Pasado un tiempo, Ginny ya estaba harta de sus mareos, su falta de hambre, y las horribles nauseas por las mañanas, pero ya faltaba poco tiempo para seguir ocultando sus malestares. El mes de marzo había iniciado, y ya seria prudente confesarle a Harry, que seria padre.
El moreno se encontraba en su sala común, luego de un maravilloso fin de semana con Draco en la Mansión Black, donde habían empezado a planear la remodelación del antiguo caserón. Harry le había prometido conservar las serpientes de plata, que sostenían las lámparas en la pared, y las que decoraban el baño, todo lo demás seria Gryffindor. También decidieron, que la recamara principal seria la de ambos, y que el cuarto de Sirius permanecería intacto, así también, toda la fina ropa de Regulus Black, pasaría a pertenecerle a otro distinguido Black… Draco.
Harry trataba de comenzar a escribir algo de su discurso de graduación, pero aun seguía pensando en ese hermoso rubio, y todo lo que habían hecho esos días.
-Harry – lo llamo Ginny, con cara de preocupación – necesito que hablemos, es urgente.
-Claro que si, ¿estas bien?
-No, no lo estoy… veras, yo… tengo tanto miedo – (un Oscar urgente para esa chica)
-Ginny, estas temblando, ¿Qué sucede?
-Harry…estoy embarazada.
Ni con el mismisimo Voldemor frente suyo, había sentido tanto miedo, experimentó un remolino de dudas, miedo, tristeza, emoción, rabia… no podía explicarlo. Antes de que quisiera hablar, Ginny volvió a dejarlo sin palabras.
-Tendremos un hijo, Harry.
El remolino que sentía, se le transformo en un huracán de cosas, que se le pasaban por la cabeza. Primero de todo: no recordaba el encuentro sexual con Ginny, y eso lo hacia dudar de la paternidad del bebe… pero ella era una buena chica, jamás mentiría con algo así (a veces pueden ser muy ingenuos los hombres), tampoco recordaba que la chica tuviese alguna pareja. Después estaban los Weasly, que seguramente lo matarían por haber tocado a su hermanita. También, la falta de madures que ambos poseían para criar a un niño… pero mas aya de todo eso, estaba Draco, y el futuro que habían planeado, jamás le perdonaría el engaño, y que se lo hubiese ocultado por tanto tiempo.
“estoy perdido” – Pensó Harry.
-Harry, Harry di algo por favor – lo llamaba la pelirroja – estoy muy asustada.
-¿Y como crees que estoy yo?
-Yo se que fuimos muy irresponsables, pero debemos hacernos cargo.
-¿Estas…segura que es… mío?
-¡Como puedes decir algo así!, ¡por supuesto que es tuyo!
-¿Alguien mas lo sabe?
-No, claro que no.
Harry dejo caer su cabeza en las manos, estaba absolutamente aturdido, aterrado.
Luego de un largo momento de reflexión, decidieron que ese fin de semana irían a La Madriguera, para contarles la noticia. Harry Potter era un chico… ya un hombre… que se hacia cargo de la situación, y responsable de sus actos. Luego había que explicarle a Draco la delicada situación, seguramente luego de un berrinche, lo entendería… pero Harry, solo se estaba auto convenciendo de sus ideas, no sabía que las cosas se pondrían mucho peor, antes de mejorar.
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La primera parte del plan, estaba finalizada. Al parecer Harry había aceptado la situación, y ahora ambos, se encaminaban a la segunda parte del plan, informar a la familia Weasley… Pero Ginny, tenía otras intenciones en mente.
Al anochecer del día de la noticia, la chica fue a ver a la despreciable escritora de El Profeta, Rita Steeker, y le dio la increíble primicia, que saldría en la primera plana del periódico, al día siguiente.
Ginny jamás se había sentido tan feliz, su plan había dado resultado en todos los aspectos, ni bien se conozca la noticia por la mañana, se armaría un revuelo gigante, no tanto con su familia, estaba segura que ellos lo aceptarían de inmediato… pero el mundo mágico seria un caos, y una noticia digna de comentar por cada rincón del castillo y las calles… y también seria un caos la relación con Draco Malfoy, y el fin de esos dos.
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A la mañana siguiente, Harry sintió que despertaba de una pesadilla… solo que dicha pesadilla, lo esperaba afuera.
Ni bien bajo a la sala común, todos se le tiraron encima. Algo dormido aun, lo único que podía entender, eran palabras de felicitaciones, y buenos deseos.
-Ya, paren un poco… que pasa.
-Felicitaciones papá – le decía su compañero Neville, mientras le daba pequeños golpecitos en la espalda, y le extendía El Profeta.
Harry quedó paralizado al ver la página principal, en donde había una foto de Ginny y él (Harry recordaba esa foto, la habían tomado en navidad, hacia ya dos años), debajo decía:
HARRY POTTER SERÁ PAPÁ
El salvador del mundo mágico, está esperando su primer hijo con la señorita Ginevra Weasley. Según fuentes confiables, el embarazo cuanta con un mes aproximado de gestación, y ambos, padres primerizos, están felices… Habrá que esperar algo más de tiempo, para conocer la fecha de la boda.
Harry quedó mirando a un punto fijo, sin poder articular palabra, mientras que todos seguían felicitándolo.
-¡Harry!, felicitaciones… estoy tan feliz – le dijo Hermione mientras lo abrazaba.
-Gra…cias – repetía Harry, sin sabes siquiera lo que decía.
Todos se hicieron a un lado, cuando Ron, se dirigía hacia Harry, con paso firme.
Para tranquilidad de todos, Ron abrazó a su amigo, mientras lo felicitaba, pero diciéndole al oído.
-Ya hablaremos solo tu y yo.
-Ron, ¿Dónde esta Ginny? – De repente Harry había caído a la tierra.
-Ya están todos en el gran comedor amigo, vamos.
Harry fue arrastrado por decenas de personas que no dejaban de darle ánimos, y felicitarlo… él solamente podía pensar en Draco.
Al verlo llegar al gran comedor, fue recibido con un estruendoso aplauso, que lo hizo sobresaltar. El intentaba buscar con la vista al rubio, pero estaba rodeado por tanta gente, que no podía.
La multitud de Gryfindors, encabezada por Ron y Hermione, entre otros, lo llevó hasta la mesa, y lo sentaron alado de Ginny, que estaba de lo mas tranquila y feliz, mientras sus compañeras le tocaban la panza, y sonreían. Harry la miro duramente, de sus ojos salían chispas de rabia, había sido ella quien le dio la noticia a Rita, nadie mas que ellos sabían del embarazo.
-¡Basta ya! – gritó Harry – déjenme en paz un minuto.
Bajo la sorpresa de todos, salió corriendo del gran comedor, en busca de la única persona que le importaba. No le tomó mucho tiempo localizarlo, Draco estaba parado en el ultimo escalón, de la escalera que lleva al gran salón.
Harry se acerco lentamente, la expresión de Draco lo aterraba, estaba inmóvil, como petrificado, su rostro estaba bañado en lagrimas, y su mirada perdida por alguna parte. En su mano derecha, tenia arrugado una copia de El Profeta.
-¿Draco?
Ante el llamado, el rubio aparto su mirada de “la nada”, para fijarla en los ojos verdes de Harry, que comenzaban a llenarse de lágrimas.
“Dime que es mentira, por favor, dime que es mentira”, no necesitaron hablar, eso era lo que Draco le comunicaba con su mirada.-Draco, déjame explicarte.
Pero el rubio no quiso seguir escuchándolo, esa respuesta no había sido mas que una confirmación, arrojo con furia el diario al piso, y salio corriendo del castillo.
-¡Draco, espera! – Harry lo seguía a toda velocidad por los terrenos, el rubio llevaba un largo tramo de distancia, pero lo alcanzó, cuando éste, se desplomo junto a la tumba blanca.
Harry se arrodillo, e intento abrazarlo, pero el rubio le respondió violentamente, con golpes, que no eran muy fuertes, gracias a la debilidad que el llanto desconsolado le producía.
-¡Maldito, eres un maldito… TE ODIO!
-Draco, cálmate. No es lo que piensas – Harry seguía defendiéndose de los golpes del rubio, que parecía estar cada ves mas débil. Algo rendido ya, coloco su frente en el pecho de Harry.
-Como pudiste hacerme esto Harry.
El pelo platinado de Draco, estaba siendo bañado por las lágrimas de Harry, que luego de haberlo oído, solo se intensifico mucho más.
-Draco, yo te amo…
Pero en ese momento, toda su fuerza Slytherin volvió, y arremetió contra Harry, tan fuerte como el sauce boxeador. Lo empujó al suelo, mientras le gritaba:
-¡Cállate!, ¡no es verdad!... NO QUIERO VOLVER A VERTE NUNCA, ¡TE ODIO!
Sin mas que decir, volvió corriendo al castillo, dejando a Harry llorando desconsoladamente, tirado en el piso, como si fuera un papel mojado, temblaba, y sus gemidos de dolor eran tan fuertes, que alguna de las criaturas en el bosque prohibido, lo habrían escuchado.
Harry se sentía la persona mas desafortunada y triste del mundo, ya no tenia ganas de seguir viviendo, ya no tenia fuerzas para seguir, había sido engañado, traicionado, y ahora, abandonado… había perdido a la persona, que mas amaba en el mundo.
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Draco estaba en su habitación, llorando como jamás lo había hecho en su vida, el aire le faltaba, y le dolía el pecho. Entre sus sollozos, pudo oír al águila de los Malfoy tocar su ventana, corrió hacia ella, y tomo una carta… por la letra, era de su Padre.
Luego de leerla, temblaba tanto por el contenido de la misma, que comenzó a llorar mas, si es que se podía, su dolor en el pecho se vio incrementado notoriamente, y se le hizo difícil respirar, tanto así, que apuntó su propia varita al pecho, y convocó: Desmaius.
En el piso estaba la carta de Lucius, que decía:
Querido Draco: Estuve pensando mucho, y me parece estupendo que vivas tu vida, y tomes tus propias decisiones. Al salir de aquí, los espero a Harry y a ti, para darles mi aprobación. Te Quiere, tu padre…Lucius.