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Cuando los cerdos vuelen, Potter. por ikari_dbz

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CUANDO LOS CERDOS VUELEN, POTTER



 

Draco Malfoy tenía crisis existencial post-orgásmica y pre-nupcial. Aunque prefería llamarla simplemente depresión. Sus amigos lo llamaban aburrimiento. El rubio solo pensaba que su vida era injusta.

Malfoy era el príncipe de las serpientes, el más bello entre todos y el que se robaba las miradas no solo de admiración y de envidia, su vida era simplemente perfecta. Y hay que hacer énfasis. Era perfecta. Ni siquiera molestar a Potter era lo mismo ahora. Es más, todo era perfecto menos molestar a Harry. Oh-oh… Potter!! Mil y un veces ¡¡Potter!!

Desde hacía un año notaba los sonrojos del moreno. Adorables, por cierto. ¿He dicho adorables? … Quise decir repugnantes, asquerosos, un error, un horror, una ofensa contra nuestra raza. Y hacía una semana se había hecho público lo que por meses le había gritado Pansy. Tan solo pudo arrugar el entrecejo cuando recordó a su “amiga” y su “¿Si ves? ¡Te lo dije! ¡Yo tenía razón!” dicho millones de veces.

Ni siquiera el hecho de saber que a Potter le tocó lavar la pared del pasillo donde escribió eso le alegraba. Y es que, eso estaba escrito con letra inmensa, incluso su padre se enteró. Por suerte los periódicos no, o por lo menos no aún.



“TE AMO DM. HP”



Escueta, sin sentido, con falta de la delicadeza y la clase que tenía él y que, por supuesto, Harry carecía. ¡Por Merlín! ¡¡Potter!!... NO Harry o por lo menos NO en ese tono de superación. Cierto que era su enemigo. Cierto que quería ganarle en algo. Cierto que ahora lo tenía a sus pies. Pero Potter lo adoraba y Malfoy lo detestaba. La vida era injusta. Ahora Potter era un completo idiota detrás de él. ¡Por favor! …l necesitaba al Potter que le pegaba, al que le gritaba, al que le podía ganar. Este era solo un muñeco que la verdad no le interesaba para nada. Tan solo lo miraba desde lejos y no se había vuelto a cruzar con él desde hace una semana. La verdad esperaba que el otro fuera mas valiente. Que lo buscara. ¿Que lo buscara? ¡Es problema de la crisis existencial! ¡Solo eso!

Miró los pergaminos arrugados en su mochila. Todos tenían el mismo remitente, el mismo mensaje, distinta fecha. “Gracias por existir. HP” desde que todo el colegio se había enterado de su amor por el slytherin (hacia una semana exactamente), Potter se había encargado de decírselo al rubio cada día en esos pedazos de pergamino.

Suspiró por enésima vez en clase de pociones mientras encontraba en su mochila otra estúpida carta de una estudiante de cuarto año. Era demasiado cursi. Es más, ¡¡la chiquilla era Gryffindor!! Y le estaba coqueteando. ¿Qué se creía la gente? ¿Que por el hecho de que el león mayor se hubiera enamorado de él ahora todos podían hacer lo mismo? ¡Su vida era injusta!

Miró la carta de la niña de nuevo ya arrugada y la desenvolvió otra vez, la leyó. Quizás si la niña no fuera tan pequeña hasta tendrían una noche algo… interesante. Pero estaba seguro que la niñata sería virgen, y la verdad no le interesaba marcar a alguien como suyo. Le llegó otra carta al rato. ”Genial…” pensó. “¿Y ahora qué?”

Mira Malfoy, esa no te llega ni a los talones. Ni se te ocurra acercarte porque no sabes de lo que soy capaz. Te mereces algo mejor. HP Draco lo volteó a mirar incrédulo. Potter le devolvió la mirada cargada de odio.

A Draco le hirvió la sangre de tan solo ver el remitente de tan repugnante misiva. …l podía hacer lo que quisiera con su vida y estar con quien se le diera la gana. Sus sentimientos no se veían ni mínimamente afectados por el estúpido ese. Además, ¡…l no era ese alguien mejor que todo un Malfoy se merece! ¡…l tampoco le llegaba ni a los talones! ¡¿Cómo era capaz de amenazarlo?! ¡¿Cómo se atrevía?!

Quemó la misiva de Potter y agarró la carta arrugada de la niñata, todo sin la más mínima atención de Snape. Leyó el nombre de la chiquilla, “Madeleine”. Lindo nombre. “Madeleine Renoir”. Francesa. Sonrió. Quemó esta carta también y como mandado del cielo, la clase terminó en ese momento. Se apresuró a salir de ahí para buscar a su presa y notó como el moreno lo seguía de cerca. Sus ojos destilando odio. Gracias a Merlín tenían las siguientes dos horas libres.

-¡Ey Malfoy!- gritó el moreno ya cuando se toparon con el grupo de cuarto cerca al campo de quidditch. Por supuesto, el rubio lo ignoró. Divisó a la niña más bonita de todo el grupo. Tenía que ser ella. Un Malfoy no se merecía menos. Lo comprobó cuando, al acercarse, las amigas rieron y se alejaron, la niñata se sonrojó y Potter maldijo en voz baja (no lo suficientemente baja, por lo menos). Sonrió encantadoramente haciendo que la chiquilla casi se derritiera en el pasillo.

-¿Madeleine Renoir?- dijo con su perfecto acento francés dejando embobada no solo a la chica sino al moreno que se mantenía cerca, oyendo todo lo que decían.

-así es, ¿En qué te puedo colaborar?- dijo lo más disimuladamente que pudo, a Draco le pareció un atrevimiento que la niña estuviese moviendo sus labios de aquella manera tan provocativa. Harry dio un paso hacia adelante.

-la verdad… quería saber si tendrías un tiempo esta noche solamente para mi- fue directo al punto y sintió la ira del moreno atrás suyo. Amplió su sonrisa y continuó –te espero afuera del gran comedor a las 22:00 – y se volteó sintiendo que no podía ser mejor ese día en mucho, mucho tiempo.



***************



Sintió su espalda golpear contra uno de los muros del pasillo. Se quejó.

-Mira Malfoy… me gustas ¿OK? No voy a permitir que salgas con absolutamente nadie que no sea yo- la risa del rubio resonó contra sus oídos como eco una y otra vez

-La única manera en que yo saldría contigo Potter es que los cerdos vuelen, llueva corazones con mi nombre y tu estés usando tangas rojas- los ojos del moreno se ampliaron asustados y la risa de Malfoy volvió a oírse en todo el pasillo –Además- continuó –tendrías que darme todo lo que posees incluyendo tu capa y tu mapa de merodeador- Draco sabía que eso jamás pasaría, así que confiado siguió con su sonrisa burlona. Harry tan solo lo miró con odio y lo soltó de su agarre para golpearlo en el estomago con toda la ira acumulada –se supone que te gusto Potter, ¿Recuerdas?- se quejó el rubio agarrándose el estómago y retorciéndose en el suelo

-te adoro, de hecho- el rubio lo miró desde el suelo algo inseguro –la herencia de mis padres y mi padrino son tesoros muy valiosos para mi, no voy a permitir que trates esto que siento por ti como un chantaje para obtenerlos- Malfoy rió nuevamente a lo que Harry respondió con una patada y un nuevo gemido del rubio –escúchame bien Malfoy, hoy no vas a salir con esa niñata. Ni hoy ni nunca. Así tenga que atarte al sauce boxeador para que no escapes- el rubio lo miró ceñudo, ¡Por supuesto que iba a salir con esa niña! ¡Nadie tenía que prohibirle nada! ¡Era un Malfoy! ¡¡No se dejaba dominar por cualquier idiota!!

El moreno le propinó otra patada y vio al rubio retorcerse en el piso, ¡Pero que quejica! Rodó los ojos y se agachó para aplicarle un hechizo contra el dolor. Malfoy paró de gimotear y miró a Potter cerca de él, pero no hizo nada por separarlo.

-Draco… te quiero, no sé por qué no lo entiendes- se levantó y dando media vuelta se alejó por el pasillo con la mirada plateada detrás de él, dejando al rubio más que desconcertado en el suelo.



************



¡¿Cómo se atrevía?! ¡El idiota de Potter lo había petrificado y lo había dejado sin cenar! “Te dije que no ibas a salir con esa” le había dicho como excusa. “Ahora tendrás que quedarte en este cuarto hasta mañana. Pobre” había dicho con fingida tristeza. Draco notó que aún petrificado y sin poder hacer nada, Harry no lo había tocado ni se había aprovechado de él. Cosa que, obviamente, él hubiera hecho en el caso del moreno. Claro… si hubiese estado enamorado como decía estar Potter.

Se había quedado solo y petrificado hasta media noche; luego Potter había llegado con su cena en una bandeja y lo había “des-hechizado”. Le hubiera estampado la bandeja contra la cara sino fuera porque tenía demasiada hambre y Potter había llegado agitado con varios rasguños en su cara que alarmantemente le habían empezado a sangrar.

-hem… Potter…- Harry se había sentado en el sillón, abrazando sus rodillas y se había quedado mirando el fuego hace bastante. Draco había terminado de cenar y ahora lo miraba desde la cama algo preocupado. Solamente un poco. Ya no tenía sangre porque se había hecho un hechizo rápido tan pronto se había dado cuenta y se había sentado dándole la espalda a Draco, dejándolo cenar.

-dime- había hablado demasiado bajo o demasiado ahogado, pero era claro que había llorado

-quiero salir de aquí- eso no era lo que quería decir, tampoco lo que Harry hubiese esperado escuchar, sin embargo ya lo había dicho. Oyó suspirar al moreno y vio como con un movimiento de varita la puerta quedaba abierta, se levantó apresurado y caminó elegantemente hacia ella –gracias- dijo mas por educación que por otra cosa antes de salir.



**************



-mione…- tal vez fue el tono preocupado del llamado, o que no estaba tan interesante el libro como creía. De todas formas lo miró enseguida.

-¿Qué pasa?- supuso que algo andaba mal porque el pelirrojo retorció sus manos mil veces antes de responderle

-Harry no está-

-¿A qué te refieres con que Harry no está?- dejó el libro sobre la mesa frente a ella y lo miró de nuevo, viendo sus manos retorcerse una y otra vez –¡¡Ron!!-

-¡No sé! ¡No está!- por primera vez se atrevió a mirarla y lo que vio no le gustó nada. Genuina preocupación

-trae el mapa, yo voy a avisarle a…- se detuvo y pensó un momento

-¿A quién?- inquirió el pelirrojo angustiado

-solo trae el mapa- la castaña guardó un poco la calma viendo a su novio correr hasta el cuarto. Si esto tenía que ver con Malfoy, tal vez no sería tan bueno avisarle a alguien que Harry no aparecía.

-aquí está- se lo entregó Ron, sentándose a su lado inmediatamente. Hermione lo abrió apresurada y casi torpemente. Vieron a dos motitas en la sala de menesteres. -Harry…- susurró Ron

-Malfoy está con él- vieron salir a la motita de slytherin y Hermione se levantó. Vamos Ron, nuestro amigo nos necesita.

-tal vez quiera estar solo- propuso Ron

-tal vez sea un peligro dejarlo solo- Hermione sabía que quería estar solo pero Ron también sabía que si se hundía en una depresión sería peligroso que se quedara ahí. Ya se estaba recuperando un poco de la muerte de Sirius. Lo único que lo animaba era que iba a conquistar a Draco. “Hoy es el día” solía decir siempre que se levantaba con el firme propósito de hablarle a Malfoy. Sus amigos sabían que por la noche, golpeaba la almohada antes de dormir, sabiendo que ese día tampoco había “conquistado” al rubio.

Cuando llegaron lo encontraron en la misma posición que tenía cuando Malfoy se había ido. Tenía los labios temblorosos, y un poco rojo alrededor de los ojos.

-¿Qué pasó amigo?- preguntó Ron pasándole un brazo por los hombros. Harry guardó silencio por un momento mientras seguía mirando fijamente el fuego y luego volteó hacia Ron y una lagrima rodó solitaria hasta perderse en la camisa. Ron lo abrazó y miró a Hermione significativamente, a lo que la castaña rodeó a sus amigos con sus brazos.

-Draco quiere mis cosas- dijo después de un rato, se separaron. Supieron que Harry se estaba haciendo el fuerte porque no quería que nadie lo viera llorar, pero lo omitieron por el momento.

-¿Tus cosas? ¿Cuáles cosas?-

-¿Tu saeta?-

-todo-

-¿Incluso lo de tus… padres?- preguntó despacio la castaña viendo el dolor en los ojos de su amigo mientras asentía

-¿Qué te dijo?- Ron se abstuvo de insultar al malnacido ese y esperó la respuesta.

-me dijo que… - tomó aire –que… - suspiró –que iba a salir conmigo cuando los cerdos volaran, lloviera chocolate, yo usara tangas y yo le diera todo lo que tenía- dijo todo rápido y volvió a mirar el fuego. Ron frunció el ceño y bufó molesto aunque no dijo nada. Hermione se quedó pensando por un rato.

-¿Lo quieres?-

-¡Claro que si mione! ¡Yo lo adoro!-

-¿Entonces qué esperas?- Ron y Harry la miraron atónitos

-¡¿Qué te pasa?! ¡Son las cosas de mi familia! ¡Lo único que me queda de ellos! ¡No lo voy a hacer! ¡NUNCA! Y si él no lo quiere entender es SU problema- respondió furioso saliendo del cuarto y dejándolos solos

-Mione… él no tiene que entregarle nada a él, no se lo merece- arguyó Ron

-no es eso Ron… son cosas que él tiene que dejar atrás, recuerdos dolorosos… para que sea feliz-

-con ese idiota nunca va a ser feliz-

-nunca digas nunca-

-en este caso no aplica, Malfoy es un desgraciado, no se merece a alguien como Harry-

Los dos suspiraron y miraron el fuego que se movía como dándole razón a sus palabras. Se levantaron y se dispusieron a ir a su torre. Ya era tarde y Harry iba a necesitar mucho apoyo.



************



“¿Quieres salir conmigo? HP” arrugó el séptimo mensaje de Potter que mas o menos insinuaba lo mismo, y de nuevo, con su perfecta caligrafía garabateó un “Cuando los cerdos vuelen, Potter. No lo olvides” sabiendo que Potter JAMÁS le daría sus pertenencias mas preciadas.

Al final de la tarde ya se sentía un poco extrañado de que el moreno no le hubiera mandado más mensajes y casi no pudo ni conciliar el sueño. Al día siguiente supo que ya Potter había dejado de quererlo. Se le había pasado el enamoramiento. Debía haber sentido alivio pero el sentimiento no se pareció a eso en absoluto. El mensaje de ese día no decía nada de “Gracias por existir. HP” y realmente no supo si esa idea en su cabeza que parecía decirle que hoy nadie se alegraba de que viviera, era a causa del insomnio o de Potter.

”Necesito hablar contigo. Campo de quidditch. 00:00. HP” había leído en el pergamino. No necesitaba ser adivino para saber que lo que iban a hablar era porque tal vez Potter se había dado cuenta que él no era el príncipe azul que se había imaginado. Y que, lo había comprobado. Por una parte sentía que todo iba a volver a ser como antes y la verdad le agradaba demasiado. Aunque por otro lado sintiera que algo estaba mal, sentía como un vacío, algo parecido a un presentimiento pero realmente molesto en el estómago.

Se lo encontró en un pasillo y ni siquiera una mirada le fue dirigida. En clases no estuvo en ninguna y en las horas de almuerzo y en los descansos no habían aparecido, ninguno de los miembros del trío dorado.

Acostado en su elegante colcha italiana pensó seriamente en no asistir, aunque pasaría por cobarde y prefirió desechar la idea de su mente.

Se vistió con cualquier cosa. No iba a pasar horas frente al espejo para ese idiota, aunque no se puso gomina en su cabello. “Para no gastar en tan deplorable uso” o para verse mas sexy. En todo caso de su cabeza no se quitó el moreno en todo el día.

A las 23:58 salió de las mazmorras de slytherin, era bastante pronto, según su concepto, pero entre más rápido acabara con eso sería mejor.

Cuando faltaba poco para la cancha apresuró su paso, casi sin darse cuenta y contuvo la respiración cuando un Harry Potter espectacularmente arreglado lo recibió con una despampanante sonrisa y unos hermosísimos ojos verdes.

-ponte esto- le extendió una corbata y al ver que Draco lo miraba extrañado y no hacía nada, se colocó detrás de él y se la amarró sobre sus ojos –no te digo que confíes en mi porque sé que no lo haces pero por un momento, quédate tranquilo que no te voy a hacer nada- Malfoy sintió una mano temblorosa agarrar la suya y jalarlo por lo que suponía, la entrada al campo de quidditch, oyó la voz de Granger y Weasly diciendo adiós y algo que no entendió muy bien pero que tenía que ver con fortaleza. Luego sintió que Potter lo hacía parar en algún punto indeterminado de la cancha y se paraba detrás suyo para quitarle la corbata.

Dudó un momento en abrir los ojos y luego los fue abriendo poco a poco, él no había dicho nada en todo el tiempo que había visto a Potter y no sintió ni la más mínima intención de abrir su boca para nada cuando vio lo que el Gryffindor le había preparado.

Un corazón formado con pétalos de rosa los rodeaba, del cielo caían mágicamente corazones de chocolate con “D & H” grabado en ellos. Y lo más importante, en el cielo, muy arriba, habían cerdos volando.

Malfoy sonrió y miró a Potter que estaba totalmente sonrojado.

-no especificaste que no se podía usar la magia- el moreno lo miró y con un pase de varita desapareció los cerdos y la lluvia de chocolates

-no, no lo hice- mantuvo su sonrisa pensando que Potter estaba realmente loco aunque viéndolo con un poco de ternura. Solo un poco.

-hem… Malfoy… atrás tuyo está… pues…- el rubio volteó y vio un baúl grande. Suponía que había dentro pero su sonrisa se borró al caminar hacia él. Lo abrió y se quedó perplejo. Incluso estaba su Saeta de Fuego. Siguió mirando, libros, ropa, regalos que suponía eran de sus amigos, de su padrino, cosas de sus padres, pergaminos viejos…

-¿Es todo?- preguntó perplejo

-no…- la respuesta temblorosa lo hizo voltear y verlo mirando hacia el piso. Sacó algo del bolsillo y lo extendió hacia él. Draco se acercó y lo tomó, era un anillo –era de mi mamá…- dijo bajito –se lo dio mi papá cuando se iban a casar…- casi susurró

-no lo quiero- Harry lo miró –no quiero nada de esto- el moreno parpadeó repetidas veces y sus ojos se aguaron –no me sirve- unas lágrimas rodaron silenciosas por sus mejillas y la mirada de Draco se entristeció mientras daba un paso hacia adelante –mira… yo no…-

-aléjate…- el moreno dio un paso hacia atrás

-Harry…-

-no importa… ya entendí…-

-no, no has entendido, has interpretado como tu quieres pero…-

-ya no importa… solo…-

-¡Potter!- el moreno quedó callado perplejo mientras el rubio avanzaba hacia él –déjame hablar- el rubio suspiró varias veces antes de mirarlo y limpiar los rastros de lágrimas que tenía en sus mejillas, dejó sus manos en la cara de Harry mientras se acercaba y depositaba un casto beso en sus labios –no sé que tengo, no sé que me hiciste, aprecio mucho este detalle, no quiero nada de esto porque es tuyo, y yo sé que tu eres solo para mi- sonrió y lo atrajo hasta su cuerpo, poniendo una mano en su cintura y la otra pasando sobre sus hombros

-tu sabes que yo te quiero- dijo el moreno correspondiéndole el abrazo –pero yo no quiero tu agradecimiento- se quiso separar un poco pero el rubio no se lo permitió –déjame ir… por favor…-

-no- apretó mas el abrazo –estás aquí ahora y realmente no tengo ni la más mínima intención de alejarme de ti, dame tiempo-

-¡entiéndelo Malfoy! Me hiciste darme cuenta de algo. ¡tu no eres para mi! ¡no existe la más mínima posibilidad de que tu salgas conmigo!- se separó de él y emprendió camino pasando a su lado para dirigirse fuera de la cancha

-yo te dije que si saldría contigo…- dijo el rubio haciendo que Potter se detuviera, Draco volteó y caminó hacia él, aún sobre el gran corazón de pétalos –te puse una condición y la cumpliste…- ninguno pudo evitar sonreír

-tendremos muchos problemas Malfoy…- dijo volteando hacia él

-no importa Potter- dijo sonriendo

-ni siquiera me amas…- dijo como último intento

-te quiero más de lo que he querido a alguna persona, sé que puedo no sentir amor por nadie pero quiero intentarlo contigo, sin ti mi vida no tendría sentido…-

-¿Así peleemos por todo?-

-así nos golpeemos todos los días, procuraré después pedirte perdón cien mil veces-

-tu sabes que te amo-

-tu sabías que te odiaba y sin embargo lo intentaste, ¿Ahora que sabes que quiero estar contigo me dices que te arrepientes?- el moreno sonrió y observó al rubio frente a sí con los ojos mas bellos que haya visto jamás

-quiero estar contigo- vio a Draco sonreír y colocar una rodilla en el suelo frente a él en medio del corazón de pétalos

–Harry… ¿Quieres ser mi novio?- dijo extendiendo su mano

-Cuando los cerdos vuelen, Malfoy- el moreno se lanzó a atrapar los labios del rubio en un profundo beso y los dos cayeron contra el césped cubierto por los pétalos de rosa.



Notas de la autora: No acostumbro a escribir fics tan pequeños, por lo que espero que la historia no esté muy apurada, corté muchos pedazos y hay partes en donde quería alargarme un poco más pero creo que está bien para ser un one-shot cortico y apurado. Con mucho cariño para quien le gusta H&D como pareja. Un beso. Bye!

Notas finales: Los personajes no me pertenecen, son de J.K. Rowling y no recibo nada a cambio por escribir esto. Muchos besos, algo demasiado cursi!! espero les guste. Love Kurai!!

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