Harry comenzó a despertar muy lentamente, ni siquiera podía abrir los ojos del todo, le ardían, y sentía que la cabeza le iba a estallas. Sintió ese calido cuerpo a su lado, al que tanto se había acostumbrado ya, pero… no era su olor, además Draco estaba en la mansión, ya era de día. Harry abrió los ojos como platos, al ver que su rostro estaba sumergido en unos largos cabellos rojizos.
El moreno se incorporo de inmediato, como si hubiese habido un resorte en la cama, se llevo las manos a la cabeza, había sufrido un horrible mareo a causa del brusco movimiento. Luego de unos segundos, su visión volvió a ser una sola, y pudo comprobar lo que temía, el estaba desnudo en una cama con alguien, y ese alguien no era Draco.
Temeroso, como en cámara lenta, fue girando su cabeza, para poder ver el rostro de su acompañante. Harry simplemente no podía creerlo, los ojos de Ginny lo miraban llenos de amor, e ilusión.
-Hola – lo saluda, con una voz sumamente dulce.
-¿Ginny? ¿quieres explicarme que rayos paso?
-¿No te has dado cuanta?
Harry al comprobar la desnudez de la chica, se levanto bruscamente de la cama cubriéndose con la frazada, y dejando a Ginny tapada con las sabanas. El moreno solo repetía una cosa:
-No puede ser, esto no puede ser.
-¿De que hablas Harry? ¿acaso te arrepientes? – le decía ella con tristeza, actuando claramente.
-Arrepentirme de que, ni siquiera recuerdo.
-Pues te refrescaré la memoria… anoche tú y yo, hicimos el amor.
Harry pensó que su mundo se desmoronaba, no podía dejar de pensar en el tremendo error que había cometido, un error q no recordaba… y tampoco olvidaba a Draco, a su Draco.
Simplemente no podía sostener la situación, tomo su ropa, y salio de ahí tan rápido como pudo. Al llegar a su habitación, vio a Ron durmiendo, y a Hermione en su cama, decidió no despertarlos, y bajo a la sala común, se vistió, y se alejo de ese lugar.
Ginny, en su habitación estaba más que satisfecha, el plan había salido perfecto, ahora solo había que esperar aproximadamente un mes, para decirle a Harry de su embarazo.
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Harry se encontraba claramente perturbado junto a la tumba de Dumbledore, con su espalda apoyada en el enorme mármol blanco que sobresalía del piso, Harry intentaba recapitular los sucesos de la noche anterior. Efectivamente recordaba que habían ido a las tres escobas a festejar todos juntos San Goddic, habían tomado bastante, incluso jugaron a ver quien vaciaba el vaso mas rápido, pero recordaba que en ningún momento había perdido la noción. Recordaba cuando iban cantando junto con Ron por los pasillos del colego, y también que su amigo, tenia tremenda borrachera… luego llego Ginny, y brindaron por el primer San Goddic sin Voldemort… y luego, todo era difuso.
-Como pude hacer eso, no lo entiendo.
Se preguntaba incesantemente Harry, sin hallar respuestas.
Paso todo el día en la tumba, no quería ver a nadie, muchos menos a Ginny, sentía que había ilusionado inútilmente a la chica, el no sentía nada por ella.
-Draco, mi pobre Draco.
Harry no tenia idea como iba a volver a mirar a su novio a la cara, lo había engañado, su mirada se posaba en el árbol donde habían tallado DRARRY, y no pudo evitar llorar.
Le parecía todo muy extraño, el no era la clase de chico que bebía hasta perder el juicio, y mucho menos, uno que tiene sexo casual, y engaña a su pareja, es que ni siquiera recordaba el encuentro sexual.
-Si solo estuviese aquí Profesor, usted sabría que hacer.
Las incesantes lamentaciones de Harry, se vieron interrumpidas, cuando sintió un fuerte dolor en el estomago, a causa del hambre, no había comido nada desde la noche anterior, claro que no quería ver a nadie, pero igualmente se aventuró a ir al gran comedor, ya que era domingo, y luego de la celebración de anoche, posiblemente el lugar este desierto.
Se sentó en su lugar habitual, no había mas que unos pocos de cada casa en sus respectivas mesas. Con aire triste y amargado, comenzó a comer un poco, bajo la atenta mirada de Minerva McGonagall, el aire afligido del chico, no le paso desapercibida.
Una ves que finalizo, se retiro sin mas, solo quería dormir, y mañana sería un nuevo día, en donde volvería a ver a su rubio, que era lo que mas deseaba.
-Amigo, al fin despiertas, ¿estás bien? – le preguntó a Ron, al entrar en la habitación.
-Verá que no, aun estoy con nauseas.
-Trata de dormir otra vez – solo que cuando se dio vuelta a verlo, ya estaba dormido.
Harry fue al baño, abrió la ducha, y perdió la noción del tiempo, quería que el agua se llevara toda la culpa que sentía, toda la tristeza que cargaba… extrañaba tanto a Draco.
Luego de tan larga ducha, se dispuso a irse a dormir, se puso el pijama que le había regalado, que jamás perdía el aroma del rubio, eso lo torturaba constantemente.
Dejó sus lentes en la mesita de noche, y vio el tubo plateado, lo abrió para comprobar si tenia algún mensaje de Draco, y efectivamente así era.
Acabo de llagar… no aguanto hasta mañana, te espero en el aula de pociones.
Harry se maldijo, con todo el tiempo que había pasado en la ducha, no tenia idea de hacia cuanto había escrito el mensaje, tomo su capa, y salio de ahí de inmediato.
Entró al aula desesperado, y se quito la capa.
-¿Donde estabas? – le reclamó Draco – llevo aquí com…
Draco no pudo seguir hablando, Harry se había abalanzado sobre él, haciendo que chocaran contra la pared, que estaba alado de la puerta de entrada.
Al Slytherin le constaba respirar, Harry introducía la lengua en se boca, de tal forma, que por poco y lo ahoga.
-¿No comiste verdad? – murmuró Draco, cuando Harry se apartó por un momento.
Pero no duró mucho, el moreno volvió a devorar la boca del rubio, mientras comenzaba a desabrochar los botones de su camisa. Harry comenzó a bajar por el pálido pecho de Draco, con besos húmedos y apasionados, llegando a su abdomen, se aventuró a desabrochar su cinturón, y quitarle toda la molesta ropa de un tirón.
Harry jugaba suavemente con el miembro de Draco, y éste comenzaba a gemir. Intentó buscar su varita para poner un hechizo silenciador, pero recordó que no la había traído.
-Harry…tu… mmm… varita.
El león subió hasta su rostro, y luego de besarlo, le dijo:
-No la tengo.
Al parecer no le importó la advertencia de Draco, en ese mismo instante, tomo el pene fuertemente con su mano, y éste soltó un audible gritito de sorpresa. Para no ser oídos, Harry coloco la mano que tenia libre en la boca de Draco, para impedir que sus gemidos se escucharan afuera.
Harry aplastaba al rubio contra la pared, al mismo tiempo que lo masturbaba ferozmente, y apretaba la mano contra la boca de Draco, que gemía cada ves mas.
Se corrió en su mano, y ambos se desplomaron en el piso.
-Ohh uuf, parece que me extrañaste – le comentó Draco, aun jadeando.
-No te das una idea.
Draco se acerco a Harry, y comenzó a besarlo nuevamente, mientras bajaba la mano hasta su entrepierna. En ese instante, Harry lo detuvo.
-¿Qué sucede? Yo también te extrañe – dijo el rubio, ante la reacción de su compañero.
-Está bien así…yo no quiero.
Draco estaba cada vez mas confundido.
-¿Estas bien Harry?
-Si, genial… mejor que nunca ahora que estás aquí.
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Una ves en su habitación, Harry no dejaba de pensar en el lamentable espectáculo que acababa de dar, estaba evitando sentir culpa satisfaciendo a Draco sexualmente, en lugar de enfrentar la verdad. No tenía valor para mirar esos hermosos ojos, así que actuó como un cobarde.
Y también estaba Ginny, seguramente se sentiría como violada, o algo así. Llego a la conclusión de que era un Gryffindor, un valiente y fuerte león, que se había enfrentado a situaciones mil veces peores. Debía hablar con Ginny y aclararle sus sentimientos, tal ves pedirle una disculpa… seguramente después de eso se sentiría mejor, y podría volver a mirar a Draco, sin culpa.
-Ginny, ¿puedo hablar contigo un momento?
-Claro.
Ambos se fueron a un lugar apartado dentro de la sala común.
-Escucha Ginny – comenzó Harry, algo temeroso – quería pedirte disculpas, por sea lo que sea, que hice la otra noche.
-No hiciste nada malo, Harry, solo te dejase llevar por tus sentimientos.
-Eso es lo que no entiendo, no fueron mis verdaderos sentimientos.
La chica se puso pálida, y sus ojos se llenaron de lágrimas… Harry se sintió como un monstruo, pero prosiguió.
-Realmente lo siento Ginny, eres una hermosa chica, y te quiero…pero no así.
Ginny soltó unas lágrimas de cocodrilo, y contestó:
-Lo entiendo Harry…solo quiero que sepas, que jamás olvidaré lo de esa noche.
Harry se sentía cada vez peor, ya que él ni siquiera recordaba el encuentro.
-Espero que puedas perdonarme.
-No te preocupes…discúlpame…
Se fue llorando falsamente escaleras arriba… indudablemente era una magnifica actriz.
Harry quedó con algo de culpa, pero mas relajado, sentía como que se había quitado un peso de encima, agradeció a todos los dioses y magos, la comprensión de la chica.
Esa noche, Harry pudo dormir mejor, mas tranquilo, confiado y relajado con las palabras de Ginny…sin sospechar que en el mundo mágico, tanto como en el muggle, había algo más peligroso, y cruel que Voldemort y todos sus Mortifagos… eso era: una mujer dolida y despechada, que buscaba venganza.