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No alcanza el tiempo... por green romance

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Notas del fanfic:

Bueno este es el primer fanfic que escribo, espero que sea de su agrado y que me digan si les gustó para que asi publique el segundo capitulo que ya esa casi completo porfavor diganme en lo que fallo y lo que no les gusta para que lo pueda cambiar. jejejejeje nos vemos :

 

 

I

 

Eran ya las seis treinta de la tarde. Ese niño de trece años se encontraba sentado. Sus piernas que tenía flexionadas eran abrazadas por las delgadas y suaves extremidades superiores, haciendo ver a este en una posición fetal. Llevaba nueve minutos recargado en la enorme ventana del piso catorce. Observando su mundo, tratando de desaparecer mágicamente para no volver a saber nunca más de este. Todo ocurría muy lento, la velocidad del tiempo estaba siendo tragada por el sol naranja que decaía dejando un color oxidado y desgastado tras el espectro de una ciudad llena de luces.

 Era viernes, los centros comerciales estaban repletos de pequeños pero numerosos grupos de adolecentes, en los cines las parejas se besaban entre la obscuridad mientras era proyectada una película que jamás volverían a ver, el planeta continuaba girando, en algún lugar de la ciudad una joven llagaba a su casa con una caja que tenia en su interior un regalo para su hermanito y al rubio le salía una lagrima. Simplemente se encontraba triste, no tenía nada que hacer.

 Así pasó una hora hasta que el cansancio de la depresión lo llevo a considerar la posibilidad de dormir para olvidar su vida y los problemas que vienen siempre que uno trata de gozarla. Recorrió el enorme, seco y frio pasillo que desprendía un olor muy parecido al de un hospital pero mesclado con esencia de pino continuó caminando hasta llegar a su departamento, abrió la puerta principal y recorrió el pasillo hasta llegar a su cuarto. Entró en el de la manera más desganada posible, se quito casi toda la ropa quedando en unos bóxers cortos y pegados color azul intenso, tiempo atrás jamás habría hecho esto pero desde lo ocurrido no podía dormir en paz si no lo hacia de esta manera. Se dejo caer sobre la cama des tendida, lo hizo con una soltura tan des intencionalmente fuerte que las telas desprendieron destellos que iluminaron tenuemente su cuerpo. Jalo el cobertor y se cubrió con el obscuro completamente, busco entre su soledad a un perro de peluche que lo había acompañado desde pequeño pero que había pretendido olvidar para poder ser un niño grande. Lo abrazó, parecía que aquel objeto era la única forma existente que le brindaba cariño.

-Tal vez tú no devuelvas el abrazo, pero ahora eres lo único que tengo-  pensó

Fue imposible contenerlo. Las lágrimas de un momento a otro corrieron sobre su cara que era iluminada tenuemente por la luna, desplazándose lentamente como si no quisieran abandonarlo jamás. Se sentía solo, desolado y abatido. El dolor llovía tan fuerte en su corazón que no le permitía respirar y todos los bellos recuerdos eran drenados uno por uno en forma de suspiro. Por mas que el así lo quisiera, el motivo de su tristeza no podía ser olvidado de su fresca y gélida mirada, regresaba hermosamente acompañado de una dolorosa lagrima cada vez que la obscuridad acariciaba su cabeza. No paró de llorar hasta una hora después cuando calló dormido.

 

 

Fue exactamente la semana pasada en un viernes a las tres de la tarde cuando el salía de la escuela con su amigo, los dos se encontraban mirando un video en su celular.

-¡Todavía no llega mi mamá!-

-Tranquilo Matt ven vamos a sentarnos en lo que la esperamos-

Ambos niños traían sus mochilas y una maleta con ropa suficiente para tres días. El plan era pasar el fin de semana en una casa que la mamá de Matt consiguió a las afueras de la ciudad para festejar el cumpleaños número 14 de su hijo. No era gran cosa, pero tenia una alberca en la cual podían pasar todo el día jugando.

 Matt invitó a Tai ese fin de semana porque el era su único amigo en la escuela, nadie mas le hablaba a no ser que fuera para molestarlo, le escondían sus cosas, le lanzaban papelitos o simplemente hablaban mal de el a sus espaldas. El no ponía atención a los ataques de sus compañeros, los ignoraba completamente guardándose muy en el fondo los mares tristeza y desaliento que en verdad sentía. Se los guardaba solo para no mostrar debilidad ante nadie.

 Afortunadamente existía alguien diferente, único y adorable, desde aquel momento en que a principio de año le toco hacer una trabajo de matemáticas con el, surgió para ellos una conexión que les hacia mantener una sonrisa en cada momento y disfrutar incluso de los días mas desolados y vacios que ha tenido la Tierra, querían estar unidos en todo momento desde que llegaban al colegio hasta la salida, y en realidad así lo hacían, excepto el viernes que era cuando su mamá invitaba al amigo de su hijo a comer con ellos en la casa.  

Pero este viernes se rompió con la rutina. Estaban sentados, concentrando su mirada en la pantalla del celular.

En la otra esquina un auto color rojo daba la vuelta mientras tocaba el claxon. Los niños levantaron su mirada.

-¡Ya llegó!- grito Matt.

Levantaron sus cosas y corrieron  hacia el carro que se acerco a la acera, abrió su puerta trasera y ellos entraron.

-Hola mamá- dijo Matt, mientras se acomodaba y se acercaba a ella para darle un beso.

-Hola señora- Dijo Tai haciendo los mismos movimientos que Matt

-¿Están listos niños?- pregunto su mamá

-¡Si!-

Y así comenzó, el coche se dirigió a la avenida central para después poder tomar la desviación que los sacaría de la ciudad por la autopista. En la caseta de cobro se encontraba un hombre el cual no podía esperar mas para llegar a su casa y ver el partido de futbol en el cual aposto la mitad de su salario. Cuando se acerco el carro rojo recibió el billete, tomo unas cuantas monedas para el cambio y se lo dio a la señora. El equipo por el que aposto perdió.

Pasaron las horas, al principio Matt y Tai jugaban o platicaban pero ya después de tanto tiempo se aburrieron y decidieron descansar un poco cada quien por su lado. La madre de Matt no daba con la desviación para llegar al poblado en donde estaba la casa ya que, el letrero que marcaba la dirección hacia ella se había caído cuando un camión chocó con el hacia ya dos años, en el accidente se perdieron todas las ganancias para una pequeña empresa la cual fabricaba toda clase de artículos de barro negro, este suceso marco el inicio de una serie de infortunios que la llevó a la quiebra.  

Más adelante y después de varios intentos de encontrar el poblado la mamá decidió bajarse a pedir indicaciones

-Quédense aquí niños regreso en seguida-

-Si- dijeron ambos en un tono desganado y lento. Salió del carro.

 Matt pudo ver como su madre hablaba con un señor que hacia señas en diferente dirección mientras que su mente divagaba en lo que pasaría el fin de semana, -va a ser genial- pensó, y  por inducción del pensamiento, dirigió su mirada a Tai.

Al inicio lo vio con una perspectiva difusa, su apiñonada cara estaba era recorrida por caudales de luz  negra y naranja, la cual resaltaba los pequeños y frescos detalles que por alguna razón lo hacían bonito a los ojos de Matt, se veía tan despreocupado, frágilmente varonil, eternamente hermoso y... feliz al mismo tiempo, -de seguro va a tener muchas novias, el es muy guapo- pensó Matt quien no le pudo quitar la mirada de encima. Sin poder predecirlo, Tai volteó y sus ojos quedaron fijos en la mirada de Matt, el no supo como reaccionar, se paralizó, le daba pena que su mejor amigo se halla dado cuenta que lo estaba mirando, y cuando parecía ser el fin de los tiempos todo regreso a su origen y calma natural, era increíble lo que en verdad pasó.

¡Tai no dijo nada, simplemente sonrió y mostro tiernamente su lengua!

Y así como llegó inusitadamente, su mirada se fue perdiéndose en otro lugar que no podía estar mas solo y triste, el corazón de Matt latía rápido, en su interior había una mezcla entre el  excitante y placentero pánico causado por lo que pudo haber pasado si Tai no hubiese respondido a la mirada de la forma en la que lo hizo y la culposa felicidad accionada por... por... ¡Matt no savia por que estaba  feliz! simplemente le nació ese sentimiento, era tanto que se derramaba de su corazón y físicamente no pudo hacer nada mas que dibujar una enorme sonrisa. ¿Por qué algo tan rico y placentero, tan valido y bueno tenia que causar en su conciencia tanta culpa y esa sensación de haber hecho algo no debido?

La madre de Matt regresó al poco tiempo, el aún mantenía su expresión.

-Niños ¿qué creen? estamos a pocos minutos de llegar, ¡prepárense!-

-¡Si!- grató Tai

Quince minutos después encontraron la dichosa casa, ya eran las nueve de la noche sacaron todas las cosas del auto, la madre de Matt encontró la llave entre sus cosas y abrió la puerta. La casa era modesta pero acogedora tenia una pequeña cocina, en el comedor que era apenas un poco mas grande que la anterior había una mesa cuadrada color chocolate y frente a esta una sala con televisor, esto fue un alivio para ellos ya que traían su consola de videojuegos y sin la tv no hubieran podido hacer nada. Matt y Tai subieron las escaleras, había dos cuartos, el principal con una cama y el otro que tenia  dos. Este seria el suyo asi que entraron y comenzaron a acomodarse.

-Yo quiero esta- dijo Tai

-claro que no, esta cama es mía-

- pues yo no veo tu nombre escrito aquí ¿o si?- diciendo esto Tai tomo la almohada que reposaba sobre la cama y se la aventó a Matt, el logro esquivarla pero obviamente la cosa no se iba a quedar así. Tomó la suya y dio inicio una pelea de cojines, se perseguían por todo el cuarto dejando escapar algunos gritos. Brincaban sobre las camas mientras agitaban en el aire sus armas a modo de tomar impulso para propiciar un golpe que noqueara a su contrincante, Tai estaba a punto de ganar la batalla  cuando la madre de Matt aparece en la puerta

-chicos creo que tengo malas noticias-

-¿que paso?- dijo Matt mientras bajaba de la cama.

-Es que me acaban de llamar del hospital, quieren que regrese porque ocurrió un accidente en el aeropuerto y necesitan todo el personal-

-pero si acabamos de llegar- dijo Matt poniendo cara de tristeza.

-Lo se hijo pero necesito ir, mmm... ¿que podremos hacer? les parece si se quedan ustedes dos aquí, yo iré al hospital y tratare de regresar lo antes posible, además ya son niños grandes creo que pueden pasar unos cuantos días sin mi-

Matt se quedo pensando. La verdad quería que su madre se quedara con ellos, pero el trabajo era más importante. Además tendría a su mejor amigo a su lado. El lo cuidaría

-Esta bien- contesto

-¿En serio?-

-si, no te preocupes má-

-Si yo cuidare del pequeño Matt no le pasara nada- dijo Tai sonriendo mientras pasaba su brazo sobre el hombro de su amigo.

Otra vez sucedía, algo dentro de Matt aceleraba y provocaba un estado de satisfacción cuando Tai hablaba y se comportaba de esa forma tan valiente. Estaba feliz.

-Muchas gracias Tai, te lo encargo mucho. Aquí les dejo dinero para que pidan algo de comer. No salgan para nada de la casa me entendieron, confió en ustedes. Regresare lo mas pronto posible.- diciendo esto la madre salió de la casa hacia el carro.

Los niños se asomaron por la ventana del cuarto para  poder despedirse de ella. Las luces de los faros desaparecieron entre los tupidos arboles que delineaban el camino. Quedaron solos.

- Je je je bueno yo ya me voy a dormir- dijo Matt

-Si yo también, mañana tendremos mucho que hacer- respondió Tai no muy convencido de lo que había dicho.

Matt entro al baño con su piyama y cerro la puerta, mientas, Tai se quito la ropa y quedo en bóxers, la verdad es que hacia un poco de calor como para ponerse algo mas encima. Al poco tiempo salió Matt con su piyama color café claro, cuando vio a Tai no podía creerlo era la primera vez que tenia a su mejor amigo con nada mas que su ropa interior. Tai caminó hacia su cama tratando de ver el cuerpo del otro de tal forma que Tai no percibiera su mirada. Su cuerpo era perfecto, tanto que hipnotizo a su amigo.

-Bueno Matt nos vemos mañana que descanses- diciendo esto, Tai se echo en la cama y se acomodo de tal forma que lo único que Mat pudo ver fue su tersa espalda la cual era iluminada por la luz de la luna llena.

Esa noche Matt no soñó con nada. Lo acurruco la belleza de su amigo.

Y así, sobre ellos, lenta mente con el paso de los segundos se fueron deslizando las infinitas estrellas de aquel lugar. El silencio se hacia presente rara ves debido a que los ronquidos de ambos niños no dejaban espacio para la serenidad.

Llegada la mañana Tai abrió lentamente sus ojos, se levanto un poco y pudo ver que su reloj marcaba ya las once de la mañana, sin duda alguna habían dormido mucho tiempo pensó el, pero lo que no supo es que llegaron a la casa a las tres de la mañana. No percibieron el tiempo dentro del carro por la razón que aún hoy yo desconozco.

Miro a su alrededor, por la ventana entraba una luz tan intensa que no dejaba ver el exterior. Volteó y pudo ver a Matt quien se encontraba aún dormido, no lo quiso despertar así se puso de pie y con nada mas en su mente que la disposición de aventarse directamente a la alberca se cambio los bóxers por unos speedo y bajó corriendo por las escaleras, pasando por la sala y entre del jardín, dando un enorme salto calló dentro del agua. Inmediatamente se le dibujó una expresión de parálisis en su cara debido a que el agua estaba muy fría.

-Brrr... que fría esta agua-

-Jejeje entonces salte por que a mi así me gusta- Dijo una voz. Inmediatamente Tai volteó y pudo ver a su amigo que se encontraba aún en piyama.

-¿Por qué no te has cambiado?- Pregunto mientras se acercaba nadando hacia la orilla donde estaba Tai

-es que aún estoy algo dormido, mejor primero despierto bien y en una hora o dos entro-

-¡Claro que no!- Tai tomo la muñeca de Matt y lo jaló haciendo que entrara al agua, solo se escucho un gran splash!!!!

En el momento en que Matt salió para respirar empezó a tartamudear y Tai se acerco un poco y le dijo -¿no que así te gustaba?-

-e..e..eres u.u.u...un maldito-.

Poniendo cara de enojado se puso en camino a la escalera para salir

-No Matt espera no lo hacia por molestar, no te enojes, mira si tienes mucho frio abrázame para que se te quite, pero ya no te salgas, quédate con migo.- Tai que en verdad se había molestado un poco pero hubo algo en esa  oferta que de solo oírla le causo un mariposeo intenso en su abdomen bajo que por supuesto izo que no se pudiera resistir, además no podía enojarse con Tai aunque quisiera.

 Volteo y pudo observar a cara de perro castigado que tenia  Tai

-Como crees que me voy a enojar contigo tontito- inmediatamente te dibujo una sonrisa en la cara de Tai -Pero en verdad tengo mucho frio ¿puedes darme ese abrazo para calentarme un poco?-

Sin decir nada más Tai se acerco rápidamente hacia Matt, aunque la elástica densidad del agua entorpecía su velocidad. Al estar frente a el se arrojo a sus brazos y sin querer lo jaló de nuevo dentro del agua. Pero ahora a Matt no le molesto, el solo sentía el cálido cuerpo de su amigo con el cual comenzaba a hundirse dentro de las diáfanas aguas.

Pero inesperadamente algo cambio, a Matt se le aceleró el corazón en el momento en que pudo sentir como Tai recargaba su cabeza en su hombro, tal expresión de afecto jamás la había dado.

Matt se desconecto de la realidad, por un momento estaba en otra parte, rodeado por pesados y gruesos astros de luz que cruzaban un tiempo y espacio que carecía de reglas, en el que su cuerpo y el de su amigo entraban a una metamorfosis en la que resultaba uno solo, pero fue inevitable su necesidad de inhalar gases que sin saberlo, los percibirían con un fresco aroma a lavanda y azafrán, así que lentamente salieron y llenaron sus pulmones los cuales exhalaron una creación astral de galaxias de pasión.

Aún abrazados y con sus cabezas juntas abrieron los ojos encontrándose con espectros de luz infrarroja que les revelaron colores que jamás hemos visto y las imágenes, que parecían escurrir desde el cielo, resplandecieron como lo haría esa lejana luna en la noche que lo trajo por siempre a tu lado.

-Sabes... te quiero mucho.- dijo Tai

-Yo también te quiero mucho.- Diciendo esto Tai despego su cabeza para poder ver a Matt directamente a los ojos.

Ambos niños no sabían lo que les pasaba, trataban de entender pero sin quererlo sus mentes se vieron corroídas entre oxidados fluidos hormonales y un puñado de mariposas rosas e índigo que desfilaban entre sus entrañas. Dejándolos en estado de duda irrelevante en el cual la respuesta a sus cuestionamientos, no cambiaria en nada la agridulce percepción que se tenia hasta ese momento de todo lo ocurrido. Nada les importo en ese momento, eran felices y con eso les bastaba.  Decidieron pasar todo el día en un viejo asteroide baldío en el que crecen flores tornasol, este, se encuentra a millones de siglos luz de nuestro planeta. Allí contemplaron la parte mas profunda del universo que parecía tragar todo sueño surgido desde el inicio de los tiempos con los cuales se alimenta a las nuevas estrellas permitiéndoles brillar por casi toda una era. Mientras, una supernova les serbia de frazada cubriéndolos del helante contexto. Así siguió ese día hasta caer la noche, jamás habían vivido algo mas perfecto y gracias al cielo aquel día duro una eternidad. Por la noche, una ves que todo terminó, en el techo del mundo una carroza cruzo el espacio pintando fluorescentes estrellas en el obscuro lienzo con una brocha sintética. Debajo de esto y una ves estuvieron cada quien en su respectiva cama, los dos niños miraban el interior de sus parpados mientras charlaban de ninguna cosa, no tenían sueño mas sin embargo el cansancio se sentía dentro de los huesos, la verdad no razonaban las palabras que decían, solo hablaba su corazón.

-¿Tai puedo pedirte algo?-

-Claro-

-¿Puedo dormir contigo hoy?, si no tienes problema claro.-

-mmm...- por un momento Tai dudo de su respuesta, no porque no quisiera, sino porque nunca antes alguien como Matt le había preguntado esta cosa y no savia que decir por inductividad, pero la cosa no podía ser mas simple.

-Claro que no tengo ningún problema, ven aquí con migo.- Y así lo hiso, levanto las cobijas que cubrían a Tai y el, que se atrevió a dormir por primera vez con nada mas que su ropa interior, quedó de frente a su amigo dentro de la cama.

Al principio mantuvo un poco su distancia pero era más que obvio que ninguno de los dos quería estar solo. Al poco rato, ninguno de los dos comentó palabra alguna y en su mente Matt comenzó a razonar y se dio cuenta de lo que les pasaba, Ciertamente no podía creerlo ¿Como era posible que tal vez le gustara su mejor amigo? Que no solo disfrutara estar con el si no que gozara tanto su vida que el paraíso y la existencia eterna se encontraría en el mundo medio entre dos nadasen nuestro espacio para hacerlo perfecto.

A pesar de que la idea por si misma fuera hermosa nació en Matt la idea de ir en contra de lo natural, del orden y armonía estética de nuestra superflua humanidad, de cometer un error grave, un pecado. -¿Importa tanto que se encuentren deseos por alguien del mismo sexo?, después de todo es nuestra naturaleza, mi naturaleza. Sería mas grave guardar y olvidar mi placer, traicionaría y limitaría a quien debe desde un principio ser el centro del universo, a mi propio ser- pensó Matt hasta caer dormido.

Y en sus sueños no encontró la llave del castillo.

Al día siguiente, amaneció con la tristeza de un sol abandonado por las estrellas que se abria paso entre el denso vapor de la atmosfera y con el ruido de una puerta que se abría. Matt entre abrió los ojos, Tai seguía a su lado dormido y algo le dijo que su madre se encontraba en la planta baja.

-¡Niños ¿están aquí?!-

Inmediatamente Matt se levanto y bajó corriendo las escaleras para encontrar a su mamá.

-¡Matt como les fue sin mi!-

-Muy bien má, pero Tai sigue dormido-

-Bueno pues sube a despertarlo, que nos tenemos que ir antes de la tarde para que mañana no estén cansados para la escuela, anda corre dile que se levante y arreglen sus cosas en lo que yo les preparo el desayuno-

Y así lo hizo; subió corriendo,  abrió la puerta y se encontró con la escena mas tierna de toda si vida, Tai estaba sentado en la orilla de la cama aún medio dormido, dio un pequeño bostezo y paso sus manos por su cara.

 Matt cerró la puerta, no podía creer lo hermoso que era su amigo, se recargo en la pared aledaña a la puerta cerro sus ojos y trato de recordar lo mas perfectamente posible esa imagen que había visto para nunca jamás olvidarla, dando como resultado una memoria que mezclaba aquel momento con trozos de fantasías, segmentos bellos surgidos desde la ocasión en que lo conoció.

Y sin querer, todas sus fuerzas que le servían para mantenerse en pie, se dirigieron a su corazón el cual debía ser contenido para que no se le escapase del cuerpo por tanta agitación que tenia. El era demasiado pequeño para sostener toda la alegría y color del universo así que la pared le sirvió como soporte mientras caía al suelo, y de sus ojos nacieron las primeras lagrimas de felicidad que escurrieron invisiblemente por el resto de su vida.

Ciertamente se ahogaba con su propio suspiro, por un instante no necesitó respirar y sus pensamientos fueron elevados a un estado de inexistencia emocional. Algo toco suavemente su mano, abrió sus ojos y frente a el esta Tai.

-¿Estas bien Matt?-

-Si no te preocupes, solo me senté a descansar un poco-

-Vamos tenemos que recoger nuestras cosas- Tai extendió su mano para que Matt se pudiera levantar, el tomo su mano y se dirigieron al cuarto.

Pasaron un buen rato recogiendo sus cosas, al terminar desayunaron y concluyo aquel fin de semana en el momento en que el carro dejo atrás a la pequeña casa. Durante todo este dia los niños platicaron mas que nunca, jugaron un juego que consistía en revelar los secretos mas profundos de su vida y no les importo que el otro se enterase de ello.

Cuando llegaron al edificio en el cual residía Tai, la mamá de Matt le dijo a su hijo que acompañara a su amigo hasta la puerta de su departamento y así lo hiso. Salieron del carro y sacaron las maletas, una vez en la recepción apretaron el botón para solicitar el elevador, llego después de unos 15 segundos.

Nadie comentaba nada, pasaron dentro del elevador y las puertas se cerraron. Ambos concentraron su mirada en el frente hasta que Tai volteó su cabeza, bajo la mochila que llevaba en la mano, comenzó a transpirar una triste soledad y lentamente movió su cuerpo entre un pesado contexto de nostalgia.

Abrazó a Matt, recargo su barbilla sobre el hombro del otro, exhalo un tibio suspiro en su cuello y murmuro con sus labios que delicadamente acariciaban la piel erizada de Matt, una voz quebrada:

-No se que me pasa...Matt te quiero mucho y no quiero alejarme nunca de ti-

Diciendo se quebró todo su cuerpo y se escapo su ligera alma. Matt lo sostuvo fuertemente pasando ambos brazos por debajo de los del otro y con una mano acaricio su rostro y dijo en voz baja

-Tu nunca me perderás-

Ese abrazo fue tan fuerte que congelo al tiempo, la densidad de tal atracción entre esos dos cuerpos curvó y rompió toda dimensión existente. No podían dejar de sufrir felizmente, les daba miedo pasar un segundo solos en este metálico y seco mundo, entonces las puertas se abrieron y no tuvieron más opción que salir y decir adiós.

En todo el camino de regreso hacia su casa Matt no pronuncio palabra alguna, parecía que lo habían anestesiado y cuando estuvo en su cama no pudo combatir su inexplicable deseo de dormir, tal vez quería encontrarse en un sueño con Tai.

 

Desde ese día sus vidas pertenecieron por completo al otro.

 

 

 

 

 

Notas finales:

como estubo???? :D jjejejeje weno plis diganme si les gusto y si no les gusto pus no se callen y diganme porque creen que es una porqueria %D

weno recuerden q si les gusto luego pongo el siguiente capitulo va????


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