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Encontrando el Sol perdido por liuny

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Notas del fanfic:

¡¡¡¡Arghhh!!!! ¡¡¡No me sale el puto resumen!!! ¡Que frustración!

Atentamente. Liuny. 

Notas del capitulo:

XD Lo siento, tenía que subir esta historia. Esto es un proyecto ambiocioso que siempre quise llevar a cabo. ¡Le ruego a Dios, a los ángeles y a mis musas que lo lleven con bien! Porque, me chiflan esas cosas.

Lo usual, disfruta leyendo, y has lo que quieras luego de allí ^_^

Atte. Liu

Encontrando el Sol perdido

Summary: La tierra por fuerzas mayores, tuvo que ser abandonada. Ahora, los ‘seres humanos’ viven desperdigados en el universo, sin embargo, una nueva esperanza surge, para salir del yugo en el que llevaban demasiado tiempo para recordar: La profecía del Rey del Sol.

— ¡Gracias por salvarnos!

— Que suerte que estaba pasando por allí.

— ¡Realmente! ¡Qué suerte! ¿Verdad que fue una suerte?

— Sí… como sea…

— ¡Oye! ¡Ten un poco más de consideración! —Le regañó, dándole un golpe en la cabeza.

— ¡Oye!

— Oye te digo yo a ti. Aparte de que nos pierdes, andas con ese mal humor tuyo, y ese horrible ceño fruncido. ..

El desconocido que los había auxiliado de aquel alienígena, los miraba atento, lo suficientemente divertido como para no poder disimular una sonrisa en sus labios. El hombre al que regañaban, cruzó sus miradas, encontrándose con unos extraños ojos dorados. , Dorado, inclusive el tono metalizado estaba inmortalizado en sus irises. Su cabello, era literalmente como si estuviese mirando el sol, efecto exagerado porque, una de las estrellas sol del planeta en el que se encontraba irradiaba su luz amarillenta. Era un tanto andrógino pero, tampoco era para confundirlo con una mujer. Una sonrisa un tanto pícara y divertida volvió a asomar en sus labios, logrando que su ceño volviera a fruncirse.

— Por favor, no me mires como si me fueras a asesinar en cualquier momento —Le pidió en tono bromista. Los ojos azulados del otro se reviraron en actitud displicente.

— ¡Mooo! ¡Eres de los que no hay! Perdónalo… siempre ha sido así. No es mala gente, sólo es…

— ¡¿Sólo soy qué?!

— ¡Ahhh! —Gritó, escudándose en su nuevo salvador de ojos dorados—. Por cierto, mi nombre es Breck.

— Yo soy Eilaan, mucho gusto.

— El idiota mal agradecido que vez allí refunfuñando es Aindreas.

— Diablos, Breck no le des nuestros nombres a un desconocido…

— ¿Y por qué, no? Él también nos dio el suyo —Puntualizó, mirándole con sus ojos verdes, mientras sentía la rabia irradiar por parte de su amigo.

— ¡¿Y NO TE HAS PUESTO A PENSAR QUE POSIBLEMENTE SEA UN NOMBRE FALSO, PELMAZO!?

— ¡Hayyyy! ¡Eilaan! —Soltó mientras volvía a usar de escudo al rubio.

— Bueno, vale, haya paz… y ¿Qué hacen aquí?

— Buscamos algo.

— Breck —Gruñó a punto de ir a matarle.

— No creo que tengan mucha suerte aquí. En este planeta no vive mucha gente… —Les informó agarrando al ojiazul, para evitar que matara a Breck.

— ¿Y tú no eres de aquí? —Preguntó el ojiverde curioso resguardándose en un escudo azul que aparecía de tanto en tanto ante los ataques de Aindreas.

— ¡Para nada! Me moriría del aburrimiento, si tuviera que vivir en este lugar.

— ¿Y entonces qué haces aquí? —Inquirió con un tono bastante agrio el de ojos azules y cabellos chocolate.

— Soy…

— ¡¿Un navegante?!

— ¿Cómo adivinaste? —Preguntó curioso el rubio.

— ¿No es esa tu nave? —El aludido volteó. Y sí, efectivamente allí estaba su nave.

— ¿Y cómo adivinaste eso?

— ¡Se parece a ti!

— ¿Qué clase de respuesta es esa? —Preguntaron Aindreas y Eilaan al mismo tiempo.

— Jiji ¿Una respuesta?

— Ah… claro… —Siguieron los dos.

— Por cierto —Dijo de repente Breck, enseriándose—. ¿Crees que podríamos contratar tus servicios?

— Claro… depende de a dónde quieran ir.

— Queremos ir a la galaxia MX-650.

— ¿Están locos?

— Claro que no… necesitamos llegar lo más rápido posible.

— Sin contar con que es un suicidio tratar tan siquiera de hacer un salto hiperespacial a ese lugar, ¿Qué buscan allí?

— Lo que busquemos allí, no es tu problema —Cortó el ojiazul—. Y tú Breck, deja de decidir las cosas por ti solo…

— Momento ¿Puedes hacer un salto hiperespacial?

— Que no estás oyendo que es un suicidio tratar de hacerlo —Le repitió Eilaan.

— Y deja de estar soltando a dónde vamos a cada persona que conoces. ¡No sé para que dejé que me mandaran contigo!

— ¡Cállate Ai! ¿Podrías?

— ¿No te das por vencido?

— NO.

— Vale, sí, sí podría. No lo voy a hacer.

— Te pagaré el doble de lo que diga el regulador.

— ¡Breck!

— Te dejaré en el satélite MX-3…

— ¡¿QUÉ?!

— ¿Cómo que, qué? ¿A dónde quieres llegar? ¿A Orión-Omega? —Preguntó con burla.

— ¿Puedes?

— ¡MALDITA SEA, BRECK, MANDA UNA SEÑAL DE HUMO AL ESPACIO PARA QUE TODOS SEPAN A DÓNDE VAMOS! —Comenzó a zarandearle bruscamente, mientras que Eilaan, se introdujo en la pelea para evitar que el moreno desmembrara al ojiverde.

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— No puedo creer que me haya dejado convencer —Murmuró con una mano crispada, en la cara; sentado, esperando a que la nave que los iba a llevar a su destino, despegara.

— ¡Genial! Tu nave está, ¡genial! —Cuando iba a tocar el control general, sintió una patada en el rostro.

— No toques… —Le regañó el de ojos dorados, manteniéndolo fuera de rango, con los brazos cruzados.

— ¡Que malo! —Le hizo saber, haciendo pucheros.

— ¿Cuántos años tienes? ¿Doce?

— No. Tengo veinticinco.

— ¿¡Qué?!

— Yeup…

— Breck… dale tu tipo de sangre, dirección de domicilio, electrónica, DIN y seguro social…

— No me caes bien, Ai…

— No me digas Ai.

— ¿Y por qué no, Ai?

— Chicos, paz. Paz… no quiero que mi nave sufra daños por esta tontería.

Miau… los dos forasteros voltearon a ver de dónde provenía el maullido.

— ¡¿UN GATO!? —Gritaron Breck y Aindreas, yéndose a verlo más de cerca. El rubio los miró como si de repente les hubiese salido tentáculos en la cara.

— ¿Es… es de verdad? —Murmuró el de ojos verdes, acercándose a picarle con un dedo.

— No… es una alucinación… y ya, siéntense que voy a despegar, y no me interesa si terminan contra la escotilla.

— Despegue en veinte segundo —Comenzó a contar la computadora.

— Vamos a MX-650, Hellas —Le dijo en voz baja al gato, mientras que los otros dos, andaban corriendo a ponerse los cinturones de seguridad, para evitar colisionar. Los ojos del gato, los cuales eran de un color glauco muy saturados y brillantes, comenzaron a tener interferencias, que parecían rayas azules tornasoladas, a pasar a altas velocidades.

— ¡Cero! —Y la nave arrancó con un fuerte sonido—. Estabilización de motores fuera de la estratósfera, preparando la cuenta regresiva para entrar en el ambiente de cuerdas. Destinación MX-650, calculando aproximación básica, salto con seguridad de un 11,592% milésimas: MX-3.

— Desbloqueo de todos los patentes de seguridad.

— Desbloqueando. ¿Contraseña de Administrador?

— Solar. Destinación Orión-Omega.

— Acceso concedido. Salto a la galaxia MX-650, punto final: Orión-Omega con probabilidad de éxito: 0,12% esperando autentificación… —Eilaan volteó a ver a los otros dos.

— ¿Seguro que quieren que haga ese salto?

— ¿0,12? —Pronunció Breck—. Jamás pensé que fuera tan poco… Aind….

— No nos podemos arriesgar tanto. ¿Qué es lo más cerca que dice la computadora que podemos llegar?

— MX-3…

— ¡Eso es demasiado lejos! —Le hizo saber el ojiverde, preocupado.

— El Sol de 650 está en estado Supernova… ninguna computadora puede calcular su vuelta en agujero negro. Actualmente es como entrar en un juego de azar. La gravedad es demasiado potente.

— ¿Ya cayó en supernova? —Preguntó consternado Aindreas.

— ¿Bueno y dónde demonios estaban ustedes?

— ¡Perdidos!

— ¡Cállate Breck!

— Salto a MX-650 punto final: Orión-Omega, cancelado por falta de autentificación. Restaurando limitaciones de seguridad y confirmando nueva ruta…

— ¿Podemos utilizar tu teléfono? ¿Por favor? —Pidió el ojiazul.

— Sí, claro…

— En… ¿Privado? —El rubio reviró los ojos y se fue de allí.

Una pantalla salió del control principal, con un protector de pantalla que tenía unos puntos suspensivos que aparecían secuencialmente, y un teléfono sintetizado se movía, esperando que la llamada cayese.

— Comandante Tresh —Saludó militarmente Aindreas.

¡GENERAL HEGDE! ¿DÓNDE DEMONIOS SE HABÍA METIDO?

— Hola Sully —Saludó de lo lindo Breck.

¡¿BRECK QUE CARAJOS HACES CON HEGDE, TODAVÍA!?

Co…comandante, cálmese…, le va a dar un ataque —Escucharon que decían fuera del rango de la pantalla. En ese momento apareció un hombre de cabellos largos azules y lentes.

— ¿Frey? —Preguntaron los dos que estaban en la nave.

General Hegde, Doctor Kerins. Qué alivio saberlos vivos.

— MX-650 está por desaparecer…

Ya lo sabemos… llevamos tratando de avisarles que es inútil y que su sol estalló en supernova desde hace un mes.

¡HEGDE, BRECK VUELVAN INMEDIATAMENTE, LOS QUIERO AQUÍ YA!

— ¡Sí, Comandante!

Calmase, señor… por favor, no es bueno para su salud

— ¡Y una mierda pitzser…! ¡LARGO DE AQUÍ! —Y la llamada se cortó.

— Entonces… ¿Regresamos a casa? —Preguntó el ojiverde sonriente. Lo único que recibió fue un suspiro de resignación por parte del moreno.

— ¿Tenemos destino nuevo?

— Sí… nos vamos a SK-2050

— ¿Vamos a Elustree?

— ¿Algún problema? —Cuestionó con su tono molesto de siempre.

— Para nada. Hellas, fija coordenadas: 222-alpha-20.0.0.20. SK-2050.

— Salto a Elustree en veinte segundos… —Respondió la computadora—. Liberando las trampas de cuerdas, abriendo los propulsores. 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1. Entrando en hiperespacio —Eilaan se sentó en su silla.

— Encender vista exterior.

— Programando sensores exteriores, llegada aproximada en media hora, velocidad estimada actual, doce amperios menos para entrar en la velocidad lumínica.

— ¿Qué programa utilizas? —Preguntó Breck curioso.

— Yo mismo cree el sistema…

— Pues, felicidades. Es… extremadamente versátil. ¿Se llama Hellas la computadora?

— ¿Ah? ¡Claro que no! Hellas se llama mi gata —Le dijo pegándole el felino en la cara.

— Breck, siéntate y cállate de una buena vez.

— ¡Que aburrido eres! Ai.

— ¡NO ME LLAMES AI!

Eilaan suspiró y dio vuelta para quedar frente a los monitores, mirando la interface del hiperespacio un tanto perdido, obviando la pelea de atrás.

TBC…

 


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