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A mal tiempo, buena cara por Fallenangel

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Notas del capitulo: Segundo capítulo, one shot o lo que sea xD

Tengo grandes ideas para los otros 8 refranes que me quedan n.n

El siguiente será Ojos que no ven, corazón que no siente.
- Pues yo creo.. que ese piso estaba bien, ¿No?- Preguntó Zack con cierto nerviosismo, tratando de ocultar en sus palabras aquel toque irónico.

- Qué mal se te da mentir.- Dijo Kael entonces con una pequeña sonrisa.- Pero bueno, me temo que por ahora no hay nada mejor por este dinero… y ni si quiera mi trabajo es serio… no es que hacer chapuzas sea el sueño de mi vida.- Dijo con tranquilidad.

- Supongo que para ir tirando…

- En cierta manera me gusta, con una mano de pintura y un par de posters, quedara bonito… ¿No crees?

Zack prefirió hacer oídos sordos a esa pregunta. Kael estaba animado y así que prefirió no decirle lo que realmente pensaba: Ese piso era cutre hasta decir basta. El baño era horroroso, los muebles viejos y la cocina… la cocina casi inexistente. Pero, como siempre, Kael conseguía verle el lado bueno a las cosas.

El rubio miró al suelo, caminando por debajo de los arcos de aquella calle junto a su mejor amigo. Le daba tanta rabia no poder hacer algo por él, más que observar como este día tras día fingía una sonrisa, porque bien sabía que era fingida, con tal de no hacerle sentir mal. En cierta manera, odiaba aquello en el.

- Viendo tu elocuente silencio,- Comenzó a decir entre risas.- creo que lo mejor es retirarme ya. Aún me quedan cosas por guardar.- Añadió casi con ilusión.

Zack temió por un segundo haber metido la pata pero al volver a ver la sonrisa en los labios de Kael, sintió ganas de arrearle un puñetazo. ¿Por qué no confiaba lo suficientemente en el para contarle como se sentía realmente?

Bufó ligeramente enfadado y tiró el skate al suelo, subiéndose sobre él.

- Iré a patinar un poco antes de volver a casa, creo que mi primo y todos estos andarán por la plaza. ¿Te pego un toque luego y pillamos unas pizzas?

- Como quieras.- Respondió el castaño.

Zack le dio la espalda sin más y atravesó la plaza para sentarse en las escaleras de esta. Comenzó a atarse los cordones mientras veía a Kael marcharse a lo lejos.

- ¿Conoceis a ese pringado?

Esa pregunta había manado de los labios de un chico que se hallaba a escasos metros de Zack. Se reía con unos amigos señalando a alguien, así que curioso, el rubio frunció el ceño y siguió el dedo hasta que sus ojos pararon en la figura de Kael, de espaldas, a lo lejos. El corazón le dio un vuelco por la rabia, pero decidió callar. ¿Qué iba a decirles?

- No.- Contestó otro de ellos.

- ¡Yo si! – Dijo un tercero.- Ese tío es lo más idiota que he visto, puedes reírte de él en su puta cara, que no te dice nada.

- ¡Venga ya!.- Respondió el que había hablado el segundo escrutando a Kael con la mirada.- Pero si parece que te va a pegar una ostia con solo mirarte.

Los otros chicos rompieron a carcajadas al escuchar el comentario de su ingenuo amigo.

- Dios Kev, cada día me caes mejor.- Rió el primero.- A ese tío, como si le pides 10 pavos y le dices que se los das mañana. No se atreve ni a pedir que se los devuelvas. Es como bobo.

- Yo sé algo aún mejor.- Dijo el tercero tratando de hacerse el interesante.

Zack apretó los puños y cerró sus dientes con fuerza, tratando de contenerse al escuchar todo aquello. Se puso en pié para dejar de escuchar eso pero algo que oyó le hizo detenerse en seco.

- ¿Sabéis por qué es tan pringao? Porque es una maricona.- Dijo aguantando la risa.- Sí, sí, como lo oís.
- ¿¡Qué dices!? Jajajaja ¡Esa sí que es buena! – Exclamó otro casi llorando de risa.

El rubio no podía permitir aquello, no lo aguantaba.
-¡¡Callaros la puta boca!! – Les espetó de repente, deteniendo las risas en seco, dejándolos perplejo.- ¡No pienso permitir que habléis así de MÍ amigo!

Esa reacción, que en un primer momento los había casi asustado hizo estallar una nueva racha de carcajadas casi crueles.

- ¿Y tu quien eres niñato?

- Eso, ¿Quién coño te ha dado vela en este entierro?

- Seguro que es su noviecita… Una putita, como él.

Zack gritó de rabia y cegado se abalanzó sobre aquel último tirándolo al suelo, haciéndose golpearse con la espalda en las escaleras. Comenzó a pegar golpes sin fijarse ni donde daba, sintiendo las patadas de los otros dos chicos en su espalda.

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Kael miró de reojo el móvil mientras sacaba las cosas de las bolsas de basura. Su padre ni si quiera se había dignado en darle una maleta. Dio un pequeño suspiro y siguió con su trabajo, tratando de centrarse en el positivo pensamiento de que al fin podía vivir solo, a su manera. Y de que eran las once de la noche. Y de que había pedido una pizza. Y la comería solo… aburrido… pensando en una familia que le había dado la espalda. Y eso sin contar de que su mejor amigo no daba señales de vida desde por la mañana.

Eso es, señoras y señores, un plan perfecto para una vida perfecta.

Rió con ironía ante su “suerte” y pego un gran suspiro. En cierta manera se alegraba de que Zack no estuviera allí, eso significaba que había conseguido que no se preocupara, y él lo prefería así. Aun que no podía evitar echarlo terriblemente de menos.

El telefonillo de la puerta sonó y el castaño se levantó con rapidez a abrirlo, al fin había llegado Zack.

- Pizzas a domicilio.- Dijo una voz femenina al otro lado de la puerta.

Kael suspiró bajó la mirada. Sin mucha emoción pago aquella pizza familiar que sabía perfectamente que no terminaría.

Se sentó ante el televisor y la encendió, algo de compañía no le venía mal. Dio un mordisco a la pizza y esta le supo seca, se le hizo difícil tragar así que tiró el cacho sobre la servilleta y se echó hacia atrás en aquel sofá, cerrando los ojos. El cansancio le invadió pero antes de dormirse le dio tiempo a pensar en qué incómodo era el sofá y reconocer que incluso olía raro.

El piso era un desastre.

Un par de horas después fue despertado por el telefonillo que sonaba insistentemente. Kael, adormilado, ni si quiera se paró a pensar en quién era y qué quería pero, al abrir la puerta, todo el sueño se esfumó.

- ¡Zack!.- Exclamó agarrándole de los hombros. La sonrisa, falsa o verdadera, se borró de golpe de sus labios.

El rubio tenía muy mal aspecto, con el ojo amoratado y el labio partido, pero, aún así, estaba sonriente.

- Siento haber llegado tarde.- Dijo con la voz algo cascada.- Pero tenía que parar a comprar algo para celebrar lo de tu piso, ¿No?

- ¿Qué ha pasado?

Zack sólo volvió a sonreírle y pasó al interior sin decirle nada. Ahora entendía… Kael le ocultaba sus sentimientos para no preocuparle, no hacerle sentir mal. Lo mismo que él sentía ahora. Por muchas dudas que los chicos hubieran sembrado en su interior, con secretos o sin ellos Kael era su amigo y lo demás no importaba.

- Dejémoslo en que… por la boca muere el pez ¿Vale? – Dijo sin más tirándose, agotado, en el sofá.

- Zack…

- Enserio, estoy bien. No hay anda de qué preocuparse. Y ahora disfrutemos de esta rica pizza congelada y un par de cocacolas medio calientes.- Rió antes de tirar del brazo de su amigo para sentarlo junto a él.

Todo lo que quería hacer era que se sintiera bien, como en un hogar que nunca había tenido.

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