te preocupes, vendrá -dijo tras él Hirokichi.

-Ha podido tener un accidente..., siempre se duerme mientras conduce la bicicleta...

-Bicicleta? Ya me decía que su cara me resultaba familiar... -sonrió divertido- Ha pasado por delante de casa un par de veces. Ahora comprendo. Conocer a la familia del novio tiene que ser muy duro, onii-san. Será mejor que salgas a buscarle.

Sus carcajadas interrumpieron momentáneamente la conversación que se llevaba a cabo en la sala, cuando llevaba más comida.

-Qué es eso tan divertido? -preguntó su madre.

-Onii-san esta preocupado porque no viene su novio y este lleva dando vueltas con la bici por los alrededores.

-¡¡Cállate, bocón!! -dijo Hanamichi- Voy a salir un momento -aviso.

Su salida fue acompañada de risas.

Hanamichi se quedo junto a la puerta del edificio, esperando verle aparecer para salirle al paso antes que pudiera evitarle. Su estratagema dio resultado.

Kaede cuando le vió aparecer de improviso no tuvo más remedio que seguir hacia delante, Hanamichi le detuvo sujetando el manillar con una de sus manos.

-Vamos, Kaede... no te canses más y afronta con valor el conocer a mi familia.

-Do'aho... -no se molestó porque fuera capaz de ser tan perspicaz.

-Yo subo la bicicleta... tú ocúpate del resto -se fijo en las dos bolsas que tan sutilmente fue capaz de conseguir.

-Tú madre, sabe? -preguntó siguiéndole.

-Si, pero te diré que no fue tan difícil decírselo. No fue necesario, ellos ya estaban enterados. -vió su mirada sorprendida- Al parecer nos vieron juntos una tarde. -Le comentó- y han aprobado mi elección. -Añadió al ver su sobresalto. -Se detuvo con una mano sobre el picaporte de la puerta, dejando la bicicleta apoyada contra su cadera, con la otra mano libre tomó la barbilla de su novio y acercó su rostro al suyo, tomó sus labios entre los suyos, dándole un beso para animarle a pasar ese primer momento- Te sientes mejor?

-Humm..., puedes repetir? Aún me siento algo cohibido...

-Abusón... -dijo complaciéndole porque su deseo que también era el suyo.

-Qué os demoraba en la puerta? -preguntó Yohei risueño.

-Estaba dándole ánimos... -dijo Hanamichi tranquilo.

-Se nota... -dijo con expresión maliciosa al tiempo que miraba con fijeza a Rukawa.

Kaede inconscientemente se llevó la yema de sus dedos a la comisura de sus labios.

Las risas distendieron el momento. Hanamichi paso cariñoso su brazo por su cintura atrayéndole contra él y conduciéndole hasta su madre que con una sonrisa de bienvenida esperaba sentada en un amplio sofá, por esa tarde sería su lugar de honor.

-Mamá... él es Kaede, mi novio.

-Encantado de saludarla, Sakuragi-sama. -se inclinó al mismo tiempo que hablaba. Cuando se alzó añadio- Para usted -sujetando con ambas manos las bolsas se las acercó.

-Creo que es prematuro pedirte que me digas mamá, -sonrió- puedes llamarme por mi nombre, es Harukichi. Gracias, por tu obsequio, pero no debiste hacerlo. Si en otra ocasión necesitas ayuda recurre a Hirokichi, tienes mejores ideas que Hanamichi.

-Hanamichi ha sido muy gentil al sugerirme lo que realmente le gustaba tener...

-Cuando fue eso? -se volvió sorprendido a mirarle.

-Tu mirada es muy expresiva.

-¡¡Ah...!!

Todos se volvieron para ver el obsequió que Rukawa le hacia a la mamá de su amigo y cuando el paquete fue desenvuelto, todos pudieron ver debidamente doblado un yukata de color azul con tombos estampados.

-Gracias..., es precioso... -murmuró sorprendida ante la suavidad y frescura de la tela cuando paso la palma de su mano abierta sobre ella.

-Un yukata con historia... -exclamó sorprendido Hanamichi ante la delicadeza de su regalo.

Kaede le miró con ternura, no esperaba que fuera él quien advirtiera ese detalle, aunque la libélula es uno de los emblemas nacionales de Japón y todo el mundo lo sabía.

-Es muy ligero... gracias. -estiró la mano para tomar la suya, apretándola cariñosa- Siéntate a mi lado y tú Hanamichi ponte al otro lado..., déjale tranquilo por un rato.

Se sentaron en el suelo, a su izquierda y derecha, mientras seguía abriendo el contenido de las bolsas, en su regazo se fueron amontonando lo que Kaede le había llevado, un obi a juego con el yukata, un kansashi para recoger sus cabellos, getas y tabis para calzarse.

-Todo es precioso..., pero.... no tendré ocasión de ponerlos.

-El hanami esta próximo, me haría feliz si aceptaran venir a mi casa ese día. -miró a su alrededor- Estáis todos invitados... supongo que entráis todos en el mismo paquete -dijo mirando hacia Hanamichi con resignada expresión.

-Te lo agradezco... pero estoy ocupado ese día -dijo Yohei.

-Puedes traer a tú pareja... -acotó.

-Hay algo que ignores de nosotros? -preguntó asombrado Yohei.

Kaede se quedo como pensativo, al cabo de unos segundos dijo.

-No creo..., todo lo que afecte a Hanamichi me interesaba saberlo. -miró al adolescente que durante todo ese tiempo había permanecido callado y un tanto apartado- Tú eres Hirokichi, verdad?

-Si...

-Puedo hacerte una pregunta? -preguntó con su habitual seriedad. Al ver su gesto de asentimiento se la hizo- Qué se siente sabiendo que vas a ser padre? Lo digo porque como ni Hanamichi ni yo pasaremos por ese trance...

-Onii-san... -protestó con un gemido.

Todos rieron, ahora a costa del muchacho, quien a modo de revancha saltó sobre la espalda de su futuro cuñado, quien se lo sacó de encima volteándole por encima suyo hasta dejarle tumbado en el suelo.

-Kitsune malo, no te conocía esa vena bromista. -exclamó Hanamichi aun sabiendo cuanta verdad había en sus palabras.

El resto de la tarde transcurrió en un ambiente distendido, se charlaba, se comía y se bebía sin que pareciera que los alimentos fueran a agotarse. Supo que la gundam de Hanamichi había participado presentándose con bentos con diversidad de comida propicia para el festejo.

Kaede se sentía protegido por el cariño que la familia de Hanamichi le estaba dispensando, la confianza que Hirokichi tenía hacia él le hacia comprender que le trataba como a un hermano y eso le hacia feliz porque había perdido al suyo siendo muy pequeño, pero no tanto como para no comprender lo que significaba tenerlo, las cariñosas miradas de la mamá de Hanamichi, la ternura de sus gestos le hacia sentir un tibio calorcillo en su pecho y cuando esa noche se despidió supo que tenía en ella otra madre.

-Volveré tarde... -avisó Hanamichi cuando Kaede se despidió.

-No lo dejes solo. Os espero para el desayuno... no os demoréis.

-Gracias, mamá. Seremos puntuales -dijo dándole un fuerte abrazo.

-Vete ya... zalamero... -dijo con una tierna mirada- Hasta mañana, Kaede.

-Hasta mañana, madre -dijo con naturalidad, porque era así como la sentía en su corazón desde el momento mismo de conocerla.

Un brillo húmedo asomó en sus ojos al oírle.

Ella le abrazó y él posó con afecto sus labios en su frente.

-No ha sido tan difícil? -preguntó algunos minutos después cuando se dirigía conduciendo la bicicleta de Kaede hacia su piso.

-No, no lo ha sido -murmuró medio dormido, apoyado en su espalda y con sus brazos rodeando su cintura.

-Sabía que mamá te gustaría.... -ante su falta de respuesta supo que estaba dormido.

 

***********************

 

Como era habitual todos los años, la oficina de meteorología dio el aviso que el pronóstico para la floración estaba previsto para los próximos días.

A partir de ese momento, familias enteras y también grupos de trabajadores, cuyas empresas enviaban días antes a sus trabajadores a ocupar los mejores lugares bajo los cerezos para confraternizar. El hanami era una celebración que unía a las personas, ya se veían bajo los árboles alegres grupos dispuestos a pasar el día bajo los pétalos de las flores con sus manteles extendidos. Se reunían en tan grande día para contemplar y admirar los cerezos en flor.

 

Los cerezos estaban en flor. Parques, jardines y paseos mostraban con esplendor una profusión de tonos rosados que alegraban la vista de los que por ellos caminaban.

Apenas Kaede escuchó el anunció de la floración llamó por teléfono a Harukichi recordándole que al día siguiente enviaría un coche para llevarles hasta su casa para celebrar el hanami.

-No es necesario, dinos donde quieres que nos reunamos e iremos sin problema.

-Esta un tanto lejos para que podáis llegar por si solos. No te preocupes, no me ocasiona ningún trastorno.

-Estas seguro? -titubeó en aceptar.

-Si, solo tienes que preocuparte de ponerte más guapa todavía.

-¡Adulador! -dejo escapar una risilla complaciente- Te paso con Hanamichi.

-Aha...

-Kaede... -dijo Hanamichi.

-Podemos vernos un momento?

-Ahora?

-Si puedes...

-Estas en tu piso?

-Si...

-Llegaré en media hora... -colgó el teléfono con expresión perpleja.

-Qué pasa?

-No lo sé..., voy a ver que le sucede.

-Vendrás a cenar?

-Sí, sabes que pocas veces falto.

Con puntualidad Hanamichi abría la puerta del piso de Kaede.

-Tadaima, Kaede.

-Que bueno que has llegado -le recibió Kaede con la habitual formula de saludo.

-Qué es lo que ocurre? -fue directo al motivo que le había llevado allí.

-Quería preguntarte una cosa?

-No podías hacerlo por teléfono? -preguntó extrañado.

Kaede sacudió la cabeza negando.

-Mañana será un día especial... -le miró como esperando que confirmará sus palabras, más Hanamichi le miró alentándole a continuar hablando sin interrumpirle- Yo quería saber... si tú..., comprendo que no quieras... se que aún somos muy jóvenes, solo tenemos diecisiete años... sin embargo mis sentimientos hacia ti son firmes, te amo y te amaré siempre... me gustaría... quisiera..., se que deberías preguntármelo tú..., a lo mejor, piensas que es prematuro... yo -tragó aire para darse ánimos- ¿Quieres casarte conmigo? -continuó de un tirón.

-Quieres que tú y yo, mañana? -creyó comprender que eso era lo que pretendía decir.

-Si..., se que no será una ceremonia convencional. Qué ante los ojos de los demás es imposible nuestra unión...

-De acuerdo..., te amo Kaede y solo deseo pasar el resto de mi vida contigo -dijo abriendo los brazos y recibiendo en ellos a Kaede que se le abrazo con una amplia sonrisa de felicidad- Como quieres hacerlo? -supuso que ya lo tenía bien pensado.

-Durante el yozakura..., si tú quieres.

-Estoy seguro que será precioso... -aprobó su elección- Ya habías pensado en nuestra boda cuando le hiciste ese precioso regalo a mamá.

-Empecé a pensarlo entonces..., la celebración del hanami en mi familia era como una tradición y pensé que sería una hermosa época para recordar nuestro compromiso formal.

-Kaede, nunca antes has mencionado a tú familia... -se sentó con él en su regazo.

-Perdí a mis padres y a mi hermano pequeño hace seis años. Aquella mañana Eiichi cumplía ocho años y mi padre quiso hacer realidad su sueño de volar, siempre quiso ser piloto. -Su voz se emocionó al recordar- Una ráfaga de viento desestabilizó la avioneta, mi padre perdió el control y no pudo evitar estrellarse. Mis padres y mi hermano murieron debido al impacto.

-Lo siento... no sabía... -ahora comprendía un poco mejor el carácter huraño de su kitsune. Le estrechó más aún contra su pecho.

Permanecieron en rato en silencio, hasta que Hanamichi recordó que tenía que pensar que ropa llevar al día siguiente.

-Kaede... guapo... tengo que dejarte. Tengo que avisar a mi madre y a mi hermano y seguro que se desatará un caos pensando que llevaremos puesto. Bueno, mamá ya lo tiene, pero nosotros.

-Si no te molesta lo he pensado por vosotros -musitó Kaede, se levantó y sin soltar su mano le llevó hasta su dormitorio, sobre la cama estaban dispuestos dos paquetes, levantó las tapas para mostrarle su contenido.

-Son preciosos..., pero... no deberías hacer tanto gasto, no quiere que por nuestra causa te veas en dificultades.

Kaede sonrió.

-Si te gusta esta por bien empleado. Y no te preocupes, aunque es lamentable decirlo de ese modo, mi padre me ha dejado bien situado económicamente. -no mencionó que aunque no fuera así sus abuelos no permitirían que le faltara lo más minimo.

Una hora después Hanamichi entraba en su casa, llevando bajo el brazo los dos paquetes que le había regalado su novio, a modo de adelante a la ceremonia que deseaba llevar adelante.

-Mamá... Hirokichi... mañana me caso -anunció alegremente.

-¡¡¡Quuuuuuuuueeé!!!

-Eso... Kaede me lo ha pedido y le dije que si.

-Te irás a vivir definitivamente con él? -preguntó su hermano.

-Todavía no lo hemos hablado, supongo que si. Me ha dado esto para ti -dijo entregándole su obsequió.

-Para mí? -preguntó sorprendido. Cuando abrió el paquete sus ojos brillaron ilusionados- ¡Un yukata! Siempre quise tener uno... -exclamó al instante de ver la expresión en el rostro de su madre- Mamá no te apenes, nunca he lamentado no tenerlo, siempre hay cosas que desearías tener pero no eso no quiere decir que lamento no poseerlas, siempre nos has dado lo que era realmente necesario y eso es lo más importante. -la abrazo cariñoso para hacerse perdonar por hacerla sentirse mal.

A la mañana siguiente Harukichi luciendo con orgullo su nuevo kimono de verano, su cabello recogido en un armonioso peinado con su kansashi y sus pies cubiertos con sus tabis y getas salía de su piso y bajaba las escaleras reposadamente mientras Hirokichi y Hanamichi lo hacían tras ella cargando un par de canastos conteniendo viandas y bebidas para el picnic al que les había invitado Kaede, ella en cambio, sostenía en un mano un pañuelo doblado que apretaba contra su pecho.

Hanamichi llevaba un yukata de color azul oscuro, con cañas de bambú estampadas de color blanco, su obi era también azul, en cambio, su hermano pequeño llevaba un yukata de color verde, con un estampado de hojas de hinoki.

Frente a la puerta de entrada del edificio esperaba un elegante vehículo, que llamaba la atención de los chiquillos del barrio, algunas vecinas se asomaron a sus ventanas y pudieron verles subir al coche, mientras sostenía el chofer la portezuela y luego se encargaba de guardar en el maletero los canastos con comida.

Harukichi se sintió tratada como una verdadera señora, más tarde comprendió cuando el trayecto en coche se alargó la razón que tenía Kaede al enviarles un coche. En el asiento frente a ella, Hanamichi y Hirokichi iban haciéndose bromas uno al otro y disfrutando del confort que proporcionaba el vehiculo.

Una hora y media después, el conductor se apartó de la carretera principal tomando un camino secundario que bordeaba un muro rematado con un techo de madera tallada con dragones y que se extendió durante aproximadamente un kilómetro de largo.

-Quién vivirá ahí? -se preguntó Hirokichi sorprendido por la magnificencia que se adivinaba con solo ver el exterior.

-Alguna ricachón que no sabrá que hacer con tanto dinero... -le contestó Hanamichi mirando por la ventanilla hacia el exterior. De pronto una figura parada ante la entrada a la propiedad llamó su atención- Ese no es... Kaede? -preguntó sin ocultar su asombro.

-Si no te lo han clonado es él -confirmó Hirokichi igual de asombrado que su hermano.

El coche se detuvo a poco de penetrar en la propiedad. La puerta fue abierta desde el exterior por el propio Kaede.

-Bienvenidos.... -estiró la mano hacia dentro para ayudar a descender a Harukichi.

Hanamichi se fijo que Kaede llenaba un yukata totalmente blanco, sujeto con un obi de igual blancura. Viéndole le recordó una novia virginal y supo que como una novia se presentaba ante él.

-Kaede... es alguna broma? -no pudo menos que preguntar.

-No.

A pocos pasos de ellos dos hombres mayores, vistiendo también yukatas de finas telas, se acercaron.

-Rukawa Takamichi es el padre de mi padre -presentó Kaede- y Ooshiro Toshimichi, mi abuelo materno.

Hanamichi retrocedió un paso dejando delante a su madre.

-Mi madre Sakuragi Harukichi, mi hermano pequeño Sakuragi Hirokichi y mi nombre es Hanamichi -hizo las presentaciones.

Todos se saludaron ceremoniosamente, antes de entrar en confianza.

Durante el rato que permanecieron allí, Hanamichi no dejo de advertir que entraban familias enteradas, ya fuera en coche o a pie, llevando consigo todo lo necesario para pasar el día.

-Es como una tradición, durante una semana se abren los jardines y el parque, se permite la entrada a cualquiera que desee disfrutar de esta jornada -comentó Kaede al notar su extrañeza.

Fue entonces cuando Hanamichi siguió su mirada viendo el extenso parque que rodeaba la casa lleno de cerezos en flor, bajo ellos se distinguían los diversos grupos que habían acudido allí. Entonces comprendió que el camino que había recorrido durante un buen trecho y el muro que había llamado la atención de su hermano bordeaban una extensa propiedad, recordó su comentario acerca del ricachón.

-Esta es tu casa?

-Si. Cuando quede solo mis abuelos quisieron que me fuera a vivir con ellos, y por ese motivo tuvieron algunos encontronazos verbales, así que les propuse que fueran ellos quienes vinieran aquí conmigo. Esa idea les gusto y desde entonces estamos juntos, excepto cuando comencé la preparatoria y me traslade a mi piso para estar cerca de Shohoku.

-Kaede eres una caja de sorpresas -comentó echándole el brazo alrededor de la cintura, acercó su boca a su oído y le susurró- El blanco te sienta hermoso, te he visto como una novia virginal que sale al encuentro de su esposo.

Kaede sintió un escalofrío delicioso al sentir su cálido aliento susurrándole roncamente esas palabras.

-No soy virginal...

-Para mi si...

-Hola Hanamichi... -Yohei interrumpió sin saberlo el romántico momento.

-Hola, amigo... habéis llegado pronto y estáis todos... -se fijo en que no estaban solo sus amigos sino también sus padres y hermanos.

Todos los grupos tenían sus manteles extendidos bajo los sakuras, notó que Kaede había tenido con toda seguridad la preferencia de reservar para ellos ese espacio.

Su madre departía amigablemente con los abuelos de Kaede que parecían disputarse el honor de agasajarla.

En el transcurso de la mañana y la tarde Hanamichi y Kaede apenas si se separaron, a su alrededor ocurría de todo, más ellos solo tenían ojos para si mismos. A veces Hirokichi o alguno de la gundam se acercaba para proponerles dar un paseo, y que se resignaban a seguirles la corriente. Hanamichi no dejo de advertir que Kaede había tenido la delicadeza de hacer servir primero las viandas que había llevado su madre, después continuaron llevando bandejas y cuencos con los más deliciosos manjares.

Y llegó la noche, y la gente continuaba allí, nadie quería marcharse, el hanami continuaba también por la noche y se llamaba yozakura, fue entonces cuando Kaede tomó de la mano a Hanamichi y le condujo hasta un resguardado rincón, donde se había montado el altar de los ancestros, allí había varios retratos, y Hanamichi supo que eran los padres y el hermano de Kaede.

Se situaron ante el altar, y supo que no estaban solos cuando comenzó a escuchar susurros y murmullos y el arrastrar de pisadas que pretendían no ser notadas.

Hubo una persona que se acercó a ellos, la mamá de Hanamichi, quien con una suave inclinación extendió sus manos hacia delante, entregando a Kaede un pequeño envoltorio que desde un principio había conservado cuidadosamente esperando el momento para dárselo.

Kaede lo aceptó y al momento desenvolvió el pañuelo de seda y en su interior encontró dos alianzas primorosamente labradas.

-Arigatoo -supo que se trataba de un obsequio muy querido porque no dejo de advertir la mirada sorprendida de Hanamichi y así lo expresó el joven al decir.

-Madre, deberías entregárselas a la futura esposa de Hirokichi. Es su herencia, lo único que valor que posees.

-No..., lo hemos hablado y esta conforme con que sea vuestras alianzas de compromiso.

Hanamichi miró hacia su hermano con agradecimiento.

Harukichi retrocedió unos pasos para dar protagonismo a los jóvenes contrayentes.

-Esto es algo inusual... -murmuró el joven aspirante a monje budista que se situó delante de ellos- y bien sabéis que nada de lo que se haga o diga aquí tendrá valor legal, solo tendrá validez en vuestros corazones, tendréis como testigos de vuestra unión a vuestros padres, por ello yo os haré una pregunta. Tomaos de la mano y responded tal como os dicte vuestros corazones. Kaede, aceptas a este hombre, Hanamichi, por esposo?

-Lo acepto. -dijo volviéndose para mirar a Hanamichi al tiempo que le colocaba la alianza.

-Hanamichi, aceptas a este hombre, Kaede, por esposo? -repitió mirando hacia el joven pelirrojo.

-Lo acepto. -tomó la mano extendida para poner en su dedo la alianza.

-Por la gracia que me habéis concedido vosotros mismos, ante vuestras familias y amigos a partir de este instante os declaro esposo y esposo. El novio puede besar a la novia -dijo con una sonrisa.

Al oír tal expresión Hanamichi no pudo evitar sonreír, se volvió hacia Kaede, sus brazos le rodearon atrayéndole contra su cuerpo, sus labios se posaron en los suyos dándole un apasionado beso antes los gritos de entusiasmo de su gundam y las hurras de Hirokichi.

Al apartarse, vió el rubor que encendían las pálidas mejillas de su hermoso Kaede, las acarició con ternura.

-Aishiteru, Kaede.

-Aishiteru, Hanamichi.

Y la fiesta se prolongó durante el resto de esa noche, pero ellos no estuvieron presentes, un coche deportivo de color rojo estaba detenido ante la puerta principal, debido a su minoría de edad no les estaba permitido conducir, por ello un invitado de excepción hizo de chofer para ellos, el entrenador Anzai, que les esperaba ante el volante para llevarles a su nueva casa. Lugar solo conocido por Kaede e indudablemente también por el gordito. Tenían dos días para ellos solos, luego volverían a la preparatoria, y a sus habituales ocupaciones, estudio y basquetball. Dando la noticia a sus compañeros de equipo.

-Hemos llegado... -avisó el entrenador Anzai mirando a través del espejo retrovisor, fijándose en los dos jóvenes que habían permanecido en silencio durante todo el trayecto. Al ver sus miradas supo que no necesitaban las palabras para expresar lo que sentían y comprendió que de alguna manera supo que estaban destinados a compenetrarse y que su unión beneficiaria al equipo porque a partir de entonces todo sería diferente.

No se había equivocado respecto a Sakuragi, en cuanto a Rukawa fue una sorpresa conocer lo que ahora sabía de él. Ooshiro Toshimichi era su amigo desde los tiempos universitarios, conocía el trágico fin de su hija, su yerno y su nieto, mas nunca supo que Rukawa era el nieto superviviente, del que hablaba con tanto cariño y por que el que mostraba preocupación cuando le mencionaba, aunque Toshimichi nunca lo hubiera reconocido ante nadie.

Salió del coche y abrió la portezuela de atrás, se inclinó para hablar.

-Sakuragi, Rukawa...

Al escuchar sus nombres parecieron emerger de un sueño.

-Pensáis quedaros en el coche el resto de la noche? -preguntó con cierta ironía que no paso desapercibida para ambos jóvenes.

Hanamichi se apresuró a descender, al momento su vista quedo fija en lo que veía, y como si pensará que estaba equivocado miró a su alrededor sin ocultar su sorpresa.

-Nani!? Este es mi barrio... aquí... -miró el portal de su edificio, donde siempre había vivido con su familia.

-Aha... acaso creiste que íbamos a vivir en otro lugar? Ahora que he encontrado una verdadera familia? -preguntó Kaede, entregándole la llave del piso que Harukichi le había entregado momentos antes de subir al descapotable.

-Y tu piso? -preguntó sorprendido.

-Estoy pensando en alquilárselo a un joven que busca independizarse...

-Ah!! -supo que se refería a Yohei.

Y poco después de traspasar el umbral de la casa como rige la tradición, con la novia en brazos, Hanamichi y Kaede dieron los primeros pasos para afianzar una vida en común que se esperaba venturosa, ellos pondrían todo de su parte para que así fuera.

Una larga vida juntos confirmó ese deseo.

Fin

14 de marzo de 2008

Paz

Notas finales:  

Glosario

Tombo: Libélula

Hinoki: Variedad del ciprés.

Hanami: tradición japonesa de observar la belleza de las flores, sobre todo a contemplar los cerezos en flor.

Yozakura: cerezos de noche, es la continuación del hanami.


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