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Bajo la Sombra de una Iglesia por Supa_Mame

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Era mediado de semana aquel día que soplaba el viento con fuerza, levantando el polvo de las calles y alzándolo a los aires causando que el ambiente se viese gris y un poco opaco. Aquel día era de contraste con el día anterior, lo que se había previsto aquella mañana era que una tormenta se acercaba a Ciudad Central... una tormenta que, para su parecer, sería muy fuerte.

Todos en el cuartel lucían ansiosos por acabar sus trabajos y marcharse antes de que la primera gota de lluvia cayera sobre el suelo. Muchos de ellos, que acababan temprano, se disponían a ayudar a otros con el doble de trabajo que ellos...

 

Eso era lo que hacía Edward Elric aquella tarde.

Edward iba caminando por los pasillos del cuartel con una pila de documentos en sus brazos. Ayudaba a Hawkeye, una teniente de rango inferior que el de Ed, en la organización de documentos ya tramitados. Era una tarea aburrida, Edward lo sabía, pero quería ayudar.

 

Riza Hawkeye era una mujer seria y de carácter fuerte y decidido. Siempre detrás del Coronel Roy Mustang, ayudándolo en lo que se pudiera y necesitara, excelente con la pistola más si se usaba para defender a la cabeza de Central. Rubia y de estatura mediana, con ojos rojizos muy lindos y brillantes.

-Gracias, Edward -dijo con voz amigable, únicamente usada para los hermanos Elric y si acaso con el Coronel, ya que todos la tenían en un concepto de frívola -Sin ti, de seguro me atrapa la tormenta.

 

-Descuide.- Contestó el rubio sonriéndole mientras tomaba una carpeta y, dentro de ella, metía varios documentos en orden de fechas. -Después de todo, no es algo complicado y usted me ayudó con el reporte que le entregué ayer al coronel Mustang.

 

-Que a todo esto ¿Cómo te fue con él? -preguntó tomando un fólder rojo, abriéndolo para revisar los archivos que en el estaban, haciendo la misma tarea que Edward.

 

‘Eres lindo.', las palabras de Roy atacaron su cabeza de Edward provocando que este se tensara y rápidamente desviara su rostro de la vista de la rubia. -B-bien, no se quejó mucho de mi informe...- Contestó algo nervioso pretendiendo que organizaba varios documentos ya organizados.

 

Riza lo miró por el rabillo del ojo, notando las extrañas actitudes de su superior, más no comentó nada y sin querer incomodar a Edward, continuó con su trabajo.

Para la hora, habían terminado de organizar todo, Riza cerró la ultima caja que ya estaba en su lugar (Un sótano de archivos viejos y organizados, con cajas y archiveros grandes y empolvados) y miró al rubio menor con una de esas sonrisas que no todos tenían el privilegio de ver.

-Bien, hemos terminado -dijo cerrando la puerta de dicho sótano.

 

Edward pasó la base de su mano por su frente, limpiando el sudor que se había formado en ella y asintió. -Y justo a tiempo.- Notó al ver la por la ventana que ya las nubes se habían ennegrecido, quitando lo bonito del azul cielo de aquella tarde. -Creo que aún tenemos tiempo antes de que empiece a llover.- Pensó el rubio en voz alta mientras se quitaba de sus hombros su gabardina roja que siempre llevaba consigo.

 

Riza iba a decir algo más el rechinido de una puerta la calló casi enseguida, haciéndola voltear hacia la puerta de su superior.

-Acero, a mi oficina -sentenció Mustang, con semblante frío y sus ojos negruzcos directo al menor de los rubios. Hawkeye saludó marcialmente y después miró a Edward.

-Te veo mañana, Edward -cortésmente se despidió de ambos hombres dirigiéndose a su escritorio, de donde sacó su bolsa café tierra y su paraguas violeta, el cual estaba recargado en su asiento. Salió del cuartel.

 

Salió y dejó a Edward solo con la persona que no había abandonado su mente ni un solo segundo en lo que llevaba del día. El trenzado se quedó mirando la salida del cuartel por unos momentos, como si buscara una excusa para abstenerse de ir a la oficina del pelinegro puesto que, después de lo que había sucedido el día anterior, no sabía que haría si volvía a quedarse solo con aquel hombre al que no se atrevía si quiera a mirar por la pena o los recuerdos de aquel beso.

 

Mustang ya no estaba en la puerta esperando a Edward, se había metido en su despacho, esperando a que el rubio entrara, sabía que lo haría, Edward era hasta cierto punto predecible y si presumía de creerle a la historia de Havoc, Elric no desperdiciaría una oportunidad de agasajarse con cualquiera que le diera la oportunidad y Roy Mustang le estaba "dando" esa oportunidad.

Aquel pensamiento solo alimentaba más el ego casanova de Mustang, cegándolo a solo un pensamiento: Demostrarle a Edward Elric que nadie se le escapa... ni mucho menos domina la situación. Lo esperaba a un lado de la puerta, sin ser visto a simple vista.  

 

Edward apretó sus labios por varios segundos y después dirigió su vista a la oficina del coronel de aquel cuartel.

‘Le diré que tengo que ir por Alphonse a la biblioteca antes de que comience a llover, seguro me dejará ir.', pensó el rubio al caminar dentro de aquella oficina. ‘Él sabe que Al no puede mojarse...'

 

-Coronel, Alphonse me espera en...- Pero se detuvo al no hallar al coronel detrás de su escritorio como creía hacerlo.  ¿No que se había metido a su oficina? -¿Coronel...?- lo llamó con duda.

 

Le abrazó por detrás, sepultando su nariz en el cuello moreno del chico, mientras que sus brazos finamente gruesos, se aferraban a la cintura del menor.

Siendo lo suficientemente ágil, logró cerrar la puerta con una ligera patada, haciendo que ésta quedara a tope con el seguro...

-Te extrañé...-susurró en el cuello de Edward, adrede para que su cálido aliento chocara contra la piel de chico. Veamos que tan bueno era Edward con cosas como esta... si ya todo el mundo se lo había llevado, el chico debería de tener su experiencia adquirida.

 

Abrió sus ojos con sorpresa y su rostro fue invadido por uno de esos sonrojos inesperados al sentir como Roy jugaba con la piel de su cuello, erizándole sus cabellos al hacerlo.

-¡C-C-Coronel...!- Edward tartamudeó al bajar la mirada y ver como le abrazaba. Intentó separarse de él. -¿P-pero que cosas dice...?

 

-Lo que es verdad -murmuró, logrando que sus labios chocaran con su piel, como tenues besos -¿Qué?... ¿Tu no? -preguntó, subiendo su boca con suaves besos por todo el área del cuello, y detrás del oído de Edward, mientras que sus manos jugueteaban con sensualidad por la cintura del chico -Yo se que sí...

 

Muchas veces había soñado con estar así en los brazos de Roy, abrazado, recibiendo besos y sentir aquellas manos recorrer su cuerpo pero... algo aquí sentía que no cuadraba con sus fantasías.

-Yo...- Decía el rubio que entrecerraba los ojos, aquellos suaves besos sobre su cuello le volvían loco. -yo... no sé...- Mintió.

 

‘Eres bueno, Acero...' pensó impresionado Mustang, continuando con su sesión de besos, ahora por la nunca del chico, removiendo la molesta trenza, sin soltarla ‘Era obvio que con tal ingenuidad... cualquiera quisiera corromperla...'

-Vamos... no me hagas sentir como un idiota...-susurró, pasando su lengua por la nuca del chico y después soplar con suavidad en el área húmeda -Dime que tu también me extrañabas...

 

Un gemido se le escapó de sus labios para después colocar una de sus manos con rapidez sobre su boca, opacando aquel sonido que consideraba vergonzoso. -¿C-como lo sabe...?- Preguntó aún con la mano sobre su boca.

¿Acaso Roy sabía lo que Edward sentía por él? ¿Lo sabía? Y si era cierto, ¿desde cuando?

 

‘Cínico' pensó con lascividad ante el encanto que tenía Edward al gemir de aquella manera -Es lo que se divulga mucho -soltó sin importarle si Edward se enteraba de que ya sabía la clase de persona que era, total, ambos estaban por placer y placer sería lo que Roy le daría a Edward -Y yo solo... me dejo llevar -con una mano traviesa, empezó a acariciar el miembro de Ed sobre el pantalón ajustado, sabía que el chico no usaba ese pantalón nada más por que sí, claro, era el que más le reafirmaba las piernas.

 

Un gemido más fuerte e inquieto salió de la garganta del menor al sentir aquella mano toqueteándole su miembro de una manera que ni él hacía.

-¿Q-qué?- preguntó al cerrar sus ojos y con preocupación junto a sus gemidos. -¿Ya lo sabe más gente? P-pero si no se lo he dicho a nadie...

Por alguna razón sus labios se humedecían con más facilidad y sus piernas le temblaban un poco ante la situación.

 

-Es que... dicen que eres muy obvio, además...-comenzó a desabrochar el pantalón de Edward, quitando el estorboso cinturón café y aventándolo por donde fuera, desabotonó y bajó el cierre con rapidez, metiendo una mano descaradamente dentro de los boxers del chico, mientras que la otra subía por debajo de la playera negra y empezaba a masajear un botoncito erecto y rosado en el pecho del chico -No esperarás que se callen semejante descubrimientos ¿o sí?

Con cautela, lo guió hasta el sofá de su despacho.

 

-Coronel...- Gimió el rubio ruborizado al llegar al sofá y ser sentado en aquel sitio. Su miembro ya se había despertado en su totalidad, Edward no estaba acostumbrado a aquellos tratos.

-P-pero ¿Qué piensa usted de ello?- Preguntó el rubio con la cara roja y entre gemidos. -¿Qué piensa de mi ahora que lo sabe?

 

Separó las piernas del chico un poco, dejando libre el miembro de éste, ligeramente sorprendido por ver que Edward había reaccionado demasiado rápido a sus caricias, eso si lo había descolocado un poco.

-No te mentiré -soltó, tocando la punta del miembro de Edward con su dedo índice -Me sorprendí un poco pero después me dije: Que más da -empezó a jugar con el miembro de Edward -Eres lindo, Acero... a cualquiera le llamas la atención...

 

Las primeras gotas de lluvia golpearon el vidrio de aquella oficina en donde ambos se encontraban encerrados...

 

Edward gimió ante aquello y cerró sus ojos con fuerza al sentir como sus caderas se empujaban por si solas hacia el frente, queriendo sentir más de aquella mano que lo volvía loco. Su miembro comenzaba a calentarse más de la cuenta al igual que el resto del cuerpo de Ed. -P-pero yo solo quiero... su atención...- Gimió el chico avergonzado y cubriéndose el rostro con sus manos.

 

Sentía vergüenza, Roy le estaba viendo desnudo...

 

¿Siempre se cargaba ese teatrito con todos? Fuera como fuera, le gustaba esa actitud sumisa y puritana que llevaba Edward, y si solo la había reservado para cuando Roy "cayera" en sus trucos, le gustaba de igual modo... solo que no sería el pelinegro el usado...

Con la destreza y habilidad adquirida por tantos años en las mismas cosas, logró quitar las botas negras de Edward, junto con los calcetines, logrando que pudiera quitar con mayor libertad los pantalones negros.

-Bueno... creo que te estoy dando demasiada atención ¿no lo crees, Acero? -preguntó Mustang, escaneando con sus ojos expertos el cuerpo de Edward, que se encontraba desnudo de las piernas.

 

‘¿Por qué se comporta de esta manera?', se preguntaba el rubio que ya jadeaba por su miembro erecto. ‘¿Por qué no es gentil conmigo...?'

 

Edward lo miraba con sus ojos entrecerrados y amenazando con cerrarse por el placer que recibía ante aquel trato un tanto desconocido para él. -Si...

 

-Eso pensé -soltó con cinismo, para después acostar a Edward completamente en el sillón, no presumía de ser la gran cosa, un cuerpo pequeño con proporciones pequeñas, no pudo evitar soltar una risilla prepotente ante esto.

 

-¿Q-que?- Preguntó el rubio al verlo reír tras mirarlo con vergüenza plantada en su faz sonrojado. -¿Qué es tan gracioso?

 

-No, nada...-soltó tras su error, ¿Pues que tanto le podían ver a este niño? Su solo cuerpo incluso pedía a gritos un cambio ya, no podía satisfacer a nadie con ese cuerpo, pero de momento no era recomendable decir nada, total... un poco de diversión era lo que necesitaba y si Edward estaba tan dispuesto como decían, que mejor.

Bajó su mano hasta el miembro del chico, aprisionándolo con algo de fuerza y empezando a masturbarle, queriendo ver cada reacción del chico.

 

-¡A-ah!- Gimió el rubio en el momento que la tormenta se intensifico, golpeteando la ventana con aquellas gotas gordas de agua helada. -¡Y-yo me voy a...!- intentaba advertir, pero un espasmo en su pecho lo detuvo y el rubio se corrió con fuerza, manchando las manos y la mejilla izquierda de Mustang con su eyaculación.

 

Cerró el ojo izquierdo tras aquel espasmo del chico y parpadeó casi enseguida, completamente sorprendido por lo que acababa de pasar ¡¿Tan rápido ya había tenido un orgasmo el rubio?! ¡¿Qué era lo fantástico de él entonces?! ¿Qué eyaculaba a los cinco minutos de haber empezado?

Frunció el cejo un tanto en molestia, y gruñó por lo bajo -Muy mal, Acero -soltó el Coronel, volteando con muy poco cuidado al rubio, para que ahora le diera la espalda -¿Y yo que? Eso es ser egoísta.

 

Edward jadeaba con fuerza, jamás había experimentado algo tan... placentero en su vida. Fue volteado de aquella manera e intentó alzar su pecho del sofá con sus manos para así girar su cabeza hacia atrás y ver lo que Mustang hacía.

-C-coronel...- Le llamaba jadeando, Roy lo volvía loco.

 

Con sus manos, levantó la cadera de Edward, hasta que el chico tuviera sus rodillas como soporte, teniendo como visión, el anillo rosado del chico, muy pequeño ‘Como si nunca hubiera sido tocado por nadie' pensó al verlo de esa manera, aunque lo que llamó más su atención fue el extraño liquido que escurría ligeramente de la entrada de Edward, un liquido algo transparente, con brillos amarillos, casi como hipnotizado, pasó sus dedos para poder tocar aquello. Era pegajoso...

‘¿Que será?'...

 

Edward arqueó su cabeza hacia atrás cuando sintió que Roy le tocaba su entrada con sus dedos frío comenzando a excitar al rubio de nueva manera. -¡Coronel...!- gimió y quedó cabizbajo. -E-espera aquí no...- pedía el rubio.

No iba a querer que su primera vez fuera en la oficina de Roy, él quería un lugar un poco más romántico... un lugar especial.

 

‘¿Aquí no?... ¿Pretende que me ponga romántico en una noche de faje como esta? Estará de broma' pensó Roy ignorando los deseos del chico -Ya deberías de estar acostumbrado en cualquier parte -murmuró con superioridad, si fue escuchado o no, lo tenía sin cuidado.

Pensó en usar ‘eso' que Edward sacaba de su cuerpo para poder lubricarlo, y sin previo aviso, metió dos dedos en la entrada del rubio ‘¡Vaya que es muy estrecho! Me sorprende que en verdad se haya acostado con media cuartel'

Empezó a mover los dos dedos en el interior de Edward, aquella extraña sustancia, dejaba un poco de libertad en sus movimientos.

 

No pudo sostenerse al sentir aquellos dedos invadirle su entrada, cayó de bruces contra el sofá cuando gimió con fuerza el rango de Mustang y así se quedó, con su trasero levantado por sus rodillas aun firmes contra el mueble. Aquella sensación que Roy le causaba en su interior era adictiva pero... el chico aún no estaba nada contento con como el pelinegro se quería tomar su primera vez.

 

-A-aquí no...- Repitió cuando un trueno resonó en el lugar y la lluvia ya no era lluvia... la tormenta había comenzado a arrasar en Central.

 

Gracias a ese estrondozo trueno Roy no logró escuchar la suplica del rubio, más no le interesaba, continuó moviendo los dedos dentro del cuerpo de Edward, para después bajar su otra mano se ocupó en el miembro nuevamente erecto del chico.

‘Se excita demasiado rápido como para ser un "experto"...' no podía dejar de pensar en esos detalles, pero no importaba por que... el también quería satisfacerse y su miembro empezaba a apretar sus pantalones. De desabrochó el pantalón, dejando expuesto casi enseguida su propia hombría, para después, volver a conducir su mano al miembro de Edward y continuar masturbándolo.

 

Los ojos del rubio se abrieron con sorpresa al ver el miembro de su acompañante.

‘E-es demasiado grande...', pensó el chico con algo de temor por ello. ‘¡Me va a doler mucho!'

 

Pero sus pensamientos fueron distraídos por aquella mano que había comenzado a tocarle de nuevo haciendo que Ed gimiera y arqueara su cuello hacia atrás por segunda vez. -¡Coronel...!

 

Quitó con rapidez sus dedos del interior de Edward y su mano del miembro goteante del chico, ambas manos de Mustang estaban manchadas de su respectiva sustancia. Roy lamió la de la entrada de Edward, degustando el extraño sabor acido que tenía.

Tomó las nalgas del chico y las separó sin ser muy delicado con ello -Ahora...-susurró agachándose al oído de Edward, el cual lamió con obscenidad -Por lo que dicen que eres bueno -murmuró y penetró a Edward con su miembro erecto y deseoso, de una sola estocada.

 

‘¿Por lo que dicen que soy bueno?', se preguntó el rubio con su cuerpo bañado en sudor para después ver sus pensamientos interrumpidos por un fuerte dolor en su entrada, cosa que fue proyectada por el grito doloroso que salió de su garganta.

¡Era su primera vez! ¡Por Dios! ¡¿Qué le sucedía a Mustang en la cabeza para penetrarlo de aquella manera tan insensible?!

 

Lágrimas cristalinas se formaron en cada esquina del rostro de Edward, mientras aquel inexperto intentaba acostumbrarse al dolor de aquella penetración.

 

Era DEMASIADO estrecho, no se imaginaba si quiera que Edward pudiera haber tenido más relaciones con otras personas, a lo mejor... nunca había sido él el penetrado... soltó una risa sarcástica ‘Sobre todo por que Havoc se dejaría penetrar por un niño como éste' pensaba Mustang, sintiendo los temblores en el cuerpo de Edward.

Fuera como fuera, le gustaba esa extraña estreches en el cuerpo del otro, podía imaginarse al menos con eso que Edward se había reservado para él. Pero solo era eso... un pensamiento.

 

‘¿Por qué se ríe?', pensaba el rubio quien ahora tenía sus ojos cerrados con fuerza por el dolor que sentía en su entrada. ‘¿Qué no ve que me está doliendo?'

-C-coronel...-Le llamó intentando hacer a un lado el dolor. -P-por favor...- Quería más gentileza de su parte, quería que Roy tuviera consideración por su primera vez.

 

Más aquel "por favor" fue interpretado por Roy como un indicador de que el chico necesitaba empezar con las embestidas -Ah... el chico no tiene paciencia -soltó con descaro, para después reafirmar su agarre en las nalgas de Edward y empezar su vaivén dentro y fuera del cuerpo del chico, empezando a gemir con voz ronca y tenuemente.

Gracias a esa extraña sustancia que Edward soltaba sus penetraciones se podían deslizar un poco más suaves y con rapidez.

Gemía discretamente, sin querer hacerle ver a Edward que también gozaba de esto, que para él solo era un juego así como para el rubio.

 

-¡Ah no!- Gimió abriendo su boca anchamente y una gota de saliva se deslizó por su barbilla. Enterró sus uñas en el sillón donde ambos estaban y un nudo en la garganta entrecortaba sus gemidos.

‘¿Y si el coronel... tan solo está teniendo relaciones conmigo por placer y no por lo que siento por él?, pensaba el rubio cuyo dolor había comenzado a opacarse por un dolor un tanto placentero que le provocaba gemir con fuerza.

 

‘¿No?.... si bien que lo estás disfrutando' pensaba Roy haciendo sus embestidas más profundas y algo toscas en el interior de Edward, pero es que, ese ano, así de pequeño... lo llamaba a ser un poco violento a querer romperlo como tantas veces de seguro otros lo hicieron con Ed.

Sintió rabia... otros antes que él ya había profanado ese cuerpo y eso lo encolerizaba, lo cegaba en una extraña frustración que le revolvía el estomago.

Empezó a ser más rápido, tocando el tope en el interior del chico, aferrando sus manos en aquella piel tostada y que parecía virgen a cualquier acto sexual.

Pasó su lengua por toda la extensión que logró alcanzar de la espalda al hombro.

 

Los ojos de Edward se dilataron al sentirlo tan dentro de él, tan dentro como jamás se imaginó tener a Roy, pero no lo romántico que él se había imaginado, no el placer que él había querido...

 

Otra vez terminó cabizbajo y sintiendo a su miembro más y más caliente. Entre gemido y gemido Edward estaba apunto de correrse por segunda vez por causa de Roy.

 

Continuó embistiendo dentro del cuerpo del chico, sintiendo que esa estreches en las paredes internas de Edward lo volverían loco, besaba de manera fogosa el hombro del chico, mientras que su mano derecha continuaba masturbando el miembro de Edward y la otra, buscaba los pezones erectos en el pecho del chico.

Sus gemidos roncos eran sacados justo en los oídos de Edward, sutiles y casi inaudibles. Podía sentir el los temblores del cuerpo tostado que Edward pronto llegaría a su limite.

 

-¡¡Aaaah!!- Gimió Edward a todo pulmón al tener su orgasmo y terminó manchando el sillón de aquella oficina cuando se corrió con fuerza. Jadeaba con fuerza y perdiendo totalmente las fuerzas en sus brazos tanto como sus piernas, logrando así perder sus soportes y caer en el sillón rendido.

 

Al sentir la opresión en el interior de Edward, Roy tampoco pudo evitar correrse en el interior del chico, llenándolo por completo de su esencia, inclusive un poco había escurrido de la entrada del chico, mojando sus muslos internos.

Al sentir el bajón del cuerpo de Edward, Roy también cayó encima del chico, sin lastimarlo... vaya que no era como lo esperaba... Edward en verdad parecía un chico virgen... y eso le hizo disfrutarlo más.

Salió del interior de Edward sin ser muy considerado con el chico, para después sentarse en el sillón, con su respiración ligeramente agitada, se acomodó los pantalones y después se pasó una mano por su frente aperlada por el sudor.

 

No, no había sido como se lo había imaginado que sería... Acostarse con Roy no había sido como tanto se lo había imaginado, había sido doloroso y muy poco placentero por lo casi nada sutil que aquel hombre había sido con él al quitarle su virginidad.

Los ojos del rubio se tornaron acuosos y varias lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas en aquel llanto silencioso. No había sentido nada de cariño en lo que acababa de suceder... ¿Acaso era verdad? ¿Acaso Mustang se había acostado con él sólo por su propio placer?

 

Ya con su respiración más compuesta, miró el cuerpo acostado de Edward en aquel sillón y sonrió a su modo - ¿Ahí te piensas quedar? -preguntó, pasando su dedo índice por el ano del chico que aún seguía expuesto y goteaba su propio semen y el liquido extraño de Edward.

 

¿Dónde quedaba él? Si, Roy obtuvo el placer que quería pero... ¿y él?

Edward sintió algo de enojo corromper su cuerpo y, en aquella posición y sin moverse, pateó a Mustang con su pierna de metal sin interesarle donde y que tan fuerte le pegaba. No lo quería cerca de él...

 

-¡¿Qué te pasa?! -preguntó Mustang ante el ataque sorpresivo de Edward, le había golpeado el muslo y le había dolido demasiado, se sobó aquella área con enojo -¡¿Se puede saber por que hiciste eso?! Idiota...

 

Más Edward ignoró aquella queja y lo miró por encima de su hombro con el cejo fruncido sin importarle que Mustang notara que estaba llorando. -Dime, ¿Por qué rayos te tomaste la molestia de hacer todo esto?- Preguntó con una voz fría.

 

-¿De que hablas? -preguntó sin prestarle real atención, ya que estaba más enfocado en amenguar su dolor que soportar las niñerías de Edward. Más el tono de voz del pelinegro era de fastidio y enojo por el comportamiento extraño del rubio.

 

-Hablo de hacerme creer que te importaba para aprovecharte de mis sentimientos y tener sexo conmigo...-Soltó el rubio tomando sin cuidado el enojo del otro.

Él era el que se sentía destrozado, él... no Roy.

-Me hiciste creer que había algo... que esto iba en serio.

 

Levantó una ceja ante los lloriqueos de Edward para después caer en la cuenta de la ultima frase del rubio.

-¿Algo entre nosotros? -repitió en una carcajada que resonó por todo el lugar, despectiva y llena de cinismo.

 

Aquello llenó de dolor el pecho del rubio quien apartó la mirada y dejó caer varias lágrimas más por su rostro.

Se sentía tan humillado... usado... degradado...

Esa risa que resonaba en aquella oficina realmente lo dañaba, inclusive se escuchaba más fuerte que la lluvia afuera.

Edward se sintió un tonto...

 

-¿Cómo se te ocurre si quiera pensar una cosa así? -soltó con desagrado ante si quiera imaginarse de pareja de Edward -No eres mi tipo, no me gustan los que se andan pavoneando por ahí, saltando de cama en cama -dijo moviendo su mano con desinterés en Ed -Eres un fácil, yo busco algo más a mi altura -ofendió, parándose del sillón y caminando hacia la puerta del despacho, sin abrirla -Tu en cambio...-soltó una risilla socarrona.

 

Edward levantó la vista, su cuerpo tembló de coraje por las acusaciones falsas que el pelinegro le hacía. -¡¡Idiota!!- le ofendió el rubio al intentar sentarse pero un dolor punzante en su entrada le interrumpió sus planes, más no dejaría que aquello lo detuviese de defenderse.

-¡¿De que demonios estás hablando?!- Preguntó alzando su voz y tomando sus boxers del suelo para así colocárselos de mala gana. -¡¿De cama en cama?!

 

-De eso se habla mucho por aquí, te lo mencioné mientras te cogía, ¿no lo recuerdas? -preguntó afilando la mirada con veneno -Claro, personas de tu calaña con frecuencia sufren de amnesia. En cambio yo, Acero -dio énfasis a la última palabra -Al menos tengo la cara para enfrentar con quienes paso la noche.

Se pasó una mano por el sedoso cabello negro -Mírate... no tienes nada que ofrecer, no a mí. Esto fue solo para cerrarle la boca a Havoc -frunció el cejo en desagrado -Dijo que era fácil llevarte a la cama y veo que sorpresa, lo es.

 

¿¡Que era fácil llevárselo a la cama?! ¡¿Qué no tenía nada que ofrecer?! ¡¿Qué se llevo su virginidad para cerrarle la boca a Havoc?!

No entendía nada de lo que ese hombre decía pero... realmente le había roto su corazón de una manera cruel.

Edward no lo pensó dos veces, aplaudió activando su alquimia y trasmutó una jaula alrededor del pelinegro, atrapándolo detrás de aquellos barrotes para no dejarlo ir.

 

-¡Hijo de puta!- Soltó Edward con dolor al mirarle tras aquella jaula y tomando sus pantalones para ponérselo a como pudo, olvidándose de su propio cinturón. Ya no quería estar allí, quería salir lo antes posible... Se sentía de lo más horrible...

 

-¡¿Qué demonios?! -soltó sorprendido Mustang viendo en donde lo había encerrado. Más enseguida se compuso -¿Tu crees que tu absurda y burda alquimia me van a retener? -soltó prepotente ante Edward, metió sus manos en los bolsillos del pantalón de su uniforme para sacar sus guantes, sin embargo, su sorpresa fue notoria -¡¿Mis guantes?!

 

-¿Buscabas esto?- Preguntó el rubio mostrándole el par de guantes que sostenía con su mano humana y con un semblante severo y fastidiado. -Creo que ERAN tuyos.

 

¡¿Eran?! ¡¿Qué pretendía hacer ese idiota?! ¡¿Quedárselos?!

-¡Dame eso, Acero, es una orden de tu superior! -ordenó Mustang, enojado por el comportamiento aniñado y de poca claridad de Edward.

 

-¿Una orden de mi superior?- Repitió el rubio al levantarse de aquel sillón y, al hacerlo, un chillido de dolor salió de su boca por el maltrato que había recibido en su entrada que acababa de perder su virginidad. -Pero si yo no veo mas que a un ANIMAL enjaulado frente a mí.- Soltó con voz ácida al pelinegro del otro lado de los barrotes. -Un animal que solo actúa por instintos carnales y que solo busca el satisfacerse a si mismo sin importarle las personas de las que abusa por ello...

 

-Eres un animal, Mustang...- Continuó el rubio con sus puños cerrándose con fuerza y con un semblante que, quitando sus lágrimas frescas,  hacia notorio que Edward estaba furioso. -Un animal que no se por que me llegaste a gustar...

 

Roy no pudo evitar abrir un poco más sus ojos ante la extraña revelación de Edward "¿Qué le gustaba?"... aquello no se lo esperaba. Miró con detenimiento a Edward, su cuerpo tenso, sus ojos llenos de resentimiento y esas finas lagrimas bajar por estos.

Se compuso enseguida, cruzó sus brazos sobre el pecho y poniendo una pose despreocupada sonrió con prepotencia.

-Con que un animal ¿eh? -empezó Roy analizando al chico con ojos frívolos y llenos de victoria, aquella jaula no le detendría de poder hablar -Yo no soy el que pretendió ser Dios y jugó con la vida de su hermano menor, llevándose su cuerpo en el proceso, si yo soy un animal, Edward... tu ni siquiera puedes ser catalogado como algo vivo, ya que ni los animales hace una asquerosidad como la tuya... No quieras venir TÚ a enseñarme sobre moral, por que es de lo que más cojeas.

 

-¡CÁLLATE!- Gritó Edward con furia, apretando su agarre en los guantes del pelinegro, arrugándolos en aquel proceso. -¡TU NO ERES NADIE PARA JUZGAR MIS ERRORES! ¡Y NO TENGO POR QUE DARTE EXPLICACIONES!

 

Edward intentó calmarse y se limpió su rostro con rapidez con su mano desenguantada. Se acomodó sus ropas con excepción del cinto, que seguía perdido en aquel suelo, y terminó al guardarse los guantes del pelinegro en sus bolsillos para así volver a enfrentar su mirada.

-Que te quede claro que aquí el más humano soy yo...- Susurró Edward herido para después sujetarse su propio pecho y cerrar sus ojos para así dirigirse a la puerta con pasos rápidos.

 

Roy miró cada acción precipitada y agitada que mostraba el alquimista, él seguía relajado, inmune a las palabras del rubio que honestamente todo eso se le resbalaba, ya muchas cosas y peores había escuchado sobre su persona, las palabras de Edward no le afectaban en lo más mínimo, sin embargo... a Ed si le afectaba lo que él le decía.

-Estamos en las mismas...-sentenció -Tu tampoco eres nadie para juzgarme -soltó y le dio la vuelta de la cara a Edward, restándole importancia al chico, a sus berrinches y a su actitud -Tu no puedes ser más humano que yo, créeme... -miró al chico y sonrió de un modo que dejaba en claro que esta la había ganado -Y más por que juegas con la vida de las personas y... dependes de máquinas para moverte.

 

El rubio se detuvo y lo miró por encima de su hombro para así mirarle con sus ojos llenos de dolor. -Tan siquiera yo no dependo de ver a otros sufrir para subir mi ego y sentirme mejor conmigo mismo... idiota.- y tras decir eso, quitó el seguro de la puerta con alquimia y la abrió para así salir al oscuro pasillo del cuartel. -Disfruta tu noche tras esos barrotes, animal.- Y así, se marchó dejando solo al pelinegro enjaulado.

 

Roy afiló la mirada, sus brazos cruzados apretaron con fuerza el agarre, sus manos se tensaron y su mandíbula se marcó con fuerza.

Después de eso, resopló con fastidio y se dejó caer al suelo, recargado en la pared, ese maldito mocoso se la iba a pagar, sin la protección del gobierno, Edward y Alphonse no eran nada... más Al, que podía ser llevado a cualquier laboratorio por su mandato y eso los convertiría en fugitivos, ya que Edward preferiría huir que entregar a su hermano... frunció el cejo, Al no tenía nada que ver en esto, no podía involucrar a externos...

Se quedó ahí sentado, esperando a que la tormenta pasara y que alguien lo encontrara...

 

Edward corría bajo la tormenta que arrasaba con Central aquella noche, humedeciendo todo lo que fuese posible de la vestimenta del rubio... pero eso era algo que a Edward tenía muy sin cuidado.

Su mente y su corazón no dejaban de dolerle...

Roy Mustang, la persona que a ÉL le gustaba, lo había herido de la manera más asquerosa que podía ser posible. Le había dado donde más le dolía... había herido su orgullo al prácticamente abusar de su inocencia...

 

No podía perdonarlo... No quería si quiera volver a saber de él. ¡Le había mostrado que todos esos últimos años de pensar en el como un anhelo había sido una total perdida de su tiempo!

Ya no quería volver a verlo, no quería volver a saber algo que se relacionara con él- Había llegado al punto de empezar a odiarle...

 

-Tengo... que irme lejos de aquí...- Susurraba el rubio quien seguía corriendo, ignorando su dolor, bajo la estrepitosa lluvia. -Tengo que esconderme... en un lugar donde nunca me puedas encontrar...

SAIGO NO KAJITSU: http://www.youtube.com/watch?v=WXGCc8gKsQg

 

Notas finales:

El Universo Presuroso de SupaMame

¡Palo!

Venimos de corridaaa, viene Dolly y hay que tener precaución al salir a las calles, a los que ya les llegó, tengan mucho cuidado y que sobrevivan las laps XD.

AGRADECIMIENTOS ESPECIALES A:

MABELING

SAMIYUMI

DARA LEE

SEIKETO NAYSET

VAMOS GENTE, DEJEN SU REVIEW,

no queremos recurrir a la amenaza ¬¬.

Jajaja, bien mal XD.

¡Gubai!


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