La vida no podía ser mas bella… se amaban, tendrían un hijo, y ambos habían sido aceptados en las academias en la que cursarían sus estudios superiores. La casa estaba terminada, con el cuarto del pequeño Albus listo, sus padres y amigos aceptaban su relación, y Minerva McGonagall había aceptado ser la flamante madrina del niño.
Era una hermosa tarde de primavera, el sol resplandecía sobre un cielo despejado, los jardines del castillo lucían imponentes atiborrados de hermosas flores.
En ese mismo lugar se erguía un majestuoso escenario, y miles de sillas esperaban a que sus graduados las ocuparan.
La generación de jóvenes que lucho en la guerra y se enfrentó al señor oscuro, terminaba sus estudios en Hogwarts.
La ceremonia no era muy distinta a una muggle, todos los alumnos vestían estolas y birretes negros, y solo las corbatas identificaban a que casa pertenecían. Ese día, eran todos iguales.
Las cuatro casas estaban divididas en distintos grupos de sillas, y los familiares estaban ubicados detrás de ellos a cierta distancia.
Narcissa estaba ahí, también los señores Weasley, y los padres de Hermione, Hagrid ya estaba dejando asomar mas de una lagrima, mientras que Minerva se encamino al estrado para comenzar la ceremonia.
-Buenas tardes a todos, tengo el honor de estar parada frente a una generación difícil de olvidar. Todos y cada uno de ustedes son héroes, y son un orgullo y ejemplo para el mundo mágico.
Los aplausos estallaron estrepitosamente. McGonagall hizo señas con las manos para calmar a la multitud, y la ceremonia continuó.
Primero se recordó a los caídos en la guerra, luego se comenzaron a entregar las menciones honoríficas en cada una de las materias (Hermione se llevo todo, menos pociones que fue de Draco, y Herbologia que fue de Neville).
Una vez finalizado, Minerva volvió a tomar la palabra.
-Y ahora, tengo el grandisimo honor de presentar a un alumno cuyo nombre es sinónimo de valentía, lealtad y justicia… con ustedes el señor Harry Potter.
Los aplausos volvieron a sonar aun mas fuerte que antes, Draco tenia una enorme sonrisa en el rostro, algo que causo un poco de asombro, pero ya nada importaba.
Harry se paró de su silla que estaba ubicada en el escenario, junto a McGonagall y Hagrid, y se dirigió hacia el estrado. El moreno había decidido improvisar su discurso, por eso se paró frente a todos bastante tembloroso. Comenzó con lo primero que se le pasaba por el corazón.
Bien… aquí estamos, hoy nos vamos de casa, de ésta que ha sido lugar de dichas y tragedias, la casa en la que todos batallamos buscando la seguridad del mundo mágico, nuestra casa Hogwarts” –Harry hizo una pausa, respiro hondo y continuo.Dentro de estos muros hemos experimentado infinidad de sentimientos… conocimos el compañerismo, y la rivalidad… experimentamos el miedo y el sufrimiento, las dudas y certezas… encontramos la devoción en nuestros amigos, la alegría, y también el amor en la persona menos pensada – en ese momento miró a Draco, y éste le sonrió – eh…yo, esto es muy difícil, no quiero aburrirlos, ni tratar de cambiar algo con mis palabras… solo quiero darles Gracias a todos por su apoyo, que sin la ayuda de “ellos” y ustedes no hubiésemos triunfado, y démosle un aplauso a sus almas para que descancen en paz.
Todo el alumnado y los demás presentes, se pusieron de pie ante este discurso desinteresado, e improvisado, que no intento alcanzar matices grandiosos, ni palabras que se recordaran a través del tiempo.Harry saco el birrete de su cabeza, y lo lanzo por los aires, imitado al instante por sus compañeros. Las risas y los abrazos no se hicieron esperar, todos con todos se felicitaban y saludaban. Harry bajo del escenario, y corrió en dirección a Draco, cuando llegó se lanzó a sus brazos y lo beso… algunos los vieron, otros no, ya no importaba, una etapa había terminado, y deberían dar un nuevo paso en la vida.
La algarabía y las risas seguían colmando los jardines de Hogwarts, cada quien se sacaba fotos con sus amigos, con sus familias… pero el salvador del mundo mágico prefirió un lugar mas tranquilo.
Harry se encaminó solo hacia la tumba de Dumbledore, para hablar un poco a solas con el, claro que esa intimidad no duró mucho…
-Gran discurso – le dijo Draco tras de el.
-Fue espantoso...
-No sirve planear las cosas, nunca salen como uno quiere.
-Esto es muy difícil – dijo Harry en un triste suspiro, sin duda dejar Hogwarts le costaba mas de lo que había imaginado.
-Si lo es… pero creo que seria mas difícil no saber que hacer con el futuro.
-¿Y como saber con certeza lo que te depara el futuro?
Draco lo tomo de las manos, como esa noche de año nuevo, lo miro fijo a los ojos y le dijo:
-Porque cada quien hace su fututo, Harry… realmente siento nostalgia por dejar este lugar, pero yo se lo que me espera, y es mucho mas hermoso y gratificante.
-Pero a veces el futuro te sorprende… quien iba a decir que tu y yo terminaríamos juntos y enamorados.
-Creo que ambos tenemos un poco de razón, pero algo es seguro… cuando hay amor, eso es eterno, y ningún pasado, presente o futuro lo cambiará.
Ambos se abrazaron fuerte, dándose contención y apoyo para esa nueva etapa que iban a comenzar… juntos.
-¿Tu dejaste eso ahí? – Dijo Draco, al ver que había un papel sobre el mármol blanco de la tumba.
-¿Que cosa?
-Eso, mira – ambos se acercaron y vieron un papel sobre la tumba.
-¿Quien lo habrá dejado ahí?
-Harry, es solo un pedazo de papel.
El moreno lo agarró, y comprobó que era un papel doblado a la mitad, lo abrió, y luego de unos segundos su semblante se volvió blanco, y unas lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos.
-¿Que paso… que es?
Con manos temblorosas, Harry se lo acerco a Draco, y éste lo leyó.
Queridos Drarry: Estoy muy orgulloso de ustedes… los estoy cuidando desde algún lugar.
-Que carajo es esto – dijo Draco sin entender lo que estaba escrito en el papel.
-Es… es la… es la letra de Dumbledore – le comentó Harry.
-¿Que?
-Es la inconfundible letra de Dumbledore, jamás podría olvidarla – Harry apenas podía contener su llanto.
-Pero, él está muerto.
-Yo siempre pensé que él seguía vivo en algún lugar… un mago tan poderoso no puede desaparecer así porque si.
-Queridos Drarry… ¿tu le contaste a alguien sobre su significado?
-No, solo lo sabemos tu y yo… y
Ambos miraron hacia la tumba, y volvieron a mirar la carta, y finalmente se miraron a los ojos.
-Esto es increíble… es como…- Draco no encontraba la palabra adecuado, pero Harry sí.
-¿Magia?
Luego de dejar las respectivas rosas sobre la tumba, y sin salir aun del golpe que la sorpresa les había producido, Harry se guardo el comunicado que Dumbledore les había hecho llegar desde algún lugar… con solo unas pocas palabras ambos se sintieron renovados, fuertes y felices para seguir adelante.
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En la bóveda de la familia Malfoy, los galeones de oro aun alcanzaban el techo a pesar de todo, y en la bóveda de los Potter, justo en el centro, aun se conservaban gran parte de la herencia de Harry. Esto le daba mucha tranquilidad a Draco y Harry, era suficiente para ellos y el niño que estaba en camino, se podrían mantener tranquilamente durante muchos años.
Ambos habían comenzado sus respectivas carreras en la academia de aurores y medimagia… luego de un largo día de estudio volvían a la mansión Drarry.
La chimenea de la sala fue conectada mediante la red flu con la mansión Malfoy, no así con la madriguera, ya que Harry temía que Ginny pudiera hacer alguna locura, porque por mas que la madre de la chica se lo repita miles de veces que no era así, el prefería prevenir, luego de la guerra se había puesto muy a la defensiva.
El mes de Octubre estaba finalizando y los dos estaban mas que nerviosos, ya que el gran día estaba muy cerca.
-No puedo creerlo, ¿como es que reprobaste tu primer examen? – lo reprendía Draco.
-¿Ya viste a que fecha estamos? no puedo concentrarme para nada.
-Eso no es excusa Harry, yo estoy igual de ansioso que tú y sin embargo pase mis exámenes.
-Es fácil para ti, no es tu hijo el que nacerá.
Al ver la cara de pánico que Draco puso por lo ultimo que había dicho, Harry se auto maldijo por ser tan estúpido, y que su lengua hablara antes que su cerebro.
-Lo… siento, Draco… yo.
Pero ya era demasiado tarde para remediar el error, el rubio lanzo violentamente el examen reprobado de Harry al piso, y se fue corriendo escaleras arriba.
-¿Puedo ser mas idiota? – decía Harry, mirando a las tres fotos que estaban sobre la chimenea. En un extremo estaba la foto de sus padres, bailando juntos mientras las hojas del otoño se movían al compás. En el otro extremo estaba la foto de Severus, Narcissa y Lucius en Hogwarts… y en medio de ellas, en un portarretrato mas grande, estaba la foto que Harry y Draco se habían sacado en el inolvidable cumpleaños del rubio.
Harry ni siquiera sabía porque le había dicho tal crueldad a Draco… Merlin y todos los dioses muggles sabían cuanto lo amaba, pero estaba hecho un manojo de nervios hacia ya mucho tiempo.
Paso casi nueve meses sin ver a Ginny, no sabia como estaba, como llevaba el embarazo, si tenia algún antojo, o podría dormir de noche… siempre pensó que le hubiera gustado ver como su vientre crecía, tocarlo y sentir las pataditas de su hijo dentro, no le bastaba con lo que Molly le informaba, él quería hablar con Ginny, aclarar cosas, luego de esa tarde en la oficina de McGonagall no la había vuelto a ver. Pero no iba a permitir que sus nervios y su miedo dañaran a la persona que amaba. Como rayo subió a la habitación para pedirles disculpas a Draco.
-Draco abre la puerta.
-¡Largo de aquí!
-Mi amor, lo siento, no quise decir eso.
-Pero lo dijiste estúpido.
Harry sentía como la voz de Draco era triste, su garganta parecía cerrada, seguro que estaba llorando, y no había cosa que le destrozara mas el alma, que ver a Draco triste.
-Alohamora – la puerta se abrió y encontró a Draco acurrucado en la cama, efectivamente llorando.
-¡Te dije que te largaras!
-Draco perdóname por favor, es que estoy muy nervioso, no tengo noticias desde hace tiempo, y la fecha se acerca.
-Eso no es excusa para remediar lo que me dijiste.
-No es una excusa Draco, tu sabes que me siento así desde hace tiempo.
Draco solo miraba a un punto perdido en la habitación, Harry aun no podía creer lo que le había dicho, le hubiese gustado lanzarse un auto crucio por eso.
-Draco… Albus es tu hijo también, y lo sabes… por favor, olvida lo que te dije, no es cierto.
-¿No?, pues me hiciste mierda.
-Estoy muy frustrado, en la academia no me va bien, a veces tengo pesadillas con el bebe, trata de comprender mi angustia… yo te amo.
Draco trago duro, luego de varios segundos lo miro, no podía dejar de pensar que después de todo el también se sentía así. No le gustaba estar esperando noticias acerca de lo que esa maniática pudiera estar haciendo con el bebe dentro suyo. Lo miro, y vio como sus ojos verdes estaban colmados por las lágrimas. Lo abrazó, y lo beso.
-Nunca vuelvas a decirme algo así, ¿me oíste?
-Jamás lo haré mi amor, tu eres su padre tanto como yo.
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Luego de aquel incidente verbal, Draco había obligado a Harry a estudiar frente a él. El moreno se encontraba en la enorme mesa de la sala, con todos sus apuntes desparramados en ella. Draco, como si fuera su madre, lo miraba de tanto en tanto, mientras miraba televisión.
Los dos se pegaron un susto de muerte, cuando una lechuza se estrello contra una de las ventanas, al parecer venia rápido, sin duda el comunicado era importante.
Harry llegó primero y leyó la carta.
Ginny comenzó con sus dolores, vamos camino a San Mungo Ron.