Harry entró eufórico a la mansión esperando abrazar a su rubio hasta ahogarlo… pero él no estaba ahí.
-¿Draco?, ya llegue.
No obtuvo respuesta, comenzó a recorrer la casa, estaba comenzando a asustarse. Subió al piso de arriba.
-¿Draco?
Seguían sin contestarle, así que directamente fue hacia la habitación principal, que ambos compartían.
Al abril la puerta, le volvió el alma al cuerpo, Draco no estaba, pero la habitación estaba abarrotada de velas, que lograban que el ambiente sea sumamente calido, mirando sorprendido la decoración de la habitación, no se dio cuenta que Draco salía del cuarto de baño, y se colocó tras de él.
-¡Boo!
-¡Diablos, Draco! casi me matas del susto.
-No… no te mueras ahora por favor.
-¿Tu hiciste esto? – le dijo mientras rodeaba el cuello de su amante con sus brazos.
-Si… se que te gusta la luz que dan las velas.
-Pero prefiero la luz que dan tus ojos.
-Eres tan Gryffindor.
-Lo se.
-¿Sabes algo del bebe?
-Si, esta muy bien… se llevarán a Ginny a la madriguera hasta que de a luz, para evitar que cometa alguna locura.
-Mas locuras ya no puede hacer… si le hace algo a mi hijo, te aseguro que las pagará.
Harry sintió como se hundía en un mar de felicidad y amor ante las palabras que Draco acababa de pronunciar, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas, que su respiración se cortara.
-¿Quieres al bebe?
-Es una pequeña parte de tu ser, lo quiero tanto como a ti, Harry.
Sin mas que hablar, Draco estrecho a Harry entre sus brazos, y lo beso con ímpetu, pasión y posesión, recuperando todos los días en que no lo había besado, esos días que tanto había llorado, y lo había extrañado… su amor había sido puesto a prueba, y la habían superado (con ayuda). Se enfrentaron a todos, a sus padres, sus amigos… ya nada iba a separarlos, ninguno de los dos iba a permitir que nadie se interponga entre ellos.
Draco revolvía los negros cabellos de Harry, acariciaba su nuca, su cuello, sus hombros… sus manos se posaron en el nudo de la corbata amarillo y escarlata, tiro de ella y la hizo volar lejos.
Sus labios no dejaban de besarse, y sus manos seguían viajando por su cuerpo, su lengua comenzó a jugar en el estilizado cuello del moreno, mientras que sus dedos comenzaban a desabrochar los botones de la camisa… botón, beso, botón, lengua, botón, mordida… la camisa fue a parar muy cerca de la corbata, y Draco presiono fuertemente el trasero de Harry y lo subió encima de su cuerpo, con suavidad lo acostó sobre la cama.
Sus cuerpos se conocían de una forma única, se besan y acariciaban automáticamente.
Harry rodó el cuerpo de Draco, para poder deshacerse de toda esa molesta ropa.
Encima de su amante, perecía como un hambriento animal, lo besaba lujuriosamente… su boca succionaba su piel y la raspaba con sus dientes, comenzando a hacer gemir a Draco de una manera deliciosa.
Los uniformes de Gryffindor y Slytherin, estaban desparramados por toda la habitación, las velas daban una tonalidad rojiza sobre los cuerpos desnudos de ambos, que comenzaban a brillar, ya que una fina capa de sudor estaba comenzando a brotar.
-Uumm – gemía Draco, que se encontraba debajo de Harry, en su posición favorita. Amaba tener al moreno moviéndose entre sus piernas, y le encantaba mirar el vaivén sensual de sus caderas.
-Aahh – gemía Harry, que le fascinaba arrancar jadeos de su amante, lo enloquecía ver ese rostro sumamente hermoso, volverse rojizo producto del calor y el placer que le estaba produciendo.
El roce de sus miembros se sentía perfecto, acompañado por los intensos besos, y las profundas caricias… pero ya no podrían resistir los juegos mucho tiempo mas.
Draco volvió a voltear a Harry, y comenzó a descender por su ardiente cuerpo, hasta llegar al despierto miembro, jugo con su lengua, lo beso, lo succiono y hasta mordió, arrancando gemidos de Harry, mucho mas audibles y excitante.
La serpiente no quería que su león acabara, lo quería al borde de la locura, de la ansiedad y el placer. Volvió a subir hasta su rostro, y se encontró con una mirada de enojo, por haber detenido tan grata actividad.
-No seas impaciente… ahora viene lo mejor.
-Pues que esperas.
El plan de Draco era enloquecer a Harry, pero se estaba volviendo en su contra… luego de esas palabras, el rubio apenas podía contenerse. Lo había extrañado tanto, había soñado que volvía a hacerle el amor, y ahora que todo había pasado, que lo tenia entre sus brazos nuevamente, sentía que todo el dolor que había experimentado, desaparecía, y jamás volvería a sentirlo.
Draco estaba en un estado de excitación y lujuria, que experimentaba por primera vez, parecía que quería morir asfixiado dentro de la boca de Harry, lo mordía, enterraba sus dedos en la sudorosa piel, y empujaba sus caderas contra la de su amante de una forma que comenzaba a doler.
-Mmm…te extrañe tan…tanto.
-Sii… yo también… huum.
Afuera hacia un frío que llegaba hasta los huesos, pero dentro de la habitación el calor era insoportable, parecía que esos dos cuerpos pronto iban a derretirse uno sobre el otro.
Draco desarmó la postura en la que estaban, y puso a Harry boca abajo en la cama, parecía que se había vuelto adicto a su cuerpo, y no podía dejar de besarlo, quería recorrer cada milimetro de esa piel trigueña con sus labios.
Comenzó desde su cuello, y fue bajando lentamente por su espalda, por esa firme espalda de músculos desarrollados gracias al Quiddich, siguió su viaje de húmedos besos por su cintura, haciendo un delicioso recorrido con la punta de su lengua sobre la columna de Harry, éste se desarmaba de placer debajo del cuerpo de Draco, de esas magnificas sensaciones que sentía.El rubio siguió bajando hasta toparse con sus formadas y pequeñas nalgas. Las beso y mordió como si fueran un sabroso dulce, para luego volver a subir lentamente y devorar esos labios que lo esperaban agitados y ansiosos.
-Ohh Draco…
-Shh, bésame.
Harry obedeció, aun seguía boca abajo y tubo que estirar su cuello hacia atrás para encontrar sus labios, esto le pareció sumamente delicioso y ardiente.Draco acomodó las caderas de Harry, de modo que quedó una pierna sobre el colchón, y la otra flexionada, para que el rubio entrara cuando quisiera.Ambos estaban de costado sobre la cama, Draco había penetrado a Harry sin problema, dada la excitación que el moreno tenia… comenzaron a moverse al unísono, en un vaivén tranquilo y sensual. El león tomaba la nuca de la serpiente, y dirigía su cabeza hacía sus labios, la mano libre de Draco acariciaba la pierna y el torso del moreno, haciéndolo estremecer. Todos esos besos y caricias le pasaron factura a Draco, que sentía que no podía esperar mas para terminar. La espalda de Harry se pegaba al pecho de Draco a causa del sudor, el moreno se desarmaba de placer, y su cabeza era impulsada hacia atrás por los espasmos que le causaba, Draco se ahogaba en su rostro, en sus labios y en su cuello… ya no podían resistir un segundo mas. Con su mano tomo el miembro de Harry, y al mismo ritmo de las embestidas comenzó a masturbarlo, terminado al mismo tiempo. Quedaron exhaustos y jadeando un buen rato.
-No… no salgas de mi.
El rubio obedeció y se quedo dentro de el, abrazados y agotados… pero felices.
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Harry despertó en medio de la madrugada, Draco solía moverse mucho mientras dormía, así que ya no estaba dentro de él.
El moreno fue al cuarto de baño, por la pequeña ventana vio que el sol aun no se asomaba, y decidió volver a la cama y abrazar a su novio.
Cuando abrió la puerta, se quedó recostado en el marco mirando a Draco dormir, se lo veía tan hermoso, tan inocente, tan tranquilo. Estaba durmiendo boca abajo, con su cara pegada a la almohada, sus rubios cabellos despeinados, y la boca entre abierta, las sabanas de ceda solo cubrían lo necesario, una de sus piernas estaba dentro, pero otra se asomaba hacia fuera.
Su cabeza comenzó a recordar todo lo que había vivido con Draco Malfoy… no desde que comenzaron su relación, sino desde antes…
Harry recordaba que él fue el primer mago que conoció, esa vez en la tienda de túnicas cuando eran niños. Con él había volado en escoba por primera vez, tratando de rescatar la esfera recordadora de Neville, y así se volvió buscador de Gryffindor. Con él había caminado por primara ves en el bosque prohibido. Con él había visto por primera vez a Voldemort. Él fue su primer rival difícil en el Quiddich… también se había sentido obsesionado por él. Ambos había sido el dueño de la varita de Sauco…sin saberlo ayudo a Harry a derrotar a Voldemort, al compartir sus varitas.
Además de eso… que no era poco, con el tubo su primera ves, con el sintió el verdadero amor y el profundo dolor, y pensó que ya nadie podía existir para él.
Sintiéndose un poco egoísta, gateo sobre la cama, y comenzó a besar su espalda, como lo había hecho el rubio esa noche. Draco comenzó a retorcerse y gimotear, estaba durmiendo muy plácidamente.
-mmm… ¿todavía tienes fuerza?
-Algo… estaba viéndote dormir, y no pude resistirme a besarte.
-¿Me veías dormir? – Draco se había despertado y se giró para ver a Harry – eso es algo aterrador, sabes.
-No si contamos cuantas veces lo has hecho tú.
-¿Como lo sabes?
-Haciéndome el dormido.
-Tramposo Gryffindor.
Harry se metió dentro de las sabanas, y cubrió a ambos con ellas hasta la cabeza, como si hubieran querido esconderse de alguien.
-jaja, ¿que haces?, deja de morderme.
-ya cállate hurón.
Harry beso sus labios y todo su cuerpo, hasta llegar a su miembro despierto, producto de todos los besos, Harry lo introdujo en su boca y comenzó a acariciarlo y lamerlo, Draco acariciaba las sabanas de seda que ocultaban al moreno… éste succionada y besaba haciendo que la habitación se llenara con los gemidos de Draco, el moreno tomo su propio pene y comenzó a masturbarse hasta que ambos terminaron juntos, Harry sobre las sabanas, y Draco, por primera ves, dentro de su boca.
Harry salió de su escondite, satisfecho al ver el color carmesí en la pálida piel de Draco, y sentir su agitada respiración.
-¿Te gusto el desayuno, Potter?
-Exquisito.
-¡Haaay que no lo creo! ¡eres un pervertido!
-¡Mira quien lo dice!
Luego de seguir jugando un largo rato más, volvieron a quedarse dormidos, y recién pasando el medio día se levantaron.
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Harry se había levantado primero, y estaba en la cocina intentando preparar algo para comer, Draco entro a la sala rascándose la cabeza y descalzo, luego de saludarlo con un beso, le dijo:
-¿Esa cosa sigue aquí? Me prometiste que la tirarías.
-Draco, es una pobre licuadora, no va a hacerte daño.
-Pues no la quiero aquí, es una trampa mortal, además será peligroso para el bebe.
Ese había sido el segundo comentario de Draco referido al bebe, y Harry se había estremecido aun mas que la primera ves que lo escucho.
-Draco, me hace tan feliz saber que seremos una familia.
-Claro que lo seremos, cuando el bebe nazca lo traeremos aquí, lejos de esa desequilibrada.
-Bueno, no es tan fácil, sabes… me gustaría hablar con ella.
-Ah no, eso si que no, que tal si te hace algún hechizo o algo así, no pienso arriesgarte.
-Draco, nada va a sucederme, esta en la madriguera, además quiero volver a hablar con Ron.
-Harry quiero que me prometas algo. Quiero que consideres a mi familia, como la tuya también, me gustaría ir a contarle a mi madre lo sucedido.
-Draco, ve y dile a tu madre que será abuela.
Ambos se fundieron en un profundo abrazo, lleno de esperanza e ilusión.
-Harry… ¿me prometes otra cosa?
-Lo que sea.
-Tira ese aparato inventado por el mismisimo Innombrable.
Harry rodó los ojos, y le prometió deshacerse de la inofensiva licuadora, que Draco tanto temía.