Harry y Draco se sentaron junto a la tumba blanca, apoyando sus espaldas sobre el enorme bloque de mármol.
Hablaron de todo, absolutamente todo, el tiempo pasaba tan rápido, estaban abrazados, de tanto en tanto se besaban, pero sabían que debían recatarse por el lugar en donde estaban.
-así que después de ver semejante cosa, me fui a vomitar al baño – le contaba Harry
-¿de veras?, yo nunca pensé que alguien pudiera ver eso…solo se lo mostré a Dumbledore…tenia que desahogarme con alguien, además no quería que el pensara que había tomado la marca voluntariamente.
-¿Nunca se lo contaste a tus padres?
-No, me daba vergüenza…además ellos no podrían hacer nada, debían obedecerlo.
-debo admitir que me sorprendió verlos así, llorando y abrazados.
-somos una familia Harry, cualquiera puede decir cualquier cosa de ellos, pero son mis padres y los amo, tanto como ellos a mi.
-No tengo la menor duda de eso ahora.
Los chicos volvieron a besarse con tanto amor que parecían que ellos mismos estaban dejando asomar al sol. La charla parecía infinita.
-¿Con que Carry verdad? Yo la veía, pero parecía dormida – seguía Draco
-si, es muy traviesa, la verdad es que vio todo.
-Harry…nunca nadie había hecho algo así por mi…gracias – dijo el rubio poniendo su mano en la mejilla del moreno.
-probablemente tu hubieras dejado que me achicharrara.
-a eso me refiero, siempre fuimos rivales…sin embargo arriesgaste tu vida por mi. También quiero agradecerte – continuaba Draco – el intentar ayudarme en este momento tan difícil, me di cuenta que debo seguir adelante y dejar que el amor entre en mi vida.
- Me hace muy feliz escucharte hablar así.
Ambos se miraban con un amor que jamás pensaron ver reflejados. La luz del sol los encandilo un poco y se dieron cuenta que habían estado ahí hablando toda la noche. Compartir un momento así con una persona, poner su alma al descubierto, se sentía verdaderamente hermoso y reconfortante.
Se levantaron de sus lugares, se miraron nuevamente y se besaron. Caminaron hacia el castillo y se dirigieron cada uno a sus mazmorras.
Harry se acostó en su cama, tan feliz que no podía creerlo, el recuerdo de los besos de Draco y de esa noche tan maravillosa era solo el comienzo de algo mágico por venir…Harry sintió que había encontrado a esa persona que lo quería desinteresadamente y que no le importaría decirle las cosas como son. Jamás pensó que seria un hombre, y muchos menos el Hurron…pero después de esa larga charla comprendió que no eran tan diferente, pero si lo fueran, después de todo, los opuestos se atraen.
Draco llegó a su habitación y comenzó a llorar al instante.
Felicidad, entera y absoluta felicidad era lo que sentía, y por eso el motivo de sus lagrimas.
Nunca pensó que estar feliz fuera motivo para llorar, pero lo estaba haciendo a mares.
Harry Potter, en salvador del mundo mágico, también había salvado su vida, en todas las formas que alguien puede ser salvado…y se lo hizo saber, y cuando a Harry se le cayeron unas lagrimas por la confesión del rubio, pensó que explotaría de la emoción.
Era el comienzo de una nueva vida para el, y esta ves no la arruinaría.
Se acercó a la pared, donde había muchas fotos pegadas en ellas, todos sonreían y saludaban a la cámara…pero una era mas grande que las otras…en ella estaban sus padres y su padrino abrazados y riendo, con los uniformes de Slytherin, con la misma edad que él ahora…y se pregunto si en esa foto sentirían tanta felicidad como la que estaba experimentando en ese momento.