-¿Visteis la chica que acaba de pasar? – pregunto Tom algo eufórico.
-Sí, la vimos Tom – contesto Bill algo cansado de escuchar a su gemelo repetir la misma frase cada vez que una chica guapa pasaba para que ellos le firmasen un autógrafo.
-Estaba buenísima, ¿y visteis el piercing que tenía en el labio? Le quedaba genial, pero el mío es mejor – dijo y se echo a reír él solo.
-Vale, lo que tú quieras Tom – dijo Gustav que se encontraba al otro lado del chico de las rastras.
-¿Cómo sabrá besar a alguien con un pendiente en el labio? – pregunto mentalmente el rubio.
Una vocecillas hablo en su cabeza; << ¿Por qué no lo pruebas con Tom?>>
Escandalizado por lo que acababa de pensar miro a Tom, que estaba inmerso en su tarea de repartir autógrafos a todas las chicas que pasaban.
-¿Cómo que probarlo con Tom? Mi integridad personal correría peligro son la sola insinuación de mi capricho – se reprocho a si mismo mientras él también seguía con su tarea.
-<< Por probar que no quedé pequeño Gus >>
-Jodida voz del demonio, ¡cállate! – pensó mientras fruncía el ceño en señal de enfado por aquellas ideas que le daba la voz de su conciencia.
-¿Qué te pasa Gus? – pregunto de repente Tom que lo miraba con cara de no entender nada.
-¿Eh? Nada, no te preocupes, solo pienso en mis cosas. – dijo para salir del apuro.
-Que pillo, te quedaste pensando en la chica del piercing, ¿o me equivoco? – soltó Georg desde el otro lado de la mesa.
-Hmm, no exactamente, pero bueno, daré tu respuesta por valida. – comento el rubio mientras rodaba los ojos.
<< Vas a hacer, ¿verdad? >>
De nuevo la voz esa volvía al ataque después de haber estado en silencio durante el resto de la tarde.
En aquellos momentos se encontraban en el interior del tour-bus, todos dormían en sus respectivas camas, menos el y Tom.
<<Dale, es tu oportunidad, ahora que esta dormido>>
-¡Que no! ¿Y si me descubre que hago? – respondió mentalmente el rubio a la voz de su cabeza.
<<Te inventas una excusa>>
-¡Que no joder! – grito, de repente, en alta el rubio, con la consecuencia de que su compañero de banda se despertase al estar más cercano a él.
-¿Por qué gritas de esa manera? ¿Te propusiste despertar a todos los que dormimos? – dijo de malhumor Tom, cuando alguien lo despertaba solía levantarse con un humor de perros.
-Perdón… no me di cuenta, lo siento. – se disculpo el rubio bajando la cabeza.
-Hmm… no sé que te pasa Gus, llevas desde esta tarde ido, bueno, más ido de lo normal – dijo Tom.
-No es nada, no te preocupes…
-¿No estarás así por esa chica, no? – pregunto curioso el guitarrista.
-¿Qué? ¡No! Para nada, no es nada que tenga que ver con esa chica, tranquilo.- contesto Gustav algo alterado.
-¿Entonces? – quiso saber Tom.
-En serio, no insistas, no quieres saberlo – dijo Gustav que por momentos se sentía más agobiado por las insistentes preguntas del guitarrista.
-Sí que quiero saberlo, así que ve soltando que es lo que le pasa a ese celebro que se esconde bajo tu pelo rubio – dijo Tom acercándose amenazadoramente a Gustav.
Dejándolo acorralado en una de las esquinas del pequeño sofá que el tour-bus traía incorporado.
-Esta bien, si insistes, te lo diré, pero antes me tienes que prometer una cosa. – hablo por fin el baterista.
-¿Qué cosa?
-Que no te vas a reír de mí en ningún momento de esta conversación, ni nunca, ¿lo prometes? – dijo el rubio mientras señalaba amenazadoramente a Tom con el dedo índice.
-Lo prometo, no me reiré nunca, quizás hasta te ayude a resolver el problema. – dijo con deje de superioridad.
-Créeme que no vas a querer ayudarme querido Tom. – pensó Gustav, que tras coger una gran bocanada de aire se dispuso a contarle a su compañero todo lo que le cruzaba por la cabeza.
-Pues bien…lo que me ocurre es que…bueno, después de tú comentario sobre aquella chica y su piercing me quede pensando sobre como se siente uno al ser besado por alguien que tiene un pendiente ahí. – soltó de golpe Gustav.
Tom se lo quedó mirando con cara de sorpresa y con un brillo de diversión en sus ojos.
-¿Qué piensas? – se aventuro a preguntar el baterista.
-¿Quieres probarlo? – fue lo único que salio de la boca de Tom.
Gustav se quedó perplejo ante la petición de su compañero.
-¿Lo…lo dices en serio? –tartamudeo.
Tom asintió.
-¿Por qué no? Es solo un beso, todos duermen y nadie se va a enterar, y así tú dejaras de ser tan anti-social y volverás a ser el Gus de siempre.
Sin que Gustav dijese nada al respecto de la proposición, Tom se le acerco lentamente mientras que son sus manos acariciaba las mejillas de Gustav, que se habían tornado de un color sonrosado algo llamativo.
Gustav se encontró con un Tom sentado sobre su regazo con ambas piernas a cada lado y dispuesto a satisfacer su capricho.
-¿Listo? – pregunto Tom escasos centímetros de los labios de Gustav.
Este asintió tímidamente.
El primer contacto de sus labios hizo que el baterista diese un pequeño saltó de la impresión que aquello le estaba causando, pero tras unos segundo se dejo llevar por la hábil boca de Tom, que pedía, instantemente, permiso para poder ir más allá que de un simple rocé de labios.
Inconsciente de sus actos, Gustav fue metiendo sus manos debajo de la ancha camiseta de Tom, tomando contacto con su calida piel.
Aquella experiencia le estaba encantado, aquel objeto anclado al labio de Tom le estimulaba más que si no estuviese allí,
Por fin su adorado capricho se había cumplido…
Tom se separo de Gustav poco a poco, el lugar donde se encontraban estaba en completo silencio y lo único que se escuchaba era el sonido de sus agitadas respiraciones que iban recuperando la normalidad.
<<Te dije que por probar no perderías nada>>
Otra ves esa voz, pero esta vez el rubio baterista decidió ignorarla.
Se quedaron con las frentes pegadas y fijando cada una sus ojos el los ojos de quien tenía en frente.
-¿Te gusto? – Tom fue el primero en hablar.
-Sí… - afirmó aun con algo de vergüenza Gustav.
-Pues cuando quieras, repetimos. – dijo por último Tom y se levanto del regazo de su baterista, dejándolo solo, sentado en el sofá.
<<Deberías de aprovechar esa indirecta>>
-¡Arg, cállate ya!