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Like a feather por Kitana

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Notas del capitulo: Hola a todos!!! este fic esta dedicadisimo a mi super amiga Torres de Cristal, jo jo allá va, lo prometido es deuda amiga!!!

 

Era tarde, y el gentío le había hartado hacía un buen rato. Detestaba esperar casi tanto como doblegarse a alguien que en su concepto, no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo.

 

--- Quita esa cara. --- le advirtió Milo al notar que su compañero retorcía una vez más la servilleta. Él tampoco estaba de buen humor, pero lo podía esconder mejor que Afrodita. Siempre cargaría con ese defecto, sencillamente no podía esconder lo que sentía. En especial porque el hombre al que verían sencillamente le era repulsivo. ---- Afrodita, quita esa cara...

--- No tengo otra. --- respondió con poca cortesía. Milo intentó reírse, sin embargo, estaba casi al límite de su paciencia.

--- Lo sé, pero recuerda que de este tipo dependen demasiadas cosas para nosotros dos.

--- No me interesa quedar bien con él.

--- A mi tampoco, pero, sabes que si tenemos problemas con él, los tendremos también con el jefe, así que tranquilízate, piensa positivo. Esto no va  a durar demasiado, sabes que es tan estúpido como una roca, así que... sólo ten paciencia. --- dijo Milo al recordar el último encuentro con ese hombre.

 

Casi una hora después de lo pactado se presentó, haciendo gala de la arrogancia de siempre. Minos Griffin era la peor pesadilla de todos los abogados, pero en especial de Afrodita, parecía que se detestaban mutuamente. Y todo se debía a ese tipo al que Afrodita había despreciado infinidad de veces, Radamanthys Wyvern.

 

Milo fingió la mejor de sus sonrisas al ver a Minos frente a ellos, se puso de pie y le ofreció la mano.

 

--- Lamento el retraso. --- dijo mirando fijamente al griego.

--- Descuida, ha sido solo un parpadeo. --- dijo Milo sin dejar de sonreír a pesar de que lo único que deseaba era estrangular a ese hombre.

--- Zlatan, que sorpresa verlo, usted siempre está en los juzgados o sepultado en su oficina.

--- La ocasión ameritaba que saliera de mi oficina. --- siseó Afrodita de mala gana. Los tres se sentaron a la mesa.

 

Afrodita se mantuvo en silencio mientras Milo hacía lo que podía por convencer a ese hombre de contratar los servicios de la firma que ellos representaban. Afrodita consideraba que las posibilidades de conseguir que Griffin cambiara de abogados, eran simplemente escasas, Griffin siempre conseguía un pretexto para no ceder, siempre encontraba la manera de hacerles perder el tiempo.

 

No podía evitar sentirse irritado, Milo hacía su parte y el permanecía en silencio, no entendía como era que le habían enviado a él para acompañar a Milo, era sabido por todos que lo suyo era la guerra frontal, no los arreglos, pero ahí estaba obedeciendo sin chistar a pesar de desear soltarle algunas de sus verdades en la cara a ese tipo.

 

De sobra conocía los manejos de ese hombre, de lo sucio que le gustaba jugar en cualquier ámbito.

 

Mientras Milo explicaba las bondades de tratar con el despacho para el que ellos laboraban, Afrodita se entretenía en repasar mentalmente lo que debía decir en el momento que Milo le pidiera su opinión.

 

--- De cualquier forma, Scouros, tu propuesta, simplemente me parece... endeble. --- dijo Griffin mirándoles con aquellos ojos tan extraños y despóticos. Milo trago grueso, Afrodita notó que su amigo estaba haciendo un enorme esfuerzo por mantenerse calmado, Minos tenía la facultad de hacer desatinar a cualquiera, era uno de los personajes con peor carácter y maneras que hubiera podido conocer.

--- Griffin, usted sabe que nadie le va a ofrecer un mejor trato que nosotros, no somos la mejor firma legal por nada. --- intervino Afrodita. --- Todos nosotros hacemos lo que sea necesario para ganar.

--- ¿Incluyendo métodos censurables? --- preguntó Minos con una sonrisa cínica. --- Porque no me creo eso de que hagan todo de manera legal.

--- Aun sí lo duda, lo hacemos, a ninguno de los involucrados en nuestros asuntos le resulta conveniente mezclarse en ese tipo de... cuestiones. ---- dijo el sueco son una mirada un tanto  intimidante. --- Reconózcalo Griffin, sus abogados no van a sacarlo del lío en el que esta metido, somos su única opción, usted lo sabe. --- Minos le miró fijamente.

--- ¿Usted que sabe? Solo esta alardeando para orillarme a firmar con ustedes.

--- Tenemos suficientes clientes importantes como para no insistir con usted, lo sabe. Solo venimos porque el señor Wyvern pidió personalmente la cita, de no ser así, ni el señor Scouros ni yo estaríamos aquí.

--- Dado que estás tan poco interesado... será mejor que nos despidamos, ha sido un placer Minos. --- dijo Milo ofreciéndole la mano. Griffin les miró con sospecha, ¿qué tanta verdad había en sus palabras? No podía saberlo. Esos dos sabían como manejar las cosas a su antojo, en especial Zlatan, pero ¿de verdad les interesaba su caso? Cada uno de ellos a su modo, era capaz de manipular la verdad a su antojo, en especial Scouros. Zlatan era uno de esos tipos acostumbrados a ofrecer una sola oportunidad, y nunca había estado presente en ninguna de las juntas que sostuviera con diferentes representantes de la firma. Supuso que la presencia de ese hombre tenía un significado oculto. Quizás era que los dueños de la firma estaban diciéndole sin palabras que era la última oportunidad para contratar sus servicios...

 

Para cuando reaccionó, los dos abogados estaban listos para retirarse.

 

--- Esperen... quiero discutir mi caso con ustedes. --- dijo con un deje de derrota.

--- Toda consulta causa honorarios Minos. --- dijo Milo con una sonrisa triunfal, Afrodita simplemente volvió a sentarse, sacó una libreta y comenzó a tomar nota de lo dicho por Minos Griffin.

 

Dos horas más tarde, Afrodita y Milo volvían al despacho. Se les veía cansados y de mal humor.

 

--- Estuve a punto de retorcerle el pescuezo... es verdaderamente estúpido... --- murmuró Milo.

--- Vaya que eres hipócrita. --- dijo Afrodita con una media sonrisa.

--- ¿Y qué querías? No podía ponerle la misma cara de ogro que tú, recuerda, se atrapan más moscas con miel que con hiel. --- dijo sacudiéndose el mal humor.

--- Esa clase de mosca, realmente no me apetece atraparla. --- dijo Afrodita mucho más relajado.

--- A nadie le interesa, excepto por su abultada cartera... no hay absolutamente nada en él que apreciar. --- Afrodita se echo a reír, Milo sabía como hacer para sacarle del mal humor. --- Dime algo mi buen amigo, ¿qué has pensado acerca de esa reunión de la preparatoria? Porque yo he estado pensando en que debes ir, definitivamente tienes que presentarte.

--- Y yo digo que definitivamente no es buena idea, ¿qué pinto yo en eso? Nada, absolutamente nada Milo. No insistas...

--- Hey, es tu oportunidad de mostrarles de lo que se perdieron, ¿qué tiene de malo inflarse el ego de vez en cuando?

--- Mi ego esta perfecto del tamaño del que está. No pienso ir a esa reunión.

--- Vamos Afrodita... tendrías que ir, solo por curiosidad, vamos, es que no te preguntas ¿cómo se verán ahora? Porque seguro que no todos se verán tan bien como tú mi estimado amigo.

 --- Milo, esto no es juego, no voy a ir a esa reunión.

--- La negación es el primer síntoma.

--- Cállate.

--- No me da la gana, insistiré hasta que te convenza o te sangren las orejas, lo que suceda primero.

--- No tienes tiempo de insistir, mañana es el último día para confirmar. --- dijo Afrodita con una sonrisa triunfal.

--- Mi querido amigo, tal parece que no me conoces muy bien que digamos, como de costumbre, me adelanté a tus planes, y previniendo una eventualidad como esta, pues me tomé la libertad de confirmar nuestra asistencia.

--- ¿Nuestra asistencia? ¿Eso significa que tú también vendrás?

--- Claro, ¿crees que me perdería el demoledor efecto de tu nuevo yo en esos? Ni por todo el oro del mundo amigo, ni por todo el oro del mundo.

--- Olvídalo, esto si que no lo pienso hacer...

--- Lo harás, aún me debes un favor. --- dijo Milo con esa sonrisa que se posaba en sus labios cada vez que se sabía ganador.

--- Eres un cretino... se supone que eres mi amigo... no deberías hacerme estas cosas.

--- Soy tu mejor amigo, y un amigo debe hacer lo que un amigo debe hacer.

--- Nunca en la vida volveré a pedirte un favor... lo juro.

--- Vamos, vamos, si no es tan malo. Mi reunión de la preparatoria fue un éxito, me topé con todos mis amigos.

--- Milo, tú eras de los niños bonitos, yo era el feo de la escuela, no hay punto de comparación.

--- Seguro que tenías algún amigo.

--- Lo tenía, pero no tengo la menor idea de donde estará ahora... --- dijo Afrodita sin pensar.

--- Tal vez él también vaya.

--- No, no lo conoces, Death Mask no es de los que van a esas cosas.

--- ¿Death Mask? ¿Qué clase de nombre es ese? --- dijo Milo con gesto de incredulidad.

--- Ese no es su nombre, pero todo el mundo le decía así, ya sabes un apodo absurdo.

--- ¿Cuál era el tuyo? --- preguntó Milo rebasado por la curiosidad.

--- Eso nunca te lo pienso decir. --- dijo Afrodita incómodo.

---  ¿Por qué? ¿Tan malo era?

--- Tú no sabes lo que es eso, así que no lo entenderías, siempre has sido bonito.

--- Hey, yo no soy bonito, tengo lo mío, pero no soy bonito. --- Afrodita se echó a reír, Milo era el ser más extraño que conocía, pero siempre le había agradado. --- Volvamos a nuestro tema, ¿te presentarás en esa reunión? Anda, tienes que hacerlo, al menos solo como un experimento social.

--- Estás loco, ¿a que te refieres con experimento social?

--- A que vayas solo por ver que cara ponen. --- dijo Milo con una sonrisa --- Apuesto a que ninguno te reconoce.

--- Créeme, suponiendo sin conceder, si me presento en ese aquelarre, lo último que quiero es que me reconozcan.

--- Lo dejaré por la paz... sólo por un tiempo, mañana lo discutimos. --- dijo Milo dirigiéndose a su privado.

 

Afrodita se encerró en su privado, agradeció al destino que Cora no estuviera presente, seguro que ella también insistiría, tal parecía que esos dos estaban confabulados para hacer que asistiera. De todos modos, no estaba dispuesto a presentarse en esa reunión, Milo podía ir solo si le apetecía, pero él se quedaría en casa, leería un buen libro y dejaría en el olvido esa etapa de su vida.

 

No se le antojaba para nada volver a ver a todos esos que tanto daño le causaron, tal vez sin saberlo, tal vez sin desearlo, pero habían lastimado la parte más delicada de su ser, esa parte que había terminado por esconder del mundo para sentirse invulnerable.

Esa noche, al volver a casa, se quedó pensando en el pasado, en todo el estrés que había sufrido en la preparatoria. Cada día era un tormento, todos se burlaban de su rostro, de la forma en que vestía, de su cabello... toda su persona era motivo de burla, todo en él parecía dar pie para la burla y el escarnio.

 

Se preparó un café, sintió que todo el malestar regresaba con idéntica fuerza, sintió que no estaba listo para enfrentar esa parte del pasado que simplemente hubiera preferido borrar.

 

No entendía porque la insistencia de Milo a que asistiera a esa reunión. Milo solía tener ideas de lo más descabelladas, pero esta sencillamente sobrepasaba los límites no solo de lo razonable, también de lo humanamente deseable.

 

Solo tenía una razón para asistir a aquello: Shura, ¿le recordaría? Tal vez no, después de todo, él solo había sido el chico feo de la escuela, ese del que cualquiera se olvidaría. Lo último que supiera de él había sido que se encontraba en España, con una brillante carrera como investigador, alguien a todas luces exitoso que no se tomaría la molestia de volver para una simple reunión de ex alumnos.

 

Con eso quedaban cortadas todas las posibilidades de que asistiera a ese evento, sin embargo, las palabras de Milo seguían sonando en su cabeza.

 

"Al menos como un experimento social"

 

Milo si que sabía como vender una idea... estaba pensando demasiado en eso...

 

Se metió a la cama, intentaría olvidar el asunto, al menos hasta que Milo insistiera de nuevo...

 

El resto de la semana pasó sin pena ni gloria, entre la rutina habitual del trabajo y las tradicionales comidas con Milo. Al parecer el griego había decidido dejar el asunto por la paz después de aquella última conversación.

 

Aquella tarde de viernes, volvían de comer, Milo no paraba de hablar de lo maravilloso que era ese hombre con el que había estado saliendo.

 

--- Al menos deberías decirme como se llama...

--- No, no quiero hablar de más hasta no saber que esta vez si va a resultar.

--- ¿Eso significa que esta vez es en serio?

--- Sí... aunque no lo creas, me parece que estoy a punto de caer rendido ante las redes del amor.

--- Tiene que ser broma... tú no puedes enamorarte de alguien que sólo has visto por un par de meses.

--- ¿Cómo sabes? Tú no tienes el monopolio de la verdad amigo mío, y si te digo que es maravilloso es porque lo es, conozco suficientes sapos como para reconocer al príncipe cuando lo veo. --- dijo el griego con una sonrisa.

--- Si, sí, lo que digas.

--- Tampoco me des por mi lado.

--- No lo hago.

--- Sí lo haces, pero te lo perdono porque eres mi mejor amigo.

 

Siguieron hasta el privado de Afrodita, Cora se apresuró a ir a su encuentro.

 

--- Tienes visitas Afrodita.--- dijo ella con una sonrisa.

--- ¿Qué clase de visitas? --- preguntó el sueco extrañado.

--- Del tipo que pondría feliz a cualquiera.

--- ¿Mi madre?

---- No, tonto, un hombre guapo.

--- ¿Cómo que un hombre guapo? --- dijo Milo sorprendido --- Sí de verdad es tan guapo, quiero verlo. --- dijo con un brillo de curiosidad.

--- ¿Quién es?

--- Me pidió ayuda para sorprenderte, así que... no diré más que eso, ¡es guapísimo!

--- Hmmm... No sé si deberías creerle, después de todo, ella cree que Griffin es guapo. --- le dijo Milo en voz baja.

--- Ustedes dos... --- dijo Afrodita con cierta molestia mientras se encaminaba a su oficina. Sin más abrió la puerta y ese rostro le sorprendió.

--- Creí que no llegarías nunca. --- dijo una voz profunda y masculina. --- Tu secretaria fue  muy amable. Dioses, que cambiado estás...

--- ¿Alessandro?

--- Si, de no ser porque sigues teniendo ese lunar en el rostro... juro que no te habría reconocido. --- dijo Alessandro acercándose. Afrodita lo miraba sin poder reaccionar, estaba verdaderamente cambiado. Sin embargo, sus ojos eran los mismos. --- No había podido visitarte, aunque ya llevo un par de meses en la ciudad. Déjame verte con cuidado, santo cielo, te ves espectacular.

--- Quítale las manos de encima... --- siseó Milo desde la puerta. No estaba nada feliz con esas confianzas.

--- Pero, ¿qué haces tú aquí? --- dijo Alessandro con una sonrisa, se apartó de Afrodita.

--- Trabajo aquí, y no me cambies el tema, ¿qué demonios tienes que hacer tú en la oficina de Afrodita?

--- No tenía idea... --- dijo Alessandro, Afrodita cada vez entendía menos. --- ¿Por qué no me lo dijiste?

--- Porque da la casualidad que no me permiten recibir visitas personales.

--- Estás molesto.

--- Claro que lo estoy. No me gusta nada eso de que estés manoseando a mi mejor amigo.

--- ¿Qué demonios te pasa? --- dijo Afrodita acercándose. --- Él no me manoseaba, él es Death Mask.

--- ¿Tu amigo de la preparatoria?

--- Sí, el mismo. --- dijo Alessandro. --- ¿Qué pensaste?

--- Nada, nada, absolutamente nada... los dejo, tengo que... hacer cosas... en mi privado, ¿comemos juntos? --- dijo el griego algo apenado.

--- Por supuesto. --- dijo Alessandro, Milo no espero más y desapareció de la oficina dejando a Afrodita tanto o más confundido que al principio. --- Es terrible... y pensar que creí que era un dulce. --- añadió mientras se sentaba frente a la ventana.

--- ¿De donde lo conoces?

--- Larga historia, que sinceramente preferiría no contarte ahora, además de que él me hizo jurar que no se lo contaría a nadie, llevamos un par de meses viéndonos, y jamás me lo imaginé celoso, y mucho menos de mi mejor amigo, que por cierto es también su mejor amigo.

--- Esto si que es extraño.

--- Lo es. --- dijo Alessandro riendo abiertamente. --- Pero no negaras que nosotros siempre hemos estado emparentados con lo extraño. --- dijo Alessandro, sólo entonces Afrodita se fijó en él. Él también había cambiado. Todo lo que se perfilaba en la adolescencia en su rostro y actitud era ahora una apabullante certeza.

--- Y... ¿qué ha sido de ti? Lo último que supe fue que estabas con médicos sin fronteras en Sudamérica.

--- Eso fue hace un par de años, me establecí en Florencia luego de eso, y volví hace seis meses, pero no tenia idea de donde encontrarte. Por eso no había venido.

--- Entiendo...

--- Supongo que te sigues preguntando sobre lo mío con Milo.

--- ¿Tienes algo con él? ---- Alessandro se rió de la expresión sorprendida de su amigo.

--- Sí, a su modo es sensacional. --- Afrodita se sorprendió al escucharlo hablar así de Milo.

--- No entiendo... ustedes dos juntos, en serio... es como presenciar una de las señales del Apocalipsis.

--- Hey, no es tan raro que estemos juntos, ¿o sí?

--- No, no lo es, pero... es que ustedes no tienen absolutamente nada que ver... él no me quería decir ni tu nombre.

--- Vaya... entonces sabe cumplir promesas... --- susurró el italiano con una enorme sonrisa en los labios. ---  Hablamos, y él me hizo prometer que en dos meses mantendríamos la identidad del otro en secreto, digamos que ha excedido mis expectativas.

---  Y yo que creí que le gustaba el brasileño. --- susurró Afrodita.

--- ¿Qué brasileño? - preguntó Alessandro con aquella inflexión en la voz que le hizo recordar a Afrodita el por que del antiguo mote.

--- Alguien que conocimos hace unos días en un restaurante, Milo parecía muy impresionado.

--- Con que un brasileño... le voy a aclarar algunas cosas más tarde.

--- Si llevas dos meses viéndolo deberías saber ya que coquetea por deporte, pero nunca es nada serio.- Alessandro frunció el ceño.

--- No sé si lo hace por deporte, solo sé que no me agrada.

 

Conversaron largo rato, finalmente tocaron el punto de la reunión. Afrodita se esperaba toda clase de reacciones, excepto la que Alessandro mostró.

 

---  A mi no me parece tan mala idea... --- dijo el italiano.

--- ¿Te volviste loco? ¡No me apetece nada presentarme solo para que esos idiotas me critiquen a su antojo!

--- No van a criticarte, cuando mucho se sentirán minúsculos a tu lado ahora que eres una belleza, arrepentidos por todo lo que decían de ti...

--- No, no lo voy a hacer.

--- Anda, Milo se sentirá muy decepcionado si no vamos.

--- ¿Vamos? ¿A que te refieres con vamos?

--- Pues ya sabes, a que yo también voy aun sin invitación.

--- Esto es conspiración... --- dijo Afrodita.

--- No creo que sea tan malo, ¿qué podría pasar? --- la afirmación de Alessandro parecía tan inocente... sin embargo, sintió que las cosas bien podían cambiar a partir de un sí o un no.

Notas finales: Quejas, dudas, comentarios, etc, ya saben por que medio hacerlos llegar, bye

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