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El Cuervo Y La Mariposa por Nessa Yaoi

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Notas del capitulo:

¡hola a todos! y especialmente a ti Sakura, creo que cumpli con lo prometido,  espero que te halla gustado la historia que escribi para ti,  no me fue dificil ya que tenemos los casi los mismos gusto,  en este momento estoy desarroyando otra historia con otros de tus personajes favoritos que espero tambien disfrutes.

es todo por ahora, que sigan bien y chaito... besosss.

                                                Nessa Yaoi

 

                     El Cuervo y La Mariposa

                                  Aprendiendo Uno Del Otro

 

- ¡si vuelves a decir eso, te pateare el trasero hasta que me canse! ¿Escuchaste? -  gritaba Naruto con las venas hinchadas y el rostro convulsionado.

El chico al que iba dirigido todo ese enfado lo observaba sin inmutarse,  solo lo observaba,  Sakura  tensaba los músculos de su cuerpo tratando de controlar el deseo de golpear a   dicho chico por sus comentarios y hacer enfadar al rubio.

- ¿Naruto? ¿A dónde vas? - gritaba la Haruno al ver alejarse al ojiazul por el camino.

- ¡algún lugar en donde no tenga que ver a ese!! - desapareciendo cual nube de humo.

La Haruno dio unos pasos hacia el causante de la fuga del gitsune y agarrándolo por el pecho lo encaro echando insultos y maldiciones por sus ojos,  no iba a permitir que ese recién llegado perturbara la harmonía que existía entre ellos así como así.

- tu... mas te vale no molestar a Naruto de nuevo o... - intensificando su agarre - ... la próxima vez no será solo una advertencia - empujándolo al soltarlo.

- ¿tan difícil les resulta aceptar la verdad? Es un traidor,  y no hay nada que cambie esa realidad -  dando la respuesta lógica,  o la que solo su cerebro podía procesar.

- por todos los cielos,  chicos... ¿Qué no tienen compasión por un convaleciente? - decía Kakashi suspirando - "este debe ser mi karma,  se fue uno y aparece otro tan problemático como el primero... Naruto, debes olvidar a Sasuke, el nunca tuvo intenciones de volver cuando se marcho... debes aceptarlo" - pensaba el peligris mientras observaba a sus dos pupilos aun enfrascados en la misma discusión.

- Naruto es un tonto si piensa que todo seguirá igual que como al principio - tensando su cuerpo,  preparándose en caso de que la Haruno intentara golpearlo.

- ¡tu no entiendes nada! - apretando sus puños.

- ¡Sakura,  Sai,  es suficiente! ¿Cómo creen que podremos ser un buen equipo si nos la pasamos peleando? - dijo el peligris hablando muy seriamente.

- pero,  Kakashi-sensei,  el es el que se la pasa... - protestaba la pelirrosa.

- Sakura... - en tono de "se termino la discusión".

Media hora después de completo silencio mientras caminaban,  llegaron a las puertas de la aldea donde sorpresivamente el ojiazul los esperaba apoyado en una de ellas,  los ojos del rubio solo se centraron en la figura de Sai,  y este al igual también lo observaba,  Sakura paseaba su vista de uno a otro tratando de interpretar el intercambio de miradas entre esos dos y manteniéndose alerta por si tenia que intervenir.

- quiero hablar contigo - dijo con cara seria a su compañero de equipo para luego saltar al primer tejado que tenia cerca,  el moreno se quedo viéndolo por un momento - ¿a que esperas? - saltando al siguiente tejado.

- como gustes - hiendo tras el ojiazul.

- ¡Oe! ¿Quién les dijo que podían...? - gritaba el peligris a los dos fugados.

- ¿estarán bien esos dos?  ¿Naruto... hablar? Es extraño,  solo espero que no terminen peleando - comentaba Sakura de camino a la oficina de la Gondayme a entregar el informe de la misión.

- ya es hora de que madure,  tiene que entender que no todo se arregla a los golpes - sentenciaba Kakashi,  la pelirrosa solo se encogió de hombros.

Naruto avanzaba tejado tras tejado y árbol tras árbol con Sai pegado a su espalda hasta llegar al sitio que tenia en mente,  el rubio se quito su mochila y la arrojo al suelo,  el moreno no acababa de entender el proceder del gitsune y solo espero ver el propósito de dicho comportamiento por parte de su compañero.

- te traje aquí para que nadie pudiera interrumpirnos - parado frente al moreno.

- ¿interrumpir que? - abriendo un poco sus piernas a la expectativa de cualquier signo de agresión por parte del rubio.

- no te confundas,  no te traje aquí para pelear contigo... solo quiero aclarar algunas cosas - sentándose en la hierba.

- ¿aclarar que? - sin moverse de su posición a espaldas del gitsune.

Naruto volteo su cabeza - ¿te has dado cuenta de que usas pocas palabras al hablar? Es realmente molesto ¿sabias? - volviendo a su posición inicial   pasando sus dedos por  la  hierva.

- tu usas demasiadas. ¿Me trajiste hasta aquí para decirme eso? - acercándose un par de pasos.

- no,  pero no pude resistir el mencionarlo... en fin,  quiero hacer... ¿podrías al menos ponerte frente a mi? ¡Es muy difícil hablarle a alguien a tu espalda,  demonios! "¿en que rayos estaba pensando cuando creí que podría llevarme bien con este insoportable baka?" - pensaba mientras movía de un lado a otro su cabeza con los ojos serrados.

- ¿y bien? - pregunto el moreno sentado frente a el y poniendo toda su atención en lo que, imaginaba,  seria una tregua.

- ah si,  te decía... ¿Qué era lo que...? - perdido ante la sorpresiva cercanía de Sai y la intensa mirada de este sobre el - ¡ya recordé! Estamos en el mismo equipo,  y eso parece que será para largo,  así que tendremos que llevarnos bien... y para que eso suceda te propongo un trato... ¿Qué? - al ver que el moreno no despegaba los ojos de los suyos.

- continua - intensificando su mirada.

- claro,  ¿Cómo iba? "si sigue viéndome de esa manera,  lo golpeare" el trato es este...  tu no mencionas a Sasuke para nada y yo tratare,  en lo posible,  de trabajar  contigo... a menos que me provoques... ¿Qué te parece?  "¡y ya deja de mirarme así!"  - bajando la propia  al suelo.

- ¿crees que al no mencionarlo,  olvidaras todo lo que hizo? Eres una persona bastante complicada - inclinándose un poco hacia el.

- ¿complicado? ¡Antes de hablar de personas complicadas será mejor que te mires en un espejo,  baka!! - gritaba el gitsune arrancando la hierba bajo sus dedos.

- aceptare tu trato con una condición - Naruto lo miro extrañado.

- ¿condición? ¿Y seria...? - intrigado en saber que podría ser lo que Sai pretendía.

- que me permitas probar a tu lado lo que es tener un amigo cercano... tal como y hiciste con el.  ¿Aceptas? - mirándolo a los ojos sin siquiera pestañear.

- ¿p-porque pides eso? - no sabiendo a que venia semejante condición.

- ¿te molesta? No creo ser tan diferente al Uchiha en ciertos aspectos - decía con toda confianza.

- son tan distantes como el camino de la tierra a la luna - resoplaba el rubio.

- nómbralas - queriendo tomar nota mental de lo que tendría que cambiar y lo que debía permanecer igual.

- ¿Qué cosa? - mirándolo directamente esta vez.

- las diferencias,  nómbralas - mostrando algo de ansiedad en su mirada.

- eso es fácil,  veamos... admito que es tan serio como tu,  pero al menos el sonreía de vez en cuando,  sobre todo cuando era de mi - dijo las ultimas palabras con algo de amargura.

- practicare - contesto el moreno.

- ¡eso no es algo que se practica,  sale naturalmente! - Empezando a impacientarse - no importa,  solo demos un paso a la vez y veremos como salen las cosas - dijo el rubio dejándose caer en la hierba - solo espero que no quieras asesinarme algún día - recordando la pelea con el azabache.

- ¿Por qué crees que no lo hizo? - poniéndose a la par del rubio y acostándose también.

- quizás pensó que no valía la pena - serrando sus ojos.

- no te quería - seguro de sus palabras.

- ¿a que viene eso? - echando su cabeza hacia el lado de Sai.

- no se hace daño a las personas que se quieren...  ¿cierto? Al menos es lo que he escuchado por ahí   - también volteando su rostro hacia el rubio,  ambos se miraron a los ojos por unos instantes perdiéndose en sus colores el uno del otro.

- lo cierto es que es tarde y tengo hambre "¿Qué fue eso? Extraño, extraño" - pensó recogiendo su mochila del suelo.

- ¿quieres comer conmigo? - poniéndose a su lado, Naruto dio un paso atrás.

- ¿eh? - No pudiendo creer lo que escuchaba - "¿Qué pasa, porque?" - pensando en que responder.

- simplemente es algo... con lo que podríamos comenzar nuestro trato, yo invitare el ramen ¿es tu plato favorito,  no? -  al gitsune le brillaron los ojos ante la palabra "ramen".

-  ¡para luego es tarde! ¿A que esperamos? - agarrando por la muñeca al moreno y echando a corres,  el corazón de Sai comenzó a latir violentamente.

En un dos por tres se trasladaron desde la montaña de los Hokages hasta el Ichiraku,  destino permanente del estomago del rubio,  ambos se sentaron a la barra,  y sin siquiera decir palabra un tazón de ramen de su sabor favorito apareció ante el,  no obstante el dueño sabia muy bien los gustos de tan asiduo cliente como lo era el rubio,  Sai se maravillaba al ver el rostro de felicidad del rubio tan solo al disfrutar de su plato favorito.

- ¿no vas a comer? - al no ver ningún plato frente al moreno.

- no me agrada  el ramen,  no te preocupes por eso,  solo come - apoyando su cabeza en su mano.

- en eso si que te pereces a el... tampoco le gustaba el ramen - murmuraba el rubio.

Al escuchar la comparación Sai se decidió - ¡deme uno por favor! - pidió al dueño.

- ¿no dijiste que...? - viendo al moreno muy dispuesto.

- lo hare por ti  "no quiero hacer cosas que te recuerden al Uchiha, no quiero que veas en mi a ese desertor, si por mi fuera te lo borraría de la mente por completo" - haciendo el intento por sonreír al tiempo que se sentía  extraño ante sus propios pensamientos.

- c-como quieras "esto se esta poniendo cada vez mas extraño, no  acabo de entender que es lo que tiene en la cabeza,  debería pellizcarme para comprobar si duermo o estoy despierto... pero por si acaso,  primero me terminare el ramen" - pensaba su cabecita rubia anteponiendo la comida a la duda.

- delicioso,  desde ahora la anotare como una de mis comidas favoritas - comentaba Sai degustando el ultimo sorbo del tazón.

- ¿verdad? ¡Esto es vida! No hay nada como un buen plato de ramen para recuperar las energías - comentaba el ojiazul con entusiasmo mientras levantaba sus brazos al cielo.

El sol comenzaba a ocultarse cuando acabaron de cenar,  el moreno pago la cuenta, ya que fue el que invito,  y abandonaron el Ichiraku despidiéndose del dueño,  Naruto caminaba con sus manos en los bolsillos y el moreno a su lado.

- ¿y ahora que? - pregunto Sai.

- ¿Cómo que ahora que? Me voy a casa a dormir,  aprovechare que mañana tenemos el día libre para descansar al máximo y... ¡rayos! ¡Olvide que hoy fumigarían los departamentos y tampoco habría agua, demonios!!! -  gritaba estrujándose el cabello.

- ven a mi casa - Naruto del tiro quedo inmóvil.

- ¿Q-Que dijiste? - balbuceaba el rubio.

-  es eso o el rio,  y en esta época... no tienes cara de ser un monje budista (los que se ponen bajo el agua helada)  tengo un futon extra - hablando de los mas sereno.

- no importa,  ya me las arreglare - sonriendo con nerviosismo.

- ¿significa que rechazas lo que te estoy ofreciendo? Entonces no hablabas en serio cuando dijiste que intentarías ser mi amigo - sintiéndose indignado sin saber la razón.

- yo... este,  es un poco precipitado... ¿no te parece? - Mientras rascaba su cabeza tratando de disimular su nerviosismo mezclado con incredulidad - "ni siquiera conocí la casa de Sasuke en todo el tiempo que permanecimos juntos como equipo" - su confusión seguía en aumento.

- ¿Por qué precipitado? - poniéndosele muy cerca al rubio.

- acabamos de hacer las paces,  por así decirlo, ¿y ya quieres que valla a tu casa? - dándole la espalda.

- no entiendo cual es el problema - agarrando al gitsune por el brazo y girándolo para que lo mirara.

- al parecer no entiendes muchas cosas,  veras... eso de quedarme en tu casa seria... ¿Cómo decirlo? Seria algo como muy... íntimo ¿comprendes? - quitando la mamo de Sai de su brazo.

- no te estoy pidiendo que duermas en la misma cama que yo,  eso si que seria intimo - a Naruto le subieron los colores a la cara.

- ¡no se trata de eso, baka! - Tragando saliva - ¡el solo hecho de quedarme en tu casa,  podría interpretarse como...! - se callo no sabiendo como terminar la frase.

- ¿Qué quiero sexo contigo? - al rubio casi se le salen los ojos de sus orbitas de tanto que los abrió.

- ¿Qué? ¡No confundas las cosas! - gritando hasta casi desgañitarse,  menos mal que no había nadie cerca o lo creerían loco,  mas de lo que ya lo hacían.

- entonces no entiendo el motivo de tu alteración - agarrando al rubio por el brazo y arrastrándolo  para que lo siguiera.

- ¡espera! ¡Oe! ¿A dónde me llevas? - protestando ante la insistencia del moreno en arrastrarlo con el.

- ya te lo dije,  te quedaras en mi casa - hablando tan apacible como era su carácter.

- ¡al menos deja que valla a la mía  por ropa limpia! - el moreno se detuvo.

- esta bien,  pero sin trampas ni...  iré contigo - no queriendo correr el riesgo de que desapareciera quien sabe a donde,  pensó mientras tomaba rumbo hacia la casa del rubio sin soltarle el brazo en ningún momento.

- ¿por quien me tomas? ¿Por un niño pequeño o algo por el estilo? - picado en su orgullo.

- no,  por alguien muy escurridizo...  cuando quiere - apretando un poco mas el agarre al brazo del ojiazul.

Dos calles mas caminando en esa situación llegaron a la casa de Naruto,  el olor a veneno para ratas estaba por todo el lugar,  por lo que el rubio debió ponerse un pañuelo en su nariz y boca para protegerse mientras metía una muda de ropa y otros efectos personales dentro de su mochila,  acabando lo que hacia de nuevo salió al pasillo quitándose el pañuelo y agarrando una gran bocanada de aire.

- espero que hallas puesto mas de una muda - dijo Sai al rubio cuando este dejo de ventilar sus pulmones.

 - ¿Por qué? - pregunto por la extraña sugerencia del moreno,  este señalo con su dedo un cartel en la pared al lado de la puerta del departamento - ¿Qué? ¿Tres días? ¡No puede ser! ¿Dónde se supone que pasare tres días enteros? - estrujándose el cabello mientras gritaba con frustración.

- Umm... - cruzando sus brazos el moreno.

- ¡ni siquiera lo pienses! - señalándolo con el dedo.

- un par de días mas no hacen la diferencia - haciendo un ademan con su mano - ¿estas listo? - acercándose al ojiazul.

- ¡ya te dije que...! - hasta ahí llego su alegato cuando el moreno lo agarro de nuevo por el brazo,  inmune a las protestas del ojiazul lo arrastro de nuevo consigo.

El departamento de Sai no quedaba lejos del de Naruto,  tan solo a un par de calles, podríamos decir,  al estar de nuevo afuera del edificio, el del rubio,  este podía sentir las miradas de los transeúnte sobre ellos haciéndolo sonrojar hasta la punta del cabello.

- "ese Sai,  por su culpa todos me están mirando de forma extraña,  mas de lo usual" ¡Oye! - haciéndolo detenerse.

El moreno miro a su alrededor a los que los conservaban con extrañeza - entiendo,  entonces... - dando un salto al tejado continuo al edificio de departamentos de Naruto llevando al rubio con el en dicho salto.

Todo lo que había ocurrido desde que decidiera hablar con el moreno y hasta ahora,  le hacían pensar al rubio que se encontraba en una dimensión desconocida,  o en el peor de los casos, en una pesadilla,  la insistencia de Sai estaba por demás fuera de toda lógica para la mente del ojiazul,  para Naruto no  era fácil entender esas situaciones tan complicadas y sin pies ni cabeza,  al menos tendría un techo en el cual cobijarse por los siguientes tres días,  pensó el rubio,  tras terminar con su rollo mental se dio cuenta que ya estaban en la puerta del departamento del moreno,  la cual abrió haciéndolo pasar.

- el baño esta por aquí - el gitsune miraba todo a su paso con gran curiosidad - enseguida vuelvo - dejando al rubio dentro del baño.

- esta muy... limpio al igual que el resto del departamento,  no se parece en nada al mío... chico ordenado - murmuraba mientras se quitaba la ropa.

- ¿sucede algo? - parado en la puerta del baño.

- ¡AAAH!! ¿Q-Que haces aquí? - tapándose con la cortina de la ducha.

- vine a verificar que hubiera una toalla con que secarte...  y en caso de que no,  traer una - sonando totalmente lógico con la prenda en la mano.

- ¿Qué no te enseñaron a tocar antes de entrar? - con la cara toda roja al percatarse de que el moreno lo había visto desnudo.

- era algo innecesario ya que la puerta estaba abierta - con sus ojos clavados en la figura del rubio.

- ¡innecesario mi trasero!! -  Arrebatándole la toalla de las manos al moreno - ¡pues gracias y adiós! - sustituyendo la cortina por la toalla para taparse y empujando al moreno fuera del baño.

- tiene un cuerpo increíble - murmuraba mientras se dirigía a la habitación - ¿yo dije eso? - sorprendido de escucharse a si mismo.

- ¿Qué demonios le pasa a ese individuo? ¿No sabe lo que es la privacidad? Creo que convivir con el durante tres días no fue buena idea - mascullaba mientras se pasaba la esponja por el cuerpo.

Entre sus cavilaciones,  el baño,   y reproches así mismo,  habían pasado al menos veinte minutos, en los que el moreno había permanecido con los brazos cruzados,  los ojos serrados y apoyado en la pared junto a la puerta del baño con una toalla en una de sus manos y una paciencia de santo.

- Umm... me siento como nuevo - dijo el gitsune estirando sus brazos al salir del baño con la toalla atada a la cadera.

- creí que estarías allí dentro por siempre - comento Sai,  aunque no sonaba a reproche.

- ¡por Kami-sama! ¡Deja de darme esos sustos! - grito el rubio con una mano en su desnudo pecho.

- solo fue un simple comentario - entrando al baño.

- ¡contigo nada es simple y...! ¡Se te olvido serrar la puerta! - viendo que comenzaba a desvestirse.

- no lo olvide,  así podre escucharte mientras sigues hablando -  bajando el cierre de sus pantalones.

- ¡y un pimiento! - Por no decir una grosería - ¡es cuestión de...! - trabándosele la lengua al ver al moreno en la tarea de poner sus manos entre la pretina del pantalón y su piel para bajarlos,  pero se detuvo para contestar.

- ¿de que? - Apoyando ambas manos en el marco de la puerta con los pantalones a medio abrochar y algo mas abajo de sus caderas - tu eres hombre,  yo también ¿Cuál es el dilema? - esperando una respuesta coherente por parte del ojiazul.

- ¡ese no es el punto! Es cuestión de... de... decencia... ¡eso es! ¿Entiendes? - afirmando con su cabeza como quien a dicho la mas grande verdad en todo el mundo.

- define decencia - dándole un dilema mas al rubio.

- por Kami... ¿crees que soy un maldito diccionario? - perdiendo la paciencia.

 - entonces no uses palabras que no puedas explicar - y ahí iba de nuevo.

- ¡por lo general,  las personas no se la pasan mostrándose desnudas unas  a otras! ¡No es normal! - mostrando una vena en su frente a punto de estallar.

- define normal - verdaderamente se estaba haciendo merecedor de una golpiza por parte del ojiazul.

- ¡Aaaah! ¿Otra vez con lo mismo? ¡Si sigues con eso te golpeare! -  tan cierto como que el agua es transparente,  y a parte,   no era para menos.

- te enfadas con gran facilidad ¿ya olvidaste el propósito de tu estancia aquí? Te lo recordare,  amistad,  cercanos... íntimos - comenzando a bajar su pantalón.

- ¡estoy a punto de olvidarlo,  y ya vete a bañar,  baka!!! - Gritando y serrándole de un golpe la puerta  en las narices al moreno -  ¡es el colmo,  hasta exhibicionista me salió el condenado!! - rezongaba dirigiéndose a la siguiente puerta que  pertenecía a la lo que supuestamente era la habitación.

Al entrar en ella se dio cuenta que el futon donde dormiría ya estaba dispuesto y listo para ser usado con su mochila encima de el,  saco la ropa que usaría para dormir, un pantalón corto y una camiseta sin mangas,  y se vistió mientras ojeaba el resto del recinto,  una cama pegada a una de las paredes,  un escritorio con su respectiva silla perfectamente ordenado al lado contrario de la cama, y un armario de puertas corredizas junto a la puerta  conformaban todo el mobiliario de dicha habitación,  ninguna fotografía o adornos en las paredes indicaban que nada que no fuera necesario podría encontrarse en el lugar.

- es bastante practico,  aunque... se siente algo impersonal,  como si nadie viviera aquí - fue su impresión al recorrer el departamento.

Tan solo una cosa había captado su atención cuando llego a la pequeña sala,  algo de lo que no se había percatado antes,  puesto que al entrar al departamento el moreno lo había llevado directamente al baño sin darle oportunidad a fijarse en nada más.

- valla,  hay muchos de ellos - fijándose en la doble fila de cuadros que adornaban una de las paredes de dicha sala.

- ¿te apetecería un te antes de dormir? - sobresaltando al gitsune que se giro rápidamente.

- ¡me vas a matar de un susto! ¿Tú caminas o te deslizas? ¡Avisa para la próxima o tendré que ponerte una campanilla en el cuello! - acercarse sin ser notado era parte de su entrenamiento,  no obstante era un anbu.

- sobre el te... - dirigiéndose a la cocina.

-  lo acepto,  algo caliente me caería bien... estos cuadros... ¿tu los pintaste? - pregunto,  ya que antes lo había visto dibujar durante los descansos en las misiones.

- así es... ¿por? - hablando desde la cocina.

- no se nada de pintura pero... me agradan...  aunque no todos - fijándose en algunos de ellos.

- ¿Por qué? - ofreciéndole la taza de te al rubio.

- pues... estos de aquí parecen ser algo... caóticos - señalando algunos de los lienzos.

- los pinto según mi estado de ánimo - sentándose en un gran cojín en el piso.

- pues te recomiendo visitar un sicoanalista,  por que déjame decirte que tienes una mente bastante alocada - arrimando el otro cojín junto  la pared para poder apoyar su espalda.

- ¿te parece? - fijando sus ojos negros en los cuadros antes mencionados por el ojiazul.

- Oooh si...  y con urgencia - decía mientras soplaba su te.

- ¿tu que pintarías... si pudieras,  claro? - sorbiendo el liquido caliente y poniendo de manifiesto la torpeza del rubio para ciertas cosas.

- ¿Qué quieres decir con "si pudiera"? - empezando a hervirle la sangre de nuevo.

- ¿acaso puedes? - poniendo la taza a un lado en el suelo.

- ¡claro que podría!... si me dijeran como - murmurando las ultimas palabras.

- ¿Por qué se te hace tan difícil admitir cuando no puedes realizar algo? Eso no te hace menos,  por el contrario,  significa que estas dispuesto a hacer el esfuerzo por aprender... y eso vale mas que cualquier cosa - mirando a los ojos azules,  que por una extraña razón,  al menos para el,  no podía dejar de mirar.

- desde que te conozco,  obviando la primera impresión... ya que me atacaste sin razón alguna,  es la primera vez que te escucho hablar tanto - sonriendo  con sinceridad,  característica innata en el rubio.

- es porque eres tu - levantándose y recogiendo la taza del suelo y la de la mano del gitsune para llevarlas a la cocina.

- ¿Qué? ¿Qué quieres decir con...? - completamente confundido por lo dicho por el moreno.

- hora de dormir - saliendo de la cocina después de lavar las tazas usadas,  chico ordenado.

Como era lógico,  Naruto no pensaba quedarse con la duda - ¡espera! No me... - unos golpes en la puerta interrumpieron la curiosidad del ojiazul.

Sai abrió la puerta encontrándose un nota en el suelo con el membrete de la oficina de la Gondayme,  y en ella unas instrucciones que debían seguirse al pie de la letra,  el rubio se acerco para ver de que se trataba.

- ¿Qué es? ¿Alguna misión? - Al fijarse en el sello de la misiva - ¡demonios,  se supone que mañana seria nuestro día libre! - pateando el suelo con enfado.

- por eso digo que siempre te precipitas sin conocer todos los detalles... y siempre sales lastimado por ello - terminando de leer la nota.

- ¿me vas a decir que es o tengo que adivinarlo? - hinchando sus cachetes como de costumbre cuando algo lo molesta.

- mañana habrá una reunión cerca del rio - explicaba el moreno.

- ¿y eso como para que? - intrigado.

- todos los equipos que no estén en misión deben asistir,  sin falta - continuando con la lectura.

- ¡esa Obacha y sus extrañas ordenes! ¿Qué es lo que será esta vez?  - interrumpiendo de nuevo.

- ¿no recuerdas que día es mañana? - interrogo el moreno.

- Umm... apenas si recuerdo lo que desayune esta mañana... o si en verdad desayune ¡ya déjate de tanto misterio y dime de que se trata,  Sai! - impacientándose a mas no poder.

- es una celebración - contesto Sai,  la atención del rubio se multiplico por diez.

- o sea... ¿Cómo una fiesta? - pregunto con una sonrisa de oreja a oreja.

- exacto,  una reunión con comida y... lo usual - doblando el papel y dejándolo en la mesita de entrada.

- ¡grandioso! - dando saltos como niño pequeño.

- ¿lo dices por la celebración en si,  o por la comida? - caminando hacia la habitación.

- ¡ambas! Con todo el tiempo que he pasado fuera  a causa de mi entrenamiento con Ero-sennin,  he tenido pocas oportunidades de gozar de las fiestas de la aldea - sentándose en el futon con sus piernas cruzadas.

- ¿es tan importante para ti? - haciendo lo propio en su cama con la almohada entre sus piernas y apoyando sus brazos en ella.

- ¡por supuesto! Es la más clara oportunidad de relajarse y compartir con los amigos a los que solo ves de vez en cuando a causa de las misiones - explicaba el rubio.

- entiendo,  pues es claro que esta vez la pasaras conmigo - colocando la almohada en su lugar y recostándose.

- como si tuviera alternativa - murmuro el gitsune al acostarse.

Cinco minutos después el ojiazul dormía como bebe,  al contrario de Sai que permanecía con sus ojos abiertos puestos en el ojiazul y su mente llena de interrogantes que no acertaba a contestar por mucho que se esforzara,  y todas ellas tenían que ver con su reciente,  impuesto,  por el mismo,   amigo intimo,  como el mismo lo llamo,  Naruto.

- "¿podría llamar hogar a este espacio, cuando hay alguien viviendo aquí además de mi? El corazón me dice que si pero la lógica me dice lo contrario, ya que es algo transitorio... inherente e ilusorio... - bajándose de la cama y poniéndose de rodillas al lado del lecho del ojiazul -... pero al mismo tiempo lo siento cálido y personal... es algo contradictorio en verdad... tu me haces experimentar las mismas sensaciones que tenia estando con mi hermano... iguales pero a la vez diferentes,  viejas pero nuevas en comparación... intenso y arrollador,  así eres tu" - acercando sus dedos al rostro del ojiazul hasta casi rozarlo,  pero deteniéndose al final sorprendido por su propia acción,  miro su mano por un momento y de nuevo se acostó en su cama.

- buenos días - sentado en el futon estiro sus brazos y bostezo,  girando su cabeza hacia la cama del moreno - ¿ya se levanto? ¡¿Sai?! - Viendo la cama completamente arreglada,  enrolló el futon y lo coloco dentro del armario - así  "el señor pulcritud"  no tendrá nada de que quejarse - palmeando sus manos.

Salió de la habitación en busca del moreno,  no estaba en la sala y tampoco en la cocina, al salir de ella y pasar de nuevo por la sala algo llamo su atención,  en la pared que albergaba los cuadros,  muchos lugares donde antes colgaban dichos cuadros estaban vacios,  a Naruto le resulto extraño pero no obstante se encogió de hombros y prosiguió,  solo quedaba un lugar por revisar.

- ¿estará en el baño? Pero me dio la impresión de que la puerta estaba abierta... aunque por lo sucedido anoche... no debo confiarme... ¡¿Sai?! - Tampoco estaba allí - ¿será que...? - mirando el reloj de la sala,  9:30 de la mañana - ¡el muy... se marcho sin mi!! - corriendo al baño a asearse y vestirse para salir corriendo como una exhalación rumbo al rio.

- ¡Naruto,  ya volví! Anunciaba el moreno desde la puerta con una bolsa en su mano - ¿Naruto? - Mirando por todo el departamento - al parecer ya se marcho - dijo apesadumbrado observando la bolsa en su mano.

- ¡buenos días para todo el mundo! - grito el rubio llegando al lugar de reunión que ya estaba muy concurrido.

- ¡ah,  Naruto... buenos días! - saludaba la Haruno que junto con Hinata,  Ino y Tenten colocaban unos manteles sobre la hierba,

- b-buenos d-días Naruto-kun - saludaba Hinata con su cara completamente roja,  a pesar de haber pasado el tiempo y ser una adolescente,  aun no perdía la timidez al estar frente al rubio.

- ¡Hey,  Naruto! ¡Tiempo sin verte! - gritaba Kiba acercándose con Shino.

- ¿Qué tal,  muchachos? Oe,  Kiba... ¿para que trajiste a ese monstruo? De seguro acabara con toda la comida - refiriéndose al,  ya no,  cachorro del pelinegro,  Akamaru le dio un gruñido en respuesta al insulto - ¡era broma! Eres un gran perro y amigo - acariciando el lomo del animal.

- hacia tiempo que no nos reuníamos todos,  hola,  Naruto - se escucho la voz de Shikamaru que junto a Neji y Lee se acercaban al grupo.

- es cierto,  mucho tiempo - contesto el gitsune.

- ¡Naruto,  atrápala! - grito Sai lanzando algo al aire.

El objeto cayo en las manos del rubio con precisión,  una roja y apetitosa manzana apareció a la vista de todos al abrir sus manos,  todos los ojos se centraron en el recién llegado.

- ¿en donde te metiste? ¡Cuando desperté,  ya no estabas! - grito el rubio,  las miradas pasaron del moreno al rubio.

- ¿no viste mi nota? - las miradas volvieron a Sai.

- ¿Cuál nota? - y de nuevo a Naruto.

- la que te deje en la puerta del refrigerador... eres un despistado - las miradas iban de uno a otro como si fuera partido de tenis.

- ¿nota? - balbuceo Sakura.

- ¿dormir? - interrogo Kiba.

- ¿con... Sai? - pregunto Ino no estando segura de haber escuchado bien.

- esperen,  yo... yo les explicare - con sus manos al frente,  inmediatamente comenzó a poner en antecedente a sus amigos del motivo por el que se había quedado en casa del moreno,  no quería hacerse acreedor de malas interpretaciones,  aunque no  menciono el trato entre ellos.

El moreno sintió un dolor en su pecho al observar la vehemencia con la que el rubio explicaba su actual situación,  y apretando sus puños retrocedió despacio lejos del grupo que rodeaba al gitsune.

- y así fue que sucedieron las cosas - terminando su notoria explicación observando la manzana en su mano - Sai - susurro para si mirando a su alrededor hasta ver la espalda del moreno a lo lejos - enseguida vuelvo - y salió corriendo tras Sai.

- ¡no te tardes,  haremos un juego! - le grito Sakura,  el ojiazul levanto su mano para decir que estaba  de acuerdo.

- ¡aguarda un momento! - Sujetando el brazo del moreno -  ¿Por qué me dejaste solo en la mañana? ¡Tan solo quería que...! - Viendo a los ojos negros de Sai - ¡olvídalo! - dando media vuelta y marchándose - ¡que rayos iba a decir! ¿Acaso perdí el juicio? Creo que pasar tantas horas al lado de ese baka hace que mi cerebro y mi lengua no se sincronicen - murmuraba reprochándose a si mismo mientras regresaba con el grupo,  no sin antes voltear su cabeza varias veces en dirección al moreno.

- ¿Cuál es el juego? - guardando la manzana en su bolsillo.

- yo... yo traje una pelota - comento Hinata levantando tímidamente su mano.

- ¡pues será,  al que la deje caer pierde! - grito Kiba,  todos estuvieron de acuerdo y el juego comenzó.

- oye, Shikamaru ¿Dónde esta nuestro amigo el tragón? - apenas dándose cuenta de que no se encontraba entre ellos.

- en cama con un fuerte resfriado... y sin poder comer todo lo que quisiera,  así que ya te  podrás imaginar como anda de humor - dijo el Nara encogiéndose de hombros.

- solo de pensarlo me da calosfríos - dijo el rubio agitando su cuerpo.

- jejeje... - sonreía  maliciosamente la Haruno rebotando la pelota en sus manos.

- ah,  Sakura... ¡no lances la pelota con...! - demasiado tarde,  la esférica impacto en las partes nobles del cola de caballo haciéndolo hincarse y doblarse por el dolor - p-por Kami,  ¿Q-Quieres dejarme sin descendencia? - dijo en un susurro casi inaudible,  aunque  la persona de la cual  estaba enamorado nunca se la podría dar.

- lo lamento Shikamaru,... no fue a propósito,  en verdad - dijo la Haruno preocupada.

- esta bien,  solo denme un momento... ustedes pueden seguir - caminando con dificultad hasta sentarse algo mas allá del área de juego.

- ¿realmente te sientes bien,  Shikamaru? - pregunto Naruto al ver a su amigo sudar a mares.

- ¿alguna vez te han golpeado en esa parte? - apretando sus ojos y dientes.

- pues no - fue la respuesta del rubio.

- entonces no preguntes... ve con los demás - haciendo señas con su mano para que lo dejara solo.

- Shikamaru... - se escucho la voz del ojiblanco.

- todo esta bien  amor,... no pasa nada - levantando su cabeza hacia el Hyuuga y guiñándole un ojo,  Naruto aun permanecía  estático unos pasos atrás de ellos.

Sai observaba  atentamente todo lo que pasaba cerca del rubio desde la base del árbol en el que estaba sentado y en el que apoyaba su espalda,  algo más allá de donde se encontraba el grupo de senseis que estaban a cargo de la comida y de vigilar a sus respectivos pupilos,  aunque lo segundo no lo cumplían a cabalidad ya que entre preparar la comida,  las bromas,  y el sake,  los muchachos era lo menos que les preocupaba.

- ¡Naruto! ¡Deja ya a ese invalido y volvamos al juego! - pedía Kiba poniendo su brazo sobre los hombros del ojiazul.

A lo lejos el moreno tenso su cuerpo sintiendo fuego en sus entrañas al tiempo que clavaba sus dedos en la tierra con fuerza,  no le gustaba,  ¿Por qué no le gustaba? Se preguntaba así mismo,  ¿Por qué sentía esas ansias de acercarse y golpear al Inuzuka? Era otra de sus preguntas,  respiraba fuerte como si hubiera corrido una maratón,  ni siquiera después de una pelea se había sentido así,  no le agradaba,  ciertamente no le agradaba que tocaran al gitsune tan... familiarmente... y eso era definitivo.

- ¿eh? S-si... vamos - sintiendo una  presión en todo su cuerpo como si alguien tuviera su vista clavada en el,  instintivamente giro su cabeza hacia Sai topándose con sus ojos negros,  que aunque inexpresivos tenían un brillo muy extraño.

- ¡Naruto,  despierta! - Grito Kiba sacudiéndolo con el brazo que aun permanecía sobre los hombros del rubio - ¿Qué te sucede? Pareces ausente - el rubio comenzó a caminar quitando con disimulo el brazo del Inuzuka de sobre el.

- no es nada,  volvamos al juego - sonriendo sin ganas se incorporo de nuevo al grupo.

El ojiazul  estuvo a punto de perder varias veces por no estar concentrado en el juego, ya que su mirada se desviaba hacia donde permanecía el moreno como si sus ojos tuvieran voluntad propia,  sacudía su cabeza como queriendo despejar su mente de todo lo que no fuera su atención hacia la pelota que era lanzada de uno a otro de sus compañeros,  pero al parecer no le fue posible.

- ¡pon atención!! - fue lo que escucho el gitsune antes de que la pelota se estrellara en su rostro lanzándolo hacia atrás y pegando su cabeza contra una piedra,  dejándolo inconsciente.

- ¡Naruto!! - Grito Sakura poniendo sobre aviso a los mayores de que algo había pasado - ¡Naruto,  Naruto,  despierta!! - Alzando un poco la cabeza del rubio y sintiendo mojados sus dedos - ¿sangre? - mirando asustada sus dedos mojados por el rojo liquido.

Sai se levanto como picado por una aguja y corrió hacia el tumulto de personas que rodeaban al rubio,  se abrió paso empujando a cuanta persona le estorbaba hasta estar frente a el,  Kakashi examinaba a su pupilo con sumo cuidado,  la mirada del moreno no se apartaba del rostro del gitsune en ningún momento.

- tranquilízate Sakura,... solo es una pequeña cortada - sonreía Kakashi a la Haruno ya que fue ella la autora del golpe con la pelota al rubio.

- Umm... mi cabeza - Naruto abrió los ojos  levantándose lentamente hasta quedar sentado poniendo su mano en el lugar de su cabeza  donde sentía dolor.

- ¡Naruto,  baka! ¡Fue tu culpa por no estar atento! - gritaba aliviada de que solo fuera el susto.

- Naruto... - pronuncio el moreno,  y aunque lo hizo casi en un susurro el ojiazul pudo escucharlo perfectamente.

- "fue la tuya por distraerme" ¿viniste a verificar que mi cerebro siguiera intacto? -  para ese momento todos habían regresado a lo suyo como si nada hubiera pasado.

- primero Shikamaru y ahora tu... estoy por pensar que ese juego de ustedes es bastante peligroso - decía el moreno cruzando sus brazos con el alivio recorriendo su cuerpo.

- la peligrosa es Sakura... deberías saberlo puesto que ya probaste sus puños ¿cierto? pobre del hombre que se le ocurra casarse  con ella - moviendo su cuello de un lado al otro para aminorar la jaqueca que sentía.

- ese serias tu - sintiendo su sangre arder al decirlo.

- hace un tiempo te hubiera contestado afirmativamente,  pero ahora... no estoy tan seguro de eso - el corazón del moreno se acelero en un instante.

- suerte para ti entonces - sintiendo un bienestar inimaginable - supongo que querrás volver con tus amigos... aunque antes deberías descansar un poco... por lo del golpe - dando media vuelta y marchándose hacia donde antes estaba.

- tienes razón ¡con ellos me la paso de maravilla! - gritando para que el moreno lo escuchara perfectamente - baka,  no voy a dejar de divertirme solo por estar pendiente de ti,  ¡al demonio! - ahora hablando consigo mismo.

- ¿Qué andas murmurando, Naruto? - Le pregunto el peligris agachándose a comprobar su herida - ya esta casi serrada,  te sugiero que descanses hasta la hora de la comida,   te avisare cuando este lista - volviendo a su tarea frente al asador.

Por una vez Naruto le hizo caso a su sensei,  y recogiendo la manta que Kakashi había dejado junto a el se dirigió hacia donde estaba Sai,  el moreno lo observaba caminar dando algún que otro tumbo debido,  seguramente,  a que se sentía mareado por el golpe sufrido,   el rubio al llegar a donde el moreno paso de largo y se situó como a tres arboles de distancia del ojinegro,  coloco la manta en el suelo y se acostó dándole la espalda al otro,  Sai serró sus ojos con resignación mas no con aceptación.

- ¡enseguida regreso! - grito a los demás la chica de larga cola rubia.

- ¿A dónde vas, Ino? - le grito la pelirrosa.

- beberé un poco de agua,  estoy sedienta - destapando una botella - "ese Sai cada día esta mas atractivo... Mmm,  debería aprovechar ahora que esta solito" - dirigiendo sus pasos hacia el.

- Sai... ¿Por qué no vienes a jugar con nosotros? ¿No te aburres de estar aquí  solito? Si gustas te hago compañía - sentándose junto al moreno sin esperar respuesta,  los oídos del rubio se pusieron en alerta al escuchar la melosa vos de Ino, se dio  vuelta en la manta y clavo su mirada en la pareja.

- estoy bien aquí,  gracias - contesto sin ninguna emoción - y no estoy solo - mirando de reojo al gitsune a la distancia,  este al notarlo le dio la espalda,  de nuevo.

- no veo a nadie mas por aquí - dijo Ino extrañada.

- tengo que irme - levantándose y caminando hacia el bosque.

- que extraño es... aunque eso no le quita lo atractivo - regresando donde los demás.

El gitsune poco a poco se quedo dormido sin darse cuenta de que el moreno lo vigilaba desde una de las ramas más altas del árbol junto al cual  descansaba,  se sorprendió al pensar que podría pasarse horas observando el rostro de Naruto sin aburrirse y sin pensar en nada mas.

- "descansa,  me asegurare de que nadie te moleste" - moviéndose en la rama para buscar una posición mas cómoda.

El olor de la carne y el pescado asado inundaban todo el lugar,  los chicos se repartieron en varios grupos sobre los manteles para disfrutar de la comida y una buena conversación,  las risas,  bromas y comentarios se escuchaban en el aire dándole  un cálido ambiente al sitio de reunión,  algo que no tenían muy a menudo a causa de su trabajo.

- Naruto... despierta - lo llamo suavemente el moreno - Naruto - pasando sus dedos por la mejilla del rubio.

- Sai... - contesto medio adormilado.

- te traje esto - ofreciéndole un plato con carne,  pescado y algunas verduras cosidas.

- odio las verduras,  jamás las he podido... ¿A dónde vas? - viendo que el moreno se marchaba después de dejar el plato.

- seguramente querrás comer con tus amigos ¿No fue eso lo que dijiste antes?  ¿Que con ellos la pasabas mejor? - parado de espaldas al rubio.

- ¿Por qué tienes que ser tan literal? Es cierto que me divierto cuando estoy con ellos pero... en este momento quiero comer contigo - sentándose con su espalda apoyada en el árbol,   por primera vez el moreno mostro una  genuina sonrisa  en su rostro.

- ¿te o una soda? - volteándose a mirarlo con su usual expresión.

- que sea te,  y si es posible con un kilo de calmantes... esta jaqueca me esta matando - agarrándose la cabeza con la mano.

Un par de minutos después el moreno regresaba con otro plato de comida y dos vasos de humeante liquido,  el rubio le hizo un lugar en la manta para que se sentara junto a el.

- aquí tienes... cuidado esta caliente,  lo del kilo de calmantes queda descartado... no quiero ser cómplice de un suicidio - el rubio se le quedo viendo - toma esto,  Sakura me las dio para ti,  es una suerte que siempre cargue su equipo medico a todas partes... nunca se sabe lo que puede pasar y... ¿Qué sucede? - notando que el gitsune no dejaba de mirarlo.

- ¿hiciste una broma? - el moreno ladeo su cabeza.

- ¿Una broma? - pregunto con curiosidad.

- lo del suicidio... eso es... olvídalo - viendo que no tenia caso tratar de explicarle puso las pastillas en su boca y bebió un sorbo de te para pasarlas - ¡aaaah,  mi lengua!! - abanicando con su mano la sin hueso.

- te lo advertí... déjame ver - quitándose sus guantes negros y agarrando la mandíbula del rubio con una mano haciéndole abrir la boca - mastica - metiéndole un pedazo de verdura dentro de ella.

El rubio puso cara de asco y trato de escupirla pero el moreno le tapo la boca con su mano para que no lo hiciera.

- te quitara el ardor... confía en mi - poniendo ambas manos en las mejillas del rubio, este afirmo con su cabeza.

Después de masticar barias veces el trozo de verdura,  el ojiazul trago haciendo una mueca como si de una mala medicina se tratara,  tomo un trozo de pescado del plato y lo mastico largamente para quitarse el mal sabor.

- ¿mejor? - volviendo a su lugar.

- mejor pero... procurare tener más cuidado la próxima vez,  no quiero tener que volver a comer ni un solo pedacito de semejante abominación - aseveraba el ojiazul.

- son muy buenas para la salud - reiteraba el moreno comiendo las suyas.

- para la de otros... porque a mi me enferman - arrimando las suyas a un lado de su  plato con cara de asco - ¿las quieres? - el moreno le acerco el suyo para que se las pasara.

Después de una tranquila comida,  el ojinegro echo los platos en una bolsa destinada para la basura y regreso donde el gitsune con una botella de agua en la mano.

- ¡atrápala! - Lanzando la manzana al moreno como mismo este había hecho en la mañana con Naruto,  solo que esta vez era solo una mitad - para el postre - mordiendo su pedazo.

- gracias - sentándose de nuevo junto al rubio a degustar su parte - ¿Qué tal tu cabeza? ¿Duele todavía? - girando la suya hacia Naruto.

- ya no,  pero... - guardando en su bolsa el kunai con el que había cortado la manzana,  a pesar de no estar en misión ambos traían su equipo de ninjas,  costumbre supongo - ... siento el cuello algo tenso - moviéndolo en círculo.

- puedo darte un masaje - ofreció Sai poniendo su brazo en los hombros del rubio.

- ¿Sai? - apartándolo con rapidez.

- no quieres porque soy yo... ¿cierto? - Recordando la acción de Kiba durante el juego -... entiendo - agarrando sus guantes y levantándose.

- ¿A que viene eso? - Confundido - no se que quieres...  - no entendiendo  la razón de las palabras del moreno.

- ¡Naruto,  acércate,  encenderemos una fogata!! - gritaba Sakura al rubio.

- tus amigos te esperan,  te veré en la casa... si decides regresar - saltando entre los arboles y desapareciendo en el bosque.

- ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué se molesto conmigo? Porque lo estaba... lo conozco - parándose a pensar - no es verdad... - desmintiéndose a si mismo las ultimas palabras - y deseo tanto hacerlo... ya no se ni lo que digo ni pienso,  ¿Qué es lo que me esta pasando? ¿Por qué siento la necesidad de correr tras el? ¿Por qué me importa tanto lo que piense de mi? Es como si yo... - abriendo sus ojos con asombro para luego negar con la cabeza - no,  tan solo quiero ser su amigo... como con Sasuke,  aunque nunca tuve esta clase de sensaciones por el... demonios ¿Cómo podría saberlo con exactitud? - terminando su monologo de preguntas sin respuestas... al menos en ese instante.

- ¡Naruto! ¿Vas a venir o no? - de nuevo llamaba la pelirrosa.

- ¡en un momento! - la vos de su compañera nunca le había resultado desagradable... hasta ahora.

El cielo comenzó a teñirse de color naranja indicando que el sol se despedía por ese día,  Naruto alrededor de la fogata sonreía sin ganas y hacia como si escuchara lo que los demás decían,  no quería ser objeto de interrogatorio por parte de ninguno de ellos,  pero la necesidad de ver al moreno llego al limite haciendo que no pudiera contenerse por mas tiempo,  sin decir palabra se levanto y corrió de allí,  nadie dijo nada,  tal vez pensando que tenia alguna  necesidad que hacer,   nada mas cierto,  pero no las que ellos tenían en mente.

El moreno escucho la puerta al abrirse,  ya que no le había puesto seguro sabiendo de antemano que el rubio volvería... al menos por sus cosas,  como también escucho los pasos que se dirigían a la habitación donde permanecía acostado con sus brazos tras su cabeza y la mirada fija en el techo,  también había preparado la cama del ojiazul,  en caso de que quisiera continuar allí, como la noche anterior,  Naruto se detuvo un momento en el umbral de la puerta y luego entro,  tomo la ropa que había usado anteriormente para dormir,  la cual estaba doblada pulcramente sobre el futon,  y volvió a salir con rumbo al baño,  en un gran suspiro el moreno dejo  escapar el aire que había estado reteniendo desde que lo escucho entrar,  quince minutos mas tarde,  los quince minutos mas largos que el moreno  había tenido  en toda su vida,  apareció de nuevo el rubio en la habitación,  camino hasta el futon y se sentó.

- Sai... por lo que paso esta tarde,  que aun no se lo que fue,  yo quería... - buscando las palabras apropiadas en su mente.

- ¿disculparte? No necesitas hacerlo -  Naruto comenzó a irritarse.

- ¡claro que no tengo porque! ¡No dije ni hice nada que...! - quedo en silencio al recordar el momento en que rechazo el brazo del moreno sobre el - ¿seria entonces? - se pregunto así mismo - Pero eso no tiene... ¿fue ese el motivo? no pudo haber sido por eso - murmurando con su mano en la barbilla como quien analiza algo,  el moreno se giro en la cama hacia el descansando la cabeza en su mano.

- Naruto - llamo.

- ¡¿Qué?! - grito

- ¿estas rezando? - pregunto.

- ¡idiota! - exploto.

- ahora nos estamos entendiendo - ironizo.

- ¿dime porque te enfadaste esta tarde? ¿Por qué te fuiste sin decir palabra? ¡Porque déjame decirte que nada y lo que dijiste es lo mismo para mí! ¿Qué rayos pasa contigo? ¡Pareces un demente! - poniéndose a cuatro patas a la altura de la cara del moreno.

El demente,  digo,  el ojinegro lo miro por un momento - yo...  y mis causas pedidas - poniéndose de nuevo boca arriba  en la cama.

- ¿tu... causas perdidas... que...? ¡Habla sin acertijo! ¡No soy bueno para eso!! ¿Qué no puedes comunicarte como la demás gente? ¡Me sacas de quicio! ¡Quiero que me digas porque te enfadaste! - dando un golpe en el piso con su puño.

- ¿Por qué? - si era cosa de sacar de sus casillas al ojiazul,  Sai se llevaba el premio mayor.

- otra vez con eso... ¡soy yo el que pregunta! - saliéndole humo por las orejas,  hipotéticamente.

Sai se sentó en la cama - ¿Por qué insistes en saber la razón de mi supuesto enfado? - le tocaba al rubio responder.

- ¡porque los amigos no se ocultan las cosas! - respuesta concreta y muy personal.

- no mientas Naruto,... tu no me consideras tu amigo,  tan solo soy algo transitorio debido a las circunstancias es todo... si me vieras como un amigo,  no me abrías empujado cuando yo... - arrugando la manta bajo sus dedos con ¿dolor? Así le pareció a el - no te estoy reprochando nada,  es solo que... -  dándole la espalda al rubio.

- lo sabia,  entonces mi suposición fue acertada - confirmando lo que ya sospechaba - no es eso... solo que... me sorprendiste,  es todo... ¿Sai? - al no obtener respuesta.

- duérmete Naruto... mañana tenemos misión,  buenas noches - poniendo en claro que no quería seguir hablando del asunto.

El gitsune se acostó y se tapo con la manta hasta la cabeza,  estaba enfadado,  aun mas confundido que al principio,  frustrado por no obtener respuesta del moreno,  todo eso causaba que no pudiera tener un sueño tranquilo,  las horas pasaban mas lentamente que nunca y el rubio solo daba vueltas en el futon buscando una postura cómoda para poder,  si es que era posible,  dormir aunque fuera solo por un rato y así dejar de pensar,  entre una vuelta y la otra llego la mañana y la hora de volver al trabajo,  ambos se levantaron al mismo tiempo,  recogieron las camas,  entraron por turnos al baño,  se vistieron,  revisaron su equipo,  y se dispusieron a salir,   todo eso en el mas absoluto silencio entre ambos.

- ¿quieres algo de desayunar? - pregunto el moreno para romper la atmósfera reinante.

- no tengo hambre - abriendo la puerta de salida.

El moreno tomo las dos manzanas que quedaban de la cocina y metiéndolas en su bolsa salió detrás del rubio,  hicieron todo el camino hasta las puertas de la aldea sin hablarse, algo entendible,  después de lo ocurrido el día anterior,  algo extraño en el ojiazul pues  gustaba de enfrentar cualquier problema que se le presentase,  pero al parecer este le quedaba grande.

- ¡buenos días,  muchachos!... ¿Cómo la pasaron ayer? - preguntaba Sakura mirando de uno al otro.

- podríamos decirse que termino en empate - contesto Sai,  el rubio lo miro feo,  la Haruno no entendió nada,  y el peligris observo una ambiente  extraño entre ellos desde que llegaron

- Kakashi-sensei... ¿te caíste de la cama? - poniendo algo de ironía en su voz.

- no te desquites conmigo Naruto... sea cual sea la razón,  pongámonos en camino - dejando al ojiazul con dos palmos de narices.

-  payaso y sabelotodo - murmuro metiendo las manos en sus bolsillo.

La misión consistía en hacer una ronda de vigilancia en el bosque como a cuatro kilómetros de la aldea,  según le había informado la jefa mayor al peligris,  había una pandilla de ninjas rebeldes que habían llegado desde la frontera del país de la arena a causar problemas en el país de fuego,  no sabían con exactitud el numero por lo que debían estar muy atentos a cualquier emboscada armada por ellos,  antes de llegar a su destino abandonaron el camino y se internaron en el bosque.

- abarcaremos mas terreno si nos separamos,  Naruto y Sai a la derecha y nosotros a la izquierda... sean cuidadosos,  andando - después de escuchar las instrucciones de su sensei todos se dispersaron en la dirección indicada.

Naruto pico adelante,  como siempre,  seguido por Sai,  el moreno debió emplearse a fondo para seguirle el paso entre los arboles,  el rubio parecía un caballo desbocado sin que hubiera nadie que pudiera sujetarle las riendas.

- ¡Naruto,  detente! - la orden del moreno pareció surtir efecto,  haciendo que el rubio se quedara inmóvil en una de las ramas bajas del árbol al que había saltado.

- ¡no te precipites,  Naruto! - dijo en moreno con un tono de voz mas alto de lo que era normal en el.

- ¡no lo hago! - dándole la espalda.

- ¡escucha! - Agarrándolo por el brazo para que le pusiera atención  - no sabemos cuantos son o donde se ocultan,  deberías... ¡cuidado!! - empujando al ojiazul con su cuerpo contra el tronco del árbol,  muy tarde,  el kunai se clavo en la madera después de herir el hombro del gitsune haciendo a ambos caer de la rama al suelo con Sai encima del cuerpo del  ojiazul.

- no te muevas -  le dijo suave al oído.

Sai desplego rápidamente su pergamino y dibujo en el un gran tigre de tinta que inmediatamente se abalanzo sobre el intruso matándolo en el acto,  detrás del rubio, de entre las ramas,  otro cuerpo salto para atacarlo cayéndole encima con un kunai clavado justo en la cabeza,  Naruto aparto el cuerpo inerte a un lado y puso su mano en el hombro herido el cual sangraba abundantemente.

- ¡Naruto,  Sai! - Grito el peligris apareciendo ante ellos junto con Sakura - parece que tuvieron fiesta - observando los cuerpos en el suelo - y por lo que veo a ti te toco ser el camarero y no el invitado - observando a Naruto con sus manos en la cintura y tratando de no sonar preocupado al ver la sangre en la chaqueta naranja.

 - ¡Naruto,  estas sangrando!! - grito la Haruno acercándose a el para examinar la herida.

- no es nada - apartando la mamo de la ninja-medico.

- pero... - no entendiendo la reacción del ojiazul, Sai apretó sus puños,  lo que no paso desapercibido al ninja copia.

- volvamos a casa,  creo que fue suficiente por el día de hoy,  además... Naruto,  debes atender esa herida - poniéndose todos en marcha.

Media hora más tarde cruzaban las puertas de la aldea,  el rubio se separo del grupo tomando rumbo hacia la casa del moreno.

- ¡Naruto,  te dije que tienes que...! - le recordaba el peligris.

- ¡ya dije que no es nada! Yo mismo lo hare... - reanudando su marcha,  Sai miro por un instante a Kakashi para luego seguir al gitsune.

Al llegar al departamento del moreno,  Naruto apoyo su hombro sano y cabeza a la pared mientras Sai sacaba las llaves y abría la puerta,  el rostro del ojiazul estaba algo pálido,  lo que preocupo al moreno que se dispuso a ayudarlo  agarrándolo por la cintura,   el rubio lo rechazo.

- déjame... yo puedo solo - apartando al moreno a un lado,  pero al cruzar la puerta cayo de rodillas mientras apretaba la herida del  hombro con su mano.

- Naruto... - abrazándolo por la espalda para ayudarlo a levantarse y llevarlo hasta su cama,  la del moreno.

Al llegar a la habitación lo sentó en la cama y deslizó el cierre de la chaqueta naranja quitándola con sumo cuidado para no empeorar la herida abierta en el hombro del rubio,  lo mismo hizo con la camiseta negra dejando el torso del ojiazul al desnudo,  examino la herida percatándose de que no era profunda a pesar de la sangre que había brotado de ella,  Naruto permanecía con sus brazos colgando entre sus piernas y la mirada perdida.

- no es grave,  espera un momento... la limpiare - hiendo hacia el baño a buscar lo necesario en el botiquín de primeros auxilios para regresar a la habitación donde el ojiazul permanecía en la misma posición.

Con delicadeza extrema,  limpio la herida con un algodón bañado en alcohol y sujeto con su mano libre el otro hombro del rubio por si se movía  a causa del ardor producido por el líquido desinfectante,  no hubo reacción,  lo que preocupo aun mas al moreno de lo que ya lo estaba desde que el gitsune fuera herido,  mas no tanto por la herida en si,  sino por la actitud adoptada por el rubio desde la discusión de la noche anterior,  después de limpiar y desinfectar la herida coloco una venda no muy apretada para cubrirla.

- es tu culpa,  es tu culpa,  es tu... culpa - decía en susurros  apoyando su frente en el pecho del moreno.

- ¿Naruto? - poniendo ambas manos a los lados de la cabeza del ojiazul,  había perdido el conocimiento,  tal vez por motivo de la perdida de sangre,  Sai pensó  que eso...  era lo mejor.

Lo recostó con cuidado en la cama y busco la manta extra en el armario para cubrirlo con ella,  se sentó a su lado y retirando los guantes de sus manos acaricio las mejillas y cabellos del gitsune con ternura,  sintiendo un deseo compulsivo de rozar sus labios con los de Naruto,  para alguien que había sido entrenado para no tener emociones,  estas se desbordaban a raudales por todo su cuerpo,  queriendo hacer cosas que nunca antes se le habían pasado por la cabeza hasta que conoció al ojiazul.

El ataque en principio no fue solo para conocer su fuerza,  sino que también quería verlo de cerca para sentir su espíritu y esencia,  su propio cuerpo lo pedía en un reflejo involuntario pero deseoso,  y nada mas efectivo que la pelea para lograrlo,  desde entonces y hasta la fecha siempre había estado observándolo y provocándolo para tratar de formar un lazo entre ellos aunque fuera por medio de la pugna diaria,  al menos de esa forma no lo ignoraría,  aprovechaba cada momento en el que cierta persona era mencionada para hacer un comentario que sacara al rubio de sus casillas,  inicialmente no sabia porque lo hacia,  pero con el paso del tiempo compartido  entre misión y misión se había dado cuenta de que su anhelo de pertenencia sobre el rubio,  al menos como amigo,  pensaba en ese tiempo,  crecía y crecía cada vez mas,  por eso no dudo en aceptar el trato del ojiazul cuando se lo propuso,  ya que este le brindaba la oportunidad de un acercamiento mas intimo entre ellos como dos amigos cercanos,  como siempre había deseado.

Mas ese no era ahora el punto,  algo había cambiado,  ya no era la amistad lo único que el moreno deseaba del gitsune,  algo más fuerte había tomado su lugar,  algo mas intenso y abrazador corría por las venas del moreno hasta casi evaporar su sangre y desajustar sus centrados sentidos,  ¿amor,  tal vez? no lo sabia con exactitud,  y si así era ¿Cómo decirle? ¿Cómo hablarle de algo que era nuevo para el? ¿Cómo explicarle lo que no tenía explicación para si mismo?

- "¿Qué quiso decir con que fue mi culpa? Viéndolo así... parece tan indefenso,  para alguien que fue entrenado en la oscuridad podría decirse que soy un cuervo asechando a una mariposa,  un cuervo que fue seducido y arrastrado por el resplandor de sus brillantes colores... una mariposa... es lo que representas para mi,  Naruto, un ser delicado y aparentemente frágil,  pero de fuerte aleteo y capaz de cargar en sus alas el peso del mundo entero... una mariposa... mi mariposa" - pensaba mientras vigilaba al rubio sentado de revés con las piernas abiertas en una silla y apoyando sus brazos en el espaldar de la misma.

Horas después cuando comenzaba a oscurecer el rubio despertó sintiendo que había dormido por días,  se incorporo en el lecho y aunque estaba algo mareado se sentía bien,  al darse cuenta que se encontraba el la cama del moreno levanto su vista para buscarlo sin advertir que se encontraba a su lado.

- toma... repondrá la sangre que perdiste - entregándole un vaso de encima del escritorio,  puesto momentos antes de que el ojiazul despertara.

- ¿Qué es? - sin siquiera mirar el contenido.

- jugo de tomate,  es bastante efectivo en estos casos - sentándose de nuevo en la silla.

- no lo quiero - poniendo cara de indio comanche tomando bicarbonato.

- ¡bébelo!!! - haciendo presión con sus manos el las esquinas del espaldar de la silla donde se sentaba hasta casi romperlas.

Naruto lo miro con ironía en sus ojos - ¿gritaste? ¿Quién lo diría? El tan centrado y meticuloso para todo... debió haber sido un gran esfuerzo para ti - bebiendo el contenido del vaso hasta el fondo sin darse cuenta.

- es lo que me ha mantenido con vida hasta ahora... al contrario de ti que si sigues actuando como lo haces,  algún día terminaras muerto - volviendo a su tono de voz habitual.

- ¡Oooh... discúlpame por ser como soy! - levantándose de la cama y entregándole el vaso al moreno y saliendo de la habitación,  el ojinegro  no pensaba dejar las cosas así esta vez,  puso el vaso de nuevo en el escritorio y salió tras el rubio.

- es en serio Naruto,  siempre actúas sin medir las consecuencias - metiéndose en el baño con el.

El ojiazul apoyo sus manos en el lavabo y fijo su mirada en el espejo observando el rostro del moreno reflejado en el.

- Sasuke solía decir... - Sai tenso su cuerpo ante la mención del azabache - ... que ponía en riesgo las misiones por culpa de mi temperamento,  aunque siempre salieran bien al final,  que estaba harto de cubrirme todo el tiempo y de tener que arreglar mis fallos... tal vez "esa" sea la razón de que casi nadie quiera trabajar conmigo - corriendo la cortina de la ducha abrió la llave y se quito la venda de la herida ya prácticamente serrada

- es cierto - corroboro el moreno.

- ¿Qué? - votando la venda en el pote de la basura,  se giro para confrontarlo.

- el Uchiha tenia rezón... en parte - no lo estaba admitiendo,  solo quería ver la reacción del rubio a sus palabras.

- ¡yo no puedo ser como tu o Shikamaru! Estudiando y analizándolo todo... yo actuó... es mi naturaleza ¡no puedo ser tan sangre fría como tu,  que ni siquiera sabe como desahogarse cuando algo lo molesta o lo apasiona!! Tu jamás...  - fue todo.

El moreno se abalanzo sobre el   empujándolo con su cuerpo hasta acabar los dos dentro de la ducha,  aprisionándolo contra la pared de baldosas y sujetando las manos del rubio tras su espalda con una de las suyas,   con la otra agarraba la nuca del gitsune con fuerza mientras lo devora con su  boca ansiosamente,  la expresión en los ojos de Naruto era de total incredulidad,  Sai mantenía los suyos serrados mientras intentaba meter su lengua en la cavidad del otro,  cosa que al final consiguió con gran esfuerzo,  jamás pensó que saborear la boca del ojiazul seria una experiencia tan fuera de este mundo,  el vapor del agua caliente hacia de la escena algo etéreo e ilusorio,  el moreno retiro  su boca de la de Naruto lentamente aun hipnotizado por el deseo,  pero  la expresión en el rostro de su mariposa lo hizo reaccionar soltando las manos aprisionadas,  dio un paso hacia atrás respirando agitadamente,  al no ver respuesta alguna en el rubio salió del baño con su ropa completamente empapada y sus manos serradas en puño,  lo próximo que el ojiazul pudo escuchar fue la puerta hacia la calle siendo serrada de un sonoro golpe.

- Sai,  tu... - deslizándose por la pared hasta quedar sentado con los pantalones aun puestos  y el agua de la ducha cayéndole encima.

Estuvo inmóvil por un buen rato pensando en lo que había pasado y al mismo tiempo meditando su propio sentir al respecto,  mientras pasaba la lengua por sus labios queriendo probar de nuevo el sabor de la boca de Sai en ellos, pero ya había sido borrado por el agua que continuaba cayendo sobre su cabeza,  chasqueo su lengua frustrado pero feliz de saber que el moreno sentía lo mismo que el... o al menos así le pareció,  se levanto y se deshizo de los pantalones para acabar de bañarse,  al terminar se vistió recogió su ropa mojada y metiéndola en la mochila abandonó el departamento del moreno y regreso al suyo,  era cierto que ya había aclarado sus sentimiento con respecto al ojinegro pero creyó que debería darle su espacio para que el también estuviera seguro de los suyos,  no quería pensar que todo había sido producto de una calentura momentánea.

- lo arruine... seguramente me odia,  pero no pude evitarlo... lo mas probable es que halla regresado a su casa... su tiempo limite expiraba mañana,  una noche... tan solo una noche mas para pasar a su lado,  y yo... la arruine - se reprochaba mientras permanecía sentado sobre la hierba en la montaña de los Hokages donde todo inicio.

- demonios... - dando vuelta en la cama - ... tan solo hace unas horas que no lo veo y ya extraño a ese baka - sentándose en la cama - ¡ya no puedo mas! - levantándose de la cama se vistió rápidamente y salió de su departamento a un lugar ya conocido por el.

Al llegar probo si la puerta estaba serrada con llave,  no lo estaba,  entro y fue directamente a la habitación,  no estaba,  no había signos de que el moreno hubiera regresado desde que se marcho.

- ¿Dónde se habrá metido?  Ya es muy tarde - efectivamente,  tan solo faltaban dos horas para que amaneciera,  el rubio se sentó en el sillón y espero,  la hora de reunión con el equipo se acercaba así que el rubio decidió marcharse,  ya lo vería después,  pensó.

A los cinco minutos de que el rubio abandonara el departamento de Sai,  este apareció con el fin de darse un baño y cambiarse de ropa antes de reunirse con el equipo,  al entrar miro a su alrededor con la esperanza de haberse equivocado en sus cálculos,   después se dirigió a la habitación en busca de la persona,  que aun esperaba,   estuviera allí,  nada,  no había rastros del rubio,  se dio una ducha rápida y se alisto para salir.

- ¡buenos días,  Sakura-chan¡ - saludo a su compañera al llegar,  el peligris aun no aparecía.

- no debería  hablarte,  te comportaste muy mal ayer - volteándole la cara al rubio.

- lo siento,  es solo que... - la Haruno se acerco  y puso sus manos en las mejillas del gitsune.

- no te gusta perder ¿cierto? - Sonriéndole - ¿Qué tal la herida? - aunque sabia que la pregunta estaba demás.

- ¡Kiubi! - contestaron al unisonó echándose a reír,  asumiendo que la pelirrosa ya estaba enterada del asunto del zorro demonio.

La Haruno aun mantenía sus manos en las mejillas del rubio cuando Sai llego,  a unos metros de ellos el moreno los observaba sintiendo la punzada de los celos por primera vez después de aclarar lo que sentía por el ojiazul,  acelero el paso sin apartar la mirada de su mariposa,  no podía hacerlo aunque quisiera,  Naruto lo miro de reojo dándose cuenta por la cara del moreno,  que este no disfrutaba de la situación,  precisamente que digamos.

- buenos días - a unos pasos de los chicos.

- buenos días, Sai -  contesto la Haruno correspondiendo al saludo,  el gitsune se alejo unos pasos de ellos sin contestar,  Sakura miraba alternativamente - no me digan que volvieron a pelear - preguntaba con cara de "siempre lo mismo" con sus manos en la cintura.

- yo que tu no le hablaría así... podrías llevarte una sorpresa,  Sakura-chan - comento con sarcasmo el rubio recordando lo sucedido en la ducha,  Sai apretó su quijada.

- ¿de que estas hablando? - quiso saber la Haruno mirando a Naruto y luego a Sai.

 - "tal y como lo supuse... me odia" - sintiendo un dolor agudo en su pecho.

- es muy temprano para comenzar a discutir,  cielos... parece que comieran clavos en el desayuno - comentaba el peligris al reunirse con ellos.

 - solo hablábamos de cómo pueden llegar a sorprenderte las personas en solo un instante,  sobre todo las mas silenciosas e inadvertidas - decía el gitsune en una indirecta muy directa para el ojinegro.

- lo sabia,  ¡pelearon! ¿Cierto? - decía enojada Sakura.

- más o menos,  aunque me atrevería a decir que fue una pelea... unilateral - susurro el rubio y  metiendo sus manos en los bolsillos comenzó a caminar fuera de la villa.

- ¿Naruto? - la Haruno lo siguió deseosa de una explicación.

Sai bajo su cabeza y caminaba hacia fuera de las grandes puertas cuando la mano del peligris en su hombro lo detuvo.

- no se que sucedió entre ustedes pero... sea lo que fuere,  te sugiero que no te des por vencido... podrías arrepentirte después - guiñándole un ojo al anbu.

- Kakashi-sensei,  ¿a que viene ese comentario? - desviando su mirada.

- te gusta,  vamos... no lo niegues,  lo tienes por todo el rostro...  se que no me equivoco ¿cierto? - caminando como a diez metros de Naruto y Sakura.

- yo... creo que hice algo que no debía y... - recordando el incidente.

- ¿en serio? Cuenta, cuenta - pedía el ninja copia entusiasmado.

- Kakashi-sensei - algo ruborizado.

- Umm... disculpa - agitando  sus manos en negación - lo que sea que le hiciste,  no debió desagradarle del todo o te hubiera arrancado la cabeza al momento... de seguro - el peligris gozaba de la conversación al tiempo que trataba de orientar al moreno sobre el asunto.

- no le di la oportunidad... salí del departamento después de eso - observando la espalda del ojiazul al frente.

- tal vez sea ese el motivo por el cual... - también mirando al rubio - ... pareciera querer asesinarte con su mirada ¿no lo crees? Lo dejaste solo... eso podría interpretarse como un arrepentimiento de lo hecho por tu parte - el ojinegro escuchaba con atención todo lo dicho por su sensei.

- ¿lo cree? - aliviado de poder hablar con alguien de sus miedos e inquietudes.

- ponte en su lugar... ¿Qué hubieras hecho tu? - Sai puso su mano en su barbilla pensando.

- realmente no lo se... todo esto es nuevo para mi - contesto al peligris.

- como para todos en su primera vez... pero que eso no te desanime,  aun tienes la posibilidad de arreglar las cosas con el... no lo decepciones como Sasuke lo hizo... es lo único que espero de ti - aconsejo el mayor.

- gracias por... - queriendo expresarle que había sido de gran ayuda para el.

- siempre puedes contar conmigo - guiñándolo el ojo.

- ¡aaaah Naruto! ¿No vas a contarme lo que paso realmente? - insistía la Haruno.

- ye te dije que no es nada de importancia,  al menos para... - guardando silencio,  ese era un asunto que debía arreglar solo con el moreno,  pensó.

- ¡Oigan,  ustedes dos! - Llamando a los aludidos para que se reunieran con ellos -  hoy realizaremos... - siendo interrumpido por el graznido de una de las águilas mensajeras de la aldea - ¿y ahora que? - Estiro su brazo para que el ave se posara y tomo el mensaje de una de sus patas - Sakura,  debes volver donde Tsunade-sama - informo a la Haruno después de leer la misiva.

- ¿Qué será lo que querrá? - Se preguntaba la pelirrosa - bien,  tendré  que averiguarlo, nos vemos mañana,  chicos - regresando a la aldea.

- eso nos deja... - girándose hacia Naruto y Sai - ... con una pelea de entrenamiento - dejando el camino hacia un claro del bosque,  se sentó en una roca y saco su tan famoso libro. 

El gitsune y el ojinegro se miraron por un instante para después apartarse el uno del otro asumiendo la posición de pelea,  el primero en comenzar con el ataque fue Naruto abalanzándose con rapidez sobre Sai,  este lo esquivó sin contestar el ataque,  las arremetidas del ojiazul eran implacables mientras que la defensa del moreno era muy pobre,  algo que comenzaba a irritar al rubio,  en uno  de sus movimientos logro golpear al moreno lanzándolo lejos y estrellándolo contra uno de los arboles del lugar,  corrió hasta el y agarrándolo por la ropa a la altura de su pecho lo levanto del suelo y lo pego de nuevo al tronco de dicho árbol,  el peligris observaba a lo lejos la situación.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué no te defiendes? Se perfectamente que no es todo lo que tienes... ¿acaso estas tratando de resarcir alguna culpa? ¿Es eso? - soltándolo y dando barios pasos hacia atrás apretó sus puños y sin mas palabras se marcho.

- creo que hasta aquí llego el entrenamiento... ese terco - serrando el libro y levantando su mano al moreno para indicarle que era todo por hoy.

- Naruto... ¿Qué es lo que debo hacer? Por favor... dime - susurraba mientras limpiaba el hilo de sangre que escurría de su boca.

El moreno deambuló por las calles de la aldea por varias horas,  no quería regresar a una casa vacía y sin el calor que su mariposa irradiaba,  una casa que de nuevo había   dejado de llamarse hogar para volver a ser tan solo el nido del cuervo,  un lugar frio e impersonal hasta que Naruto llego para llenar cada rincón con sus brillantes colores,  cansado de caminar sin rumbo llego al departamento al caer la tarde,  ni siquiera encendió la luz al entrar,  ya estaba acostumbrado a vivir en la oscuridad,  al llegar a la sala una figura descansaba en el sillón,  una muy conocida por el,  su corazón emprendió el galope hasta poder sentir sus latidos en sus sienes,  aun así trato de mantenerse sereno adoptando su pasividad de siempre.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? - caminando hacia el baño mientras se quitaba sus  guantes y camiseta negra.

- soy un ninja ¿ya se te olvido? - Apoyándose en la pared a la entrada del baño - en cuanto a lo que hago aquí... se me olvido mi cepillo de dientes - el moreno miró el vaso de los cepillos y efectivamente ahí estaba.   

- pudiste comprar otro - desestimando la razón del ojiazul como escusa.

- por supuesto que no,  este es especial -  lo decía por el mango del cepillo en forma de zorro.

- toma - entregándole su tesoro - ¿te importa?  - Serrando la puerta en la cara del rubio,  con los ojos serrados  apoyo su cabeza y puños en ella respirando agitadamente - "esta aquí... por Kami,  esta aquí y no se como debo actuar,  que debo decir exactamente... no puedo dejar que se marche de nuevo pero... no se que puedo hacer para impedirlo y... no lo dejare - plenamente decidido.

Se metió en la ducha esperando que todas sus dudas desaparecieran junto con el agua que resbalaba por su cuerpo,  masajeo con ahínco el lado de la cara que el gitsune había golpeado mientras abría y serraba la boca tratando de asentar su quijada.

 - había olvidado lo fuerte que es mi mariposa,  si no hubiera retrocedido a tiempo de deja sin dientes - remojándose el jabón del cuerpo salió de la ducha se seco y vistió los pantalones de dormir que colgaban tras la puerta,   no vio al ojiazul en el pasillo donde momentos antes lo había dejado al dejar el baño, comenzó a agitarse.

- Naruto... - dijo a media voz.

- ¿Qué? - asomando su cabeza por la puerta de la cocina con el cepillo de dientes en su boca.

- ¿aun sigues aquí? - pasando hasta la sala.

- ¿me estas echando? La cañería del edificio se rompió y pues... pensé que tal vez... - poniendo su mano en la cabeza mirando a otro lado.

- he escuchado que la posada de la aldea no es tan mala - sentándose en el sillón mientras secaba su cabello con la toalla.

- ¿en serio? Pues gracias por la recomendación - dijo el ojiazul arrastrando las palabras con molestia y el cepillo todavía en su boca cuando se dirigía a la puerta.

- y que sus platillos consisten principalmente de verduras cocidas - sonrió el moreno a espadas del gitsune.

Naruto se paralizo a medio camino de la salida tras el cometario del ojinegro - ¿de veras?  Lo tendré en cuenta,  dando un paso.

- ¿Qué mas tengo que decir para que te quedes conmigo? - rodeándolo por la espalda con sus brazos y colocando su frente en el hombro del rubio.

- solo lo que necesito escuchar - contesto el gitsune serrando sus ojos.

- te amo... mi mariposa - besando el cuello expuesto mientras bajaba el sierre de la chaqueta del rubio y le levantaba los brazos para sacar la camiseta y tirarla a un lado - el calor de tu piel es como siempre imagine - pegando su cuerpo al del otro y acariciando el pecho con sus manos frías por el nerviosismo del momento,  aunque eso no aminoraba el deseo que sentía por saciarse de esa piel y ese cuerpo que ya consideraba suyo.

-Sai... - suspiraba Naruto dejándose hacer.

- mariposa... - pronunciaba ansiosamente el moreno.

Esa palabra llegaba a los oídos del ojiazul como una dulce melodía,  aunque también se preguntaba el porque de ese adjetivo tal singular,  ya lo averiguaría después,  de momento no tenia cabeza para eso ya que todos sus sentidos se abocaban a percibir todas y cada una de las sensaciones que el moreno sacaba a la superficie,  después de saciarse de la espalda,  cuello y orejas del rubio el ojinegro lo giro para que la boca de Naruto tomara el lugar de lo antes mencionado,  con sus lenguas en pugna y los brazos recorriéndose el cuerpo el uno al otro caminaron,  o mejor dicho tropezaban a cada paso,  hasta la habitación con Sai pegando a Naruto en una pared y otra para pegar sus cuerpos al máximo mientras lo devoraba con su boca,  la fogosidad del moreno era algo que el gitsune nunca hubiera imaginado,  siempre dicen que los mas callados son los mas ardientes.

Entre tropiezo y tropiezo al fin llegaron a la habitación donde ambos cayeron en la cama con el moreno en el puesto de mando,  o sea sobre su ojiazul,  respiraciones agitadas,  saliva por doquier y el deseo en su máxima expresión fueron el detonante de una noche explosiva que apenas comenzaba,  en esa situación no era posible que duraran mucho tiempo,  Sai besaba el cuello y boca del ojiazul con desesperación hasta faltarle el aire,  después se traslado al pecho y pezones del rubio los cuales chupo hasta dejarlos rojos,  Naruto solo jadeaba y arqueaba su cuerpo para estar mas cerca del de su pareja,  tanto los pantalones del ojinegro como los del gitsune terminaron en el piso,  venia lo que podríamos llamar el preliminar de la ecuación final,  el satisfacer a su mariposa antes que a el mismo,  para ello tomo la hombría del rubio y la metió directamente en su boca y comenzó a chupar y lamer lo que antes solo podía hacer en sueños,  tomando algo de la saliva que resbalaba por el pene del rubio mojó sus dedos,  sin dejar de masturbar al rubio con su boca,  y los introdujo en la estrecha cavidad del  ojiazul con cuidado.

- Sai... Umm - sintiendo un poco de dolor pero desapareciendo después a causa del placer que le producían los dedos del moreno en su interior aunado a la esmerada masturbación de su boca en su hombría - S-Sai... ya no... - explotando en la boca del ojinegro.

- Naruto... - agarrando su boca por asalto para que saboreara con el su propia  esencia sin sacar sus dedos del interior del rubio.

El moreno le dio la vuelta al cuerpo de su mariposa poniéndolo boca abajo y alzando sus caderas para una mejor penetración,  Naruto todavía respiraba agitadamente por el placer del orgasmo experimentado anteriormente,  el ojinegro no pudiendo aguantar mas el deseo de estar dentro de su rubio empujo su hombría  de una sola vez haciendo que Naruto clavara sus dedos en la manta y mordiera su labio hasta hacerlo sangrar,  Sai sintió el mayor placer que hubiera tenido en su vida con tan solo sentir el calor de las entrañas del rubio rodeando su pene,  sin moverse atrajo el cuerpo del rubio contra su pecho y comenzó a repartir besos por su espalda y cuello para que se olvidara un poco del dolor.

- p-por Kami... duele Sai... Umm - decía el gitsune con lágrimas en sus ojos azules.

- no te tenses... aaaah - sintiendo el placer por todo su cuerpo y el palpitar de su hombría dentro del rubio,  el deseo de moverse lo apremiaba pero no quería hacerlo hasta que su mariposa le diera una señal de que estaba listo para eso.

Con el fin de ayudar en el proceso sujeto el pene del rubio y comenzó a masturbarlo con su mano lentamente mientras besaba su cuello e introducía su lengua en uno de los oídos del rubio,  este comenzaba a excitarse de nuevo con las caricias proporcionadas por su ojinegro siendo este el que empezara a mover su cuerpo lentamente de arriba abajo llevado por el placer,  Sai lo inclino hacia delante comenzando con sus penetraciones, lentas al principio pera luego aumentar la velocidad y profundidad al escuchar que los gemidos de su mariposa ya no era de dolor.

-Sai,  Sai... - era todo lo que pronunciaba el rubio en medio del placer que sentía.

- s-solo un p-poco mas... mi m-mariposa... - dando sus últimas estocadas mientras masturbaba a su ojiazul.

Poco después ambos terminaron cayendo sobre la cama como dos cuerpos inertes por el cansancio,  para ser la primera vez,  para ambos,  había resultado fabuloso pensaba cada quien en su mente,  después de recuperar el aliento perdido en estos casos,  el ojinegro deposito suaves besos en la espalda del rubio hasta que este  se quedo dormido.

- descansa mi mariposa...  el brillo de tus alas ahora me pertenece... te hare feliz... lo prometo tapándolo con la manta del futon,  al rin que ya no lo necesitaba,  de ahora en adelante dormirían en la misma cama fuera la que fuera - te amo - besando el cabello rubio  salió de la habitación.

Fue al baño a asearse un poco,  estaba todo pegajoso,  después se vistió y abandono el departamento rumbo al Ichiraku imaginando que su mariposa estaría hambriento cuando despertara,  pidió cuatro platos de ramen a un muy asombrado dueño pues nunca había sido cliente del lugar,  regreso a la casa y Naruto aun dormía,  dejo las bolsas de la comida en la cocina y poniéndose ropa cómoda de nuevo se sentó frente a un gran lienzo tapado con una tela en un rincón de la sala donde tenia sus materiales de pintura,  lo destapo y comenzó a pintar,  barias horas después...

- ¿Sai? - escucho la vos del gitsune en el pasillo y rápidamente volvió a tapar el lienzo en el que pintaba.

- aquí estoy,   mi mariposa - girándose en la butaca donde estaba sentado y estirando su mano para que el rubio se acercara.

- ahora que lo mencionas... ¿a que se debe que me llames así? - sentándose en las piernas del ojinegro.

- así es como te veo... - abrazándolo por la cintura y recostándolo en su pecho - ... un ser fuerte pero a la vez delicado y hermoso,  con un brillo especial hiendo de persona a persona,  como una mariposa de flor en flor dejando algo de si en cada una... ese es el motivo - besando su frente.

- siendo así,  puedes llamarme de esa forma todas las veces que quieras - abrazando también al ojinegro.

- solo lo hare cuando estemos solos,  no quiero que nadie mas que tu oiga ese nombre - alzando su cara para besarlo - ¿tienes hambre? - pregunto por preguntar.

- tanta,   que me comería un buey yo solo - pasando la lengua por sus labios.

- pues creo que tendrás que conformarte con un par de platos de ramen - dijo Sai entrando en la cocina.

- ¡tu si sabes como complacerme! - gritaba el rubio desde la sala.

- gracias - asomando la cabeza por la puerta de la cocina para luego guiñarle un ojo dándole doble sentido a la respuesta,  Naruto se ruborizo.

- ¿Qué tienes aquí? - estirando su mano hacia el lienzo tapado con la tela.

- no,  aun no esta terminado - dijo saliendo de la cocina con dos tazones de humeante ramen.

- ¿Por qué? - inflando los cachetes.

- prométeme que no lo veras hasta que lo halla terminado... - el rubio mordió su labio como aguantando la curiosidad - Naruto... - mirándolo fijamente.

- ¡esta bien,  no lo hare! - desviando la mirada.

- ¿seguro? - pasándole uno de los tazones.

- palabra de  Uzumaki  Naruto - levantando sus dedos a modo de promesa - ahora que recuerdo ¿Qué paso con los cuadros que estaban en la pared? Señalando los lugares vacios.

- los queme - soplando su ramen.

- ¿Por qué? - quiso saber el rubio.

- no te gustaban - contesto tranquilamente.

- ¿solo por eso? - sintiéndose halagado pero...

- es razón suficiente para mi  - mirando a los ojos azules.

- pero... tu los pintaste,  aunque eran un poco tétricos la verdad - terminando su primer tazón y comenzando con el segundo.

- mi antiguo yo los pinto... no tenían nada que ver con el yo de ahora - recogiendo los tazones para llevarlos a la cocina.

- Sai,  me gusta mas tu yo de ahora - con una sonrisa adorable que hizo que el ojinegro retrocediera en su camino a la cocina para darle un sonoro beso.

- ¿quieres bañarte conmigo? - jalando por el brazo al rubio y pegándolo a su cuerpo,  los tazones podían esperar.

- ¿Qué te propones? - con una sonrisa picara en sus labios.

- pronto lo averiguaras,  mariposa -  jalándolo consigo hasta la ducha.

Hicieron el amor en el baño,  de nuevo en la cama hasta quedar rendidos,  el moreno se levanto un par de horas antes del amanecer y decidió darle los últimos toques al lienzo hasta terminarlo,  después de eso lo colgó en todo en centro de la pared destinada para eso y volvió a la cama al lado de su ojiazul hasta que llegara la hora de salir a trabajar.

Ambos se levantaron,  se bañaron y desayunaron juntos,  y juntos llegaron a las puertas de la aldea donde Sakura aguardaba,  la pelirrosa los miro a los dos asombrada de que ambos venían pegados el uno al otro y con cara de buen humor,  pero mas fue su sorpresa al ver a Sai sonreír con tanta naturalidad y sin fingimientos.

- buenos días,  Sakura-chan - dijo alegremente el rubio.

- buenos días,  Sakura - saludando también muy amablemente el moreno.

- buenos días,  chicos - preguntándose que era lo que había cambiado en ellos - oh,  ¿escucharon lo que paso ayer? Al parecer hubo una pequeña explosión que destrozo gran parte de las cañerías del edificio donde vives,  Naruto - explicaba la pelirrosa.

- jeje... ¿de veras? - Poniendo los brazos tras su cabeza mientras sonreía nervioso - las cosas mas extrañas pueden pasar en esta aldea - cruzándose de brazos,  el moreno lo miro como diciendo "¿fuiste capaz de...?".

- no te fijes en pequeños detalles - le susurro a su pareja.

El sol entro por la ventana de la sala del departamento de Sai,  y ahora de Naruto,  posando sus primeros rayos en el lienzo colgado en el centro de la pared, dicho cuadro mostraba a un cuervo siendo abrazado por las alas de una gran mariposa,  en su parte inferior tenia un letrero que llevaba por titulo  "En Las Alas De Una Mariposa".

 

FIN.


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