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Días febriles por ines_kaiba_wheeler

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza pero entre que la página lleva unos días "pocha" y que llevo un estrés del copón, se me ha juntado todo. En fin, no más palabras mías hasta las notas finales.

¡A disfrutar!

A pesar de que el tiempo parecía haberse estancado en aquel día diecinueve de noviembre, esa no era la realidad. Las horas habían pasado, los días se iban haciendo cada vez más cortos y estudiar para los exámenes estaba ocupando sus necesarias horas de sueño. De los nueve titulares que eran en el equipo, sólo cuatro tenían perfectamente organizado su tiempo para no dejarse ni una asignatura sin cubrir, teniendo en cuenta el resto de sus actividades diarias, claro. Entre estos cuatro estaban Kunimitsu, Syusuke, Kaoru y, como no podía ser de otra manera, Sadaharu. Aunque dos de ellos se aprovechaban un poco de los otros dos al pedirles ayuda con ciencias. El chico de los datos no podía negarse a ayudar a un kohai en apuros, por lo que había adaptado su horario de estudio para darle la información. Sin embargo, el capitán tenía muy difícil negarle la ayuda a su novio por las consecuencias que eso pudiese acarrear después en su relación. Ryoma, por otro lado, ayudaba a Takeshi con inglés a cambio de que este hiciera lo mismo pero con el japonés. Cada poco tiempo hacían un descanso y pedían otra hamburguesa con su guarnición de patatas y refresco que, amablemente, pagaba el padre del menor sin que este se enterara. Cosa suya si dejaba la cartera a la vista de cualquiera. El de segundo año aprovechaba también para llamar a Kaoru y así ambos estaban seguros de que ni Sadaharu ni Ryoma se habían aprovechado de su ‘churri'. La cara más dura la pasaba Takashi ya no sólo porque era el único que casi no veía a su novio, al menos hablaba con él vía Messenger, sino porque la única asignatura que se le daba mal y que nunca conseguía salvar en los exámenes, era de las pocas que no había que entender, sino estudiar a fondo. Historia del mundo, ¡qué suplicio! Sólo de pensar en pasarse otra noche rodeado de guerras, nombres de reyes, emperadores, reinos y tratados entre países le hacían querer no volver a casa esa noche. Juntado a esto, llevaba días con un dolor de cuerpo y un cansancio que no sabía de dónde podía venir y que le estaba impidiendo concentrarse mejor en sus estudios.

Conteniendo un suspiro de pura resignación, se encogió un poco más y afirmó la bufanda para que tapara perfectamente su nariz. Ese día hacía un frío insoportable por la calle y eso que aún eran las cuatro. Por suerte, ya quedaba menos para llegar al restaurante y podría tomarse una taza de té bien calentito para quitarse el frío de encima. Con ese pensamiento en la cabeza, dio un par de pasos más rápidos, alcanzando la puerta del establecimiento de su padre mucho antes de lo estimado. El contraste de temperaturas hizo que sintiese un escalofrío por toda la espalda y tuvo que empezar a quitarse ropa de encima para no abrasarse por completo.

-Buenas tardes, Takashi-aquellas palabras habían salido de la boca de su padre, estaba seguro. Aunque no sabía cómo lo había averiguado pues sólo escuchaba a medias; la cabeza le daba demasiadas vueltas.

-Más bien frías-respondió acomodando su chaqueta y bufanda entre sus brazos, dedicándole a los clientes una sonrisa dulce como él mismo mientras atravesaba el restaurante para ir a su habitación-Espero que en casa del abuelo me dejen llevarme el brasero a mi habitación estas vacaciones.

-Pídelo antes que Nami o te quedarás sin él-dejó el cuchillo a un lado-Han venido a verte-comentó mientras Takashi subía las escaleras-Ya lleva un rato esperando, así que no le hagas esperar más.

-No lo haré-fue lo último que dijo antes de que sus pies desaparecieran en el segundo piso con rapidez.

Se preguntó quién podría ser. Quizá algún compañero de clase que tenía dudas con matemáticas, una de las pocas asignaturas que se le daban realmente bien, había acudido en su ayuda. No por nada formaba parte de los tres primeros en el ranking de tercero en esa materia. El primer puesto lo ocupaba Sadaharu y el segundo Kunimitsu. Poder competir con ambos fuera del tenis también tenía su morbillo. Sin embargo, después de dejar el abrigo en el armario de la entrada y sus zapatos bien colocaditos, al abrir la puerta de su habitación, no fue uno de sus compañeros al que vio apoyado en su cómoda. Una súbita alegría lo inundó por completo cuando vio aquellos ojos desnudarle con la mirada.

-¡Jin!-exclamó abrazándose a él tan rápido como pudo. Este respondió el abrazo con más fuerza, si cabe, que la que estaba recibiendo en su cuerpo.

-Tienes las manos frías-murmuró este en un gruñido, aunque no hizo nada por separarse, sino todo lo contrario.

Sin mediar más palabra, se besaron con ansia, mostrándole al otro la desesperación que los había embargado esos días en los que estuvieron separados. Enredaron sus lenguas, se saborearon por completo, recorriendo cada rincón de la boca que invadían, mientras sus manos iban quitando la ropa que sobraba ya que la temperatura estaba subiendo hasta alcanzar límites insospechados. Supieron detenerse antes de que el deseo los poseyera, separando sus labios y se fundiéndose en otro abrazo más fuerte que el anterior.

-Te he echado tantísimo de menos-murmuró Takashi separándose levemente de él. Aunque hablase con él a diario, necesitaba tocarle, abrazarle, besarle, para poder sentirse completo-Veo que ya estás completamente curado-tenía mucho mejor cara e incluso sus ojeras no parecían tan acentuadas como era costumbre.

-Qué observador-volvió a besarlo, esta vez no fue tan agresivo aunque sí igual de apasionado-Eso quiere decir que hoy lo hacemos, ¿no?-aquellas palabras atravesaron el pecho del moreno, llenándolo de calidez. El sonrojo de sus mejillas se mantuvo intacto ante la ola de nerviosismo que lo había sacudido.

-Me pregunto si alguna vez piensas en otra cosa que no sea eso-se rascó la nuca antes de sentarse en el suelo. De repente, se sentía mareado, seguramente a causa del rápido movimiento que había hecho al ver a su amado. Levantó su pie y alcanzó con él el mando de la televisión para poder encenderla aunque no le fuesen a prestar atención.

-Claro que sí-se sentó detrás de él, abrazándolo por la espalda. Takashi se recostó en su pecho, apoyando su nuca en su hombro y sus manos sobre las de Jin, acariciándolas levemente-A veces pienso en untarte de chocolate y lamer tu cuerpo hasta dejarlo limpio-ese comentario ocasionó un incremento del sonrojo que ya cubría al moreno, pero no dijo nada al respecto-Amarrarte a mi cama durante una semana, torturándote hasta que me rogases entre lágrimas que te follara-degustó aquellas palabras con sumo deleite-O simplemente dejarte atado a una silla mientras me masturbo para que te murieses de ganas de hacérmelo otra vez-dejando su vergüenza de lado por unos instantes, Takashi rió ante ese último dato.

-Cuidado conmigo que soy capaz de atacarte ahora mismo-terminó la frase con un ronroneo sensual, girando su cabeza hacia el pálido cuello de su novio y rozándolo con sus labios.

Aquella era la primera vez, desde su cumpleaños, que mencionaban aquel suceso. A Jin lo había dejado ligeramente tocado, después de todo su orgullo se había visto dañado y ese tipo de cosas tardan en curarse. Pasaron días hasta que volvió a besarlo con plena confianza en sí mismo. Para Takashi había sido bastante fácil olvidarse del asunto ya que ni siquiera lo recordaba. No tan fácil le fue con el tema de aquel oral que no recordaba haber hecho y que no estaba seguro de querer repetir estando sobrio. Sumado a esto estaban las burlas de sus compañeros de equipo, aunque ellos también recibían su parte. Suspiró y a continuación soltó una risilla.

-¿Estás contento por verme o piensas en lo que acabo de decir?-aquella pregunta, cargada con un tono sensual y retorcido, le había vuelto a sonsacar una carcajada.

-Estoy muy feliz-y lo estaba, más de lo que aparentaba-Sólo me queda un examen, me estás abrazando y pasaré la semana de año nuevo en casa de mi abuelo-sus ojos brillaron de pura satisfacción-Llevo desde el mes pasado sin verle, lo echo mucho en falta.

-Y yo me quedaré en casa solo, sin nada que hacer, ahogando mis penas en alcohol mientras mi madre se vuelve otra vez a casa de sus padres-le reprochó Jin, afirmando el abrazo-Como un perro pateado y abandonado en una cuneta.

-No seas tonto-le dio un golpecito en una mano con alegría. Esto hizo que recibiera una mirada incrédula desde detrás.

-Oye, te estás amariconando mucho. Te recuerdo que quiero un hombre, Takashi, no un sarasa-aprovechando la postura, besó su frente y entrelazó sus dedos con los del moreno-Mejor dicho, quiero a este macho que tengo entre brazos.

-¿Sólo a este macho?-preguntó con inocencia, levemente sonrojado. Jin tan sólo hizo un sonido que podría considerarse perfectamente una afirmación-De todas maneras, te quedas solo por que quieres. Podrías acompañar a Yuuki-chan o-

-Ni de coña salgo de casa para ir a ver a esos cabronazos-interrumpió con brusquedad su discurso, sin dejarle opción a terminar-Dicho de otra manera, paso de salir de casa en general-el silencio que acompañó el final de su queja lo sorprendió en cierta manera. Takashi siempre intentaba convencerle de alguna u otra manera para que hiciese algo, cosa que no estaba haciendo. Genial. Se estaba cabreando porque no estaba actuando como se lo esperaba. Se estaba volviendo demasiado sensible a todo lo que tenía que ver con su novio-¿Qué pasa ahora?

-No, nada-no había tono de enfado, tampoco de desilusión ni decepción. Ya era un punto a su favor, no la había cagado-Iba a invitarte a venir con nosotros, pero si no quieres salir de casa, tampoco voy a obligarte-finalizó con una sonrisa, recostándose un poquito más en Jin.

-¿Ibas a qué? Tú lo que quieres es que tu madre y yo terminemos por matarnos, ¿verdad?

-No son sus padres, sino los del viejo. En esa casa no tiene ninguna autoridad y por otro lado-volvió a elevar su cabeza para alcanzar, esta vez, los labios de Jin-Me gustaría que conocieras a mi abuelo.

-¿Por alguna razón en especial?

-Es que la última vez que hablé con él-hizo una pausa que consiguió ponerle los pelos de la nuca como escarpias-Bueno, digamos que tiene una vista de lince ese hombre y yo fui demasiado tonto como para no llevar una camiseta con un cuello más alto. Quiere conocer al susodicho vampiro.

-Creo que esperará una vampiresa, Takashi. Personalmente paso de ponerme un vestido para satisfacerle-la simple idea de imaginarle con un vestido, y maquillado, hizo que el moreno se retorciera de la risa entre sus brazos.

-Puedes estar tranquilo, espera un vampiro-admitió algo avergonzado-Mi abuelo tiene una mente muy abierta y lo aceptó sin tener que darle muchos detalles-tras decir eso carraspeó-Cambiando de tema, ¿qué tal tus exámenes?

-Saldrán como tengan que salir. ¿Y los tuyos?-la pregunta la hizo como obligación y lo representó perfectamente en el tono de voz que utilizó.

-Bien, o eso creo-se estiró con levedad-Espero que todo el estrés que llevo encima valga la pena.

-Siempre puedo darte un masaje para relajarte-bajó sus manos lentamente hacia la entrepierna de Takashi, abriendo con una el botón y la cremallera y, con la otra, aprovechó para masajear  con lentitud por encima de la tela del calzoncillo. Takashi mordió su labio inferior suavemente, moviendo sus manos hacia la cara externa de los muslos de Jin, no pudiendo hacer mucho más en aquella postura. Sin duda, ese tipo de masaje relajaba a uno a sobremanera-Se me hace raro que no protestes-apretó con ligereza el miembro semi erecto del moreno-En el fondo sabes que me gusta que te hagas el difícil.

-No me apetece llevarte la contraria hoy-demasiado tiempo sin ser tocado por aquellas manos que ya habían roto la última barrera que las separaba de su presa-Quiero que me quites tensión del cuerpo.

-¿A mordiscos si hace falta?

-A mordiscos si hace falta-repitió con una pequeña sonrisa.

La respiración de Takashi se hizo más pesada a medida que los dedos subían y bajaban por su más valorada posesión. También notó en su espalda la dureza del miembro de Jin por lo que dirigió una de sus manos hacia aquella zona, apretando con sutileza antes de liberarlo de su prisión. Cuando ya no pudieron controlar más los gemidos, buscaron la boca del otro para acallarlos, volviendo a conocerse con cada caricia de sus lenguas, ávidas y desesperadas.

Justo en el momento en el que ambos sabían que iban a terminar, cuando ya estaban a punto de alcanzar el cúmulo del placer, unos golpes en la puerta cortaron de raíz el momento entre los amantes.

-Takashi-se habían olvidado por completo de que había más gente en la casa, por no decir que cabía la posibilidad de que les hubiesen escuchado mínimamente en el piso inferior y que por eso estuviese su padre ahora mismo llamando a la puerta de su habitación-¿Puedo pasar?-se pusieron de rodillas con rapidez para subirse la cremallera con mucho cuidado y se acomodaron de forma que, a vista de cualquiera, tan sólo estaban viendo la tele como buenos amigos.

-A-Adelante-la puerta se deslizó por el marco y por ella entró Kawamura extremadamente serio y ligeramente pálido. A Takashi se le fue el alma a los pies y el calentón del cuerpo. Seguro que se había escuchado algo, ¿por qué sino iba a estar allí? Vio como su padre tomaba aire antes de hablar.

-Acaba de llamar la abuela-debido al término que utilizó estaba hablando de su madre y no de su suegra, a la que no le tenía tanto aprecio como para llamarla así-El abuelo sufrió una recaída-su pobre abuelo llevaba años luchando contra el cáncer de pulmón por lo que aquella noticia no era muy alentadora. Jin dejó de mirar hacia su "suegro" para observar a Takashi. También él había perdido el color en la cara.

-¿E-Está bien?-preguntó con temor ante una respuesta no deseada. Su padre cerró la puerta, caminó hacia él y se arrodilló a su lado sin dejar en un momento de mirarle fijamente a los ojos, unos ojos que devolvían la mirada aterrados.

-Voy a ser sincero contigo, Takashi-agarró con firmeza uno de los hombros de su hijo, notándolo más tenso que de costumbre-Es posible que-la voz se le quebró pero supo recuperarse a tiempo-Es posible que no aguante hasta mañana.

 

Los días febriles, tan pronto como habían llegado, habían terminado.

Notas finales:

¡Oh, mi, Dios! Se supone que esto tendría que haberlo subido hace un mes y mira lo que me ha costado encontrar un final que os deje con ganas de saber cómo reaccionará nuestro querido moreno. En fin. Aquí termina Días febriles, la primera parte de la trilogía que tengo planeada hacer. Me queda por subir un extra a modo de epílogo en el que relataré el día en el que todo empezó para estos dos muchachos, que ya eran horas.

Han pasado tantos meses desde que decidí empezar con esta historia que me da algo de pena terminarla así. He sufrido tres bloqueos importantes que me han llevado al límite de la agonía. Hubo un momento en el que quise incluso borrarlo, ahora me alegro de no haberlo hecho ya que se ha vuelto en la primera historia decente que he escrito y que ha seguido tanta gente. Me he emocionado con algunos comentarios y me han emocionado respuestas a comentarios que he dejado, sobre todo aquellos que me han dicho que les he servido de inspiración en algún momento. Esos han hecho que me infle de orgullo y que las ganas de escribir no se me vayan aunque no tenga ganas de hacerlo. Así que si esta historia ha llegado a dónde ha llegado, ha sido gracias a vosotros y vosotras por leerme, comentarme y seguirme a todas partes como si fueseis mi sombra. También agradezco que sólo Talo tenga mi msn y así sólo uno me tortura para que suba el siguiente capítulo xDDD

Y ahora ya como un pequeño adelanto, que os estaréis preguntando qué vendrá a continuación. Pues veréis, me falta por encontrar un polluelo para nuestro príncipe y otro para Inui. Eso quiere decir que intervendrá gente de otros equipos. ¿Quiénes? No sé qué pensáis vosotros pero creo que el rey necesita hueco en esta historia y quizá el emperador también. ¿Qué parejas nuevas pondré? Esperaros cualquier cosa, ya sabéis lo retorcida que anda mi mente (aunque siempre estoy abierta a opiniones externas).

En fin, queridos lectores y queridas lectoras, muchas gracias por haberme aguantado este año y medio, a los que le dieron la oportunidad y que, a pesar de que el principio no es muy bueno y eso es algo que sé y acepto xD, al final se han enganchado a esta pareja tan monosa y que tan poca gente tiene en consideración.

Nos vemos en la segunda parte de esta historia:

Flor de primavera

 

Atte. Inés


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