Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Para Protegerlo por chibiichigo

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola verán, este es mi primer esbozo de ItaSasu. Espero que les guste... esta fic lo subí hace como mes y medio pero lo quité porque no cubría con los estándares de calidad que quería.

Espero que en esta ocasión les guste...

Disclaimer: todos los personaje aki utilizadso son de kishimoto sama

 

Yo siempre he sentido un aprecio especial por mi hermano. Antes lo atribuí a que era el único ser que no esperaba de mí algo que no pudiera darle. Que  no me veía como un héroe o una promesa, sino como su hermano mayor. Alguien de quien podía aprender las cosas más básicas en la vida y en quien podía confiar incondicionalmente. Hasta que me di cuenta que esa no era toda la verdad.

Mis sueños se llenaban con la imagen de mi hermano corriendo y jugando por ahí. Incluso en momentos más intensos tuve un par de sueños húmedos. Soñaba que me decía que me amaba. Que me besaba y que poco a poco crecía hasta volverse un hombre y decirme que quería estar a mi lado.

Eso me hacía sentir extraño en su presencia, pero logré ponerlos de lado para comportarme con normalidad.

Posiblemente lo pensaba con un poco de lástima, al ver en sus ojos la necesidad de que mi padre lo reconociera como un ente aparte de mí. Estaba cansado de que constantemente ese hombre lo tratara como un ser inferior. Todo el clan no podía ver en Sasuke más que a mi hermano menor… y eso le dolía, por mucho que se esforzara en reír y fingir que nada ocurría. Incluso comentaba que quería volverse tan bueno como yo…

Eso me partía el corazón.

¿Por qué tenía yo que ser tan bueno? “La promesa familiar” según me veían muchos… ¿por qué mi hermanito era víctima constante de las comparaciones que no le dejaban crecer como cualquier otro niño?

Sasuke siempre me vio como a su héroe, como el escape proporcionado a una familia que no parecía feliz con nada de lo que hiciera. Cada vez que me veía con esos ojos tan llenos de ilusión, mis pensamientos se limitaban a vagar sin rumbo, causando que me auto-reprendiera por pensar a si de un miembro de mi propia sangre pero… ¿Qué ocurría con mi corazón? Cada vez que escuchaba su voz casi angelical sentía que subía al cielo.

 Me decía frecuentemente que era yo con quien más cómodo se sentía porque no debía compararse. Que, finalmente, yo era el único que lo podía ver como un miembro más de la familia sin pedirle que actuara cubriendo los estándares que yo había marcado.

¡Qué equivocado estaba Sasuke cuando me dijo eso! Yo no lo veía como “un miembro más en la familia”. Lo veía como la persona que más quería en el mundo, e incluso de forma diferente a como quería a los demás en este mundo. Ese niño era capaz de despertar en mí la más cálida de las sonrisas con simplemente ver sus ojos expectantes. Ahí fue cuando comencé a notar que a él lo amaba de una manera diferente a como se suponía que lo hiciera, y eso no era tan conveniente como me hubiera gustado…

Me gustaba pasar tiempo a solas con él. Enseñándole algunas de las técnicas que resultaban más características en nuestra familia, a lanzar kunais o simplemente para que charláramos un poco. Siempre resultaba sorprendente ver como dentro de su infantil forma de pensar, siempre tan maravillosa, podía decir verdades tan profundas. Incluso en esos momentos en que la charla se tornaba más un juego, podía encontrarme mirando su boca sin siquiera escuchar nada de lo que dijese. Era como si sus pequeños labios me estuvieran exhortando a besarlos.

Intentaba con todas las fuerzas de mi mente separar esos sentimientos de mi. No pensar en ello para actuar con normalidad. Pero… mi corazón no estaba de acuerdo con mi decisión.

Cada vez que lo necesitaba, sabía que mi hermano estaría ahí para sacarme una risita, que guardaba el inmenso afecto que sentía por él. Una manera de tenerlo unido a mi sin que nadie sospechara que aquello que crecía a pasos agigantados en mi corazón no era solo amor filial.

“Nii-san…” me hablaba con el tono apagado de vez en cuando. Generalmente después de alguna acción hiriente de mi padre. Sus comentarios soeces siempre lo deprimían. “¿Por qué mi padre no me quiere tanto como a ti?”

Cada vez que me hacía esa pregunta sentía como la sangre me hervía por dentro. Me daban ganas de golpear a mi padre por causar que la cara gentil  y hermosa de Sasuke tuviera el espectro de la decepción marcada… pero en vez de eso sonreía y me ponía en cuchillas junto a él. Le decía que eso no era cierto, que lo único que ocurría era que no sabía expresar el cariño que le tenía. Intentaba hacerlo sentir mejor para que recuperara esa activa sonrisa, cargada de inocencia, que me desarmaba.

Sentía un vacío en mi interior al saber que le estaba mintiendo, pero no podía dejar que su caria se mancillara con el desamor. Prefería mentirle y de esa manera sentirme bien conmigo al verlo sonreir. Cada vez que lo hacía mi estomago se llenaba de una sensación de escozor extraña… como si albergara en mi estomago un zoológico. Me daban ganas de besar sus lagrimas y después plantarle un casto beso en la boca pero… no me podía dar el lujo de hacerlo. Esa era la parte que más me dolía de amarlo.

En verdad que no lo comprendía. ¿Qué clase de padre le decía esas cosas a un niño que se esforzaba día con día por ganarse su afecto?  Sentía esas ganas bestiales de ponerlo en su lugar… de explicarle que Sasuke no era yo. Que él era un niño completamente capaz de todo, que irradiaba amor con su presencia y que era la única persona que me gustaría tener conmigo para toda la vida. Y Dios… que mi corazón entero le pertenecía solo a él.

 

Después de un tiempo comenzamos a entrenar más en forma. Lo llevaba al bosque con regularidad con el pretexto de enseñarle… aunque lo único que yo quería era que se alejara de un ambiente tan hostil. No pasó mucho tiempo antes de notar que mi hermano era bastante bueno en adquirir técnicas… en entender la pulcritud de sus ataques y la necesidad de mejorar sus defensas…

Ne sentía verdaderamente orgulloso de él.

Sinceramente, yo compartía un poco de esa felicidad al verlo dibujando una sonrisa sincera en su cara. Me daban ganas de… bueno hacer cosas que un hermano común no haría. Me preguntaba si él me podría aceptar algún dia. Quería saber si el podría llegar a sentir por mi lo mismo que, para mi vergüenza y deleite, sentía por él.

Quería que él fuera el hombre en mi vida, puesto que sabía perfectamente que sería un gran chico. Sentía ganas de comérmelo a besos, e incluso en mis momentos de ocio mientras lo veía lanzar cosas, imaginaba con el hecho de hacerlo mío.

No era que esos pensamientos fueran lo más sao que yo pudiera hacer, ni mucho menos algo en lo que me gustara fantasear. Podría decirse sencillamente que  había aprendido a lidiar y a aceptar eso que llenaba mi existencia al momento de tener cerca a mi hermano. No me enorgullecía, pero me daba esperanzas…

 

Una mañana me mandaron llamar a la oficina del Tercer Hokage. Era un ANBU así que realmente no considere que fuera algo de más importancia que lo habitual.

Me equivocaba.

Me dijeron que debía matar a mi familia…

¿Qué demonios ocurría? ¿Por qué me ordenaban hacer eso sin tomar en cuenta que era darle la espalda a mi propio clan? Sobretodo… a Sasuke.

Ese nombre, esa cara feliz de mi hermano, con todas las ilusiones vanas por mi parte que todavía guardaba resonaban como un tambor en mi cabeza.

Me explicaron a groso modo lo que los había orillado a pedirme semejante aberración. No entendía y no me importaba realmente. Solo había una imagen en mi cabeza y era la de mi hermano. No podía matarlo ni dejarlo desprotegido. Incluso preferiría morir antes que causarle daño alguno a esa persona que amaba…

…pero debía hacerlo. Por el bien de la aldea en donde se quedaría y a la que consideraría su hogar.

Sentía una opresión en el pecho al pensar que debería olvidarme de él de un momento a otro, aunque siguiera amándolo con tanta desesperación. No podría tenerlo jamás… él nunca correspondería a mis sentimientos.

No puedo negar que de camino a casa la visión de mi madre e incluso de mi padre, quien tanto daño le había causado al ser que más amaba en la tierra, cruzaron por mi mente. Me sentía como una total y despiadada bestia. Tendría que matar a muchas personas… a mi familia.

 

Después de que me dieron la noticia comencé a distanciarme de todos, incluyendo a Sasuke… en especial, de él.

 Tenía que pensar en lo que habría de hacer en un momento dado. ¿Me llevaría a Sasuke conmigo? ¿Lo mataría? ¿Lo abandonaría a su suerte? ¿Lo mantendría vivo? Por mucho que me doliera, si no quería matarlo, tendría que mantenerlo vivo por el odio. Necesitaba que me odiara casi tanto como yo lo amaría siempre. Bien dicen que el amor es el dolor de mantenerse alejado por siempre del ser amado pero… era la única manera en que lo mantendría con vida.

Y eso era lo único que necesitaba para poder vivir en paz. Saber que el estaría bien cuidado aunque yo no estuviera a su lado… aunque no supiera que tanto hice por el amor que le tengo. Por proteger tanto su vida como mi corazón.

Era lo único que podía hacer por él… y hacía que sintiera un vacío en el pecho.

 

Existieron algunas discusiones con mi padre, la principal causada por la ceremonia de bienvenida a la academia ninja de mi hermano. Me había asignado una misión ese día justamente… y yo me negaba a ir. Quería ver la cara de mi hermano cuando finalmente entrara a aquel lugar, bajo la instrucción de Iruka-sensei.

Sabía que poco tiempo después, ese sería el único lugar donde podía conseguir a alguien que se mantuviera a su lado…

 

Sasuke me pedía constantemente que lo ayudara a practicar como antes, pero yo me negaba. Él no podía ver lo mucho que me dolía saber que habría de separarme de él. Por siempre…

 

“¿Por qué ya nunca pasas tiempo conmigo?” me preguntó una tarde. Se veía afligido… y sentí  como mi corazón se rompía en pedazos… contesté en voz baja, sin dar tiempo a que él notara el tonito vacilante de mi voz.

“Porque somos hermanos… siempre te van a comparar conmigo. Se creará un muro que nos separe y tu me odiarás. Ese es el trabajo de un hermano mayor”

“Yo nunca podría odiarte” dijo seguro mientras sonreía débilmente. Mis ojos se llenaron de lágrimas al pensar lo equivocado que estaba. Tenía que odiarme… para salvarnos a ambos.

 

Con el paso del tiempo, la indiferencia y la hostilidad se volvieron más marcadas. Podía apreciar la vacía mirada de mi padre, reprobadora como siempre. Podía entender todo lo que sufría mi hermano al notar esos ojos castigadores. ¿Cuánto daño no le habría causado?

Empecé a desarrollar sentimientos de odio hacia él todavía más intensos, dentro de lo que cabe. Por herirlo tanto… y por juzgarlo bajo estándares que no le correspondían. Era un hombre estúpido que no podía ver al Sasuke que yo veía.

 

Sin dar detalles de cómo, logré conseguir el mangekyou Sharingan. Doloroso, pero necesario si habría de salvar a mi hermano… él era al único que me interesaba cuidar.

 

Esa tarde Sasuke había ido a entrenar solo con los kunai. Era el momento que tenía que aprovechar para cumplir la misión que me habían dejado… y era la ultima vez que vería esos ojos inocentes y totalmente libres de culpa.  

 

 

Mi padre. Mi madre. Mis tíos y primos. Todas las personas que alguna vez había conocido yacían en el suelo, bajo un charco de sangre. Aquellos que lo habían hecho sufrir estaban ahí, muertos… menos yo.

Él tendría que matarme a mí.

Lo vi correr al llegar a casa, posiblemente más preocupado por lo que mi madre pudiera decirle que por otra cosa. Observé su mirada desencajada al notar la masacre que había llevado a cabo… y lo escuché proferir el grito más desgarrador que he oído jamás.  

Salí a su encuentro. Debía hacer lo más doloroso de la noche todavía. Provocarlo a odiarme todavía más.

Sentía las piernas rígidas. La voz me temblaba un poco y sentía como ese sentimiento de desesperanza de colocaba férreamente en mi pecho. Pero lo hice.

“eres débil ¿Por qué eres tan débil?...Porque te falta odio.”

Escuché como lloraba, incapaz de contenerse, al tiempo que caía inconsciente. Me arrodille para darle un beso en esos tersos labios, mismos que no podría volver a tocar nunca.

Esos labios como la seda que había perdido para siempre… o que jamás había tenido. Lo abrecé unos momentos, al tiempo que cubría su cara y su cabello con suaves besos que pedían perdón.

Lo abracé… intentando impregnar su aroma y su inocencia en mi corazón. Diciéndole te amo una y otra vez, recorriendo su pecho con las manos para memorizar ese pálido cuerpecito.

Pensaba que sería la última vez que nos viéramos hasta que él estuviera listo para matarme a mí también. Lo volvería a ver cuando se convirtiera en un hombre… pero no sería mío nunca más.

Y lloré yo también… lágrimas que decían adiós.

 

“Pero todo lo hice por salvarlo a él. Aunque todavía no lo entienda…” me repetía mientras huía al bosque, para no volver jamás. Atesorando en mi corazón el recuerdo de ese único chico al que había amado, al que siempre amaría y al que habría de vengar a todas las personas que yo habría matado… únicamente por salvarlo a él.

Notas finales:

Bueno... tengo que irme a la escuela en este momento así que solo me despido rápido. Espero que les haya gustaod y por favor dejenme un review para saber en que debo mejorar.

Besos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).