Epílogo: Tiempo después.
Se escucho un ruido, como de una gran explosión, suspiro abatido, mientras se volvía a acurrucar en la cama, tapándose completamente con las sabanas de su cama y dando la espalda a la puerta, que sabía en unos minutos un pequeño torbellino la abriría. Y así como aquel pensamiento surgió de su cabecita, el hecho se volvió realidad, ya que un pequeño de seis años entro corriendo hacia su cama tirándose como un saco de papas sobre el.
– ¡Damián!!!!!!!!!!!!!!!!!! – le grito aquella cosa enana.
– nooooo, déjame dormir, por favor… – rogo aun escondido bajo las mantas.
– Bueno… con una condición – le dijo en un susurro – dame un ladito para dormir contigo.
Damián dejo ver uno de sus ojos a través de las sabanas, para ver al mocoso que le interrumpía en su descansar, suspiro ante ese puchero, que sabia era completamente falso.
– Vamos, apúrate antes de que me arrepienta – le hablo adormilado, levantando un poco las sabanas, para que se metiera – ¿en que lio te metiste ahora?
– en nada… ¡lo juro! – le remarco, ante la mirada escéptica del rubio.
– Como sea, déjame dormir – susurro antes de volver a cerrar los ojos.
Después de unos minutos de apacible silencio para el mayor, el visitante inoportuno, lo volvió a despertar…
– Damián, Damián, Damián…
– mmm…
– ¿estas despierto?
– mmm….
– te voy a echar de menos…
Damián suspiro y sonrió suavemente, antes de abrazar al mocoso torbellino que tenia por hermano…
– yo también James…
Para Damián había sido como apenas un minuto, cuando había podido volver a dormir, cuando la puerta se volvió a abrir…
– bebe… es hora de levantarse, sino llegaras tarde a la estación.
– mmmmnommmm…
– vamos no seas un perezoso – le dijo divertido, mientras se acercaba lentamente hacia la cama de su hijo mayor, para sentarse en la orilla y acariciarles sus cabellos rubios.
Damián suspiro antes de sentarse en la cama lentamente, sonriendo al ver a su papá y la pancita que ya se le notaba, por su quinto mes de embarazo. El rubio se extraño de que su habitación estuviera tan silenciosa.
– ¿y el mocoso?
– No le digas así a tu hermano – le amonesto, falsamente enojado.
– pero si lo es…
Harry bufo antes de sonreír y acariciar la mejilla izquierda de su primogénito – te vine a ver después de aquel ruido, ya que no vi a James en su dormitorio, el cual tenia un enorme hoyo en el techo – lo cual hiso sonreír a los dos completamente resignados – sabiendo que siempre se esconde contigo para que no le sermoneemos, te vine a ver, James estaba despierto, pero no quería levantarse para no despertarte…
Damián sonrió ante eso, sabia lo que le costaba a James mantenerse quieto, y que lo estuviera para no despertarlo era algo muy lindo de su parte.
– me lo lleve para que descansaras un poco mas, vamos, tienes que vestirte, ya todos estamos levantados – le beso la frente antes de irse de su dormitorio.
Damián suspiro y con una sonrisa en los labios se levanto de un salto de la cama, saco su varita que estaba en su velador al lado de la cama y con ella hiso que sonara una música algo estridente, pero que sus padres no escucharían, ya que había insonorizado la habitación. Saco unas prendas y con toalla en mano, fue al baño de su habitación, para arreglarse.
*************
– James quédate tranquilo – le dijo Draco a su pequeño monstruito.
– Pero si es culpa de Score, que no quiere quedarse quieto – se justifico el menor.
– vamos Score, ya viene papi y Al – le aseguro, dejándole un vaso plástico con leche.
– quiedo a Ad – dijo frunciendo el ceño y cruzando sus bracitos.
Draco bufo y miro al cielo pidiendo paciencia, sus mellizos, que ahora tenían cuatro años, eran peor que siameses, ya que se la pasaban siempre juntos y si uno faltaba, el otro no paraba de llorar o estar enojado.
– ya estamos aquí impaciente – le hablo cariñosamente Harry.
– Scode… – hablo animado la copia de Harry.
– Ad comamo, comamo… – hablo entusiasmado la copia de Draco.
Los mellizos tenían una jardinera igual pero de diferente color, la de Score era verde claro y la de Al era roja clara, ambos con unos baberos azules y montados en sus asientos con mesita.
– Ahora cierto – le dijo divertido Draco, ya que antes no había querido comer, por que no estaba su mellizo.
– shiiii…
– ¡quiero tostadas! ¡Quiero tostadas! ¡Quiero tos…!
– toma pequeño mocoso…
– ¡Draco! – Lo amonesto, pegándole en el brazo – no le digas así a nuestro hijo.
– pero si a el le gusta que le diga así, ¿cierto mocoso? – le pregunto con una sonrisita.
– ¡cierto! – chillo James, recibiendo una tostada mas grande, por parte de su padre.
Harry solo los miro molestos, antes de ir por más tostadas para su hijo mayor, que aun no bajaba de su dormitorio.
– ¡hola familia! – les llego un saludo de la escalera.
– ¡Teddy! – chillaron los tres pequeños.
El chico, que ya tenia diecinueve años, traía el cabello celeste claro, que le llegaba rosando los hombros, sus ojos estaban de una tonalidad dorada, llevaba ropa muggle, unos jeans rotos en las rodillas y una camisa negra con unos dibujos en rojo en el pecho. Sonreía de oreja a oreja, con el cabello algo desordenado, fue a saludar a su “familia”, sentándose al lado del impertinentico de James, detrás del venia Damián, con unos jeans negros y un polar gris claro, ligeramente sonrojado, sacando una mirada de acero proveniente de Draco, que miraba molesto a su primogénito y a su novio, Teddy.
– ¿Cuándo llegaste? – pregunto por “curiosidad” Draco.
– Hace un rato… gracias padrino – le dijo a Harry que le había preparado una taza con chocolate caliente.
– ¿estabas en la habitación de Damián? – pregunta estúpida, pero igualmente la hiso.
– Draco… – le advirtió Harry.
Draco hiso una mueca molesta, antes de seguir dándole la comida a Albus, mientras que Harry sonreía, al ver los celos de padre, que mostraba su esposo, al ver que Damián y Teddy estaban juntos solos en su habitación. El ya había asumido que su bebe, tenia novio y que probablemente después de Hogwarts se irían a vivir juntos, ya que este año era el ultimo de su bebe en el castillo y para Teddy el ultimo en la academia de Aurores; volvió a prestar atención a Scorpius que le pedía mas comida.
Damián y Teddy se hicieron novios, cuando el mayor estaba en su ultimo año en Hogwarts, fue por que Victoire, la hija mayor de Bill y Fleur, se había auto proclamado la novia de su ahijado. Damián furioso había prácticamente gritado en medio del Gran Comedor, que Ted era suyo; esa escena fue como volver años atrás, cuando Draco y Damián se encontraron en casa de Andrómeda y el rubio menor proclamo como suyo a Harry, parecida escena, que efectuó Draco, cuando un idiota quiso pasarse de listo con Harry, que termino en la reconciliación entre los dos y en el caso de su hijo, el comienzo de su noviazgo. Harry sabia que si Draco no conociera a Ted y le tuviera a precio como parte de la familia, ya lo habría castrado por atreverse a tocar a su bebe, después de todo eso de los celosos, posesivos y egoístas, iban en los genes Malfoy, cosa que todos sus pequeños habían sacado, esperaba que su pequeña no fuera como sus hermanos, aunque ya sentía hasta algo de penita por ella, seria la única mujer (no pensaba tener más hijos) rodeada de hombres que la cuidarían como la cosa mas preciada y frágil, pobre de aquel incauto que quiera “llevársela”.
– Será mejor irnos ya es tarde – dijo Harry, cuando volvió de su ensueño, y percatarse de la hora que era.
Se levanto de la mesa y vio con diversión y algo de resignación, como Draco trataba de hacer que Ted no se acercara a Damián, a James en el piso jugando con sus muñecos, ¿eso que tenia en la mano era un tostador? No quería ni saber como lo había conseguido, Scorpius y Albus estaban en su mundo, dándose de comer entre ellos, aunque más bien terminaba en el suelo. Con un movimiento de varita, Harry saco todo lo que había en la mesa, suspirando por decima vez, para que la paciencia no se le agotara tan rápido.
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Llegaron al anden 9 ¾ a unos quince minutos que saliera la locomotora de la estación; Damián venia caminando a un lado de Ted, este llevaba el carro con la maleta del rubio; Draco iba con Scorpius y Albus en cada brazo, ya que habían estado todo el camino insistiendo de que lo llevaran en “upa” y Harry llevaba de la mano a James, ya que por su embarazo no podía hacer mucha fuerza, por lo que Draco no lo había dejado cargar a los pequeños.
– ¡hey! Hermano.
Harry se dio vuelta y diviso una marea de cabellera roja, sonrió al ver a todos los Weasley reunidos. Todos se juntaron para saludarse, viendo entusiasmados, como los primerizos estaban demasiados entusiasmados con ir a Hogwarts, los “primos” se juntaban por edad y por compatibilidad, obviamente Victoire y Damián no se hablaban, solo para que sus padres no les regañaran se saludaron, obviamente de forma fría y de lejos.
Los que entraban a primer año, eran Fred el hijo de George y Angelina, además de Dominique el segundo hijo de Bill y Fleur. La pequeña Roxanne (hija de George y Angelina) tenía nueve y pronto entraría a Hogwarts, al igual que Molly la primogénita de Percy y Audrey, su pequeña Lucy apenas tenía cinco años.
Hugo era el hijo mayor de Blaise y Ron, tenia siete años y era muy amigo de Jean (también de siete), la hija mayor de Pansy y Hermione. Louis (el ultimo hijo de Bill) tenia un año menos que Score y Albus, quienes tenían su misma edad, era Rose, la hija menor de Pansy con Hermione.
Estaban platicando, cuando llego un alegre pequeño de cinco años, que fue corriendo hacia Lucy, el pequeño era Adrian, el único (hasta ahora) hijo de Theo y Neville. Ellos habían venido a despedir al castaño, ya que era profesor de Herbología en Hogwarts y había decidido viajar en el tren, ya que no podía ir en polvos o aparecerse, tenia tres meses de embarazo y eso era lo que les estaba contando ahora a sus amigos.
Habían decidido además, que luego todos (los que no iban a Hogwarts) irían a cenar a la madriguera, para pasar un rato en “familia”.
– me tengo que ir…
Harry sonrió con nostalgia, antes de abrazar a su hijo fuertemente.
– Aunque sea tu último año, no te metas en líos – le susurro.
– No lo are… – le contesto inocentemente, abrazándolo fuertemente, cruzando sus dedos.
– Eres toda una serpiente… – le “recrimino” con una sonrisa.
Damián solo sonrió, antes de besar en la mejilla a los mellizos, que ya estaban haciendo lloriqueos, porque su hermano mayor se iba. Draco beso a su hijo en la mejilla.
– Cuídate y nada de fiestas clandestinas, ni bromas pesadas – le “sugirió”.
– Si, papá – rodando sus ojos, pero con una sonrisa.
– ¡No te vayas!!! – chillo James, mientras se agarraba de las piernas de su hermano mayor.
– Mocoso… – lo amonesto, pero se inclino, cuando su hermano se separo de él – sabes que me iras a ver cuando tenga salida a Hogsmeade…
James asintió, antes de volver a abrazarlo, pero esta vez del cuello.
– ¿Vamos? – le dijo su novio.
Damián asintió y beso por ultima vez a toda su familia, tomando de la mano de Ted, fue a despedirse de el, a un lugar, donde lo pudieran hacer decentemente, por que seguramente si su padre los viera, los separaría sin miramientos.
– Cuídate, te voy a extrañar… – le susurro sobre los labios del menor, antes de besarlo lujuriosamente – te amo – le susurro en su odio, abrazándolo fuertemente.
– Yo también…
Se separaron, viéndose un momento, antes de besarse nuevamente y Damián se subiera al tren, al escuchar el silbato, que indicaba que pronto partirían.
– No hagas nada, de lo que no quieres que yo haga sin ti… – le advirtió el rubio.
Ted solo sonrió, sacudiendo la mano, despidiéndose, al igual que muchos otros de sus seres queridos.
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Harry sonrió al ver como la locomotora roja iba desapareciendo de su vista y solo iba quedando el rastro del humo, que también poco a poco se iba disipando. Sintió como unos brazos lo rodeaban y le susurraban al oído.
– ¿Alguna vez, creíste que todo acabaría así?
– No… – le sonrió de lado, viéndolo de reojo – es mejor de lo que pensé…
– Te amo… – haciendo que se volteara, para besarlo profundamente – gracias…
– Mm… ¿Por qué?
– Por perdonarme, por darme una segunda oportunidad, por amarme, por darme esos maravillosos hijos… – le decía, mientras lo llenaba de suaves besos superficiales, por sus mejillas – por existir… – acabo mirándolo fijamente, con sus ojos grises, expresándole cuanto le amaba.
– Te amo… – fue lo único que le dijo, pero antes de que pudieran besarse, un grito los separo.
– ¡Wuak! No hagan eso frente a los melli, los van a traumar como a mi – dijo James, mientras tapaba los ojos de Albus y Scorpius.
Harry y Draco sonrieron, antes de ir por sus pequeños y reunirse con sus amigos, era hora de disfrutar una “tranquila” tarde, aunque de tranquilo no tenia nada, si contamos con todos esos diablillos.
Fin.