Luces de la Noche por Lise
Notas del capitulo:Me tomo un receso d el fic q actualmente estoy escribiendo (y de la maldita rutina ¬¬) para subir este one shot sobre esta hermosa historia y aún mas hermosos personajes ^^... Hace rato q qria hacerlo y aunque hace tiempo q vi los OVAs espero haber podido atrapar bien lo que quise contar con estas palabras..
Para Aliosha, a quien algún día, aunque sea lejano, espero encontrar...
"¿Pudo haber cambiado tanto mi vida en un año?... Se muy bien que esa no es la pregunta... ¿Pude haber cambiado tanto yo?"
Recuerdo que veía pasar los días, tranquilos y pacíficos. Creo que en aquel momento podría haber asegurado que era feliz. Y tal vez lo era. Pero ahora realmente ya no puedo estar seguro. Desde hace tiempo que siento tristeza. Duele mucho tener la seguridad de que volver hoy a esos días, me haría la persona mas infeliz de la tierra.
En algún determinado momento, te hiciste dueño de mi valor y ahora me angustia el solo apartarme de tu pecho. No te veo y se me anuda la garganta. Me haces sentir protegido... como si en estar o no a tu lado se me fuese la vida. Apenas había memorizado tu cara que ya te habías apropiado de mi cuerpo, a la fuerza. Recuerdo tu rostro inyectado de desesperación y deseo. Pero también recuerdo haberte mirado fijo a los ojos y ver seguridad mezclada con culpa, una combinación extraña que aún me cuesta entender. Te detuviste, me abrazaste y entendí menos aún.
Cuando me quise dar cuenta me entregaba a ti todas las noches, saldando una deuda que hace tiempo deje de calcular. Me entregaba a ti negándome, como si no pudiese asumir que había empezado a desearte. Lo recuerdo y siento esos escalofríos recorrer toda mi piel. Nada de odio, nada de bronca. Me estremezco y no me sorprendo, hace tiempo que se muy bien que pasa dentro mio, cuando te toco, cuando te siento, o cuando simplemente te pienso.
Faltan horas para que llegues pero siempre se me da por pensar en ti... De hecho es lo único que hago. Miro por la ventana, me siento a ver la tele, trato de pasar el rato, pero no es tan fácil. Miro por la ventana las luces de la noche y pienso en ti, pero tu rostro y tu cuerpo vienen a mi mente acompañados de esos espasmos de placer que me provocas cuando me tocas. Siempre quise saber como lo haces pero jamás pude observarte con detenimiento. Mis sentidos se nublan y ya no importa tanto como logras excitarme de esa forma. El miedo desaparece.
Tardé un buen tiempo en darme cuenta que con mi virginidad te llevaste la paz que había en mi espiritu. Es raro, porque creo que uno puede vivir feliz y en paz hasta que largos años mas tarde terminen sus días en esa misma felicidad, tan apacible, tan cómoda. Pero también creo que una vez que perdés esa tranquilidad se abre un camino tortuoso. Todo se vuelve confuso y día a día vas dando pasos hacia la nada esperando que haya algo mas allá, algún destino que nos dé fugaces momentos de alegría para así llenar el resto de los días, monótonos o tristes, amargos o tal vez solo aburridos. Empiezo a pensar que ese es el verdadero sentido de la vida. Diablos... tantas horas sin ti hacen surgir tantos pensamientos y tantos sentimientos que se arremolinan y me llevan a sentirme muy extraño.
---
Llegas y me miras lejano. Te acercás a mi y yo ni siquiera puedo sostenerte la mirada. Depositas un ligero beso en mi frente y acaricias mi cabello. Queres sacarme a pasear. Te sentás cerca mío y dulcemente me pedís que te diga si quiero que salgamos a comer o al cine, lo que sea. Sabés que estoy todo el día acá, encerrado y aunque no quieras te entra la culpa, la siento inundar cada una de tus palabras. Dudo y te cansas de esperar una respuesta. Me anuncias que vas a tomar una ducha sin imaginarte ni un solo momento que lo único que realmente deseo es quedarme aqui, junto a ti, toda la noche, te quiero solo para mi y no necesito ir a ningun lado para ello.
Noto con algo de miedo que me muevo en función de tus gestos, tu mirada, tus movimientos. Se que empiezo a conocerte, porque ya no me inquieta tanto tu indiferencia. Se que empiezo a entenderte, por el simple hecho de que no puedes ocultar todo el tiempo tus emociones. Entonces te observo con algo mas de detenimiento, y noto que me miras y me acaricias y llenas todas tus acciones de un amor simple pero profundo. La respiración entrecortada y los ojos negros fijos. Tu morena piel empapada de agua. Y un calor intolerable.
Entonces siento que no caben tantas sensaciones en mi y mas allá solo queda la locura. Noto tu mirada sorprendida por todo eso que empezás a despertar en mi. Es muy natural. Es algo involuntario... mi cuerpo responde al tuyo y entonces se que no estamos teniendo sexo. Estamos haciendo el amor...
Te encanta jugar conmigo y facilmente descubro que me encanta que lo hagas. Acaricias mi piel con tus grandes manos y me besas incansable, y profundo. No puedo evitar tomar tu cabeza para sentirte aún mas, y me elevo levemente de la cama sobre la que me tienes aprisionado.
Enrosco mis piernas a tu cintura y pierdo la cabeza al sentirte debajo de mi. Gemís por lo bajo y girás el rostro. Entonces te detenés y yo te miro incrédulo. ¿Culpa? No lo se y simplemente no creo que lo vaya a saber. Mis manos se mueven hacia tu entrepierna y te acaricio lentamente. Deseaba tocarte así hace tiempo y ahora me doy cuenta por que. La sangre comienza a agolparse en mi sexo, mientras te masturbo lentamente con las manos. Ver tu cuerpo resistirse a los movimientos que involuntariamente te recorren, tu boca tratando de ahogar sonoros gemidos, es la gloria. Deseo probarte y comienzo a lamerte con impaciencia, y tu gran sorpresa se ve sobrepasada por tu excitación. Me imaginé que me encantaría verte así pero ahora siento que me derrito frente a ti. Movés intensamente tu cuerpo y después justamente como me lo esperaba me tomas fuertemente de los hombros separandome de ti. Me miras atentamente, y mis ojos entrecerrados te miran cansinos y entregados mientras siento un hilillo de saliva caer por la comisura de mi boca. Ves que no me esfuerzo en retirarlo y entonces lo lames, lascivo, para terminar regalandole otro hermoso beso a mi boca.
Abro mis ojos desde hace rato cerrados al sentir tus dedos acercarse por mi espalda hasta mi entrada. Sos la única persona que me tocó de esta forma, pero estoy seguro de que nadie podría hacerlo como tú. Me retiro del beso y apoyo mi cabeza en tu hombro, gimiéndote en el oído mientras con la otra mano me acaricias dulcemente una mejilla. Te movés por momentos tierno, por otros violento. Me enloquecés... y siento que no aguanto más. Te miro fijamente para que lo notes. Te miro implorándote. Como respuesta te retiras y querés voltearme. Pero yo me resisto. Siento unas ganas terribles de mirarte mientras me coges, las miradas fijas en una batalla sin sentido, los alientos chocando y el sudor mezclándose. Tus movimientos intensos me provocan gemidos irreprimibles, esos que estoy seguro te encanta oír. Siento algo de verguenza pero quiero aprender a provocarte. Quiero ser irresistible para ti. Entonces te digo al oído que me encanta como me haces tuyo y que algún día yo haré tu papel. Sonreís de costado, acaso algo sorprendido y un poco divertido también. Me hacés entender que no va a ser tan fácil, los dos sabemos muy bien que sin deuda o con ella sos el dueño de mi cuerpo. Entonces seguís embistiéndome y siento como el cuerpo se me afloja y los sentidos comienzan a fallarme.
Acabamos juntos y nos movemos con dificultad. Amo estos instantes, cuando te siento junto a mi cuerpo aún confundido. Sin poder, ni querer evitarlo, nos dejamos caer laxos y entrelazados.
Un buen día te apropiaste de mi vida. Solo se que de a ratos te pido permiso para que me dejes vivirla.
-Podemos quedarnos así, solo un rato- te digo con la voz algo cansada y apagada. Mi aliento choca contra tu pecho, mis brazos aprisionan tu espalda y mis piernas se pierden entre las tuyas...
No necesitas palabras para responderme. Solo me acaricias delicadamente la mejilla, y cerras los ojos para quedarte profundamente dormido.
Recuerdo que veía pasar los días, tranquilos y pacíficos. Creo que en aquel momento podría haber asegurado que era feliz. Y tal vez lo era. Pero ahora realmente ya no puedo estar seguro. Desde hace tiempo que siento tristeza. Duele mucho tener la seguridad de que volver hoy a esos días, me haría la persona mas infeliz de la tierra.
En algún determinado momento, te hiciste dueño de mi valor y ahora me angustia el solo apartarme de tu pecho. No te veo y se me anuda la garganta. Me haces sentir protegido... como si en estar o no a tu lado se me fuese la vida. Apenas había memorizado tu cara que ya te habías apropiado de mi cuerpo, a la fuerza. Recuerdo tu rostro inyectado de desesperación y deseo. Pero también recuerdo haberte mirado fijo a los ojos y ver seguridad mezclada con culpa, una combinación extraña que aún me cuesta entender. Te detuviste, me abrazaste y entendí menos aún.
Cuando me quise dar cuenta me entregaba a ti todas las noches, saldando una deuda que hace tiempo deje de calcular. Me entregaba a ti negándome, como si no pudiese asumir que había empezado a desearte. Lo recuerdo y siento esos escalofríos recorrer toda mi piel. Nada de odio, nada de bronca. Me estremezco y no me sorprendo, hace tiempo que se muy bien que pasa dentro mio, cuando te toco, cuando te siento, o cuando simplemente te pienso.
Faltan horas para que llegues pero siempre se me da por pensar en ti... De hecho es lo único que hago. Miro por la ventana, me siento a ver la tele, trato de pasar el rato, pero no es tan fácil. Miro por la ventana las luces de la noche y pienso en ti, pero tu rostro y tu cuerpo vienen a mi mente acompañados de esos espasmos de placer que me provocas cuando me tocas. Siempre quise saber como lo haces pero jamás pude observarte con detenimiento. Mis sentidos se nublan y ya no importa tanto como logras excitarme de esa forma. El miedo desaparece.
Tardé un buen tiempo en darme cuenta que con mi virginidad te llevaste la paz que había en mi espiritu. Es raro, porque creo que uno puede vivir feliz y en paz hasta que largos años mas tarde terminen sus días en esa misma felicidad, tan apacible, tan cómoda. Pero también creo que una vez que perdés esa tranquilidad se abre un camino tortuoso. Todo se vuelve confuso y día a día vas dando pasos hacia la nada esperando que haya algo mas allá, algún destino que nos dé fugaces momentos de alegría para así llenar el resto de los días, monótonos o tristes, amargos o tal vez solo aburridos. Empiezo a pensar que ese es el verdadero sentido de la vida. Diablos... tantas horas sin ti hacen surgir tantos pensamientos y tantos sentimientos que se arremolinan y me llevan a sentirme muy extraño.
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Llegas y me miras lejano. Te acercás a mi y yo ni siquiera puedo sostenerte la mirada. Depositas un ligero beso en mi frente y acaricias mi cabello. Queres sacarme a pasear. Te sentás cerca mío y dulcemente me pedís que te diga si quiero que salgamos a comer o al cine, lo que sea. Sabés que estoy todo el día acá, encerrado y aunque no quieras te entra la culpa, la siento inundar cada una de tus palabras. Dudo y te cansas de esperar una respuesta. Me anuncias que vas a tomar una ducha sin imaginarte ni un solo momento que lo único que realmente deseo es quedarme aqui, junto a ti, toda la noche, te quiero solo para mi y no necesito ir a ningun lado para ello.
Noto con algo de miedo que me muevo en función de tus gestos, tu mirada, tus movimientos. Se que empiezo a conocerte, porque ya no me inquieta tanto tu indiferencia. Se que empiezo a entenderte, por el simple hecho de que no puedes ocultar todo el tiempo tus emociones. Entonces te observo con algo mas de detenimiento, y noto que me miras y me acaricias y llenas todas tus acciones de un amor simple pero profundo. La respiración entrecortada y los ojos negros fijos. Tu morena piel empapada de agua. Y un calor intolerable.
Entonces siento que no caben tantas sensaciones en mi y mas allá solo queda la locura. Noto tu mirada sorprendida por todo eso que empezás a despertar en mi. Es muy natural. Es algo involuntario... mi cuerpo responde al tuyo y entonces se que no estamos teniendo sexo. Estamos haciendo el amor...
Te encanta jugar conmigo y facilmente descubro que me encanta que lo hagas. Acaricias mi piel con tus grandes manos y me besas incansable, y profundo. No puedo evitar tomar tu cabeza para sentirte aún mas, y me elevo levemente de la cama sobre la que me tienes aprisionado.
Enrosco mis piernas a tu cintura y pierdo la cabeza al sentirte debajo de mi. Gemís por lo bajo y girás el rostro. Entonces te detenés y yo te miro incrédulo. ¿Culpa? No lo se y simplemente no creo que lo vaya a saber. Mis manos se mueven hacia tu entrepierna y te acaricio lentamente. Deseaba tocarte así hace tiempo y ahora me doy cuenta por que. La sangre comienza a agolparse en mi sexo, mientras te masturbo lentamente con las manos. Ver tu cuerpo resistirse a los movimientos que involuntariamente te recorren, tu boca tratando de ahogar sonoros gemidos, es la gloria. Deseo probarte y comienzo a lamerte con impaciencia, y tu gran sorpresa se ve sobrepasada por tu excitación. Me imaginé que me encantaría verte así pero ahora siento que me derrito frente a ti. Movés intensamente tu cuerpo y después justamente como me lo esperaba me tomas fuertemente de los hombros separandome de ti. Me miras atentamente, y mis ojos entrecerrados te miran cansinos y entregados mientras siento un hilillo de saliva caer por la comisura de mi boca. Ves que no me esfuerzo en retirarlo y entonces lo lames, lascivo, para terminar regalandole otro hermoso beso a mi boca.
Abro mis ojos desde hace rato cerrados al sentir tus dedos acercarse por mi espalda hasta mi entrada. Sos la única persona que me tocó de esta forma, pero estoy seguro de que nadie podría hacerlo como tú. Me retiro del beso y apoyo mi cabeza en tu hombro, gimiéndote en el oído mientras con la otra mano me acaricias dulcemente una mejilla. Te movés por momentos tierno, por otros violento. Me enloquecés... y siento que no aguanto más. Te miro fijamente para que lo notes. Te miro implorándote. Como respuesta te retiras y querés voltearme. Pero yo me resisto. Siento unas ganas terribles de mirarte mientras me coges, las miradas fijas en una batalla sin sentido, los alientos chocando y el sudor mezclándose. Tus movimientos intensos me provocan gemidos irreprimibles, esos que estoy seguro te encanta oír. Siento algo de verguenza pero quiero aprender a provocarte. Quiero ser irresistible para ti. Entonces te digo al oído que me encanta como me haces tuyo y que algún día yo haré tu papel. Sonreís de costado, acaso algo sorprendido y un poco divertido también. Me hacés entender que no va a ser tan fácil, los dos sabemos muy bien que sin deuda o con ella sos el dueño de mi cuerpo. Entonces seguís embistiéndome y siento como el cuerpo se me afloja y los sentidos comienzan a fallarme.
Acabamos juntos y nos movemos con dificultad. Amo estos instantes, cuando te siento junto a mi cuerpo aún confundido. Sin poder, ni querer evitarlo, nos dejamos caer laxos y entrelazados.
Un buen día te apropiaste de mi vida. Solo se que de a ratos te pido permiso para que me dejes vivirla.
-Podemos quedarnos así, solo un rato- te digo con la voz algo cansada y apagada. Mi aliento choca contra tu pecho, mis brazos aprisionan tu espalda y mis piernas se pierden entre las tuyas...
No necesitas palabras para responderme. Solo me acaricias delicadamente la mejilla, y cerras los ojos para quedarte profundamente dormido.
Notas finales:
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Gracias por leer! Espero que les haya gustado... Besos!!!
Lise Karamazov
PD: mis mas sinceras disculpas pero estoy cortisima de palbaras u.u me encantaría saber q les parecio, hasta pronto!
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