Antes de empezar con la historia…
Una vez hace mucho tiempo escribí en mi diario una frase como esta “Siempre me han gustado las arañas” de haberme detenido a pensar en un instante mi desvergonzado plan un auto pudo haberme arrollado en el trayecto. Hubiera sido lo más correcto para mí y para todos que muriese de verdad, por supuesto, para mi familia yo estaba siendo devorado por los gusanos tras una caída desde el segundo piso de mi antiguo hogar, pero para los vampiros yo estaba bien vivo y aparte de eso era uno de sus príncipes.
Me llamo Darren Shan, pero evidentemente ya deberían saberlo a estas alturas. No estoy gastando tinta en este escrito para volver a relatarles una de mis tantas aventuras vampiricas o para describirles las grandes hazañas de mis compañeros y amigos. Hoy me eh decidido a contarles un gran secreto de mi vida, estoy al tanto que no me queda mucho por seguir viviendo, el señor de las sombras esta cerca y uno tendrá que morir. Estoy plenamente confiado de mis tácticas, pero si algo llegara a pasarme quiero que todos se enteren de la verdad…
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Salí corriendo de la casa de Debbi esa noche. Mr. Crepsley alargo su estadía en la montaña de los vampiros por la muerte de uno de los príncipes. Mi deber era quedarme en la ciudad con Harkar, pero no podía resistir una escapada para ver a la chica que una vez me robo el corazón y aunque ahora nos diferenciáramos por nuestras apariencias, algo quedaba de nuestro amor rondando en el aire. Lo que una vez fue una niña buscando sus guantes rojos era ahora una mujer adulta de hermosas facciones y maestra de idiomas. En cambio yo, solo había crecido un año físicamente desde la última vez que nos vimos, la sangre de un semi-vampiro me permite crecer más lentamente que los humanos, pero no igualmente que uno completo.
El frío se notaba, pero no estaba mayormente afectado por el, como les había dicho en otra ocasión había sido atacado por un vampanez loco que me amenazo en triturarme hasta dejarme hecho mil pedacitos, la suerte que esta en mi logro traer consigo a un hombre de no mucha edad y mediana estatura a mi rescate.
-No me apuntes con eso…-Fue lo que le dije antes de observar su joven rostro, sus cabellos grises caían ante sus ojos, de no ser por el arma que llevaba podría decirse que era muy atractivo.
-¿Por qué crees que te eh salvado?-Yo lo observe confundido
-¿Por qué eres alguien de buen corazón?-Menuda idiotez de respuesta me dije para mis adentros.
-Si, puede ser… ¡Pero puede que te aya dejado para mi!-Mi corazón latió a mi por hora, casi jure haber visto mi vida pasar en unos segundos, cuando el desconocido me sonríe tiernamente y se quita la capucha-Han pasado mucho tiempo ¿Ya no recuerdas a tu buen amigo?- Imposible ¿Podría ser verdad? Mi buen amigo de la niñez, Steve Leopard
-¿S…Steve? ¿Eres tu?-Me abalance sobre el abrazándolo con mi pequeño cuerpo. Era mucho más alto que yo aparte de eso en todo lo demás parecía el mismo de hacia tantos años atrás. -Tanto tiempo Darren-Me dijo murmurando-Me vas a hacer llorar, mejor suéltame antes de que me comporte como una niñita-Su humor seguía igual, siempre me hacia reír a grandes carcajadas.
Aun después de tanto tiempo yo seguía recordándolo, entre las cosas que más me dolían de haber dejado mi hogar fue haberlo dejado de una forma tan lamentable. Antes de perderlo de vista me juro formándose una fea cicatriz en la mano que se vengaría de mi y de Mr. Crepsley, que se volvería fuerte, un caza vampiros para asesinarnos a todos. Al pensar en eso podría tratarse de una trampa para cogernos desprevenidos.
Me separe de golpe de su lado poniéndome en forma de combate listo incluso a matarlo si fuese necesario.
-El tiempo pasa y las personas cambian Darren, ya no soy ese niño lleno de ira dispuesto a hacerte daño-
-Dame una razón para creerte Steve-Se sentó en la acera y prendió un cigarro.
-Es cierto, por muchos años solo crecí con la intención de vengarme de ti y de ese vejestorio. Estudie mucho y me prepare. Investigue por años, encontré todo sobre los vampiros, sus leyes y que no son malos. En cambio los vampanezes si lo son, ellos matan a los humanos de los que beben sangre y desde entonces mi búsqueda solo me lleva a exterminarlos a ellos-Sus palabras, sus ojos todo en el parecía ser convincente. Me costaba poner en duda su palabra. En mi mente por desgracia pasaban las palabras de Mr. Crepsley, que la sangre de Steve era mala, repleta de maldad. Bien podría estar equivocado o puede que no.
-¿Aun no me crees Darren? ¿Es por lo que dijo ese vampiro de mi cierto?-Asentí con la cabeza avergonzado-Ese vampanez que te ataco, lo llamo garfito (por sus manos) de haberme querido vengar de ti los hubiera matado a los dos, la oportunidad no me faltaba y tu y ese lunático hubieran completado mi lista de casería-Eso si era cierto, la oportunidad de acabar conmigo era esa, para un humano le era casi imposible poder atacarme en algún otro momento.
Me tranquilice y me senté a su lado. Por mucho rato charlamos de lo que habíamos hecho en los años que no nos vimos, recordando de vez en cuando cosas del pasado, cuando éramos niños. No se si era mi idea, pero Steve parecía no importarle mi apariencia, conversaba conmigo como si nos hubiéramos visto en la mañana en la escuela, me sentí tan cómodo a su lado.
-Será mejor que nos larguemos de aquí-Nos dirigimos a su departamento. No era la mayor elegancia, pero era lo que había conseguido en poco tiempo. Era un edificio casi abandonado y el cuarto no parecía ser muy diferente, pero ignore eso me senté mirando curioso a mi alrededor.
-Ven, acercarte-Steve me tomo de la otra mano y me acerco a él. En ese instante no pensé en nada, salvo el hecho de que de su cuerpo irradiaba una enorme calidez-Tome un curso de primeros auxilios, serás mi primer paciente-Me dieron ganas de arrancar luego de ver su sonrisa maquiavélica, lo único que me faltaba ¡Mas cicatrices!
-¿Estas seguro?-Me dolió un poco, me Steve cosió a la perfección mi herida. Soplaba sobre ella como una madre cuando su pequeño se lastima.
-Esta listo. Te has portado bien, te ganaste una piruleta. Buen chico-Me revolvió el cabello, me molesto un poco, parecía su hermano pequeño. Amurre los labios enojado-¿O quieres que te de un besito pequeño Darren?-
-¿Qué? ¡Estas demente! ¡Aléjate de mi!-El muy desgraciado junto sus labios haciendo ruidos acosándome hasta ponerme nervioso. ¿Nervioso? Comencé a alejarlo, pero con cuidado ya que no quería romperle ningún brazo. Pensé que se trataba de una broma, pero poco después suavizo su rostro, pero aun seguía acercándose a mí.
Deje de poner resistencia, quería saber que pasaría luego. Me acaricio el rostro con sus manos envueltas en varios pares de guantes. Me tiro sobre el sofá tratando de no poner todo el peso de du cuerpo sobre el mió.
-S…Steve…Detente…-Fue lo único que salio de mi boca
-No sabes cuanto Darren-
-¿Eh?-
-No te imaginas cuanto sufrí después de que te marchaste-Creí ver unos ojos repletos de lagrimas, debió ser mi imaginación.
-Yo también te extrañe Steve, eras mi mejor amigo-Me sonroje inevitablemente.
-Corrección, somos los mejores amigos Darren-La boca de Steve beso mis labios con la misma ternura que Debbi solía hacer. Esta confundido, eso no estaba bien éramos amigos.
Pretendí por un segundo no seguirle la corriente, pero fui absorbido por una fuerza superior. Su boca era tan calida, sus labios tan suaves, su lengua el dulce sabor que tenía hacían de los besos de Debbi algo inexistente. Ni siquiera sabia porque hacía esa clase de comparación, no quería algo en mi me decía que no e detuviera, pero Steve se alejo con falta de aire de mi cubriéndose el rostro con su bufanda.
-Ire a servirme algo ¿Qué quieres?-¿Por qué esa frialdad? ¿Era el mismo que me había besado y el que estaba ahí hablándome con odio?
-No, no quiero nada-Se puso de pie y se sirvió una lata, al parecer una cerveza, dudo que alguien soltero solo en un departamento tuviera jugo de manzana en su refrigerador. ¿Soltero? Es cierto, no le había preguntado sobre esas cosas, por algún motivo no tenía ganas de enterarme. Quizás por el extraño suceso que acababa de ocurrir, pensándolo, bien podría tener un hijo ¡Más de alguno también!
-Steve-Me grito con un “¿Qué?” amargo desde otro cuarto-¿Has estado saliendo con alguien?-
-Eso no es algo que te importe-Se acerco hasta el sofá y se sentó indiferente bebiendo la cerveza-Acabo de cometer una estupidez, me deje llevar. No te confundas, te extrañe por nuestra amistad no por que tenga algún otro interés en ti-¿Por qué habría de molestarme? No me importaba en lo más mínimo, no desarrollaría un amor por él solo por un mísero beso, a pesar de eso…De cierto modo me dolieron sus palabras…
-Mira quien lo dice-Refunfuñe-Eres tú el que se comporto como un violador homosexual-Ambos nos miramos y nos largamos a reír de la nada. No había nada de gracioso en ello, de algún modo si no nos afectaba solo nos quedaba disfrutar de nuestros errores.
Sin percatarme cuando Steve no me miraba relamía mis labios como si buscara algo de aquel dulce sabor. Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo apreté mis manos nerviosas ¿Y si era verdad? ¿Que de la nada había desarrollado un sentimiento por él? Negué para mis adentros, ni el ni yo estamos tan locos como para hacer eso.