Harry se encontraba frente la inmensa gárgola que llevaba hasta la dirección, lo pensó y lo pensó mil veces, pero no quiso entrar. Estaba seguro que a McGonagall no le molestaría el plantón, ella sabia muy bien que aun no estaba listo para volver ahí, el mismo se lo había dicho, y ella lo acepto.
Además seguía con la mente en el episodio que acababa de pasar, esos chicos de Revencraw molestando a Draco, como si estubiera en primer año. Malditos.
Decidió mejor irse para las mazmorras y descansar hasta la próxima clase.
-Harry!!! –grita una voz sumamente dulce.
Se trataba de Carry Miller , una niña extremadamente dulce y hermosa que cursaba primer año en Hoghwars en la casa Huffelpuf. Ella había estado junto a él en la misma sala de San Mungo, luego de que Harry venciera a Voldemort, tubo que quedarse unos días para recuperarse por completo y se habían hecho grandes amigos.
-Carry!!- dijo Harry feliz, tomándola de la cintura y levantándola- ¿como has estado?
-Bien!, este lugar es genial Harry, todo lo que me contaste- dijo ella emocionada.
-¿viste?, y es mucho mas…ya lo descubrirás… ¿como está tu brazo?- pregunto.
-Mejor, ya no siento nada de dolor , ¿y tu?
-Perfecto, el daño esta aquí pequeña Carry- dijo tocándose la cabeza en señal que las secuelas eran psicológicas.
-¿Como están Ron y Hermione?- pregunto. Ella los conocía ya que iban casi todo el tiempo a visitarlo.
-perdidos en su mundo romántico jaja -contesto harry- le diré a Hermy que ya estas aquí, tiene muchas ganas de volver a verte.
-Oh lo mismo yo, mándale saludos - dijo con su hermosa cara infantil- y a tu otro amigo también, nunca supe el nombre.
-Otro amigo, ¿cual?- pregunto Harry curioso, ya que los únicos que iban eran Ron y Hermione por ordenes estrictas del medico.
-El chico que venia por las noches, y se quedaba a tu lado.
Harry estaba cada ves mas confundido, al parecer Carry había visto a alguien, al parecer un chico, que se metía por las noches en el cuarto de San Mungo y se quedaba con el. Que extraño.
-Carry cuéntame, ¿como era esa persona?
La pequeña continuó:
-Venia por las noches, en realidad solo vino dos veces. Es de colegio Harry, porque tenía la túnica, de Slytherin si no me equivoco. Le cubría todo el cuerpo y la capucha puesta- proseguía la chica mientras Harry trataba de asimilar lo que le contaba.
A veces sentía miedo, parecía un Dementor, pero no lo era, mas bien parecía un ángel cuando se sacaba la capucha, porque tenia el pelo muy rubio, casi blanco, y unos ojos hermosos, pero tristes.
Harry creyó que iba a desmayarse en ese instante, solo había una persona en Slytherin que coordinaba con esa descripción, de hecho, un solo chico en la escuela que era exacto como Carry lo describía.
-La dos veces que lo ví - siguió la chica – se sentó a tu lado, te tomo de la mano y te susurro algo, y se quedaba mirándote.
-¿me susurro algo? ¿No recuerdas?
-Algo así como, “gracias Harry”. Y se quedaba mirándote como media hora. Después se volvía a poner su capucha y salía en silencio para que nadie lo vea.
Harry simplemente no podía creerlo, ella no mentía, era una niña, los niños no mienten.
-Y la segunda ves que vino, ¿dijo algo?- pregunto a Carry.
-Creo que no Harry, solo se sentaba a tu lado y te tomaba de la mano, no se cuanto tiempo se quedó la ultima ves, me dormí.
-Esta bien amiguita, no te preocupes.
-¿Es tu amigo, Harry?-pregunto Carry
-Algo asi.
-Es muy hermoso, pero parece triste, y también parece que te quiere.
Harry no pudo dejar de sonrojarse ante el comentario de la pequeña.
-Harry debo irme, ¡voy a volar por primera ves en escoba! –dijo emocionada, para luego abrazar al moreno y salir dando pequeños saltitos, que le recordaban a Luna.
Aun no salía de su estupor, según Carry, y uniendo las descripciones, Draco Malfoy fue a verlo dos veces cuando estaba en San Mungo, por las noches, cuando estaba prohibido, vestido como lo había visto frente a tumba de Dumbledore.
Le tomaba la mano y se lo quedaba mirando, no pudo dejar de sentirse incomodo ante esta revelación.
Se iba encaminando hasta la torre cuando cruzo a McGonagall y le insistió para ir a la dirección, en algún momento lo tenia que hacer y aunque se dijo que no iría, sentía curiosidad por ver como se encontraba ese lugar que había sido tan especial para el.