El sol se dejaba asomar sobre las colinas, seguramente seria un día frío, pero agradable. Harry y Draco tenían permiso de faltar a todas las clases ese día, deberían declarar en el juicio que liberaría, o condenaría al matrimonio Malfoy.
-Cielos, estoy tan nervioso – Decía Draco, frente a la sala de esperas en el ministerio, mientras Harry le arreglaba su corbata de ceda negra.
-Respira profundo, ellos están del otro lado de la puerta, todo saldrá bien.
-¿Vienes conmigo?
-No, claro que no, quieres que me maten…además deberías estar a solas con ellos.
-Harry, no me importa lo que piensen, yo quiero tenerte a mi lado.
-No creo que sea buena idea, amor.
-Harry, yo decidí cambiar mi vida, y ellos tendrán que aceptarla.
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El rubio entro en la sala, y sus padres se le tiraron arriba en un abrazo inmenso e interminable.
-Mi chiquito – decía Narcisa, acariciando su rostro – estás tan hermoso, mi bebe.
-Mama, Papa, cuanto los he extrañado…hoy se acabará esta pesadilla.
Pero en ese momento, la sonrisa de Lucios se extinguió por completo, al ver a Harry Potter parado frente a la puerta.
-¡Que hace ese maldito aquí!
Draco se apresuró a cerrar la puerta, y anteponerse entre Harry y sus padres, aunque Narcissa, parecía no importarle la presencia del moreno.
-Papá, el nos ayudará en el juicio, su declaración es muy importante.
-¡Que puede declarar la persona que nos encerró!
-El no tubo la culpa – lo defendió Narcissa – Harry Potter salvó a nuestro hijo, Lucius.
-Que dices Cissy, no puedo creer que lo defiendas…y tú Draco, dame una explicación sobre esto.
Draco no dijo nada, sin dejar de mirar a sus padres, tomo de la mano a Harry.
Narcissa, comprendió todo al instante, Harry Potter era la persona de la que se había enamorado su hijo, ella estaba eternamente agradecida con el moreno, y ahora se sentía sumamente tranquila al saber, que Draco estaba en buenas manos.
Sin embargo, Lucius...
-Draco…
-¿Recuerdas la carta de ayer papá?, Harry Potter es la persona que nos ayudará, y la que amo.
En ese momento el mayor de los Malfoy pensó que iba a desmayarse, no solo se había enterado que su hijo estaba con un nombre, sino que con el mismísimo Harry Potter.
Dio unos pasos hacia atrás, hasta toparse con un sillón, y se dejo caer en el.
-No espero que lo entiendan, aún ni yo lo comprendo…pero es mi vida, y voy a vivirla a mi manera.
Lucios tapaba su cara con las manos, pero Narcissa, no podía estar mas orgullosa, se acercó, beso a su hijo, y a Harry.
-Se ven maravillosos – dijo la mujer, con una sonrisa.
-¡Narcissa!, ¡como puedes aprobar esta locura!
-Basta Lucius, no voy a volver a cometer el mismo error – miró a Draco - Hijo, toma tus propias decisiones, y se feliz.
Draco soltó la mano de Harry para abrazar a su madre, mientras que su padre aun estaba atónito.
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Luego de estas confesiones, se encontraban todos dentro de la sala, el matrimonio en medio, rodeado por decenas de aurores. Lucius aun, no podía apartar la vista de los chicos, mientras que Narcissa, estaba invadida por una tranquilidad, que hacia tiempo no sentía, su hijo, estaba feliz, pleno, y enamorado.
Comenzó el juicio.
-…y entonces joven Malfoy? – Draco llevaba un tiempo declarando.
-Me obligó a construir un pasaje para ingresar a Hogwarts, de no hacerlo, mataría a mis padres.
-Y usted aceptó.
-Por supuesto, ¿o que?, usted hubiese dejado a sus padres morir, no se sus sentimientos, pero yo amo a mi mamá y mi papá.
La sala estaba bajo un leve murmullo luego de tan cortante análisis.
-Eso quiere decir, joven Potter, que dentro de la mansión Malfoy hay calabozos – ahora era Harry el que declaraba.
-Si, no imaginaba menos de una casa tan grande y antigua.
El interrogativo estaba volviéndose tedioso y aburrido.
-Y que le contestó la señora Malfoy…
-Le hizo creer que yo había muerto en el incendio, no me salvo del todo, el enfrentamiento era inevitable, pero sin duda nos dio más tiempo.
-Y a todo esto el señor Malfoy, ¿donde se encontraba?
-Estaba corriendo por todo el castillo, buscando desesperadamente a su hijo.
Los murmullos eran incesantes, todos parecían sorprendidos ante las declaraciones de los jóvenes, no solo porque ambas coincidían a la perfección, sino, que parecía que nada de lo que se habían publicado, o dicho era cierto.
-Esto es inquietante – comenzó el principal ministro – parece que los Malfoy no son tan emocionantes como se decía.
Unas risas burlonas comenzaban a brotar, y Draco las corto en seco.
-Si quiere una historia emocionante, lea un libro, señor.
Harry, Lucius y Narcissa, rieron levemente de costado, ante la astucia, y la personalidad apasionada de Draco, que hizo enrojecer al ministro.
-Es todo, damas y caballero, los aurores volverán con la definición.
Todos eran un manojo de nervios, sobre todo el rubio. Se habían llevado a sus padres a la sala, y no había forma de calmarlo. Casi una hora después…
-Quieres tranquilizarte, amor, todo salió bien.
-No se, ¡no lo se!, ¿Tu crees?
No pudo responder, en ese momento entraron todos los aurores, y ambos acusados, el veredicto esta finalizado. Draco respiró profundo, y tomo la mano de Harry.
-Muy bien, se ha llegado a una decisión – comenzó el ministro.
-Señora Narcissa Malfoy Black, deliberando acerca de las pruebas, y la declaración de los testigos, los aurores tomaron la decisión de dejarla en libertad. Estará vigilada rigurosamente, durante los próximos dos años.
La mujer se llevo las manos al rostro en seña de emoción, mientras que su esposo la beso dulcemente en los rubios cabellos, le dedicó una mirada emocionada a Draco, y una de agradecimiento a Harry.
-Señor Lucius Malfoy, deliberando acerca de las pruebas y la declaración de los testigos, los aurores tomaron la decisión, de condenarlo tres años en Azkaban.
Estará en una celda de media seguridad, y tendrá permiso a limitada correspondencia.
-El juicio contra los Malfoy ha finalizado.