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Junto a la tumba blanca por tenshi_kun

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Notas del capitulo:

Perdon si tarde un poco, es que estoy con los examenes finales en la universidad... que por suerte me estan llendo bien.

A leer entonces!!!

 Draco y Harry no daban crédito a lo que acababan de escuchar.

 

-Pero…¿usted, profesora? – dijo Harry, como atónito.

 

-Un día fui joven, Harry… y no correspondida por el hombre que amaba.

 

Minerva se veía muy afligida, caminó hasta el sillón detrás de su escritorio, y le hizo señas a Draco y a Harry, para que se sentaran del otro extremo.

 

-Fue hace mucho tiempo – comenzó McGonagall.

 

-Profesora – interrumpió Draco – no es necesario que nos cuente cosas sobre su pasado… es obvio que está dolida.

 

-No lo crea joven, uno se pone así cuando recuerda sus años de juventud, los errores que cometió, y como eso nos ayuda a madurar.

 

Pero Harry estaba más que interesado en escuchar la historia.

 

-¿Que sucedió? – preguntó.

 

-Yo cursaba mi último año aquí… y estaba muy enamorada.

 

Los chicos estaban tomados de las manos, y no hablaban, sus ojos le preguntaban en silencio, quien era la persona.

 

-…de mi compañero Albus Dumbledore.

 

Ambos ahogaron un grito de sorpresa, ante la confesión de la mujer… prosiguió:

 

-Éramos los mejores amigos, yo tenía la esperanza de que algún día fuese algo mas que amistad, pero el mundo se destruyo para mi con una confesión de Albus. El estaba enamorado de su amigo… Grindelwald.

 

Los recién reconciliados abrieron los ojos como platos, no podían creer lo que acababan de escuchar sobre el hombre que fue una especie de testigo ante el nacimiento de su amor.

 

-Nunca me gustó esa amistad – prosiguió – ¿sabrás por que, verdad Harry?

 

-Si 

 

Harry miró a Draco, ya que se veía algo confuso, y le comentó:

 

-Grindelwald fue una especie de Voldemort antes, Draco… Dumbledore y él eran muy amigos, y compartían unos extraños pensamientos acerca de la superioridad de los magos, y cosas sobre muggles, estuvieron obsesionados mucho tiempo con las reliquias de la muerte.

  

-Así es – continuo Minerva – Albus siempre llegaba muy raro, con sus pensamientos cambiados, yo sabia muy bien que era su influencia, y no podía tolerarlo.

Pensé que se me pasaría con el tiempo, pero no fue así, yo cada ves estaba mas y mas enamorada de Albus, y él solo hablaba de su magnifico amigo.

 

-¿Y entonces? – preguntó impaciente Draco.

 

-Un fin de semana nos íbamos a ir con Albus a las montañas… estaba tan ilusionada… pero a ultimo momento me mando una lechuza, disculpándose, porque tenia que cuidar a su hermana Ariana. Mi sexto sentido de mujer me decía que no era así.

 

Los chicos estaban concentrados, no apartaban los ojos de su salvadora, y estaban estupefactos con la historia.

 

-Lo seguí… y lo que ví no me gusto nada, me partió el corazón en dos, me destrozo el alma…

 

-Profesora, no tiene porque seguir – trataba de decir Draco, al ver que Minerva comenzaba a llorar, pero se moría por saber todo. Suspiró profundo, y siguió:

 

-…los vi haciendo el amor cerca del lago.

 

Draco y Harry tragaron duro, no sabían si era por la  sorpresa, o por la inocente vergüenza que sintieron en ese momento.

 

-Yo pensé que cuando Albus me dijo que estaba enamorado de él, era una idea del amor… como una forma de admiración y respeto. Pero esa noche me di cuanta que no era así… o no había querido darme cuanta antes.

 

Hubo una pausa, ninguno de los dos chicos pestañaba, McGonagall esbozó una pequeña sonrisita por la expresión que tenían los chicos, se sentía como una abuela contándoles una historia sobre héroes a sus nietitos. Siguió:

 

-Después, el intenso dolor que sentía en mi pecho, se transformó en ira, destroce toda mi habitación, pero el dolor y la furia no desaparecían. Cuando volvimos a clases, trataba de evitar a Albus, el estaba como en un estado de… parecía que volaba.

 

-¿Enamorado? – sugirió Harry, al darse cuenta que eso era lo que sentía después de estar con Draco.

 

-Así es… yo no podía estar mucho separada de él, pero estaba tan furiosa. El solo hablaba de lo maravilloso que era. En cambio yo pensaba que era muy peligroso.

 

-Y no se equivoco, profesora – acotó Harry.

 

-Un día yo estaba en la biblioteca estudiando… en realidad lloraba, era un día sábado, jamás lo olvidare, y sabia que ellos estaban juntos. Unas chicas de Slytherin me vieron, y me preguntaron que me pasaba.

 

Yo les conté, y ellas me arrastraron hasta la sección prohibida, y me mostraron el libro.

 

Minerva pasó una mano por el terciopelo negro, recordando cuando lo había visto por primera vez.

 

-El libro tenia mucho menos escritos que ahora, cada persona que tenia algún conocimiento lo volcaba en el, o lo advertía… todo en ese diario era muy peligroso.

 

-¿Ahí encontró la poción? – preguntó Draco.

 

-No… la poción la encontré en la tienda Borgin y Burkes.

 

Los chicos palidecieron, ese tienda era posiblemente la mas peligrosa del callejón Diagon.

 

-Yo fui a buscar unos ingredientes para otra poción, que ayudaría a Albus a enamorarse de mi. Pero el amor no puede forzarse, solo duraría poco tiempo, necesitaba algo de por vida. El hombre de la tienda me contó todo acerca de la poción de fertilidad instantánea, me dio los ingredientes, todo… yo estaba desesperada, así que acepte.

 

-Y luego lo escribió en el libro.

 

-Así es, luego de realizar la poción, quedó de un rojo oscuro, el hombre de la tienda me dijo que esa era la única poción que quedaba de ese color, eso fue lo que me hizo sospechar cuando tu me contaste Harry.

 

-¿Entonces se la dio? – pregunto sorprendido Harry.

 

-No, no pude… por mucho que lo amaba, yo quería que el fuese feliz, y si para lograrlo tenia que renunciar a el, valía la pena el esfuerzo. Además no quería dar a luz a un hijo que seria incapaz de querer.

Esa es la diferencia entre la señorita Weasly y yo… yo amaba a Albus, ella en cambio estaba obsesionada con usted.

 

-Profesora, ¿que sucederá con el bebe? – Pregunto Harry preocupado.

 

-No te preocupes, ella no le hará daño, solo lo rechazará.

 

-Eso es horrible – dijo Draco.

 

-Lo se, lo advertí en el libro, parece que no le importo.

 

-¿Que debo hacer?

 

-Cuidarlo, quererlo… después de todo es tu hijo.

 

Harry quedo con la mirada perdida, y carita de soñador, la palabra “tu hijo” le sonaba cada ves mas bella.

  

-Entonces profesora, ¿que sucedió finalmente con Grindelwald? – Pregunto Draco.

 

Harry y Minerva cruzaron miradas, ellos ya sabían, pero si tendrían que explicárselo a Draco, estarían hasta la noche.

 

-Las cosas no terminaron muy bien… finalmente Albus se quedó a mi lado, no como yo hubiese querido, pero prefería tenerlo cerca, que no tenerlo para nada.

 

-Si, pero… ¿y Grindelwald?

 

Ante la insistencia del rubio, Minerva solo dijo:

 

-Señor Malfoy, creo que tiene toda la vida para que Harry le cuente historias.

 

Los chicos se miraron y rieron, después de todo lo que habían llorado y sufrido, esa mujer frente a ellos los había ayudado, era como cupido. Se acercaron a la mujer, y luego de darle las gracias nuevamente, la abrazaron. Estaban por salir de la dirección, cuando Minerva les advirtió por última vez:

 

-Nada dentro del castillo ¿de acuerdo?

 

-De acuerdo, profesora.

 

Sin más, los chicos salieron, y Minerva se sentía mas aliviada, al haber contado esa historia.

     ______________________________________________________________

 

Al poner un pie fuera de la dirección, se abrazaron y se besaron, no les importó que alguien los viera, o estuviese cerca, ya nada les importaba, excepto ellos.

 

-Te extrañe tanto – le dijo Harry.

 

-Yo también.

 

-Jamás te mentí, mi amor… jamás lo haré.

 

-Lo se, lo siento tanto Harry.

 

Sin mas que disculparse, volvieron a fundirse en un fuerte abrazo, que Harry rompió, dado a una dureza en su pecho. El moreno miró hacia abajo, para encontrarse con el anillo que pendía de la cadena.

 

-Jamás me lo quiete… lo intenté, pero no pude - le confesó Draco.

 

El moreno le quito la cadena, y volvió a colocar el anillo en su dedo, se miraron a los ojos, y se besaron. Pero en ese momento alguien llegó.

 

-¡Oye tú! – Gritó Ron, que venia furioso por el pasillo, seguido de Hermione tratando de tranquilizarlo, sin éxito.

   

Harry se puso delante de Draco, cubriéndolo con todo su cuerpo, para evitar cualquier tipo de daño que intenten hacerle.

 

-Apártate Harry, voy a matarlo.

 

-Basta Ron, si lo tocas me olvidaré de quien eres.

 

-Esto es inconcebible, esa serpiente te hechizo, o algo, tu no eres así Harry

 

-¿Así como Ron?

 

-El no quiso decir eso – dijo Hermione.

 

-Si, eso fue lo que quiso decir.

 

Harry y Ron estaban enfrentados como nunca, detrás, Draco miraba la escena con lastima, no quería que Harry se peleara con sus inseparables amigos por su culpa.

 

-Vos a decirles algo – siguió el moreno con firmeza – y no lo olviden jamás. Yo me enamoré de Draco Malfoy, no se cuando, y no se como paso, pero no pienso perderlo,  y voy a estar con él por el resto de mi vida, les guste o no.

 

Hubo un intenso silencio en el pasillo, la confesión de Harry dejó atónitos a sus amigos, y dejo al corazón de Draco, latiendo a todo galope.

 

-¿Estas feliz Harry? – preguntó la castaña.

 

-Es la primera vez que me siento feliz.

 

-Es suficiente para mi – ella les dedicó una sonrisa a ambos.

 

Ron, sin embargo, se dio media vuelta y camino a grandes zancadas hacia la torre, Hermione los miró como pidiéndoles disculpas, y se fue tras su novio.

 

-Ya se le pasará.

 

-Harry, no quiero que los pierdas, yo se lo que es perder a tus amigos.

 

-Draco, tu eres lo único que yo quiero en mi vida.

 

Ese día, fue el día de las confesiones por excelencia.

Harry y Draco se habían encaminado a la salida del castillo, para pasar por la tumba de Dumbledore, y luego irse a la Mansión Black a pasar el fin de semana. Antes de irse, el llamado de la mamá de Ginny paró a los chicos.

 

-Ve y espérame en la casa – le dijo Harry.

 

Draco se dirigió a los jardines, y Harry se dejo guiar por Molly.

 

Llegaron hasta la enfermería, pero no entraron, Arthur estaba apoyado contra la pared, pero su cara ya no era de furia, sino de tristeza.

 

-Harry, lamento lo que sucedió – comenzó el hombre.

 

-Usted solo actuó como padre.

 

-Un padre que no sabia de lo que su hija era capaz.

 

Todos se quedaron en silencio, Harry no quería decir nada respecto a lo que su hija había hecho, y los señores Weasley, no tenían valor para mirarlo a la cara.

 

-¿Usted conocía ese libro? – le pregunto el moreno a Molly.

 

-Si, muchas jovencitas lo conocen, pero ninguna se atreve a usarlo.

 

-Parece que hubo alguna excepción – acotó el hombre, con su expresión muy adolorida.

 

-Quiero que sepan que yo quiero a ese bebe, es mi hijo después de todo.

 

-Lo se Harry – dijo la mujer – nosotros nos llevaremos a Ginny a la madriguera hasta que de a luz, no quiero que cometa mas locuras.

 

-Realmente siento lo sucedido, muchacho. Estoy tan dolido que no puedo pensar en otra cosa más que disculpas.

 

-No se preocupe señor Weasley, estoy feliz de convertirme en padre, siempre quise serlo.

 

-Solo te pido que nos dejes ver al bebe de ves en cuando, ¿si? – le pidió la mujer.

 

-Por supuesto, ustedes son sus abuelos.

 

-Eres mas Gryffindor que le propio Goddic, Harry Potter.

 

-¿Como está Ginny? – Pregunto Harry

 

-Le han dado una poción para dormir, luego nos iremos a disculpar con McGonagall, y a informarle que retiraremos a Ginny del colegio.

 

-¿Ella estará bien?

 

-Si Harry, no te preocupes… ahora vete, creo que alguien te está esperando.

 

Luego de darles un abrazo a los abuelos de su hijo, Harry corrió a toda prisa por los pasillos, y salió al jardín, paso como rayo por la tumba de Dumbledore.

 

-Lo siento profesor, luego venimos – dijo, sin dejar de correr.

 

Llegó al translador, y calló en los jardines de la casa donde lo estaba esperando Draco.

      
Notas finales:

Espero que les haya gustado... siento decir que falta muy poco para el final :(

pero tengo otras historias similares en la cabeza jeje.

Dejen sus comentarios que tanto me gustan leer :)


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